Los pasos de Fidel
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Para la historia han quedado las filmaciones de sus discursos y visitas, y las miles de fotos que confirman su presencia en casi todos los rincones de vueltabajo.
Pero quienes tuvieron la suerte de verlo de cerca, durante las decenas de veces que recorrió la provincia, aseguran que nada se compara a esa sensación inolvidable que provocaba su figura de gigante.
Lo mismo bajo los huracanes, que para la inauguración de alguna obra, rodeado siempre de pueblo, Fidel volvía una y otra vez a Pinar del río.
Cuentan que incluso en una reunión en la capital del país, no le supieron explicar bien cómo andaba la campaña de tomate y decidió dar un receso, para venir a los campos de los Palacios a comprobar la situación personalmente.
Esta era, a decir de él mismo, la provincia más pobre de la isla antes del triunfo de la revolución. «Ninguna región del país fue más olvidada y ninguna población de Cuba fue objeto de mayor indiferencia», diría en su discurso del 26 de julio de 1976.
Por eso desde el propio año 1959, indicó la construcción de comunidades para los campesinos, y también de hospitales, instalaciones deportivas, escuelas...
Indignado ante la historia del desalojo del rosario, impulsó la construcción de viviendas en aquel mismo lugar, para que quienes habían sido expulsados por los latifundistas, pudieran regresar.
Impresionado por las inundaciones provocadas por el ciclón Alberto, y conmovido ante el relato de los familiares de las personas que murieron ahogadas, orientó la construcción de la presa Guamá, aguas arriba de la ciudad de Pinar del río, y de la hidrorreguladora de San Juan y Martínez. Aquí, además, pondría en práctica varios de los programas que luego se extenderían por el país. En las Martinas, por ejemplo, el 1ro. De marzo de 1959, realizaría la primera entrega masiva de tierras, varias semanas antes de promulgar la ley de reforma agraria.
Pocos meses después, en las montañas del Moncada, conformaría la primera milicia campesina de Cuba, una iniciativa que a la postre sería decisiva para derrotar el bandidismo. Por idea suya, surgiría por Pinar del Río el Campismo Popular, en 1981, y en enero del 2006, ese inmenso programa que ha sido la revolución energética. «Me recordaban los días gloriosos de las batallas libradas tanto dentro como fuera de la patria», diría de quienes instalaron en breve tiempo aquellas primeras baterías de grupos electrógenos, con las cuales la provincia nunca más quedaría a oscuras, si un huracán volviera a cortar los tendidos de alta tensión que conducen la electricidad hasta acá.
Y tras anunciar que muy pronto otras provincias tendrían las mismas condiciones, pronunciaría aquella frase inolvidable: «Habrá un antes y un después de la revolución energética de Cuba, de la cual podrán derivarse lecciones útiles para nuestro pueblo y para los demás pueblos del mundo».
Varias veces llegó acompañado de los líderes de países amigos. El 26 de julio de 1976 lo hizo junto al presidente de Angola, Agostinho Neto para celebrar el día de la rebeldía nacional, y el 21 de agosto del 2005, junto al Comandante
Hugo Chávez, para la inauguración de Villa Bolívar, un complejo de 150 viviendas, construido por Venezuela para damnificados de los ciclones en
Sandino.
Allí, durante la edición 231 del programa Aló Presidente, ambos mandatarios expresaron la voluntad de crear las condiciones para que pudieran operarse gratuitamente de la vista cada año, 600 000 pacientes de américa latina y el Caribe.
Una investigación reciente, para una exposición fotográfica sobre su presencia en la provincia, arrojó que hay documentadas más de 100 visitas suyas a territorio pinareño.
Sin embargo, se asegura que la cifra real es superior, pues la cercanía con la Habana, propiciaba que Fidel entrara y saliera de Vueltabajo, sin que en ocasiones hubiera tiempo de dejar constancia. aun así, para la historia han que dado guardadas sus imágenes en las obras de la voluntad hidráulica y en las primeras comunidades campesinas, en la escuela Vocacional y en la Formadora de Maestros, en la fábrica de componentes electrónicos y el campismo dos Hermanas, en la cpa República de Chile y en la gran caverna de Santo Tomás, en el acto por el
26 de julio del año 2000, en la construcción de la sala polivalente y la inauguración de la senda norte de la autopista nacional. Fidel junto a los campesinos tabacaleros, junto a los obreros de las Minas de Matahambre, junto a los pescadores de la Coloma, junto a los 12 Malagones, junto a los peloteros en el Capitán San luis...
Todos son momentos que ilustran su empeño por transformar aquella dura realidad que encontró la revolución, en un territorio que –como él mismo afirmara– «era conocida como la Cenicienta de Cuba». Mucho ha cambiado Vueltabajo desde entonces, pero también hay cosas que se mantienen intactas, desde aquel 17 de enero de 1959 en que, al frente de la Caravana de la libertad, Fidel se dirigiera a los habitantes de esta región por primera vez: la sencillez y la laboriosidad de los pinareños, el patriotismo y el espíritu de lucha. Si hubiera estado aquí físicamente durante las celebraciones por este 26 de julio del 2017, el líder de la revolución podría afirmar igual que aquella vez: «Si quieren saber cómo piensa el pueblo, vengan conmigo a Pinar del río».