Fidel renace en cada joven, en cada cubano: Yo soy Fidel
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El espacio televisivo Mesa Redonda en otra emisión de la serie ¡Hasta Siempre Comandante! transmitida este lunes contó con la participación de la periodista y Directora de Cubadebate Rosa Miriam Elizalde, la periodista y subdirectora de la Mesa Redonda Arleen Rodríguez Derivet, el decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana Raúl Garcés Corra, y el periodista del Sistema Informativo de la Televisión Cubana Reinaldo Taladrid, quienes realizaron valoraciones acerca de la participación de los jóvenes y las reacciones del pueblo cubano y de otras partes del mundo durante los pasados días de homenaje y despedida a Fidel Castro Ruz.
Los muertos no son más que semillas, y morir bien es el único modo seguro de continuar viviendo, escribió Martí en el Periódico Patria el 30 de abril de 1892. Morir no es nada, morir es vivir, morir es sembrar. El que muere, si muere donde debe, sirve. En Cuba, pues quién vive más que Céspedes, que Ignacio Agramonte. Vale y vivirás. Sirve y vivirás. Ama y vivirás.
Fidel Castro ha llegado a su lugar de reposo físico y descanso definitivo en el cementerio de Santa Ifigenia en Santiago de Cuba la víspera y ya vive eternamente en todos los que lo admiraron y siguieron en vida, ahora agranda sus ideas hacia la eternidad.
Fidel, su impronta, el tributo que le ha hecho el pueblo cubano y que ha merecido desde otras partes del mundo, la huella imborrable que ha dejado en nuestro pueblo, fue el tema principal de la Mesa Redonda de este lunes donde compartieron periodistas que ilustraron como Fidel sigue dando más que hablar en todo el mundo.
Un suspiro atronador
Ayer en la noche los cubanos pudimos ver en televisión el momento solemne en el que llegó el Comandante en Jefe a su lugar de reposo definitivo. Un momento de tributo que fue el clímax de toda esta jornada de homenajes. Antes de conocerlo en televisión ya Rosa Miriam Elizalde nos hacía vivirlo con su crónica publicada en Cubadebate sobre lo que sucedió en Santiago de Cuba.
Rosa Miriam Elizalde comenzó diciendo que primero que todo “fue un momento muy emocionante. Cuba es un país que se mantiene en permanente zafarrancho periodístico. Pertenecí a un pequeño grupo de periodistas. Llegamos a las cinco de la mañana. Estaba amaneciendo. Silencio absoluto en el Santa Ifigenia. Los mausoleos todavía en sombras. Cuando empieza a hacerse la luz y empiezan a mostrarse aquellos mausoleos fue algo muy emotivo.
“El mausoleo dedicado a Martí está a unos diez metros de esa gran piedra que guarda las cenizas de Fidel. Es una pierda hermosa, como una china pelona grande. Es una de esas pierdas muy castigadas o muy lamidas por las aguas de un río. Detrás está el mausoleo rosa que guarda los restos de los mártires del asalto al cuartel Moncada. Y al otro lado está el mausoleo de los caídos en misiones internacionalistas. Entre una cosa y otra está la pirámide trunca donde están las palabras del concepto de Revolución.
“El juego de luces que ahí confluye, donde está la palabra Fidel que es lo único que adorna la cripta donde reposan las cenizas de Fidel. El juego que hacen esas letras con la sombra de los follajes de las palmas, los helechos de la Sierra, las plantas califas rojas pero que parecen moradas. Éstas son cosas de un muy buen gusto y de un recogimiento y una simplicidad sobrecogedora. Es un homenaje hermosísimo. Y se fija uno que Santa Ifigenia lo que tiene de horizonte son las montañas de la Sierra Maestra. Ese es un lugar precioso para abrazar las cenizas de Fidel”.
Una de las cosas que sorprendiera a los televidentes era que en medio del silencio afuera se escuchaba la gente, quienes coreaban Fidel desde afuera.
Para Rosa Miriam fue un hecho “impresionante todo ese silencio y como junto con los restos que venían en el armón, que llegaron justamente a las seis y cincuenta de la mañana, venía detrás el pueblo santiaguero. Fue tremendo porque había un silencio total. Solo interrumpido por la cantata o la música que acompaña los cambios de guardia de honor, que ahora son tanto para Martí, como para Fidel. Cuando apenas llegan los restos comienzan a escucharse las marchas y los ecos de YO SOY FIDEL. Lo cual le dio a aquello un tono emocional muy grande.
“Vi lágrimas de curtidos guerrilleros que acompañaron a Fidel en el Granma y en la Sierra. El otro sonido que se destacó fue un largo suspiro de Raúl cuando toca la cajita y la pone. Hace un suspiro que se sintió atronador. Eso demuestra el silencio que había allí en ese momento.
“En Santiago no se puede creer. Una señora rota en llanto decía que Raúl ha perdido a su hermano, pero nos tiene a todos nosotros. Esto demuestra que nuestro pueblo tiene los líderes que se merecen. La gente no solo se emocionó y lo expresó. También tuvo mucha tranquilidad en ese momento. El sentimiento no se pudo apresar. Casi todos andaban con improvisados brazaletes del 26 de julio, torpes y bastas. Otros los tenían mejor bordados. El dolor era unánime y espontáneo. Hubo gente corriendo o sosteniendo carteles incluso bajo la lluvia. Esto fue una experiencia muy fuerte. Un precioso homenaje de este pueblo al hombre más amado de Cuba”.
Lo que más ha marcado estos días de dolor y definiciones es la presencia de los jóvenes. Raúl Garcés Corra, Decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, tiene el privilegio y el placer de compartir todos los días con los jóvenes. ¿Qué simbolismo tiene la presencia de los jóvenes? ¿Cuánto esto tiene que servirnos de acicate para darles más participación a los jóvenes en el proceso revolucionario?
“Uno está calibrando la concepción política de los jóvenes de este país, quienes están inmersos en la concepción de un proyecto político. En medio de todo de pronto suceden los días que han pasado y uno se da cuenta de que no los conoce lo suficientemente. Yo antes no había visto a tanta gente organizándose y preguntando qué hay que hacer para rendirle homenaje a Fidel Castro. Y eso me llama la atención porque Fidel Castro no es el líder de la generación que nace después de desaparecida la Unión Soviética. Eran muchachos de primaria o de secundaria cuando Fidel dejó de tener responsabilidades en el gobierno. La pregunta que se impone es ¿Cómo estos muchachos se han conectado con Fidel Castro?
“Hicimos una vigilia de 29 para 30 en la universidad. En la Facultad nos auto-organizamos para hacer nuestra propia vigilia porque estábamos muy cerca de la Plaza de la Revolución y al otro día nos tocaba estar muy cerca del Teatro Nacional y prácticamente nos tocaba despedir el momento en que el cortejo empezaba a alejarse de la Plaza.
“Fue una noche con Silvio Rodríguez. Pensé erróneamente que Silvio no era el cantor de su generación, sino que es Patrimonio de la historia de este país. Los muchachos declamaban el poema de Juan Gelman sobre Fidel Castro. Fue esa una noche extraordinaria. Estos jóvenes que vivieron la caída del PIB, o que nacieron en un momento en que ese PIB había caído tanto como lo hizo. Este ha sido un reencuentro del alma nacional con los mejores valores de este país. Un país que ha vivido en os últimos años, años muy complejos, el período especial, el deterioro de valores que todavía padecemos y que todavía no recuperamos, la actualización de un modelo económico y social en medio de circunstancias de tensiones económicas y financieras que influyen con la formación de la personalidad del joven de hoy, y el reencuentro con la unidad nacional por encima de cualquier diferencia, con el antimperialismo, con el concepto de que Fidel es sagrado.
“Cada quien puede tener una opinión sobre la Revolución, sobre una medida, porque los cubanos somos así, criticones, evaluamos, pensamos, tenemos todo el derecho de hacerlo, construimos todos los días. Ahora por encima de todo eso está el concepto de que Fidel es sagrado para un muchacho de 15 o 20 años. Eso tiene que ver con el legado de Fidel Castro a este país.
“Nosotros nos pasamos la vida trabajando para este país. Y este hecho y esa actitud de los jóvenes nos compromete a la altura de las circunstancias. Porque nosotros tenemos que entregarle a los jóvenes un proyecto de país en función de entregarle a los jóvenes un país a la altura de donde los jóvenes han sido educados durante muchos años.
“Este hecho también ha involucrado a muchos profesores jóvenes. He visto muchos profesores jóvenes haciendo décimas. Nuestra Intranet está inundada. Parecía que todo el mundo sentía la necesidad de ejercer su derecho a la palabra, porque hay que cumplirle a Fidel. Una expresión que se ha escuchado mucho en todos estos días de visitas al memorial es que todo el mundo entendía que hay que cumplirle a Fidel”.
El grito de YO SOY FIDEL nace de los jóvenes. De la generación que menos conoció a Fidel, que menos vivió su impronta de líder, que menos le pudo palpar en esa relación cotidiana que tenía con el pueblo.
Raúl Garcés además recuerda que durante el acto en la Plaza escuchó “el Himno Nacional de una manera tan fuerte, tan enérgica y cantada esa noche en la plaza como nunca antes. Ese clamor YO SOY FIDEL que le nació a Cuba y a la Plaza de la Revolución desde las entrañas y que se iba convirtiendo en una ola sonora por toda la plaza. Ese clamor y al mismo tiempo el silencio y el respeto frente a los discursos de cada mandatario. Tenemos que interpretar esa frase que no puede ser una consigna. Que sirve para decirle al futuro y a la continuidad política de Cuba, yo tengo un país, yo soy un país, yo participo del proyecto político que ha sido la Revolución cubana estos últimos 50 años.
“Me he dado cuenta de las reservas políticas que tiene en este país en estos siete días más que en los últimos años. En los últimos 10 años estuvo de una manera distinta. Nos acostumbramos a leer lo ha sido fabulosos como Fidel Castro desde esa manera de estar ha sido capaz de conectarse con los jóvenes, ha sido capaz de construir esa conexión.
“Los jóvenes de las redes sociales inundan todos los días esa esfera pública deliberativa que tenemos donde todos los jóvenes tienen una opinión sobre nosotros y sobre el proyecto país que tenemos. No abogan por un Fidel Castro mármol, sino por un futuro, proyecto político en el que cada uno de nosotros tiene algo que hacer. Este es un punto de partida que nos enseña que la Revolución no está por encima de nosotros porque la Revolución la hacemos nosotros mismos”.
Los jóvenes se parecen más a su tiempo que ha sus padres, por eso tienen que ser protagonistas.
Respecto a la reacción de los jóvenes, Arleen Rodríguez Derivet, reflexionó que también “tiene que ver con tener profesores que crean en lo que hacen como Raúl Garcés. Tuvimos la experiencia de que Gerardo Hernández prefirió estar con sus estudiantes, un hombre que tiene a su mujer Adriana ingresada en un hospital. El hecho de que tú seas el profesor que eres, de que lo estudiantes crean en ti, constituye la continuidad de la que hablábamos. A todos nos ha conmovido la reacción de los jóvenes, que hasta los más hipercríticos han sido particularmente sensibles en estas horas”.
Reinaldo Taladrid se encontraba en el momento de la noticia en República Dominicana durante los actos que se hacían en tributo a Máximo Gómez. Vivió ese instante fuera del país y muchos fueron los sentimientos que percibió estando allí.
“Ese es un día que no voy a olvidar. Yo le avisé a mis padres, aunque a mi m avisaron desde aquí. Los empleados de a pie, los camareros al saber que yo era cubano, aunque sin saber de dónde, expresaban espontáneamente, lo sentimos mucho. Es que tenemos mucha historia en común. Se sintió mucho respeto. Aún la gente de derecha reconoció en él a un gran estadista y al último gran hombre del siglo XX.
“Una de mis historias con Fidel tiene que ver con la batalla por el regreso del niño Elián. Quedaban solo dos minutos del programa y manda a uno de sus ayudantes por el piso con un cable de AP en inglés diciendo que acaban de presentar delante de la corte suprema una demanda y en mi nerviosismo digo que el Juez de la Corte Suprema dijo bla bla bla. Pero, cuando se acaba la reunión empiezo a pensar y me doy cuenta de que lo que dije estaba mal porque los jueces no hablan, ellos entregan las cosas por escrito. Resultó que yo había leído lo que le habían dicho al Juez los abogados como si lo hubiera dicho el Juez. Recuerdo que ante él acepté mi equivocación, le expliqué. Creo que cerré los ojos porque en medio de la intensidad de los días se podía esperar cualquier reacción. Me puso la mano en el hombro y me dijo, ¡qué bueno! Empecé a no entender nada. Se sienta y saca sus carpetas azules nada sofisticadas. Y me pide que le dicte lo que íbamos a sacar después de la novela. Yo me quedé sin entender nada. Entonces él reflexionó que nada le da más valor a un estadista revolucionario que reconocer en público un error y enmendarlo, eso le da una altura tremenda. Empecé a no pensar bien y él decidió dictarme entonces. Me dictó la nota. Y aquello se presentó después de la novela. Fidel estaba pendiente hasta de ese detalle: cuando se acabe la novela lean esta nota.
“El día que liberan a Elián me despierta precisamente Fidel. Yo estaba durmiendo. Pedí disculpas. Me dijo, liberaron al niño, ve a la televisión que lo vas a decir. Tuve entonces que enfrentarme a toda la prensa extranjera. Empiezo a decir lo que había sucedido y además todas las cosas que decíamos aquí en la Mesa todos los días. De pronto el director del ICRT, Ernesto López, me empieza a hacer señas. Corto todo y pregunté qué había sucedido. Entonces me llevaron desde aquí hasta el Palacio. Y cuando llego me dice ajito que una de las cosas más difíciles de la vida es aprender a ser magnánimo con tu victoria e implacable contigo mismo en la derrota, e ibas camino de no ser magnánimo en la victoria. Él sí lo fue. Incluso con antiguos amigos a quienes curó. Personalidades todos que fueron sus adversarios en determinados momentos. Igual que Nuno Ortega, Jorge Zayas, Max Leinix, éste en el 78 va a las dos de la mañana a palacio y le dice que cómo era el trato a partir de ahora presidente o Fidel, entonces Fidel le dijo que él es uno solo y que siempre sería uno solo, yo soy Fidel y me sigues diciendo Fidel, ahora y siempre. No es ocioso que esas cosas de la ética de Fidel los jóvenes las conozcan. De la capacidad de reconocer sus errores pocas veces se habla.
“Él mismo decía que hablara solo de lo necesario, aunque siempre estamos pasados de tiempo. Me llama una señora en estos días. Me cuenta que su hija se fue a Miami y desde entonces tenemos mala relación, aunque en los últimos tiempos nos hemos ido restableciendo. Entonces la muchacha le escribe a su madre el lunes 28: Aquí llueve y todo es gris. También hay tristeza y silencio. Muchos callan porque otorgan. Extraño estar ahí contigo”.
Fidel pidió que no quería otro homenaje que ese que el pueblo le ha dado en estos días. Ni calles, ni instituciones, deben llevar su nombre excepto esa lápida allí en el cementerio Santa Ifigenia.
Según Arleen Rodríguez Derivet, “la última decisión de Fidel es otra victoria sobre sus adversarios y es otro desafío para todos nosotros. Esto fue lo que impactó más, pues cuando uno no esperaba algo nuevo Fidel sigue batallando desde la eternidad”.
“Nosotros como transmisores también somos intérpretes de lo que las personas escriben”. Entonces comienza a leer varios comentarios dejados en Cubadebate sobre la última voluntad del Comandante. Como aquel que preguntaba a dónde iba a llevar a su hijo Guille a enseñarle a Fidel. Otro que dice puedo poner una rosa en cualquier lugar y estaré honrando a Fidel, no le hacen falta ni plazas ni monumentos porque ninguno que se pudiera hacer alcanzaría el tamaño real de su obra, de su envergadura, de su legado.
Arleen contó que “hace muy poco estuve en Arroyo de la Sierra. Donde está la casita de Fidel. Que será un sitio de peregrinaje en medio de La Plata. Así que una flor en el Juan Manuel Márquez donde se salvan tantos niños, una en el Pando Ferrer. Y eso me hace preguntarme si viviremos para ver si hacen santo a Fidel, quizás la iglesia católica. Ya aquí hemos hablado de sus milagros: 82 hombres en el Granma en medio de un temporal, la misma operación Milagro para devolver la visión, los 60 años frente al Imperio. El concepto de Revolución no está solo para que lo repitamos, es como un decálogo de valores fundamentales que nos deja Fidel para todo nuestros pueblo y para todos los revolucionarios del mundo”.
Fidel nos enseñó también que sí se puede, sí se pudo y sí se podrá.