La tristeza por la partida física de Fidel es aún mayor entre aquellos que lo conocieron más de cerca o intimaron con él gracias a diversas circunstancias. Ese el caso de Gaspar el “Curro” Pérez, conocido en el mundo deportivo como el Héroe de Quisqueya.
 
La noticia me dolió mucho, es un golpe duro porque se trata de un hombre muy querido por el pueblo cubano, un dirigente que se distinguió también por su sensibilidad y humanismo, reconoce el ex atleta matancero.
 
Su proximidad al Líder de la Revolución tiene mucho que ver con su actuación en el partido por el título durante el Campeonato Mundial de Béisbol, celebrado en Quisqueya, República Dominicana, en 1969. Un partido que se recuerda asimismo por la magistral narración del desaparecido Bobby Salamanca.
 
Los cubanos que hoy peinan canas no olvidan aquel encuentro decisivo, escenificado el 26 de agosto de 1969 y concluido con la victoria del equipo Cuba ante la escuadra norteamericana, 2-1.
 
El triunfo puso a volar de uno a otro confín del archipiélago cubano el nombre del pitcher-bateador matancero, a quien luego Fidel, al recibir a los campeones horas más tarde en el aeropuerto José Martí, de La Habana, llamó simbólicamente el Héroe de Quisqueya.
 
Sus dotes de lanzador inteligente, de esos guapos de verdad, palpitaron en tierra dominicana. El “Curro” tiró en cinco de los diez juegos del conjunto, y consiguió cuatro victorias. Lanzó en 25,2 entradas, y permitió una limpia, para 0.35 de promedio.
 
Especialmente recordado fue el último encuentro frente a los norteños, cuando ya en el octavo y perdiendo una por cero, impulsó con jit a Antonio González (había salido a correr por Lázaro Pérez) para empatar el desafío que finalmente decidió otro matancero, Rigoberto Rosique.
 
El choque por el título, que concluyó pasada la una de madrugada, resultó muy tenso. Cuba entera siguió con ansiedad la marcha del encuentro, la gente llegó a contener el aliento durante largo rato, sobre todo en el dramático octavo inning.
 
El Curro recuerda de manera muy especial el encuentro Fidel de regreso en la Patria. “En medio de la alegría por la sonada victoria, se me acercó y me dijo que lo había tenido muy impaciente «caminando de aquí para allá y de allá para aquí», hasta que al fin le disparé hit después de conectar varios fouls.
 
Me dijo que nunca perdió las esperanzas en mí y en gesto de mucha nobleza y sin apartar su mirada comentó que yo había sido el Héroe de Quisqueya. Se leía en su rostro la alegría por el triunfo, reía y hacía bromas con los peloteros cubanos y acentuó más de una vez que aquella victoria representaba mucho para el pueblo entero.
 
Con el tiempo llegué a admirarlo más. Todavía lo tengo fresco en la memoria. Siempre estaba lleno de ardor y de empuje, muy atento sobre la salud del deporte y de la pelota en particular, un hombre que se engrandecía en los momentos difíciles y que fue también fuente de inspiración para todos los deportistas.