Fidel, trilogía
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Por más que no escriba o se deje ver en estos días, Fidel es presencia permanente en las noticias. Una sucesión de acontecimientos durante jueves y viernes de la semana pasada entresacaron su impronta histórica, la dimensión de su pensamiento, la grandeza de sus actos.
Nadie tuvo que mencionar su nombre en el Salón de Protocolo El Laguito para que todos sintieran el halo de su presencia en la histórica firma de los Acuerdos de cese al fuego y dejación de las armas en Colombia. Extraordinario lector de las circunstancias históricas, Fidel, que apoyó sin ambages la lucha guerrillera latinoamericana en décadas pasadas, comprendió el valor de la paz para el hermano país en el nuevo contexto que empezó a vivir nuestra región desde la década de los 90 del pasado siglo.
La prensa en Colombia no dejó de reconocer su huella, y alguna incluso especuló sobre su presencia en la ceremonia de los acuerdos. La revista Semana, una de las más reconocidas publicaciones del país, señalaba: “Fidel siempre fue el referente no sólo para la lucha armada, también para la búsqueda de la paz.
“Y es probable que ningún dirigente en el mundo haya estado tan obsesionado con la paz de Colombia como Fidel Castro. El presidente cubano ha sido el más buscado por gobiernos, por negociadores, hasta por el nobel Gabriel García Márquez, para conseguir la paz. Cuba no sólo es la sede del actual proceso de paz con las FARC, sino que en el pasado fue el epicentro de muchos intentos de negociación. Castro, a pesar de las frustraciones, nunco renunció a ese empeño, asi tuviera muchos asuntos por atender en su país.
“Pero en su cabeza siempre estuvo Colombia. Tanto, que en el 2008 publicó un libro titulado La Paz de Colombia. A su escritura le dedicó más de 400 horas, como confesó aquel año. En 265 páginas hizo un recorrido de los esfuerzos que Cuba había auspiciado, acercaminetos, contactos, conversaciones con los gobiernos. Tod en procura de la paz, que está muy cerca de firmarse ahora, cuando Fidel se marginó de la actividad política, aunque sigue siendo un referente”.
Un día después de la histórica firma en La Habana, a un centenar de kilómetros, en la ciudad de Matanzas, discutió su tesis de graduación como Ingeniero Industrial Elián González Brotóns. Quien fuera niño símbolo de nuestra Batalla de Ideas encabezada por Fidel, llegaba a un punto remarcable de su vida, estrechamente vinculada a los derroteros de este archipiélago caribeño en los últimos 16 años.
Su graduación coronaba el sueño de su padre, la batalla de sus abuelos, el cariño de sus hermanos; pero sobre todo, era un homenaje al líder que lanzó a un pueblo a la justa batalla por su regreso, no mas calar en una conversación la estirpe de hombre bueno y noble de su padre Juan Miguel.
Allí estaba, acompañándolo en la discusión de la tesis, Gerardo Hernández Nordelo; que en la noche de ese viernes nos emocionaría junto a Adriana en el documental “Gema de Cuba”, contando los avatares de la concepción y nacimiento de su hermosa hija. Recordó Gerardo en el testimonio fílmico de Estela Bravo aquel 23 de junio de 2001 en que Fidel, hablando al mundo sobre la injusticia contra Los Cinco, expresaría una convicción retadora. “¡Volverán!”. Ahora es fácil entenderlo, señalaría Gerardo, pero cuántos estarián convencidos de aquella certeza en medio de las tantas complejidades que tenía el caso.
En apenas 48 horas, un país, un joven, un héroe nos trajeron desde el silencio a Fidel para recordarnos la grandeza de un hombre que, a punto de sus 90, sigue siendo presente desde su extraordinaria historia. Fidel, síntesis de una nación, ha sabido elevarla hasta el centro mismo de los más nobles ideales humanos.