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Fidel Castro: amigo de las revoluciones

Date: 

20/06/2006

Source: 

www.finalcall.com

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Muchos de los artículos escritos sobre la visión que tienen los Estados Unidos de Cuba y su presidente Fidel Castro, olvidan lo más importante y se concentran en el hecho de que Cuba es comunista. Si bien su oposición estridente al capitalismo y al mundo capitalista es de hecho  una de las razones, hay otra razón: Fidel Castro ha apoyado con recursos a muchos movimientos revolucionarios.

El gobierno de los Estados Unidos lo detesta y ello se toma por sentado, sin embargo, muchos ignoran la esencia de la historia de Fidel Castro y de la Revolución cubana. Cuando estudiaba derecho en la Universidad de la Habana, fue uno de los principales dirigentes del nacionalismo estudiantil radical que se extendió por toda Cuba a mediado de los años cuarenta. A causa de su lucha contra la corrupción y la injusticia fue detenido e interrogado en varias ocasiones hasta que finalmente fue encarcelado por sus actividades revolucionarias.

En aquella época, bajo el mandato del General Fulgencio Batista, Cuba era un lugar donde el juego, la corrupción y la prostitución estaban a la orden del día y muchos jefes mafiosos tenían inversiones financieras cuantiosas. Por ende, muchos querían que el país dejara de ser el paraíso de los ricos y la Mafia.

En 1952, Castro se preparó para postularse para un cargo político en una coalición de fuerzas políticas contra la corrupción. El movimiento político rebelde contaba con un fuerte respaldo pero  Batista—que hacía varios años estaba fuera del poder y estaba viviendo en la Florida—regresó y haciendo uso de su influencia organizó un sangriento golpe de estado. El régimen encabezado por Batista logró que la corrupción y el vicio se mantuvieran mientras las masas seguían sufriendo bajo la opresión y ahogada en la más absoluta pobreza colectiva. El régimen de Batista clausuró las universidades y declare ilegales a todos los partidos politicos de oposición con la esperanza de que esas medidas enérgicas aplastarían el idealismo de los que aún albergaban la ilusión de que su pueblo se beneficiara con una revolución.

En marzo de 1958 el líder rebelde Fidel Castro recorría las montañas de la Sierra Maestra en la provincia de Oriente rifle en mano. En esa época, Castro, con 31 años, y sus hombres estaban enfrascados en una Guerra de guerrillas contra las fuerzas del presidente Batista. Foto: AP/World Wide Photos
Castro siguió organizando un ejército guerrillero de oposición. En una batalla que duró dos años, Batista ordenó los asesinatos de muchos sospechosos de colaborar con los rebeldes en un intento brutal por aplastar la revolución. Muchos fueron torturados y encarcelados y se calcula que más de 20 000 fueron asesinados.

Una contraofensiva no planeada ni anticipada condujo al aumento significativo del apoyo popular que inclinó la balanza a favor del movimiento revolucionario de Castro. Después de 25 meses de lucha, el General Batista y sus secuaces abandonaron la isla el 31 de diciembre de 1958. La primera semana de enero de 1959, Fidel Castro entró en la Habana, Cuba como el líder revolucionario victorioso del pueblo.

Durante la primera visita de buena voluntad de Fidel Castro a los Estados Unidos, específicamente a Nueva York en 1960 en su calidad de dirigente de Cuba, Castro se alojó en el legendario Hotel Teresa de Harlem que se convirtió en su base de operaciones provisional desde la que organizaba reuniones con dirigentes nacionales y extranjeros como Gamal Abdel Nasser de Egipto, Malcolm X y Nikita Khrushchev de la entonces Unión Soviética.

Fidel Castro regresó a Cuba y prosiguió con su plan de conducir a su pueblo a la independencia mediante la creación de empresas que serían propiedad del pueblo cubano que además las operaría. Expulsó a las companies estadounidenses y dio inicio a un programa de reforma educacional para garantizar que todos los cubanos, jóvenes y viejos, del campo y la ciudad, supiesen leer y escribir.

En marzo de 1960, el Presidente Dwight Eisenhower reclutó a miembros de la comunidad de exiliados cubanos residentes en los Estados Unidos en un programa secreto de entrenamiento para los que estuviesen dispuestos a convertirse en peones e instrumentos del gobierno de los Estados Unidos para tratar de derrocar a Castro. Se descubrió que muchos exiliados cubanos se alistaron como pilotos de aviones estadounidenses para bombardear a su propia gente en Cuba, hechó que costó la vida de muchos civiles y destruyó considerables recursos naturales de la isla. La Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos siguió tramando planes para asesinar a Castro y a sus asesores y dirigentes principales con el fin de desestabilizar al gobierno cubano, lo que condujo al ataque militar estadounidense más notable contra Cuba, la histórica invasión de Playa Girón en abril de 1961. El ataque fue rechazado en 72 horas. Los grupos de oposición financiados por los Estados Unidos fueron derrotados y los Estados Unidos, humillados.

Fidel Castro continuó apoyando incondicionalmente a los movimientos revolucionarios de todas partes del mundo. En 1971, en apoyo al movimiento rebelde vietnamés encabezado por Ho Chi Minh, el gobierno de Castro envió suministros médicos y alimentos a los rebeldes vietnamitas y adiestró a maestros, médicos y campesinos. En respaldo a la revolución chilena de Salvador Allende en 1973, Fidel Castro declaró su solidaridad. Los Estados Unidos vieron esto como una amenaza y a través de la CIA, respaldaron un golpe militar liderado por Augusto Pinochet que terminó con la muerte del Presidente Allende y la instaruración de un gobierno títere que servía a las necesidades y deseos de los Estados Unidos.

Cuba apoyó a los rebeldes Sandinistas durante la Revolución Sandinista de 1979, proporcionó ayuda al ejército, atención médica y asistencia en la esfera industrial.

Fidel Castro fue un buen amigo y partidario de Maurice Bishop, Primer Ministro de Granada. Las divergencias ideológicas entre las distintas facciones provocaron la división y propiciaron que los Estados Unidos organizase una invasión exitosa y al posterior cambio de régimen en Granada en 1983 en lo que se dio a conocer como la Operación Furia Urgente (Operation Urgent Fury).

Muchos cubanos consideran a África su madre patria y están orgullosos de sus raíces africanas. Las ideas revolucionarias de Fidel ganaron popularidad entre los dirigentes rebeldes y los movimientos políticos africanos y de otras partes del mundo como  Sekou Toure de la República de Guinea; Amílcar Cabral líder del movimiento rebelde contra las fuerzas imperiales portuguesas; y Julius Nyerere, el primer presidente de la República Unida de  Tanzanía.

Muchos se indignaron y sorprendieron durante Nelson Mandela hizo su viaje triunfante a los Estados Unidos tras ser liberado luego de 27 años de prisión injusta cuando se negó a desvincularse de Fidel Castro, en gran medida a causa al apoyo militar del ejército de Castro a la lucha por la independencia de Angola del yugo portugués iniciada en 1975.

Los Estados Unidos, una vez más a través de la CIA, y con el régimen del apartheid de Sudáfrica, trataron de mantener el dominio colonial. Castro envió 36 000 efectivos, así como médicos, maestros e ingenieros, los que desempeñaron un papel fundamental en la revolución angoleña. De hecho, él mismo dirigía las operaciones militares desde Cuba durante el conflicto. Después de numerosos combates que se prolongaron a lo largo de más de una década, el ejército sudafricano fue derrotado en Angola—factor que contribuyó a acelerar la caída del régimen del apartheid en Sudáfrica.

Fidel Castro es un símbolo del triunfo revolucionario post colonial. Después de la desaparición de la Unión Soviética, que provocó la pérdida de la mayor parte del respaldo financiero de Cuba, el pueblo se mantuvo al lado de Castro y en la actualidad han comenzado a recibir apoyo financiero e inversiones comerciales de otros países. Los pueblos y dirigentes de África, Latinoamérica y el Caribe aman a Castro. Cuando se escriba el testamento definitivo de su vida, Fidel Castro será recordado como un luchador por la libertad que contribuyó al triunfo de los movimientos revolucionarios del mundo.