DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ EN EL ACTO DE INAUGURACION DEL CURSO ESCOLAR 1997-98, CELEBRADO EN CIUDAD ESCOLAR LIBERTAD, CIUDAD DE LA HABANA, EL 1º DE SEPTIEMBRE DE 1997
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Queridos profesores y maestros;
Trabajadores docentes y de atención a las escuelas;
Alumnos;
Invitados:
Desde que sacaron esta pequeña tarimita que había aquí, me di cuenta de que ustedes adivinaban que yo accedería a la solicitud —y lo haría con mucho gusto (APLAUSOS)— de aquellos que me pidieron pronunciar algunas palabras.
Los que me precedieron, parecieran demostrar que la inteligencia está unida a la mediana estatura (RISAS), porque todos los que hablaron aquí eran un poquito más bajitos que yo.
Hoy, efectivamente, de una manera muy sencilla, celebramos un acto que tiene, sin embargo, una enorme importancia y trascendencia para el país: el inicio del curso escolar. Qué puede tener una mayor significación, y qué cosa notable el hecho de que la apertura del curso se esperara casi casi con la misma alegría que el inicio de las vacaciones, porque sé de muchos niños y de las familias que estaban impacientes, alegres y felices, porque se iniciara el curso.
Ahora bien, el Ministerio de Educación, el Partido, la juventud, las organizaciones de masa, los ministros, tienen sobradas razones para sentirse satisfechos un día como hoy, porque se ha trabajado muy duro para tener un buen curso escolar 1997-98 y se pueden apreciar muchas cosas alentadoras. Por ejemplo, están garantizados las libretas, los lápices, las tizas, todo lo que se necesita en la escuela; los cuadernos de trabajo, los libros de textos —que son decenas—, los uniformes, ¡los uniformes! Qué serían nuestras escuelas sin los uniformes, qué sería nuestro país sin esa imagen.
Es cierto que algunos de estos materiales no se entregarán de inmediato el día primero, no todos se entregarán, algunos deberán esperar un poco. Los talleres de confecciones para los nuevos uniformes tendrán que trabajar muy duro desde que llegue la materia prima, que viene desde China, y piensan tener listos esos uniformes para el mes de noviembre, más o menos; algunos libros de textos faltan todavía. Pero, desde luego, lo esencial para comenzar está, y eso de poder decir que en pleno período especial se pueden garantizar todas estas cosas, es, realmente, un motivo de orgullo (APLAUSOS).
Mas no solo se trata de materiales para la educación directamente, como los libros y los uniformes; se ha hecho un gran esfuerzo con las instalaciones. Por ejemplo, algunas grandes han sido remozadas, asociadas al trabajo del festival, que se trató, además, de un festival cuyos gastos fueron sufragados por la contribución del pueblo, de modo que el festival no le costó al Estado un centavo, ni en pesos ni en divisas, porque también los delegados se costearon sus pasajes, aunque recibieron algunas facilidades; no hubo pérdidas en nuestras líneas aéreas. Pagaron, además, su inscripción. Y así se demostró cómo con la colaboración del pueblo y de las familias, que albergaron a tantos miles de delegados, se podía hacer un festival mundial de la juventud aunque haya desaparecido el campo socialista, la URSS, etcétera, etcétera; aunque el imperialismo sea más poderoso que nunca.
Por eso con razón dijo uno de los compañeros —creo que el de la FEU— que el festival fue una gran victoria del pueblo; pero nos dejó, además, para la educación el esfuerzo que se realizó en diversos locales: la escuela "Lenin", una gran escuela, y muy importante, quedó casi nueva; también la CUJAE o el ISPJAE, como quieran llamarlo, ya que le han cambiado de nombre como dos o tres veces; Ciudad Libertad se ha remozado, y fue una de las instituciones bastante visitadas por los del festival; se remozaron y se crearon instalaciones recreativas y deportivas que tuvieron uso no solo en el festival, sino que lo tendrán igualmente durante todo el año; pero, sobre todo, también se libró una gran batalla ideológica.
Los que tuvimos oportunidad de escuchar muchos de los discursos y exposiciones en el desarrollo del evento o del Tribunal Antimperialista, pudimos apreciar el nivel de conciencia que se está formando en el mundo acerca de las realidades de hoy, con las cuales se ha querido engañar y engatusar a la humanidad.
Los estudiantes tuvieron una participación importante, que también se resaltó aquí, y sé de algunos que pasaron una parte considerable de las vacaciones haciendo ensayos para la clausura, etcétera.
La compañera habló sobre estas otras cosas que tienen que ver con la educación. La maestra dijo que para el nuevo curso habían arreglado, remozado, trabajado y terminado el trabajo en 1 600 escuelas, pero realmente han estado trabajando en más de 2 500 y las piensan terminar en los próximos meses.
Así que se ha hecho un trabajo mayor que nunca en las escuelas, en medio de tantas limitaciones de recursos, con la colaboración del pueblo, con la colaboración de los organismos. Todos se esforzaron para ese trabajo y se han mejorado las condiciones de vida de los estudiantes y de los profesores en esas instalaciones.
Vean que, por ejemplo, este curso escolar tiene 55 000 estudiantes más en el nivel medio, que se corresponde con esos fenómenos de explosiones y después de calma que ha tenido nuestra población. Por ejemplo, disminuyen en algunos miles, alrededor de 10 000 más o menos, los alumnos de primaria; pero aumentan en 55 000 los de secundaria. Fue necesario crear condiciones en decenas de escuelas, y gracias a la gran cantidad de instalaciones construidas en estos años de Revolución es que se ha podido dar una respuesta cabal a esa demanda de nuevas matrículas con las escuelas correspondientes.
Se ha podido dar también una respuesta cabal a la demanda de profesores y maestros, con excepción —y lo debo decir, aunque no sea elevado el déficit— de la siempre famosa Ciudad de La Habana, donde ya la gente no quiere ser ni constructores, ni policías, y por lo que veo ni maestros; aunque me dice el Ministro que este año la respuesta a la matrícula en los pedagógicos de la capital fue mucho mejor que en años anteriores, ha sido una de las mejores, pero diferente a casi todas las demás provincias del país donde se ha llenado el cupo de las escuelas.
Es por eso que podemos decir con tanta satisfacción y repetir aquello de que no se ha quedado un solo niño sin escuela y sin maestro (APLAUSOS), y, gratuitamente, gratuitamente, nadie tiene que desembolsar un solo centavo para pagar esas matrículas. Y yo les pregunto a ustedes: ¿Qué otros países en el mundo pueden decir lo mismo? ¿Qué país del Tercer Mundo puede decir lo mismo? ¿Qué país capitalista y neoliberal puede decir lo mismo?
Parece que el agua nos está amenazando un poco. Como esto es voluntario, a aquellos que tengan un poco de catarro, o riesgo de gripe, yo les recomiendo que se vayan retirando (EXCLAMACIONES DE: "¡No!"), que nosotros de todas formas vamos a continuar el acto, aunque no es mi propósito ser demasiado extenso (APLAUSOS).
¿Qué otro país de América Latina puede decir lo mismo? ¿Puede decir lo mismo Estados Unidos? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") Hay países muy desarrollados que tienen sin duda buenas escuelas o buenos sistemas de enseñanza, pero, desde luego, los ricos tienen mucho mejores escuelas que los que no son ricos; y, además, ninguno, sin excepción, tiene un per cápita de maestros por habitante como el que tiene Cuba.
Eso que vemos y palpamos, y a lo cual hacía referencia el estudiante de la universidad, es muy diferente a lo que vemos todos los días.
En los países hermanos de América Latina, ¿qué vemos, de qué se habla?, digo América Latina y digo muchos países del mundo: la policía en la calle —deben pagarle un sueldo enorme, cuando andan con tantos tarecos arriba que parecen cosmonautas, palos, escudos y no sé cuántas cosas—, dándoles golpes a los maestros que están en huelga, a los trabajadores, a los estudiantes. Pero eso no solo lo vemos en América Latina, lo vemos también en países capitalistas desarrollados; lo vemos también, incluso, en Europa, escenas que no se ven en nuestro país.
¿Qué dicen los cables de lo que ocurre con los niños? Hablan de decenas de millones de niños trabajando, que no van a la escuela; decenas de millones también de niños que tienen que pedir limosna para vivir, que no van a la escuela. Nos hablan de decenas de miles de niños, quizás cientos de miles, y quizás más, que sufren de abusos sexuales o de violencia. Nos hablan de niños que se compran y se venden en el mercado, y de niñas que son exportadas para prostituirlas cuando no son ni siquiera muchas veces adolescentes. Esas noticias llegan todos los días. ¿Pasa algo de eso en nuestro país? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!")
Y para prevenir aún más la protección de los niños, se han adoptado leyes todavía más severas en lo que se refiere a la protección de los niños para evitar que sean criminalmente explotados; porque hay incluso gente con tan poca conciencia, aunque no sean muchos, que son capaces también, si se les permite, de admitir la prostitución y corrupción de niñas y niños.
Se habla en los cables de niños asesinados, por las calles de las ciudades, por escuadrones de la muerte, acusándolos de robo y de violaciones a la ley, ¡niños asesinados! ¿Algo de eso ocurre en Cuba? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!")
Entonces hay cosas que no ocurren en un país revolucionario, hay cosas que no ocurren en un país socialista. ¡Eso es socialismo, eso no es capitalismo, eso no es neoliberalismo! Y aquí no se cierra una escuela, ni se deja sin empleo, como se dijo, a un maestro; al contrario, todos los años crecen los recursos destinados a la educación, y no solo están protegidos todos los maestros, sino que se forman nuevos maestros, se crean escuelas vocacionales pedagógicas que garantizan una mejor calidad en la selección del personal docente, escuelas que, por cierto, han tenido mucho éxito y van a contribuir a la mejoría de la calidad de la educación.
La promesa con la lluvia está hecha: Seremos libres o seremos mártires, dijimos una vez y cumplimos. Ahora el dilema es otro. ¿Nos mojamos o salimos corriendo? No vamos a hacer eso, nos vamos a quedar. Esto es un sabotaje de la lluvia.
Pero bien, voy a cumplir también la promesa de ser más breve, para decir solo algunas cosas que me faltan.
Creo que nuestra educación mejora cada año, que nuestro personal docente tiene cada año más experiencia, más conocimiento, y así nuestro país, independientemente de las limitaciones materiales, tendrá posibilidad cada año de mejorar la educación, los profesores serán cada vez mejores; y el país que un día fue capaz de erradicar el analfabetismo en un año, enseñar a leer y escribir a cientos y cientos de miles de personas, es hoy el país que, consecuente con aquella línea, tiene uno de los más completos, más justos y mejores sistemas de educación del mundo (APLAUSOS).
No hablo de otras cosas, no voy a mencionar cifras sobre matrícula, que es prácticamente el ciento por ciento en la primaria, ni voy a hablar de retenciones, ni voy a hablar de porcentajes que otras veces se han mencionado y que ustedes conocen. Voy a decir que el trabajo de la educación es quizás la cosa más importante que debe hacer el país (APLAUSOS).
Hoy en el mundo se reconoce eso, hoy hasta los países imperialistas hablan de educación y de salud como necesidades insoslayables, que, por cierto, en el Tercer Mundo no podrán resolver jamás, sino, por el contrario, se agravarán.
Para nosotros es decisiva la educación, y no solo la instrucción general, inculcar conocimientos cada vez más profundos y más amplios a nuestro pueblo, sino la creación y la formación de valores en la conciencia de los niños y de los jóvenes desde las edades más tempranas, y hoy eso es más necesario que nunca, porque saben ustedes muy bien que nos hemos quedado, aquí, en este hemisferio y en una gran parte del mundo, luchando solos contra el imperialismo, resistiendo un bloqueo cada vez más feroz y más despiadado, para salvar nuestra independencia, para salvar nuestra nación, para salvar nuestra Revolución. Y ustedes saben y deben tener presente que, en estos tiempos, diversos factores y circunstancias han hecho necesario determinadas reformas, aperturas y otras actividades en el país, que no existían antes, que crean injusticias incluso, que crean desigualdades, que no contribuyen a formar conciencia socialista y comunista, y la influencia de esos factores negativos la pueden recibir los niños, los jóvenes, los adolescentes, la población en general.
Es por ello que la tarea del maestro crece en importancia; se multiplica su inmensa trascendencia en esa batalla por educar, en los valores de la Revolución y del socialismo, a las nuevas generaciones, porque es el arma fundamental para contrarrestar esos efectos negativos a fin de que en nuestro país no se introduzcan los egoísmos, las desigualdades, las injusticias y los horrores del capitalismo.
Y bien saben ustedes con cuánta pureza la Revolución, desde el principio, trató de mantener la mayor igualdad posible y la mayor justicia entre todos los ciudadanos del país, y no estábamos acostumbrados a algunas de estas desigualdades. Ahí tienen los maestros un papel decisivo y cada vez más importante; sin la educación recibida, sin la obra de la Revolución en estos años el socialismo no se habría podido sostener en Cuba, la independencia no se habría podido sostener en Cuba (APLAUSOS).
Ahí está la prueba, no fue un lujo la cuestión de la educación: sin educación no hay Revolución posible, sin educación no hay socialismo posible, sin educación no hay ese hombre nuevo de que hablaba el Che y del cual se discutió en la sesión del Tribunal Antimperialista y en las sesiones del festival mundial.
Algunos preguntaban qué era el hombre nuevo, y se puede decir que hombre nuevo y modelo de hombre nuevo era el Che, no hay que estarlo buscando (APLAUSOS); modelo de hombre nuevo son los cientos de miles de jóvenes y de ciudadanos que cumplieron misiones internacionalistas, como maestros, o como médicos, o como combatientes, en un grado más alto de lo que habría ocurrido en cualquier lugar del mundo. Hombre nuevo hay muchos, hombres y mujeres nuevos, y los vemos todos los días en todas partes.
No todos son hombres y mujeres nuevos, es cierto, y tardará quién sabe cuánto en lograrlo totalmente la sociedad, esta sociedad que a nivel mundial el capitalismo corrompe cada vez más. Cuándo podrá hablarse ya del hombre nuevo como un concepto generalizado.
Digo la verdad, como revolucionario que llevo un buen número de años en esta tarea, no me desalientan los ejemplos negativos; por el contrario, me hacen feliz los cientos de miles y los millones de ejemplos positivos que vemos en todas partes (APLAUSOS).
No quería dejar, por lo menos, de señalar algunas de estas cosas y, sobre todo, en una fecha como esta, en un año como este en el que se cumple el 30 aniversario de la caída del Che, que tanto nos ha legado con su ejemplo, con su conducta y con su vida; este año en que —como ya se dijo— vamos a tener el congreso del Partido y vamos a tener, además, el proceso de elección de los Poderes Populares, proceso que se inicia este año, ya se ha iniciado, y concluye el año próximo; este año del festival mundial; este año en que se ven, en medio del bloqueo, de las dificultades y de las escaseces tremendas de recursos, tantos signos positivos y de aliento.
Felicitamos al Ministerio de Educación, a todos los que han colaborado en este esfuerzo para iniciar ahora este curso escolar, y felicitamos especialmente a los maestros (APLAUSOS).
Debo decir que sin los maestros, sin nuestros abnegados y nobles maestros nada de esto habría sido posible, nada de estos éxitos, nada de estas cosas que nos enorgullecen, nada de estas cosas que nos presentan como país noble y justo, noble y humano, tan humano como lo es toda la obra de la Revolución.
Estamos orgullosos también de nuestros maestros, y cuando digo maestros me refiero a todo el personal docente, porque ellos han demostrado que no es una cuestión de riquezas. Hay montones de países mucho más ricos que Cuba, con mucho más dinero, con muchos más recursos, que no han podido hacer, mediante el egoísmo y la enajenación del capitalismo, ni la mitad de lo que Cuba ha hecho en educación, y estamos hablando hoy de educación, no de otras muchas cosas que Cuba ha hecho. Esto demuestra cómo el factor humano es esencial, y si en todo es importante, en la educación es más importante que en ningún otro sector, en ninguna otra rama.
Nuestros profesores y maestros han demostrado el valor del factor humano; porque todo esto, repito, lo han hecho en medio de un bloqueo horrendo, repugnante, criminal, genocida.
¿Qué moral le queda al imperialismo para hablar de Cuba, para atacar a Cuba? ¿Qué país del mundo habría hecho lo que nosotros hemos hecho en medio de más de 35 años de ese brutal bloqueo? (APLAUSOS.) Ellos tienen esperanza de que cuando desaparezca la generación que inició la Revolución todo cambiará, que algún día se desplomarán estas ideas, estos valores y estas obras, como se ha desplomado lastimosa, triste y terriblemente en otros países. Ellos ignoran que desaparecida esa generación vendrán otras inspiradas en la obra de la Revolución, en la historia de la Revolución, en ejemplos como los del Che que son inmortales; inspiradas en la conciencia de nuestro pueblo, para hacer cosas iguales o mejores que las que llevó a cabo la generación anterior.
Adiós esperanzas de los imperialistas, que pase lo que pase, caiga quien caiga, muera quien muera, la Revolución seguirá adelante. A cada rato nos matan a alguno de nosotros (RISAS Y APLAUSOS), no nos tomamos ni la molestia de responder. Nos crea un problema, porque todos tenemos que morirnos, y el día que pase, cómo convencemos a la gente de que es verdad. Eso va a ser lo difícil.
Se desprestigian con todas esas mentiras y todas esas cosas. Y me imagino que a nadie se le ocurra enterrar a alguno de nosotros sin decírselo a nadie (RISAS) y, en primer lugar, al pueblo.
¡Son sus esperanzas! Pero una vez dijimos: ¡En el pueblo hay muchos Camilo, en el pueblo hay muchos Che, en el pueblo hay muchos revolucionarios potencialmente mejores que cualquiera de nosotros! Eso es lo que nos enseña la vida, eso es lo que nos enseña la historia; y los que hemos hecho la Revolución, la defenderemos, como todos sabemos, hasta el último aliento, hasta el último minuto de nuestras vidas. ¡Defenderemos nuestras ideas, nuestra justa causa, nuestro socialismo, nuestra patria!, y por eso decimos con tanta convicción:
¡Patria o Muerte!
¡Socialismo o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)