Estrena hoy la Televisión cubana serie sobre atentados contra Fidel
La serie de ocho capítulos de la televisión cubana titulada “El que debe vivir”, que se estrena hoy, describe algunos de los 638 intentos de asesinato de los que salió ileso Fidel Castro a lo largo de 47 años.
La serie dramatizada se presenta el Canal Cubavisión nacional e internacional a las 9:38 pm (hora local), en “Tras las huellas”, uno de sus espacios nocturnos dominicales de más teleaudiencia.
La serie se basa en hechos reales, dijeron sus creadores, e intentará concentrar medio siglo de historia repleta de emboscadas callejeras, operaciones suicidas, helados de chocolate envenenado, granadas en vez de pelotas de béisbol, bombas debajo de las alcantarillas, fusiles de larga distancia, bombardeos en la playa, bazucas en el aeropuerto.
Las conspiraciones comenzaron antes del triunfo de la Revolución. En 1953, durante el juicio donde Fidel entonó el “la historia me absolverá”, el preso número 4.914 evitó la muerte gracias a la ayuda de los compañeros de prisión y de los funcionarios que le cambiaban los platos envenenados.
El FBI contra la CIA
Años más tarde, en 1961, la CIA intentó eliminar a Fidel en Nueva York con una caja de tabaco. El Comandante fumaría un habano, que le volaría la cabeza. El FBI, encargado de su custodia, no estaba por la labor. También intentaron hundir el carisma del líder: sales de talio para que se le cayera la barba, LSD para enloquecerle en la televisión. Finalmente, ya a la desesperada, colocaron un artefacto explosivo debajo de la tribuna de Central Park. La policía neoyorkina lo desactivó.
Otro agente de la CIA, Desmond Fitzgerald, eligió como arma homicida un traje de buzo embadurnado con bacterias del bacilo de la tuberculosis. También quiso colocar un caracol exótico con una carga explosiva durante una jornada de pesca submarina. Inútil: la seguridad de Fidel no duerme.
Para el último capítulo, la televisión cubana ha reservado la conspiración fallida durante la Cumbre del año 2000 en Panamá. El grupo de Luis Posada Carriles fue capturado con 20 kilos de explosivo plástico y armamento. Desde que la CIA diera por imposible su eliminación, los infructuosos intentos de magnicidio fueron casi exclusivos de Posada Carriles, que entregó su vida a tal obra. Lo intentó sin éxito en México (1991) y en Galicia (1992). En el 94 estuvieron cerca, en Cartagena de Indias, durante un paseo en coche de caballos con García Márquez por el casco histórico. En el 97, la guardia costera de EEUU neutralizó un yate, La Esperanza, con fusiles calibre 50 milímetros, con mira telescópica y rayos infrarrojos.
La serie dramatizada se presenta el Canal Cubavisión nacional e internacional a las 9:38 pm (hora local), en “Tras las huellas”, uno de sus espacios nocturnos dominicales de más teleaudiencia.
La serie se basa en hechos reales, dijeron sus creadores, e intentará concentrar medio siglo de historia repleta de emboscadas callejeras, operaciones suicidas, helados de chocolate envenenado, granadas en vez de pelotas de béisbol, bombas debajo de las alcantarillas, fusiles de larga distancia, bombardeos en la playa, bazucas en el aeropuerto.
Las conspiraciones comenzaron antes del triunfo de la Revolución. En 1953, durante el juicio donde Fidel entonó el “la historia me absolverá”, el preso número 4.914 evitó la muerte gracias a la ayuda de los compañeros de prisión y de los funcionarios que le cambiaban los platos envenenados.
El FBI contra la CIA
Años más tarde, en 1961, la CIA intentó eliminar a Fidel en Nueva York con una caja de tabaco. El Comandante fumaría un habano, que le volaría la cabeza. El FBI, encargado de su custodia, no estaba por la labor. También intentaron hundir el carisma del líder: sales de talio para que se le cayera la barba, LSD para enloquecerle en la televisión. Finalmente, ya a la desesperada, colocaron un artefacto explosivo debajo de la tribuna de Central Park. La policía neoyorkina lo desactivó.
Otro agente de la CIA, Desmond Fitzgerald, eligió como arma homicida un traje de buzo embadurnado con bacterias del bacilo de la tuberculosis. También quiso colocar un caracol exótico con una carga explosiva durante una jornada de pesca submarina. Inútil: la seguridad de Fidel no duerme.
Para el último capítulo, la televisión cubana ha reservado la conspiración fallida durante la Cumbre del año 2000 en Panamá. El grupo de Luis Posada Carriles fue capturado con 20 kilos de explosivo plástico y armamento. Desde que la CIA diera por imposible su eliminación, los infructuosos intentos de magnicidio fueron casi exclusivos de Posada Carriles, que entregó su vida a tal obra. Lo intentó sin éxito en México (1991) y en Galicia (1992). En el 94 estuvieron cerca, en Cartagena de Indias, durante un paseo en coche de caballos con García Márquez por el casco histórico. En el 97, la guardia costera de EEUU neutralizó un yate, La Esperanza, con fusiles calibre 50 milímetros, con mira telescópica y rayos infrarrojos.
Source:
Cubadebate
Date:
07/03/2010