Tarde inolvidable entre hermanos
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Como anunció el sábado, al lanzar su candidatura presidencial, Chávez vino a La Habana a festejar el cumpleaños 80 de su hermano Fidel. Raúl lo recibió en el aeropuerto y lo estrechó en el abrazo de un pueblo que le agradece al líder amigo su grandeza humana y actitud solidaria.
Fidel esperó a Chávez en el lecho donde se recupera y compartió con él más de 3 horas de emotivo intercambio, anécdotas, risas, fotos, regalos, una frugal merienda y la alegría de una amistad entrañable. “Esta es la mejor de todas las visitas que he hecho en mi vida”- diría el Presidente venezolano, quien admirado por la capacidad de recuperación del Comandante exclamó: “¿Qué ser humano es este? ¿De qué material está hecho? Es, como dicen ustedes, de caguairán”.
Chávez le confesó a Fidel que, en aras de sorprenderle, llevaba una semana tratando de pintarle un retrato, pero finalmente desistió en la madrugada del 13, insatisfecho con sus trazos del perfil de la nariz del homenajeado, por lo que prefirió, junto a la taza de la vajilla de Napoleón que atesoraba Bolívar y la daga de El Libertador, traerle un cuadro de José Antonio Quintero, pintor venezolano de las nuevas generaciones.
En compensación, Raúl obsequió al líder bolivariano un retrato de Fidel hecho en 1959 por el afamado pintor mexicano David Alfaro Sequeiros, el cual estuvo durante algún tiempo en el despacho del Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
Fue una tarde inolvidable, compartida entre hermanos de sangre y de causa, que trajo fuerzas y aliento nuevos al aguerrido Comandante de mil batallas empeñado en una nueva victoria por la vida.