Speeches and Statements

Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en el acto de inauguración oficial del curso escolar 2002-2003. Plaza de la Revolución, 16 de septiembre del 2002

Date: 

16/09/2002

Trabajadores y estudiantes de la docencia;

Constructores profesionales y voluntarios;

Cuadros del Partido, la Juventud y las organizaciones de masas que participaron en la proeza constructiva de las 779 escuelas;

Jefes de empresas y organismos que cooperaron en la gran obra:

Hoy 16 de septiembre, como habíamos previsto, se inaugura oficialmente el curso escolar y se proclama con fuerza la necesidad de llevar adelante hasta sus últimas consecuencias la revolución educacional profunda y sin precedentes en que estamos envueltos. Más allá de un elemental deber de humanidad y justicia social, es también para nuestro pueblo un imperativo de nuestra época y nuestro futuro. Del éxito que obtengamos, podrán beneficiarse muchos otros pueblos del mundo.

La lucha por la liberación nacional traía consigo la erradicación del analfabetismo, llevar maestros y escuelas a todos los rincones del país, transformar el sistema educativo y su contenido, diversificar la enseñanza, crear y desarrollar la de carácter técnico y profesional; multiplicar y extender por todo el país las universidades; establecer la educación especial para decenas de miles de niños y adolescentes que la requerían; poner la enseñanza media y superior al alcance de todos los jóvenes, al crear cientos de miles de becas, y otros programas educativos que se llevaron a cabo a ritmos jamás conocidos en ninguna otra parte.

Métodos novedosos fueron empleados en cada una de las etapas para vencer dificultades y obstáculos al parecer insalvables, en medio de constantes acciones subversivas y agresivas procedentes del exterior, un bloqueo económico riguroso y despiadado, e intentos de aislamiento técnico y científico, que han durado más de cuatro décadas y aún perduran.

Miles de escuelas de todo tipo fueron construidas y equipadas. Cientos de miles de maestros y profesores fueron preparados. La formación de cuadros para la defensa de la Patria y la Revolución no fue descuidada. De las escuelas militares vocacionales y las academias de nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias y del Orden Interior, emergieron decenas de miles de oficiales de nivel superior, cuyo probado espíritu patriótico, internacionalismo y valentía quedaron demostrados en las heroicas y victoriosas misiones cumplidas dentro y fuera del país.

Grandiosa ha sido la obra educativa realizada desde el Primero de Enero de 1959, que se puede sintetizar en el hecho de que por cada graduado de sexto grado que entonces había —y que apenas sobrepasaba la cifra de 400 mil— la Revolución ha graduado o formado dos profesionales universitarios o intelectuales.

El cuantioso contingente de científicos que hoy laboran en cientos de centros o unidades de investigación con que cuenta el país, da fe de los avances alcanzados. Por eso, algunos hablan de la primera y la segunda revolución educacional que precedieron la actual etapa.

¡Honor y gloria a los hombres y mujeres que tales proezas realizaron! Sin el enorme capital humano creado por la Revolución, no podía ni siquiera soñarse con la gran revolución educacional que Cuba lleva a cabo en la actualidad, cuya trascendencia rebasará las fronteras de nuestro propio país.

Lo que hasta hoy hicimos partía de conceptos y métodos universalmente admitidos que nacieron en las sociedades elitistas de los países capitalistas más ricos y desarrollados. La Revolución sin duda alguna introdujo fórmulas propias, que se ajustaban al propósito de masificar la educación y hacerla llegar a todos los ciudadanos, de modo especial a niños y jóvenes.

Hoy se trata de perfeccionar la obra realizada y partiendo de ideas y conceptos enteramente nuevos. Hoy buscamos lo que a nuestro juicio debe ser y será un sistema educacional que se corresponda cada vez más con la igualdad, la justicia plena, la autoestima y las necesidades morales y sociales de los ciudadanos en el modelo de sociedad que el pueblo de Cuba se ha propuesto crear.

Tales objetivos no estarán jamás al alcance de una sociedad capitalista. Las dosis de humanismo y solidaridad requeridas para ello no existen ni existirán nunca en esa sociedad, cuyos índices de educación y cultura, cualesquiera que fuesen su tecnología y riquezas, irán quedando cada vez más rezagados con relación a Cuba. Ya muchos de esos índices lo están demostrando de modo irrebatible.

La plena conciencia de la necesidad de una profunda revolución educacional en nuestro país surgió desde los inicios de la batalla de ideas, hace casi tres años, cuando nos vimos obligados a movilizar a todo el pueblo y solicitar el apoyo de la opinión pública internacional, incluida la del propio pueblo norteamericano, en la lucha contra la inhumana y colosal injusticia cometida al arrebatarle a un padre cubano, humilde, trabajador, honesto y digno, el hijo de cinco años, víctima de una tragedia, como otras muchas que con frecuencia ocurren, causadas por una Ley asesina aprobada hace más de 35 años para promover las salidas ilegales y desestabilizar el país.

La propia participación de los niños y adolescentes en las marchas y tribunas abiertas, su conmovedora elocuencia, sus sentimientos de solidaridad y patriotismo, fruto del abnegado esfuerzo de sus maestros y profesores en estrecha cooperación con los padres, influyó mucho en el interés y la atención prestada a los problemas y dificultades provocados por el período especial, la escasez de libros, cuadernos de dibujo y material escolar, así como a los problemas de cualquier índole que podían afectar la maravillosa preparación que nuestros niños, adolescentes y jóvenes habían adquirido gracias a los programas educativos de la Revolución.

Sabíamos que Cuba ocupaba por amplio margen el primer lugar entre todos los países de América Latina. Sus niños tenían casi el doble de conocimientos en las materias esenciales de la educación primaria: Lenguaje y Matemática. Esto lo reconocían los organismos internacionales. En la búsqueda de datos y en las reflexiones que tenían lugar en reuniones diarias en que participaban junto a cuadros del Partido, la Juventud y las organizaciones de masas, representantes y líderes de los pioneros y estudiantes del nivel medio y superior, fuimos sacando conclusiones y profundizando en el estudio de lagunas, problemas, dificultades y deficiencias existentes que, a pesar de los extraordinarios éxitos alcanzados, afectaban a nuestro sistema educacional y, con ello, a los frutos que una sociedad como la nuestra debía y podía alcanzar en todos los aspectos que constituyen sus más elevados y ansiados objetivos.

Por variadas causas disminuía, por ejemplo, el número de jóvenes que solicitaban el ingreso en los Institutos Pedagógicos para convertirse en Licenciados en Enseñanza Primaria. Cientos de aulas en la capital tenían más de 40 alumnos, el promedio era de 37. Los maestros, en su gran mayoría, tenían entre 15 y 30 años de graduados. Las escuelas se quedarían un día casi abruptamente sin los docentes de mayor experiencia y calificación. En las secundarias, escasez creciente de profesores especializados para once, doce y trece asignaturas por grado. Una sola sesión de clases para muchos alumnos. Reducciones en el contenido de la materia a impartir. Menciono sólo algunas dificultades. No deseo repetir otras ya explicadas anteriormente.

Factores objetivos y también subjetivos estaban presentes. Pero lo fundamental era la necesidad de superar viejos conceptos.

Las calamidades generalizadas en el nivel secundario en todo el mundo no podían servirnos de consuelo.

En la batalla de ideas, cada día surgían entre nosotros precisamente nuevas ideas; cada una de ellas engendraba otras. Muchas estaban relacionadas con la educación, y no se trataba ya sólo de la escolar, sino también de la educación económica, cultural y política de todo el pueblo. Sobre la marcha se tomaban medidas tras medidas. Cada idea nueva era sometida a pruebas previas y experimentos serios en condiciones reales. No se podía perder el tiempo ni esperar hasta las calendas griegas. Los recursos eran escasos. Había que buscar soluciones asequibles. Los tabloides en papel gaceta para imprimir materiales de Universidad para Todos, valiosas obras literarias, o el contenido de mesas redondas de especial importancia, nacieron de la escasez de recursos para imprimir libros. Con un dólar se podía imprimir materiales con un costo 150 veces menor que el precio de un libro en cualquier librería del mundo.

Quizás lo más trascendente fue la idea de utilizar los medios masivos y los equipos audiovisuales y de computación para impartir conocimientos a niños, adolescentes y adultos en las escuelas y en los hogares. Se generalizó el uso de la televisión y el video como medios audiovisuales de gran impacto en la enseñanza primaria y media. Se dispone en la actualidad de un televisor por aula en todo el país: 81 mil 169, y un video por cada 100 alumnos. El pasado curso fueron introducidos 44 mil 790 equipos de computación y formados más de 12 mil jóvenes profesores para impartir esta enseñanza no sólo en los centros universitarios, sino también desde el preescolar —donde se habían realizado interesantes experiencias sobre la capacidad de los niños para asimilarla— hasta el grado doce de escolaridad.

El número de escuelas rurales electrificadas para estos fines con paneles solares asciende a 2 mil 320, la totalidad de las que carecían de este servicio.

La idea de extender la enseñanza universitaria a cualquier rincón del país —como necesidad impuesta por las decenas de miles de maestros y profesores emergentes, trabajadores sociales, instructores de arte, obreros y técnicos en cursos de capacitación de nivel superior, alumnos de los planes para la formación integral de jóvenes y de otros programas en desarrollo, muchos de los cuales deberán continuar desde sus puestos de trabajo y lugares de residencia estudios universitarios— tendrá igualmente una enorme trascendencia.

Es imposible enumerar las decenas de ejemplos que podrían citarse. Muchos de los que están aquí presentes saben cómo se iniciaron y se desarrollaron numerosos programas. El trabajo ha sido intenso y los resultados alentadores.

La primera conclusión de lo que hemos alcanzado es que urge continuar y perfeccionar el esfuerzo realizado. Casi casi podría decirse que apenas estamos comenzando.

Con gran esfuerzo de síntesis, les señalaré determinados datos.

El gasto en educación para el año 2002, incluidas las inversiones realizadas, se calcula en 3 mil 121 millones de pesos, que equivalen al 11,4 por ciento del Producto Interno Bruto, índice en el que siempre hemos estado por encima de los demás países del hemisferio.

El número de alumnos en las instituciones educacionales asciende a 2 millones 623 mil 300. De ellos, 423 mil 277 internos, 635 mil 739 seminternos y 1 millón 564 mil 284 externos.

Prescolar y primaria: 995 mil 581.

Secundaria básica: 502 mil 533.

Preuniversitario: 161 mil 017

Enseñanza especial: 55 mil 668.

Enseñanza técnica y profesional, que incluye la formación del personal docente emergente, instructores de arte, profesores de educación física y deportes, escuelas vocacionales y profesionales de arte y otras: 606 mil 653.

El número de los que cursan estudios de nivel universitario por diversas vías y modalidades asciende ya a 201 mil 257.

Los estudiantes de las escuelas de formación integral para jóvenes de entre 17 y 30 años de edad que estaban sin empleo, y hoy estudian y se superan recibiendo del Estado una ayuda económica de acuerdo con su nivel de escolaridad, se elevan a 100 mil 591.

Se abrirán en las próximas semanas escuelas para no menos de 90 mil trabajadores del sector azucarero, cuyos empleos se reducen a partir de la reestructuración de esa industria, debido a los bajos y ruinosos precios de ese producto en el mercado internacional, que ocasionaban al país elevadas pérdidas netas en divisas convertibles. Recibirán una remuneración decorosa basada en el salario que devengaban, a la vez que adquieren amplios conocimientos generales y profesionales que elevan su autoestima y serán muy beneficiosos para el trabajador y el país. Se crea por primera vez en la historia el empleo de estudiar.

Número de maestros y profesores en ejercicio de los que el país dispone en la actualidad para llevar a cabo estos programas: 222 mil 286.

Número total de trabajadores en el sector de la educación, docentes y no docentes: 433 mil 200.

Número de centros educativos: 13 mil 343.

En todo el país, durante el transcurso de los últimos 18 meses, fueron creadas 4 mil 453 nuevas aulas con capacidad para más de 90 mil alumnos. La enseñanza primaria de la Capital ya logró el objetivo ideal de 20 o menos alumnos por maestro y aula. En el resto de las provincias se alcanzó la meta de 20 o menos alumnos por maestro y aula en la mayoría de las escuelas primarias. Cuando en algunas rebasan esa cifra de alumnos por aula, estos son atendidos por dos maestros en vez de uno. Sólo quedan en Cuba 19 mil estudiantes de primaria, el 2,6 por ciento de la matrícula total, sin esas favorables condiciones de estudio, lo que será superado en el transcurso de este año escolar.

Nuestro mayor reto actual es en el nivel de enseñanza de la secundaria básica. En la Capital de la República, por ejemplo, existen 167 escuelas de este nivel con una matrícula de 89 mil 900 alumnos, las cuales disponen sólo de mil 657 aulas de distintas capacidades, que varían entre 30, 35, 40 y 50 alumnos por aula. Debido a esto, alrededor de 35 mil estudiantes sólo cuentan con espacio para una sola sesión, por la mañana o por la tarde.

Las salidas al mediodía de aproximadamente 50 mil alumnos para almorzar en sus casas u otros sitios, una parte de los cuales no regresan a la escuela para realizar las actividades escolares o extraescolares programadas, algunas de ellas opcionales, y la falta de doble sesión para decenas de miles de matriculados, contribuye a que muchos estudiantes de ese nivel sean vistos recorriendo las calles en horas de clases. Hacen falta en las secundarias de la Capital el equivalente a casi mil 200 aulas de 30 alumnos, medidas relacionadas con la solución del problema del almuerzo, perfeccionar la organización de las actividades, incrementar la disciplina de los alumnos y la exigencia de docentes y familiares, a fin de superar estas dificultades. Con la disposición de casi la totalidad del actual personal docente de esa enseñanza decididos a impartir dos o más asignaturas, el refuerzo de los miles de profesores integrales emergentes que estamos formando, y el uso óptimo de los modernos medios audiovisuales disponibles, los adolescentes, en esa importante etapa de sus vidas, multiplicarán los conocimientos que pueden y deben adquirir.

Las demás provincias atraviesan por dificultades similares en esa enseñanza, que con decidido y tenaz esfuerzo serán superadas.

¿Por qué Cuba está llamada a ocupar un lugar cimero en la educación mundial? La comparación no es posible hacerla ya con los países latinoamericanos y del resto del Tercer Mundo.

Analicemos los datos que llegan por diversas vías sobre el estado de la educación en los propios países desarrollados, y comparémoslos con los de nuestro país.

Tasa de escolarización en la enseñanza primaria:

Cuba 100; España 100; Francia 100; Holanda 100; Italia 100; Japón 100; Noruega 100; Portugal 100; Suecia 100; Dinamarca 99; Reino Unido 99; Finlandia 98; Canadá 95; Estados Unidos 95; Irlanda 92 y Alemania 86.

Fuentes: UNESCO y Euridice.

Por ciento de alumnos que alcanzan el quinto grado:

Cuba 100; Alemania 100; Dinamarca 100, Finlandia 100, Japón 100; Noruega 100; Canadá 99; Estados Unidos 99; Francia 99; Italia 99; España 98; Suecia 98; Irlanda 97 y Portugal 97.

Fuentes: UNICEF, UNESCO.

Rendimiento escolar en matemática.

Tercer grado: Cuba 78.2; Canadá 54.4; Inglaterra 40.2; Islandia 34.1; Irlanda 53.7; Japón 77.4; Noruega 31.6; Portugal 45.4; Escocia 44; Estados Unidos 54.6 y Holanda 59.6.

Cuarto grado: Cuba 81.6; Canadá 70.4; Inglaterra 53.2; Islandia 56.9; Irlanda 71.3; Japón 86.7; Noruega 63.7; Portugal 60.7; Escocia 62.4; Estados Unidos 70.3; Holanda 83.4.

En tercer grado estamos por encima de todos.

En cuarto grado sólo estamos por debajo de Japón y Holanda.

Fuentes: OCDE y UNESCO.

Existencia de Canales Educativos:

Canadá sí; Japón sí; Dinamarca no; España no; Estados Unidos no; Finlandia no; Francia no; Irlanda no; Noruega no; Países Bajos no; Portugal no; Reino Unido no y Suecia no.

Fuente: Información pública.

Cuba cuenta con algo más que un Canal Educativo. Transmite diariamente entre 10 y 12 horas de material educativo por los dos canales nacionales, y adicionalmente utiliza el Canal Educativo, en pleno desarrollo. Este abarca ya la Capital de la República y gran parte de las provincias Habana y Santiago de Cuba. Alcanzará a todas las capitales de provincias y ciudades mayores del país, así como a gran parte de las áreas rurales antes de finalizar el presente curso escolar. Contará con muchas más horas de transmisión escolar como parte de un sistema vinculado orgánicamente a todos los niveles y tipos de enseñanza del país.

En ningún otro país del mundo ocurre algo parecido.

Fuente: datos públicos.

Existencia de televisores en todas las aulas:

Cuba sí; Alemania no; Canadá no; Dinamarca no; España no; Estados Unidos no; Finlandia no; Francia no; Irlanda no; Italia no; Japón no; Noruega no; Países Bajos no; Portugal no; Reino Unido no y Suecia no.

Se trata del privilegio de un método educativo generalizado, que sólo existe en nuestro país.

Fuente: datos públicos.

Relación de docentes por habitantes:

Cuba uno por 42.23; Dinamarca uno por 53.6; Portugal uno por 54.7; Suecia uno por 55.4; Francia uno por 62.7; Irlanda, uno por 64.6; Canadá uno por 66; Estados Unidos uno por 67.7; España uno por 68.5; Países Bajos uno por 69.6; Japón uno por 77.8; Alemania uno por 78.7; Finlandia uno por 79.2; Italia uno por 83.5 y Reino Unido uno por 83.95.

Fuente: UNESCO.

Número máximo de alumnos por aula en la enseñanza primaria:

Cuba 20; Canadá 25; España 25; Noruega 25; Reino Unido 25; Dinamarca 28; Alemania 30; Estados Unidos 30; Finlandia 30; Francia 30; Japón 30 y Portugal 30.

En los casos de Alemania y Estados Unidos, no existe un índice único para todo el país; varía entre los diferentes Estados.

Fuente: datos públicos.

Como puede apreciarse, estamos ya ampliamente por encima de los países más desarrollados en la mayoría de los principales índices educacionales. Casi sin darnos cuenta les hemos tomado la delantera. Ellos no tienen la menor posibilidad de superarnos a partir de su modelo social y económico capitalista. A medida que maduren los actuales proyectos y erradiquemos deficiencias y dificultades, iremos ampliando la ventaja.

A estos índices de educación se unirán los esfuerzos de decenas de miles de instructores de arte que ya comenzaron a formarse, la explosión que se producirá en todas las ramas de la actividad artística y en el campo de la esfera intelectual, y los rápidos avances de nuestro pueblo hacia una cultura general integral.

No se trata de sueños ni fantasías; comienzan a ser visibles realidades. ¡Bien vale la pena luchar por ellas!

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

(Versiones Taquigráficas - Consejo de Estado)