Primera visita de Fidel a Baracoa: 65 Aniversario
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Apenas transcurridos algo más de cinco meses del triunfo de la Revolución Cubana, en una intensa jornada de trabajo comprendida en la semana del 21 hasta el 28 de junio de 1959, el entonces Primer Ministro Dr. Fidel Castro recorrió varios territorios desde el centro al oriente del país.
El periplo se inició en la ciudad de Santa Clara e incluyó las hoy provincias de Camagüey, Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo, en función de valorar las posibilidades existentes para la Reforma Agraria, a un mes y días de que firmara la Ley el 17 de mayo en La Plata-Sierra Maestra, entre cuyos principales objetivos estaba el reparto de tierras a los campesinos, con el propósito de otorgarles la posesión legal de su espacio de trabajo.
Aquella marcha fue catalogada por el entonces capitán Antonio Núñez Jiménez, director del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), como “[...] la jornada más firme y fructífera de cuantas se hayan realizado hasta el presente [...] Este viaje ciertamente es histórico, porque representa una batalla formidable y un triunfo total de la Reforma Agraria en nuestro país [...]”*.
La temprana expedición posibilitó la primera de las cinco visitas que realizara Fidel a la histórica región de Baracoa, los días sábado 27 y domingo 28 de junio de 1959.
Se cumplen exactamente 65 años de esos hechos, en los que la huella del Comandante en Jefe quedó inquebrantable en cada espacio geográfico baracoense, en el corazón del pueblo que acudía a su encuentro para conocerlo físicamente y aclamarlo en cada concentración, y en acciones que conducirían el desarrollo económico y social de la región.
En la visita a Baracoa, el Jefe de la Revolución fue acompañado por el entonces comisionado de la provincia de Oriente Carlos Chaín, los Comandantes Calixto García y Manuel Piñeiro, Celia Sánchez y el Capitán Ernesto Casillas, jefe de Operaciones.
Fidel funda Cooperativas Agrícolas
Como lo venía haciendo en todo el periplo, en el recorrido desde la ciudad de Guantánamo hacia Baracoa, Fidel dejó constituidas varias cooperativas agrícolas en diferentes comunidades visitadas.
En esas ocasiones sostuvo un diálogo elocuente y ameno con los obreros y campesinos de los más importantes centros agrícolas, observando las posibilidades para la Reforma Agraria y los planes de industrialización.
El periodista Euclides Vázquez, subdirector del periódico Revolución, también acompañante en el recorrido, narró la demostración de apoyo total del pueblo, en especial del campesinado, a las medidas adoptadas por la Revolución Cubana: “Estas acciones han permitido despojar de sus propiedades a los mayores geófagos de las tierras de Caujerí y Toa.”
La primera parada fue en el poblado de Yateritas, donde visitó el acueducto que daba agua a la base naval estadounidense y creó la Cooperativa Carbonera Yateritas, con el aporte del INRA de los primeros 125 mil pesos, informó el mencionado periodista. El plan integral de esa cooperativa incluía casas para los trabajadores, un centro escolar, un campo deportivo y la construcción de un centro turístico con cabañas en la playa.
En Baitiquirí, donde estaban instaladas las oficinas de la compañía propiedad de los Navarrete, Fidel dialogó con los factores y la activa participación del ingeniero Jorge Demolle, para fundar la cooperativa ganadera San Antonio del Sur, para la cual el INRA dispuso un aporte inicial de 250 mil pesos.
El Valle de Caujerí fue otro de los sitios visitados por Fidel en esa ocasión inicial. Allí crea la cooperativa maicera con un aporte inicial de 300 mil pesos por el INRA; otra cooperativa maicera, con una contribución de 100 mil pesos del organismo, fundó en la ocasión en la hacienda El Quemado, propiedad del exsenador José Menéndez.
Su continua preocupación en preservar los logros que se venían alcanzando, llevó a Fidel a intercambiar y revisar, en el poblado de Imías, al ejército en operaciones en esa zona, baluarte revolucionario en la etapa insurreccional al mando de los comandantes Félix Pena y Efigenio Ameijeiras, que escribieron páginas gloriosas durante la guerra y donde ofrendó su vida el abnegado combatiente Ciro Frías Cabrera.
Fidel en Baracoa
Fidel llega a la ciudad de Baracoa el sábado 27 de junio de 1959. “Fidel llegó primero al Ayuntamiento (hoy edificio de la Asamblea Municipal del Poder Popular y el Consejo de la Administración)", recuerda Oscar Alonso Azahárez, integrante de la comitiva. "Se reunió allí con los comisionados, demás autoridades civiles y militares y luego salió en recorrido hacia la zona noroeste de la ciudad.
"Al llegar a la orilla del caudaloso río Toa -continua el testimoniante-, prepararon la travesía con la transportación en la balsa construida y guiada por Julián “el Chino” Columbié. En el cruce del río, Fidel preguntó hacia donde se dirigían, y José Ángel Romero, que era uno de los Comisionados, le explicó que el itinerario los llevaría a seguir en la carretera de Baracoa a Moa. Una rápida reflexión de Fidel cambió la ruta, pues uno de sus objetivos principales era visitar el entonces municipal Quiviján que por diagnósticos conocía era considerado por muchos especialistas como un emporio de riqueza agrícola en Cuba.”
En la comunidad de Quiviján, Fidel intercambió con dirigentes de la zona y una multitud de campesinos que se congregaban en la medida que conocían de la presencia del Líder de la Revolución. Cuenta Alcides Navarro Noa, dirigente campesino en la época (ya fallecido), que se reunió con el pueblo que se aglomeraba y “habló de todo: cómo vivían los campesinos, el analfabetismo imperante, la falta de tierra propia, de educación, de salud y lo que haría la Revolución para acabar con esos males sociales.”
El diálogo ameno característico de Fidel le permitió conocer del gran número de censatarios existentes en la zona, donde la mayoría de la tierra, más de 400 caballerías, era propiedad del exsenador Anselmo Alliegro, ya recuperada por el Estado cubano. La ocasión fue propicia para crear la Cooperativa Maderera de Duaba, como parte de un amplio plan en elaboración para Baracoa.
El Jefe de la Revolución visitó a campesinos en sus chozas a medio construir, ocasión de escuchar los desmanes cometidos por Alliegro, otros terratenientes y secuaces. Se reunió con líderes obreros y campesinos y miembros del Ejército Rebelde, en la hoy comunidad de Mabujabo.
Todavía en horas de la noche, Fidel continuó sosteniendo entrevistas en el Centro de Capacitación Campesina Rubert López (actual secundaria básica homónima del mártir de la Ciudad Primada). Allí, en reunión cooperada con líderes campesinos y factores económicos, elaboró un amplio plan de desarrollo para la región baracoense, que incluyó la designación de Carlos Chaín, como delegado del INRA en Baracoa, para la conducción del mismo.
Plan de Desarrollo Agrario e Industrial
En la mañana del 28 de junio de 1959, Fidel encabeza un acto cívico con una gran muchedumbre campesina y del pueblo en general, frente al Ayuntamiento de Baracoa, durante el cual anuncia la aprobación del Plan de Desarrollo Agrario e Industrial que será puesto en ejecución inmediatamente.
Un discurso de presente y futuro para Baracoa
Valoró Fidel en su intervención ante los baracoenses que el Plan será de gran beneficio para la masa campesina, y para el desarrollo del mismo, en su condición de Primer Ministro del Gobierno Revolucionario, concedió un crédito de un millón ciento cincuenta mil pesos, recibido por el entonces capitán Jorge Enrique Mendoza, delegado del INRA en Oriente, quien también integraba la comitiva.
En su discurso de conclusión del amplio recorrido realizado, Fidel se dirigió a los campesinos y el pueblo baracoense diciéndoles:
“Yo no estaba aquí (se refiere a la ciudad), pero estaba a muchos kilómetros tierra adentro, observando sobre el terreno la riqueza inexplotada de Baracoa, la pobreza de los campesinos de Baracoa, y este cuadro de ver una de las zonas más pobres, donde pudiera existir una de las zonas más ricas de Cuba. [...] nosotros estimamos que [...] Baracoa puede comenzar a desarrollarse inmediatamente y lo vamos a hacer de la siguiente forma: [...] la aplicación de la Reforma Agraria; la industrialización de toda la zona; el desarrollo intensivo y máximo de la agricultura y el desarrollo de las comunicaciones.”
La Reforma Agraria
Fidel explicó que Baracoa era uno de los pocos territorios donde la inmensa mayoría de la tierra era propiedad municipal con gran número de censatarios que las ocupaban, y conocía por listado entregado en su recorrido por Quiviján.
De acuerdo con ello dispuso: “[...] comenzar inmediatamente a arreglar los títulos de propiedad, para entregar [...] a los censatarios desde cinco o menos caballerías de tierra, de acuerdo con lo que señala la Ley de Reforma Agraria.”
Explicó, además, que ese trabajo sería atendido desde la Escuela de Capacitación Campesina Rubert López, con la colaboración de la compañía allí existente del ministerio de Defensa, en la ejecución de los planes de la Reforma Agraria. Para ejecutar el proceso aprobó un crédito de 50 mil pesos.
Otras acciones contemplaban la valorización de las tierras con más de cinco caballerías bien cultivadas; las que no están cultivadas a repartir a otros campesinos; las tierras abandonadas a lo largo del río Toa o la Vía Mulata, servirán para sostener otras familias, mejorando el estándar de vida de los campesinos, añadió.
De manera inmediata, con la orientación y dirección de Fidel, inició el proceso para atender los reclamos planteados por los campesinos de Baracoa para la Reforma Agraria, y se implementaron varias acciones que aseguraban el compromiso contraído por el Jefe de la Revolución Cubana.
El proceso culminaría en su primera etapa cuando, en la tercera reunión nacional del INRA, Fidel firmaría el primer título de propiedad de la tierra a la campesina Engracia Blet, en el Naranjo del Toa. Ese documento es muestra de uno de los principios que siempre caracterizó a Fidel: la atención al empoderamiento de las mujeres en la sociedad. El título de propiedad de Engracia Blet formaba parte de los 91 firmados el nueve de diciembre de 1959; otros 109 rubricó en un segundo momento y 71 en un tercer momento, para un total de 271, correspondientes a la hacienda Duaba Arriba o Toa, en Baracoa.
Muy contento por lo acontecido, Fidel expresó entonces uno de sus más elocuentes legados para los baracoenses: “Por donde los españoles comenzaron a quitarles las tierras a los indios, empezamos nosotros a devolverlas a los campesinos. [...] Repartir títulos y convertir los cuarteles en escuelas, eso es lo que yo tengo que hacer.”
Industrialización
La pormenorizada estrategia-plan desarrollada por Fidel, con la colaboración de verdaderos conocedores de la realidad local, lo conllevó a razonar la idea de que: “[...] inmediatamente alrededor de aquel centro de capacitación vamos a desarrollar una serie de industrias.”
El Líder de la Revolución expuso al pueblo las diversas industrias que se podían planificar para la rehabilitación económica y social de Baracoa, las cuales son la realidad de hoy. La ViIla Primada las presenta actualmente con gran satisfacción, como el cumplimiento de un mandato en el cual trabajar siempre: “la zona industrial de Baracoa.”
Para Fidel las prioridades de las industrias proyectadas y realizadas se dirigían a: la explotación adecuada de la madera, enfatizando que debemos “[...] extraer de su naturaleza grandes riquezas, en la misma medida que aumentamos sus recursos naturales [...]”; instalar un aserrío grande moderno bajo el principio de que “[...] en la misma medida en que vayamos derribando los montes por distintas secciones, iremos estableciendo otros montes de los árboles más útiles, plantaciones de cacao donde se pueda producir el cacao y plantaciones de café donde se pueda producir el café [...]”; adquirir el resto de los aserríos para su puesta en disposición técnica; explotar la industria del carbón con la madera que no esté en condiciones de elaborar; establecer una gran carpintería para producir los propios muebles de los campesinos; sembrar pastos en las zonas que no permita la repoblación maderera para crear grandes cooperativas ganaderas, a su vez establecer una gran lechería de raza que permita producir algunos derivados de la leche sustentado todo en la producción de pienso ya que enfatizaba “[...] aquí no se nos puede perder ni las cáscaras de café, ni la mazorca del cacao; ni un sólo grano de palmiche ni nada que pueda servir para hacer pienso para el ganado vacuno [...]”; establecer una planta para elaborar el cerdo y sus resultados; hacer otra planta para extraer el aceite de coco con la utilización del bagazo también en la producción del pienso; establecer una industria para elaborar el cacao “[...] que en el futuro pueda ser una gran centro de exportación, trayendo aquí a Cuba de cualquier país del mundo los mejores técnicos para fermentar el cacao y para elaborarlo.”; desarrollar la industria de alimentos con la materia prima de aquí; establecer varias plantas hidroeléctricas “[...] que bien construidas pueden permitirnos dar energía suficiente [...] a menos de un centavo el kilowatt [...]”.
Desarrollo intensivo y máximo de la agricultura
Al valorar el estado de la agricultura, el entonces Primer Ministro y también Presidente del INRA, propuso varias acciones partiendo de: la atención cultural del cacao a partir del abono y fumigación de la planta al igual que el café, aprobando un crédito de doscientos cincuenta mil para cada rubro.
Explicó además a los presentes: “Al campesinado le vamos a dar crédito barato, crédito al cuatro por ciento anual [...]"; desarrollar otros cultivos como la piña, el tomate y en general granos “[...] que en distintos paños de tierra en Baracoa se puede explotar [...]”; sembrar guineo con el cacao, una de las tradiciones locales, ya “[...] que las tierras más ricas del país para la producción del guineo de exportación era Baracoa [...]”, debía hacerse en dos principios fundamentales “Primero, en las tierras ya establecidas, segundo, en las tierras que se van desmontando, [...]”; orientaba también la siembra de todas las tierras buenas para plátanos.
Al finalizar esta línea de proyección expresó: “Se dice que en aquellos tiempos había una buena economía en Baracoa y había una buena economía porque se exportaban unos cuatro millones de racimos y valían a sesenta centavos el racimo. Imagínese que lleguemos a exportar ocho o diez millones y valga el quintal a ocho pesos. Solamente el guineo, lo que significaría para la economía de Baracoa.”
Comunicaciones
Fidel analiza la importancia de las comunicaciones, principalmente en aquellos territorios donde no se desarrollaba la industria azucarera.
Baracoa era una localidad muy aislada y sólo las vías marítimas y aéreas le daban con mayor sistematicidad el contacto con otros territorios, y a través de las primeras principalmente se había sostenido la economía local.
Fidel trazó las pautas para desarrollar las comunicaciones en Baracoa, con la realización de “[...] las dos carreteras, la Vía Azul y la de Moa por el ministerio de Obras Públicas [...]”. La primera contemplaba el enlace de Baracoa con toda la zona sur y los actuales municipios de Imías, San Antonio del Sur y Guantánamo, con la conclusión del viaducto montañés de La Farola, una de las obras insignes y considerada Maravilla de la ingeniería cubana. La segunda posibilitaba acercar a la población moense, minera e industrial, al contacto recreativo con lo que el propio Fidel denominó “[...] la conexión con una de las regiones más bonitas del país.”
Con respecto a la Vía Mulata expresó: “[...] vamos a conceder un crédito a las asociaciones campesinas para que utilizando hasta el máximo la colaboración del pueblo, con los dineros de la Reforma Agraria hacer también la Vía Mulata.”. Esta acción era muy importante para Fidel, ya que, asociada a la misma, se encadenaría la posibilidad de una mayor producción de la industria carbonera en la zona.
En su visión de futuro, adelantó que, una vez terminada la Vía Moa, se comenzaría a trabajar en la carretera Baracoa-Maisí, entre otras. Que se estudiaban otras acciones como: un taller de confecciones en la ciudad para la atención a las mujeres; fomentar más Tiendas del Pueblo; organizar una cooperativa de pescadores, la rehabilitación del muelle, las calles y la atención a la salubridad.
De esta manera, lo que Fidel catalogó como la región del país más incomunicada cuando triunfa la Revolución, comenzaba a ser atendida y escuchada para dejar de ser olvidada.
Como conclusiones y motivando al pueblo concentrado que escuchaba y proclamaba con aplausos aquella histórica propuesta de Plan de Desarrollo Agrario e Industrial, Fidel exhortó: “Lo que tarde esto en empezar a andar ya no depende de nadie más que de ustedes. [...] en el futuro el cuadro de Baracoa será: miles y miles de pequeños propietarios en prósperas fincas y miles de personas trabajando en la industria [...]. Baracoa cuenta con [...] los tres elementos que necesitan para producir riqueza, que es el pueblo, la tierra y los recursos; si los tenemos todos, ¿qué no haremos? [...]”
Visión de futuro
Con el transcurso de los años, el desarrollo económico-social de Baracoa continuaría en crecimiento. Se entregaron tierras a los campesinos y se crearon diversas cooperativas, se desarrollaron la mayoría de las industrias propuestas, siendo insignia la fábrica de chocolate Rubén David Suárez Abella, inaugurada el primero de abril de 1963; las mejoras agrícolas se asociaron con los principales productos identitarios, como el cacao y el coco; se habilitaron al funcionamiento las cuatros vías comunicacionales con el resto de país, y la ciudad se benefició hasta centrar hoy uno de los destinos turísticos importantes del país.
La situación económica imperante y la sistemática incidencia de fenómenos meteorológicos que azotan la región más oriental de Cuba, han influido de manera negativa en muchos de esos logros, aunque se buscan alternativas para mantener la obra de la Revolución y de Fidel.
A 65 años de aquella histórica primera visita de Fidel a Baracoa, el pueblo continúa enarbolando con orgullo el legado que nos dejó, alzando la bandera de la unidad, junto a sus dirigentes. Con la resistencia creativa que lo caracteriza lleva adelante un Programa de Desarrollo Local, que tiene su base en las ideas del Líder Histórico de la Revolución Cubana.
La Primera Villa de Cuba guarda, entre sus más preciados tesoros, la memoria del encuentro con el Líder de la Revolución Cubana, el legado de su ejemplo imperecedero, su ferviente optimismo y fe en la victoria, en su afán supremo de hacer la Revolución y cumplir el Programa del Moncada.
Fuentes:
*Periódico Revolución, 26 de junio de 1959.
Otras fuentes: Antonio Núñez Jiménez En Marcha con Fidel-1960; entrevista del autor con Oscar Alonso Azahárez, miembro de la Sección de Propaganda del M-26-7, acompañante del recorrido, como corresponsal del periódico SURCO (Órgano del campesinado en Oriente); periódico Revolución, primero de julio de 1959.