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Cuba y Angola, una de las páginas más hermosas del internacionalismo

En el año 1977, Fidel realizó su primera visita a Angola, como parte de un recorrido por otros cuatro países de África subsahariana: Etiopía, Mozambique, Somalia y Tanzania. Foto: Archivo Granma
En el año 1977, Fidel realizó su primera visita a Angola, como parte de un recorrido por otros cuatro países de África subsahariana: Etiopía, Mozambique, Somalia y Tanzania. Foto: Archivo Granma

Date: 

21/08/2023

Source: 

Cubadebate

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Cuando a finales del año 1975 llegaron a este país –a solicitud del recién electo presidente Agostinho Neto– los primeros combatientes cubanos para impedir los planes urdidos por el Gobierno de Estados Unidos y el régimen racista de Sudáfrica para frustrar la independencia de Angola, se iniciaba un sólido camino de solidaridad y colaboración entre nuestras dos naciones.
 
La Operación Carlota, como se llamó a aquella épica decisión de ambos países, se convirtió en un hito de la historia y de la solidaridad mundial, que de muchas maneras marcó la hermandad de nuestros dos pueblos. Más de 2 000 cubanos perdieron sus vidas en esos años, y la sangre de cubanos y angolanos se mezcló en el campo de batalla para siempre.
 
Sobre esos excepcionales sucesos y la labor llevada a cabo por los combatientes cubanos en tierra angolana, reflexionaría el Comandante en Jefe en el año 1992, en un discurso pronunciado en el Palacio de la Revolución:
 
«Parto de la convicción de que esa gran herencia histórica no puede ser destruida. Parto de la convicción de que los valores que en el pueblo de Angola sembró Agostinho Neto, sembró el MPLA, sembró José Eduardo dos Santos y han sembrado tantos dirigentes angolanos, no pueden ser destruidos, y que esos valores prevalecerán como prevalecerá nuestra amistad en cualquier circunstancia, como prevalecerá el ejemplo de lo que juntos hicimos, porque juntos, repito, escribimos una de las páginas más hermosas del internacionalismo».
 
Y en esas páginas, tanto Cuba como Angola bien lo saben, resulta imposible olvidar el papel desempeñado por Fidel y Agostinho Neto, dos líderes a los que no solo unió la amistad, sino también la admirable firmeza revolucionaria, la defensa de principios, la tenacidad en la lucha y otros tantos valores que honraron en el transcurso de sus vidas.
 
Del empuje de ambos fue fruto –apenas cuatro días después de la Declaración de Independencia de Angola– que el 15 de noviembre de 1975 se firmara el establecimiento de las relaciones diplomáticas entre los dos países, aunque los vínculos con el Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA) se remontan a 1965.
 
Angola –diría años después el General de Ejército Raúl Castro Ruz– es «una página brillante, limpia, honrosa y transparente de la historia de la solidaridad entre los pueblos, de la historia del internacionalismo, de la historia de la contribución de los cubanos a la causa de la libertad y el mejoramiento humano. Angola es también, por todo eso, una página honrosa de la historia de Cuba».
 
Y Angola es, para muchos en Cuba, un amasijo de afectos, recuerdos y dolores que jamás podrá ser borrado de nuestras familias y comunidades. Unos 427 000 cubanos cumplieron misión internacionalista en esta hermana nación entre los años 1975 y 1991:
 
377 000 como combatientes y 50 000 como colaboradores en salud, educación, construcción, administración y otras esferas. Otros miles han continuado luego esa honrosa obra de solidaridad.
 
Cabinda, Quifangondo, Los Morros, Ruacaná, Calueque, Sumbe... marcaron los destinos de muchos en Cuba, y aún lo hacen, pues como dijera Raúl Castro en el año 1977, durante una visita a esta nación africana: «Los pueblos de Angola y Cuba son hermanos en todos los aspectos, y por tal motivo siempre estaremos uno al lado del otro (...). En los tiempos buenos, en los tiempos malos, y para siempre. ¡Nos llevaremos solamente la amistad indestructible de este gran pueblo, y los restos de nuestros muertos!».
 
Ese mismo año realizó Fidel su primera visita a Angola, como parte de un recorrido por otros cuatro países de África subsahariana: Etiopía, Mozambique, Somalia y Tanzania. Luego volvería en el año 1986. En ambas ocasiones resultó inevitable el tributo en el cementerio del Alto de las Cruces al general de División cubano Raúl Díaz-Argüelles, primer jefe de la misión internacionalista cubana en ese país, caído en combate el 11 de diciembre de 1975.
 
Por varios años, en ese lugar reposaron los restos mortales del entrañable combatiente. Y, aunque luego fueron trasladados a Cuba, ese continúa siendo espacio para el homenaje a quien tuvo una ejemplar hoja de servicios desde su incorporación al Directorio Revolucionario 13 de marzo, hasta el fatídico día en que, durante una misión de combate en la zona central de Angola, el vehículo en que viajaba fue alcanzado por una mina.
 
Sobre Díaz Argüelles, quien al decir de su hija Natasha, «no estuvo nunca en el vértice de las acciones, siempre se introducía en la tempestad», el Comandante en Jefe expresó: «Hay ejemplos revolucionarios que los mejores hombres y mujeres de las futuras generaciones dentro y fuera de nuestra patria no podrán olvidar. Este es uno de ellos, mas no nos corresponde a nosotros evaluarlo; de ello se encargará la historia».
 
Desde la Mayor de las Antillas, la participación en el desarrollo socioeconómico de este país africano ha sido constante, basado sobre todo en la formación de recursos humanos y en los servicios prestados por la colaboración médica, que inició en el año 1976; así como en los ámbitos de educación, cultura, agricultura, construcción y recursos hidráulicos y energéticos.
 
En ambos países se recuerda de manera especial las labores llevadas a cabo por el Destacamento Pedagógico Internacionalista Ernesto Che Guevara, nacido de las ideas de Fidel, y que prestó ayuda en esta nación desde 1978 hasta 1986, para contribuir a alfabetizar a la población angolana, un 85 % de la cual no sabía leer ni escribir cuando fue declarada la independencia de ese país. Más de 2 000 estudiantes cubanos de Pedagogía, de los cuales el 59 % era mujeres, formaron parte de esa importante misión en la tierra de Agostinho Neto.
 
Desde Angola, son miles quienes han vuelto también parte de sus vidas el hacer por Cuba y apoyar a nuestro pueblo. Son, en su mayoría, de esos agradecidos que estudiaron en la Mayor de las Antillas o que fueron beneficiados con alguno de sus programas, y ahora buscan de alguna manera retribuir lo hecho por ellos.
 
Cuba agradece a los amigos, porque son genuinos y muy sólidos los lazos de amistad, anudados desde la esclavitud, que unen a nuestros pueblos. A agradecer, en nombre de nuestro pueblo, y en honor a la historia, llega también a Angola el Presidente Díaz-Canel.