La masacre de Cassinga: 42 años en la memoria
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"Y no podrá olvidarse jamás, y espero que la historia no olvide jamás, aquella matanza de Cassinga", expresó el Comandante en jefe en encuentro sostenido con miles de colaboradores internacionalistas cubanos en Angola, el 9 de septiembre de 1986. Y agregó: …"nunca lo podremos olvidar, fue una prueba de cómo actúan estos elementos racistas y fascistas, un acto de terror inconcebible…".
El 4 de mayo de 1978, los combatientes internacionalistas cubanos que se encontraban preservando la independencia angolana en la línea de defensa más al Sur, tuvieron un amanecer diferente.
El estridente sonido de las bombas de racimo de hasta más de 1000 libras, que se veían caer en el campamento de refugiados namibios en Cassinga, a 16 Km de su grupo táctico; los llevó a ocupar posiciones de defensa a lo largo de un descampado terraplén que se convirtió en el escenario de un desigual combate.
Con coraje enfrentaron el paquete bélico que contenía Hércules C-130, aviones de transporte Transall C-160, helicópteros Pumas Super Frelons, bombarderos Canberra, habilitados con bombas antipersonales, Mirage III equipados con explosivos de alta fragmentación, y la descarga de roquet y proyectiles de diferente calibre.
Los valientes internacionalistas salieron a pecho descubierto, como lo transcribió Ignacio Ramonet en su libro Cien horas con Fidel, para detener la masacre cometida por la aviación sudafricana que cazaba como presas a niños, mujeres, ancianos; quienes habían cruzado la frontera desde Namibia, protegiéndose de la ocupación ilegal de su pueblo, en el cual los racistas aplicaban la denigrante política de Apartheid.
A 42 años de ese crimen del ejército sudafricano, se rinde homenaje a las 16 vidas que abonaron la epopeya de Cuba en África en defensa de Cassinga, a los heridos cubanos, angolanos y namibios y a los más de 600 refugiados víctimas de la masacre. Cada año Namibia y Cuba en la distancia coinciden otra vez en el homenaje, pero en esta ocasión, desde el cumplimiento de medidas que nos salvan a todos de un peligro común de dimensiones pandémicas, y con el regocijo del legado de nuestros héroes de ayer y de hoy.
En aquel contexto mientras EE.UU, Sudáfrica y Francia, se apoyaban por sostener las más diversas formas de colonialismo en África, nuestro pequeño país, inmenso de humanismo, escribía páginas gloriosas, aun silenciadas por el imperio mediático que manipula la información a nivel mundial.
La obsesionada praxis del gobierno estadounidense por embargar las grandezas de Cuba y sembrar el desconocimiento sobre el impacto del bloqueo financiero más vetusto de la historia, no han impedido proezas como las que exhibe nuestro país con una esperanza de vida que sobrepasa los 78 años, la tasa de mortalidad infantil y materna total por debajo de 5 fallecidos por cada mil nacidos vivos y 37.4 por cada 100 000 respectivamente, así como la batalla inigualable por la salud mundial, enfrentando la pandemia que azota al mundo.
No han podido impedir que Cuba ostente una cobertura de vacunación tan amplia como las que proporcionan 11 vacunas entre ellas 8 de fabricación nacional, que cubren 14 enfermedades como la Poliomielitis (OPV), Difteria, Tétanos y Tos ferina (DPT) Rubéola, Parotiditis y Sarampión (PRS), Enfermedad meningocócica, Hepatitis B, Meningoencefalitis por H. Influenzae tipo b y Tuberculosis (BCG); que cercenan la vida de miles de personas diariamente en el mundo, incluyendo el desarrollado.
No han podido impedir el avance en la fabricación de vacunas más novedosas que se incluyen en la lucha contra el cáncer, y más recientemente, en esfuerzos encomiables contra el SARS-CoV-2, no solo para lograr la inmunidad en nuestro país, sino para el mundo.
Hoy, el capitalismo enarbolado por el gobierno estadounidense, en correspondencia con su sistema opaco, de naturaleza explotadora y predatoria, tal como la describió Marx, se desvela por su capital financiero, que a fin de cuenta, ha dejado al desnudo lo más vital en este contexto que descota las fortalezas más incontrastables.
Por su parte, Cuba rinde homenaje a los combatientes de Cassinga, a los médicos y personal sanitario que enfrentaron el sangriento despliegue de los servicios médicos ese día de 1978, precursores de esta Cuba solidaria inmensamente grande, forjadora de nuestro principal capital: el humano. Ese que también logró sobrevivientes en Cassinga y al cual Fidel llamó a no olvidar.