Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en el acto por el cumplimiento del plan de azúcar de la provincia de Holguín, efectuado en el Central Nicaragua, Banes, el 28 de mayo de 1996
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Queridos compañeras y compañeros del central Nicaragua y de Holguín:
Ustedes son buenos azucareros, pero no son buenos organizadores de actos (RISAS). Los actos se organizan de noche o por la tarde, y más o menos al aire libre, ¿no?, y no en las calderas del central azucarero; pero, de todas maneras hasta nosotros nos vamos a convertir en azúcar en este acto (RISAS).
Hoy es un día de especial significado para todos, para ustedes como holguineros y como participantes activos en esta proeza. El gran honor de haber cumplido la meta de 495 000 toneladas no habría sido posible sin un trabajo serio, entusiasta, constante e inteligente; no habría sido posible sin el espíritu de ustedes, los trabajadores azucareros y los de todos los centrales, porque ya casi todos en la provincia han cumplido la meta.
Nos falta aquí en el Nicaragua un poquitico de azúcar, unas 4 000 toneladas me dijeron, ¿no? (Le dicen que 3 421 toneladas.) ¡Ah!, ¿son 3 421? ¡Mejor!, es menos; lo que les queda son 3 421. ¿Y quién demonios me dijo 4 000 hace unos minutos? (RISAS.) (Le dice que él mismo). Usted me estaba diciendo que quedaban no sé cuántas y ahora me han quitado casi un 20%.
Les queda un poco de azúcar por producir; pero, en cambio, tienen la caña necesaria para producirla. Ahora bien, esa caña, unos tres millones y tantos de arrobas, hay que molerla bien y con el máximo de eficiencia.
Necesitamos un poquito de suerte en el sentido de que el clima más bien nos favorezca en vez de obstruir el trabajo, porque con ese azúcar que ustedes deben hacer y con el que falta todavía en algunos centrales, como el "Frank País", el más distante; el Guatemala, que está a punto de terminar, según me explicaron; el "López Peña", que va a seguir trabajando; el "Fernando de Dios", que va a seguir trabajando, y el "Freyre", que no se puede olvidar bajo ningún concepto, con esos cinco centrales y moliendo la caña que les queda con un rendimiento razonable —ellos han hecho bien los cálculos—, piensan llegar a las 506 000 toneladas, con lo cual habrían quedado ustedes en primer lugar en producción azucarera, delante de Villa Clara, que ha producido 505 000 toneladas. Ustedes, por si acaso, hagan algunas más, ¿eh?, no sea que... (RISAS.) Si les quedan algunos matorrales de caña, los muelen también; todo menos la semilla, que es lo que hay que preservar, y, lo demás, seguir adelante con el plan de cultivos.
Las noticias son buenas, las que nos dieron sobre la cantidad de tierra preparada, surcada y fertilizada.
La idea de terminar la siembra el 10 de junio es un adelanto considerable en la primavera, aprovechando esta humedad que, por otro lado, nos hace mucho daño en la producción azucarera. Eso completa el cuadro de un esfuerzo óptimo en las condiciones en que hemos tenido que hacer esta zafra, porque el mérito grande de haber cumplido esa meta estriba en el hecho de que el año ha sido excepcionalmente lluvioso en esta provincia, que ha recibido golpes de agua muy fuertes, al igual que Las Tunas. Solo en Las Tunas cayó más lluvia que en Holguín, por eso, al final, de estas dos provincias dependía el éxito de esta zafra, o dependía que el éxito fuese grande, que el crecimiento fuese impresionante, que el país pudiera cumplir sus compromisos, que el país pudiera consolidar la confianza en nuestra capacidad de hacer las cosas con un poco de recursos, porque estuvieron los centrales, durante años, sin suficientes metales, las máquinas sin suficientes piezas y recursos en general, la caña sin fertilizantes. De modo que no se ha hecho esta zafra en condiciones de abundancia, sino más bien de escaseces; no había suficientes motores, suficientes tractores reparados, ni suficientes medios de transporte para poder garantizar una norma potencial de molida, realmente, satisfactoria.
Un elemento que influyó mucho fueron las lluvias extemporáneas en distintos lugares del país: Pinar del Río, Ciego de Avila, Matanzas, Cienfuegos, Camagüey. También en algunas provincias se organizó mejor todo, en algunas provincias se movilizó más a la población en el momento oportuno, y no se trataba de entusiasmo, porque el entusiasmo era igual en todas partes de un extremo a otro de la isla, nosotros lo hemos visto, pero variaban las condiciones: algunos tenían un poco más de recursos, la situación de la industria, el clima, como dije; pero también era muy importante una estrategia perfecta.
Los compañeros de Holguín y de Las Tunas, por ejemplo, que fueron los más golpeados por la lluvia, maniobraron, y cuando en el norte no podía trabajar nadie ni podía transportarse la caña, movilizaban fuerzas hacia el sur y adelantaban.
Holguín y Las Tunas hicieron lo mismo; al final quedaba una gran cantidad de caña por moler, principalmente en Las Tunas, cuyos colosos están en el norte y donde habían caído cantidades de agua que no tenían precedente.
Prácticamente la zafra en aquella provincia, en aquellos colosos del norte, comenzó en abril, era muy poco lo que habían cortado en los meses anteriores; los golpes de agua —llamamos golpes de agua cuando es un golpe, no aguaceros normales— se produjeron en Holguín más de una vez, y dos buenas provincias, con magníficos centrales, estaban sin moler gran parte de la caña. Ibamos, realmente, a sufrir una reducción importante en la producción de azúcar, y venía la primavera, que estas dos provincias, afortunadamente, hacia el norte, como norma, no son muy lluviosas en mayo y en junio; esta vez, a fines de mayo, como ustedes vieron, ha caído agua fuerte también en las dos provincias.
En Las Tunas se hizo un gran movimiento, ya que Las Tunas tenía que estar prácticamente un mes más cortando caña, de brigadas de camino, de obras de fábricas, de diques, hasta de pequeñas presas que ayudaban a impedir las inundaciones y canales de drenaje; se hizo un enorme trabajo en unas cuantas semanas. Los hombres trabajaban día y noche. Recibió la provincia la ayuda de otras provincias del país, hasta desde Sancti Espíritus. Primero fueron hacia Ciego de Avila, después hacia acá; es decir que las fuerzas maniobraron no solo dentro de las provincias, sino que algunas que habían terminado primero contribuyeron con máquinas, transporte, hombres y técnicos de la industria para ayudar a aquellas provincias que estaban en una situación comprometida.
Bueno, sin eso no estaríamos hoy en el 4,4 ese, 4 400 000 toneladas de azúcar. Y hoy celebramos las dos cosas, que el país haya llegado a 4,4 y que Holguín haya cumplido su plan azucarero (APLAUSOS).
En algunos casos, en la vecina provincia de Las Tunas se hizo lo increíble con el central que más temíamos, que era el Argelia Libre. Históricamente el Argelia Libre es un central que ya es difícil que muela después de mediados de mayo, tiene tierras muy bajas y está bastante necesitado de drenajes, de canales; allí se concentró el esfuerzo, pero también en el "Guiteras" y en el "Jesús Menéndez".
Una cosa que puede decirse admirable es que hoy no queda una sola caña en el Argelia Libre, el más peligroso de todos: no hay una caña; pero quedan todavía cerca de 60 millones de arrobas por moler en Las Tunas.
Fue una gran suerte la movilización de equipos para arreglar y construir caminos, algo similar se hizo también aquí, en algunas zonas de la provincia de Holguín. Eso está ayudando muchísimo, porque habían caído aguaceros fuertes durante dos días y los centrales están moliendo. Tenemos muchas esperanzas puestas en los trabajos que se hicieron de caminos, de canales, de drenajes, de todo eso.
Es una zona que, por lo general, llueve poco, como sucede en Holguín. Hay años —como ustedes conocen— en que la sequía ha hecho gran daño en estas provincias. Bueno, por eso hemos construido cuanta presa y cuanto embalse han sido posible en las dos provincias. En Las Tunas la última fue la de "Juan Sáez", y a veces ni la presa cogía agua. Así que allí hay que trabajar con la naturaleza, a pesar de lo ingrata que se comporta a veces, como este año; perfeccionar los métodos de siembra, de trabajo, para aumentar los rendimientos de la caña; reducir las posibilidades de inundaciones todo lo posible. Es la forma en que debemos trabajar en estos tiempos, como hemos trabajado este año.
Hay que buscar variedades nuevas de caña, se están buscando. Recuerden que perdimos una de las mejores que teníamos, la Barbados 4362 que daba mucho azúcar temprano, para empezar la zafra. Han tenido que ser sustituidas por otras, por las mejores de que disponíamos, pero hay que hacer un gran trabajo para aumentar los incrementos de azúcar y los incrementos de caña en las variedades que sembremos.
Como ustedes saben, la Revolución ha llenado el país de presas, ya quedan pocas presas por construir en Cuba en zonas agrícolas. Quedan también pocas obras, pocas carreteras; se han hecho muchas y se van a seguir haciendo. Hubo un momento en que los recursos eran abundantes. Tengo entendido que la Revolución ha construido cinco veces el número de caminos y carreteras que tenía el país antes del triunfo y es cierto, se ven por dondequiera.
Pero el mérito grande de este año, de esta zafra que ustedes han dado en llamar Zafra de la Dignidad, en condiciones climáticas desfavorables, es que se ha hecho en pleno período especial. Obtuvimos algunos recursos en forma de créditos que debemos pagar, como es lógico, eso es elemental. Hemos producido el azúcar para pagar los créditos que pedimos para el azúcar, con el azúcar incrementado; el incremento ha sido el suficiente para pagar los recursos que recibimos y que tenemos que volver a recibir para continuar creciendo.
Claro, el enemigo se mueve, no quiere que dispongamos de un centavo para comprar ni un tornillo; quiere detener este movimiento que avanza, que demuestra lo que puede hacerse en muchos campos: se incrementó la producción de tabaco, la de arroz se está incrementando, ya que una gran parte del arroz hay que importarla. Hay escasez de arroz en el mundo, se han elevado mucho los precios y estamos enfrascados en un esfuerzo grande también, de tipo técnico, para extender las plantaciones y duplicar los rendimientos si es posible. También el arroz necesita créditos para producirlo más barato que lo que nos cuesta.
La producción de viandas y vegetales se ha incrementado en todas las provincias; en papas se lograron récords históricos y todo esto mediante el esfuerzo.
Las construcciones para el turismo se están incrementando. Ustedes no están muy lejos de un importante polo turístico que se desarrolla en la zona de Guardalavaca. Tienen otras riquezas naturales, lamentablemente no esas grandes playas, pero sí muchos lugares aptos para el turismo. Tenemos también algunos hallazgos que se han hecho de restos indígenas en esta zona y se ve prosperar el país por esos lugares en momentos muy difíciles.
Ahora, además del bloqueo —que era duro—, tenemos que luchar contra esta ley Helms-Burton, yo pronuncio muy mal el inglés —dicen que a la ley le llaman "Gilberto" ahora. ¿Cómo es Felipe que le dicen? (Le aclara Felipe que le llaman "Gelberton"), la llaman "Gelberton" (RISAS). Locos que hay, ¿no?, cretinos, fascistas, gente fanática de la reacción. Ellos no van a bloquear a otros países por ahí, donde andan los niños descalzos, sin escuelas, sin hospitales, como consecuencia del sistema capitalista, no van a bloquear a esos. Llevan a cabo esta práctica con el país que tiene los más bajos niveles de mortalidad infantil en el Tercer Mundo, los más altos niveles educacionales en el Tercer Mundo, los más altos niveles científicos en el Tercer Mundo, donde la población ha recibido en todos los tiempos, los buenos y los malos, cuanta protección ha sido posible, por ser un sistema justo.
Es un orgullo estar viviendo este bloqueo y este período especial tan duro y, sin embargo, ver que no hay una sola escuelita cerrada, ver a los niños de la primaria, de la secundaria y de los preuniversitarios, ver las escuelas funcionando; ver que en este país no se ha cerrado un solo policlínico, un solo hospital, y que cada año hay más médicos de la familia viviendo en la esquina de los vecinos, con excelentes resultados; sin que un solo ciudadano se haya quedado desamparado, y un país que ha podido preservar sus conquistas fundamentales, su independencia y su Revolución.
¿Quién les va a hacer a ustedes la historia? A los que nacieron después de la Revolución se lo habrán contado los padres; los que nacieron antes y eran niños, algunas cosas vieron o por lo menos muchas cosas sufrieron, y los demás saben de quiénes eran todas estas tierras, la bahía de Nipe completa.
Hoy veníamos nosotros por allá, cerca del central "Urbano Noris", viendo unas plantaciones de plátano con microjet; después fuimos al central "Fernando de Dios"; más tarde llegamos hasta aquí —hemos estado mucho tiempo volando en el helicóptero y recorriendo por distintas vías—, y todas esas tierras, que hoy son tierras de campesinos, tierras de CPA, tierras usufructuarias por las UBPC, que son dueños de la producción; por granjas integrales administradas por el Ejército Juvenil del Trabajo y otras fuerzas, ¿todo eso de quién es hoy?, ¿a quién pertenece? (DEL PUBLICO LE DICEN: "¡Al pueblo!") ¡Al pueblo!, y al pueblo apenas si le daban permiso para caminar por esos lugares, no podía salirse de la guardarraya, excepto para cortar caña; y tenían que venir hasta de La Habana a cortar caña, tal era el nivel de desempleo.
Hoy uno vuelve por estos pueblos que visitó al principio de la Revolución, y yo siempre me hago una pregunta: "¿De dónde habrá salido tanta gente?" (RISAS.) Porque antes era el central azucarero y nada más, algunas limpiezas, a guataca limpia, donde el hombre iba a cobrar por ajuste muchas veces, ni siquiera un salario, sino un ajuste que firmaba: "Tiene que limpiar tanto y más cuanto en tantos días, y te pago tal miseria." Ni en época de zafra había trabajo para todos. En tiempo muerto, como le llamaban, y bien muerto que era, y bien muerto que debe quedar, había, por supuesto, cientos y cientos de miles mendigando un trabajo. Todas esas inmensidades de tierra eran propiedad del extranjero; no eran propiedad de Cuba, no eran propiedad del pueblo, no se producía para el pueblo. Son realidades.
Cuando se decía Nicaragua, ¿qué se decía... ? Bueno, no se decía Nicaragua, ese nombre se lo puso la Revolución (Le dicen que se llamaba Boston). ¡Ah!, este era el Boston, una ciudad norteamericana, y todas las tiendas y todo lo que se veía por ahí era de la empresa, y todo por ahí para allá era de la United Fruit y de otras empresas extranjeras. Se pierde la vista mirando las llanuras que eran propiedad de otros y no del país, de otros que no fueron los que lucharon aquí por la independencia, que no eran los hijos de los que lucharon junto a Calixto García, a Maceo y a tantos otros patriotas; eran otros que llegaron y se apoderaron de todo. Ese es el odio a la Revolución, ese es el pecado que quieren cobrar de todas maneras, y llevan 37 años tratando de cobrarlo.
Contra esa potencia que era la dueña de todo esto, hemos conquistado nuestra independencia, y es hoy la potencia militar y económicamente más grande de la Tierra.
Ha sido una lucha épica, heroica desde 1868. ¿Cuánto tiempo llevaban los holguineros luchando por la independencia?, esa que nos quieren arrebatar hoy y que la estamos defendiendo con nuestra valentía, con nuestro heroísmo, con nuestra disposición a la lucha; la defendemos en esos tándemes, en esas calderas, en esos ferrocarriles; la defendemos con los cortadores de caña, con los operadores de las máquinas, con los transportistas y con todos los que trabajan para el pueblo y por su pueblo (APLAUSOS); que trabajan no solo para los que están sanos, sino para los que están enfermos, para que tengan medicinas, para que tengan alimentos; que trabajan no solo para los que son jóvenes, sino para los que ya no pueden trabajar por su edad y sin embargo tienen necesidad de vivir como los demás. Ese es realmente un espíritu admirable.
Hace un rato les decía sobre mi pregunta de dónde salía tanta gente, porque por dondequiera que uno llega, en un antiguo central que era muy pequeñito, se encuentra una multitud; pero nos olvidamos de que muchas personas no solo trabajan en la caña, sino trabajan como instructoras en los círculos infantiles, trabajan en las escuelas primarias, en los policlínicos, en los hospitales, en los servicios, en las tiendas; es decir, una gran parte de esa población vive de los servicios importantes que le prestan al país.
Al médico hay que pagarle, al maestro hay que pagarle, y los materiales, las medicinas, los libros, todo eso hay que pagarlo. ¿Y de dónde sale todo eso? De los que trabajan con sus brazos, con su fuerza física.
Una de las cosas que ha sostenido el crecimiento de la población ha sido no solo la reforma agraria, con un mayor nivel de trabajo en todas las actividades agrícolas, sino también con las construcciones múltiples que la Revolución ha hecho y en parte todavía está haciendo, aunque no con el mismo nivel y que algún día volveremos a recuperar. A esto se añaden muchas otras actividades, además de los servicios sociales.
Por eso ha crecido la nación, por eso los pueblos se han llenado, por eso tal vez tenga una explicación, en parte, ese crecimiento. Y no me hagan el cuento de que ahora hay televisores y que antes no había, lo cual influía en el número de crecimientos como a veces dicen en broma los guajiros por ahí, que cuando le preguntan: "¿Por qué tú tienes tantos hijos?", dicen: "Es que no había televisión." La televisión es peor todavía (RISAS), porque los mantiene despiertos mucho tiempo y les ponen películas demasiado incendiarias (RISAS), de modo que no nos van a engañar con eso.
Creemos que influyó en el crecimiento un pueblo que se alimentó, un pueblo que creció saludable, un pueblo que tenía confianza en que su hijo no andaría descalzo y que tendría una escuela, un pueblo que sabía que ese niño tendría la mejor atención, que nacería en un hospital y no se moriría, un pueblo que tenía su médico en la esquina de su casa, un pueblo que sabía que cada niño tenía un litro de leche asegurado, aun en las condiciones tremendas del período especial. Todos esos factores tienen que haber influido su poquito también en que ustedes, queridos amigos de Holguín y de otros lugares de la república, hayan crecido tanto.
Desde el helicóptero o desde el avión se ven no se sabe cuántas casas, y uno está seguro de que muy pocas, muy pocas de esas casas, a pesar de la actual escasez de recursos, tienen piso de tierra, donde los niños se enfermaban de parásitos, de bacterias, de todo. Por eso lucharemos hasta erradicarlas todas. Es decir que ha trabajado nuestro pueblo durante estos años, se ha defendido, ha defendido su honor, su dignidad y su independencia; ha soportado golpes tremendos procedentes de una potencia, que es la mayor del mundo; ha resistido y resistirá, y su economía empieza a crecer.
Ahora tenemos que derrotar esa ley, pero no solo con palabras, o con críticas, o con denuncias, y no solo ante la opinión internacional, sino trabajando bien y trabajando cada vez mejor. Cada libra de azúcar que se salva en esos molinos, cada caña que se salva, cada maleza que arrancamos en un cañaveral, es una forma de luchar contra esa ley; lo que hagamos en las fábricas; lo que están haciendo los obreros holguineros de la fábrica 26 de Julio, o de la fábrica de combinadas, que ya ustedes las han visto aparecer por aquí mucho mejores, con motores nuevos, una parte de ellos fabricados en nuestro país, con motores modernos y eficientes que no paran la máquina cada cinco minutos. Con nuestros propios recursos estamos mejorando el sistema de corte de caña, con combinadas que cortan tres veces más y se rompen incomparablemente menos, y luchamos hoy por buscar más transporte para que los centrales puedan hacer lo que ustedes hicieron muchas veces después de las lluvias, que fue cortar a más del ciento por ciento de su potencial.
Al tener que mecanizar somos víctimas de las aguas, pero en este país no podría funcionar la industria azucarera nunca más sin la mecanización. Hay momentos excepcionales de lluvia en que no queda más remedio que acudir a las movilizaciones. Pero la Revolución humanizó el trabajo, ya nadie hace carreteras con pico, pala y mandarria, nadie carga el azúcar con un saco de 325 libras en el hombro; hoy nadie ara la tierra a mano o con bueyes, no alcanzan los bueyes; hoy no se corta el arroz con una hoz; hoy no se transportan las mercancías con el tiro animal, aunque debemos usarlo hasta el máximo, porque estamos en las condiciones en que hay que hacer un esfuerzo tremendo. Hoy no nos queda más remedio que gastar una cantidad elevada de combustible, con precios que crecen. Mientras perforamos e incrementamos nuestra producción de petróleo, mientras buscamos tecnologías que sean más eficientes en el ahorro de la energía, mientras hacemos todo eso, hay que luchar con más eficiencia y trabajar con más eficiencia para alcanzar todo eso, y algún día lo alcanzaremos, y más.
No sé si habría algún otro pueblo en el mundo que pudiera resistir lo que hemos resistido nosotros.
¿Cómo después de más de cinco años de bloqueo y de período especial el espíritu de la gente es más fuerte? Porque el hombre es hombre y se fortalece con la adversidad, se fortalece con la lucha, se fortalece con las dificultades. El hombre no es un merengue que se desbarata de un soplidito; y el hombre es hijo de su historia también, y pocos países han tenido una historia más hermosa que la nuestra, en la cual ocupó siempre un punto glorioso la población de lo que hoy constituye la provincia de Holguín (APLAUSOS).
Les decía que habíamos humanizado el trabajo y lo seguimos humanizando. Ya tenemos el diseño de combinadas que cortan el cogollo, empezamos a producir las primeras; de máquinas que se desatascan solas, no tiene el operador que estarlo haciendo; de máquinas que tienen unas cabinas humanizadas, que tienen muchos componentes hidráulicos y hacen mucho más fácil el trabajo.
Todo eso se ha hecho y lo seguiremos haciendo. Para ello es necesario contar con la unidad más estrecha de todo el pueblo: la unidad más estrecha entre el Partido y el pueblo, entre las fuerzas armadas y el pueblo, entre las organizaciones de masa, esencialmente los sindicatos con el pueblo y todas las demás, por supuesto, no se puede ignorar a ninguna. Hace falta la más estrecha unidad entre todos, que es lo que nos ha convertido en un pueblo ejemplar, pero que puede ser todavía mejor en la medida en que haya mejores cuadros, en la medida en que haya más conciencia, en la medida en que seamos más organizados, en la medida en que seamos más eficientes.
Lo digo hoy en medio de este calor de horno, un día de victoria para los holguineros como este y para el país, que veo un porvenir claro para nuestra patria; que albergo la convicción de que venceremos todas las dificultades, las viejas y las nuevas (APLAUSOS); que seremos capaces de seguir luchando, de resistir y de vencer a ese poderoso que antes era dueño de todo y al que no le permitiremos jamás que vuelva a ser dueño de todo ni de una parte, al que jamás le permitiremos que vuelva a ser dueño de nuestro pueblo.
Hoy hacemos algunos cambios, algunas reformas que consideramos necesarias, imprescindibles en esta situación en que luchamos; pero el país es dueño de su destino, es dueño de sus recursos fundamentales. Todo lo que se hace no es para enriquecer a una compañía, todo lo que se hace es para enriquecer a la nación, para enriquecer al pueblo.
Tengo la convicción de que nuestra causa es tan noble, tan justa, tan humana y está defendida por hombres y mujeres de tal calidad que no podrá ser jamás vencida; que lo mismo que lucharon las generaciones anteriores, lucha esta y lucharán las venideras, y que hombres y mujeres y jóvenes y estudiantes y niños que se reúnan como hoy, serán cada vez más dignos, tendrán cada vez más méritos y serán cada vez mejores (APLAUSOS).
En nombre de ese futuro que con tanto ardor ustedes defienden, en nombre de esas nobles aspiraciones, merecen ustedes el reconocimiento de nuestro pueblo, de nuestro pueblo igual que ustedes, de un extremo a otro de la república; el reconocimiento de todos los revolucionarios, el reconocimiento no solo de los hijos de este país, sino de los cientos de millones que en otras partes admiran a Cuba por su valentía, por su heroísmo y por su capacidad de lucha (APLAUSOS), por ello los abrazo a todos, los felicito y les expreso nuestro cariño infinito y nuestra admiración infinita.
Nos hemos ganado el derecho a decir:
¡Socialismo o Muerte!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(Le dicen: "No se preocupe que nosotros superaremos esa cifra y le daremos un poquito más").
Muy bien, seguro estoy de ello (APLAUSOS).