José Martí y Fidel Castro en el corazón de los cubanos
Дата:
05/02/2013
Источник:
Portal Radio Cadena Agramonte
Автор:
Quizás aún existan personas que se pregunten por qué el joven Fidel Castro Ruz declaró en el juicio contra los asaltantes a los cuarteles Moncada y “Carlos Manuel de Céspedes” que José Martí había sido el autor intelectual de los hechos ocurridos el 26 de julio de 1953.
Bastaría con leer el alegato de autodefensa de Fidel Castro, conocido como La Historia me absolverá, para comprender por qué el Jefe de la Revolución realizó tal afirmación, y es que a un siglo de su nacimiento el ideario martiano seguía vivo en aquella pléyade de jóvenes dispuestos a luchar por su Patria.
En aquellos días de 1953 se celebraban 100 años del natalicio de José Martí, y la Generación del Centenario reivindicaría su memoria con el asalto a la mayor fortaleza del tirano Fulgencio Batista.
Los ideales de estos cubanos que habían bebido en la fuente del pensamiento martiano, conocían sus textos y se afiliaron a sus concepciones independentistas, les permitieron proyectarse más allá de su época y actuar en forma consecuente con el momento histórico que les había tocado vivir.
Quizás estas son algunas de las razones por las cuales le fue prohibido a Fidel llevar a su celda los libros de Martí, “parece que la censura de la prisión los consideró demasiado subversivos. ¿O será porque yo dije que Martí era el autor intelectual del 26 de Julio? … No importa en absoluto! Traigo en el corazón las doctrinas del Maestro y en el pensamiento las nobles ideas de todos los hombres que han defendido la libertad de los pueblos”.
Son disímiles las ocasiones en que el Apóstol de la independencia de Cuba es mencionado en el alegato, no como un recurso estilístico ni una cita vana, sino como la muestra de que su doctrina influyó definitivamente en la formación del pensamiento revolucionario de los que -en su nombre- limpiaron el honor de la Patria.
Martí no fue solo un héroe que inspiró una revolución, fue el autor intelectual de esa Revolución, el pensador que mostró que en cualquier época histórica la entrega en bien de la nación y el sacrificio en nombre de la Patria son valores universales por los cuales vale la pena dar la vida.
Y así quedó grabado en la conciencia de los jóvenes asaltantes y de los sobrevivientes que supieron, además de defender las ideas por las cuales lucharon, denunciar los crímenes cometidos contra sus compañeros.
Refiriéndose a ellos, Fidel expresó “Algún día serán desenterrados y llevados en hombros del pueblo hasta el monumento que, junto a la tumba de Martí, la patria libre habrá de levantarles a los Mártires del Centenario.
"Vivimos orgullosos de la historia de nuestra Patria; la aprendimos en la escuela y hemos crecido oyendo hablar de libertad, de justicia, y de derechos. Se nos enseñó a venerar desde temprano el ejemplo glorioso de nuestros héroes y de nuestros mártires, Céspedes, Agramonte, Maceo, Gómez y Martí, fueron los primeros nombres que se grabaron en nuestro cerebro; se nos enseñó que el Titán había dicho que la libertad no se mendiga sino se conquista con el filo del machete", agregó Fidel en nombre propio y en el de sus compañeros en el histórico juicio.
Hoy los cubanos defienden lo conquistado, perfilan el camino, corrigen errores y continúan construyendo su futuro, porque, como dijera el Ernesto Che Guevara, "Se puede honrar a Martí citando sus frases bonitas, frases perfectas, y además, y sobre todo, frases justas. Pero se puede y se debe honrar a Martí en la forma en que él quería que se le hiciera, cuando decía a pleno pulmón: ‘La mejor manera de decir es hacer’ ”.
Bastaría con leer el alegato de autodefensa de Fidel Castro, conocido como La Historia me absolverá, para comprender por qué el Jefe de la Revolución realizó tal afirmación, y es que a un siglo de su nacimiento el ideario martiano seguía vivo en aquella pléyade de jóvenes dispuestos a luchar por su Patria.
En aquellos días de 1953 se celebraban 100 años del natalicio de José Martí, y la Generación del Centenario reivindicaría su memoria con el asalto a la mayor fortaleza del tirano Fulgencio Batista.
Los ideales de estos cubanos que habían bebido en la fuente del pensamiento martiano, conocían sus textos y se afiliaron a sus concepciones independentistas, les permitieron proyectarse más allá de su época y actuar en forma consecuente con el momento histórico que les había tocado vivir.
Quizás estas son algunas de las razones por las cuales le fue prohibido a Fidel llevar a su celda los libros de Martí, “parece que la censura de la prisión los consideró demasiado subversivos. ¿O será porque yo dije que Martí era el autor intelectual del 26 de Julio? … No importa en absoluto! Traigo en el corazón las doctrinas del Maestro y en el pensamiento las nobles ideas de todos los hombres que han defendido la libertad de los pueblos”.
Son disímiles las ocasiones en que el Apóstol de la independencia de Cuba es mencionado en el alegato, no como un recurso estilístico ni una cita vana, sino como la muestra de que su doctrina influyó definitivamente en la formación del pensamiento revolucionario de los que -en su nombre- limpiaron el honor de la Patria.
Martí no fue solo un héroe que inspiró una revolución, fue el autor intelectual de esa Revolución, el pensador que mostró que en cualquier época histórica la entrega en bien de la nación y el sacrificio en nombre de la Patria son valores universales por los cuales vale la pena dar la vida.
Y así quedó grabado en la conciencia de los jóvenes asaltantes y de los sobrevivientes que supieron, además de defender las ideas por las cuales lucharon, denunciar los crímenes cometidos contra sus compañeros.
Refiriéndose a ellos, Fidel expresó “Algún día serán desenterrados y llevados en hombros del pueblo hasta el monumento que, junto a la tumba de Martí, la patria libre habrá de levantarles a los Mártires del Centenario.
"Vivimos orgullosos de la historia de nuestra Patria; la aprendimos en la escuela y hemos crecido oyendo hablar de libertad, de justicia, y de derechos. Se nos enseñó a venerar desde temprano el ejemplo glorioso de nuestros héroes y de nuestros mártires, Céspedes, Agramonte, Maceo, Gómez y Martí, fueron los primeros nombres que se grabaron en nuestro cerebro; se nos enseñó que el Titán había dicho que la libertad no se mendiga sino se conquista con el filo del machete", agregó Fidel en nombre propio y en el de sus compañeros en el histórico juicio.
Hoy los cubanos defienden lo conquistado, perfilan el camino, corrigen errores y continúan construyendo su futuro, porque, como dijera el Ernesto Che Guevara, "Se puede honrar a Martí citando sus frases bonitas, frases perfectas, y además, y sobre todo, frases justas. Pero se puede y se debe honrar a Martí en la forma en que él quería que se le hiciera, cuando decía a pleno pulmón: ‘La mejor manera de decir es hacer’ ”.