Colaboración médica cubana al servicio del pueblo guatemalteco.
La brigada cubana para el sector de la salud en Guatemala concluye 2010 en buenas condiciones, aún cuando ha sido un año de muchas transformaciones internas.
Pudiera hablarse de resultados tales como un millón 782 mil 545 casos vistos, 238 mil 960 labores de terreno y 23 mil 303 intervenciones quirúrgicas, todas estas cifras con cierre en noviembre.
O de los acumulados en esa misma etapa por la Operación Milagro, concentrada principalmente en tratar de erradicar las patologías de cataratas y pterigium, para las cuales se efectuaron mil 92 y cinco mil 28 intervenciones a pacientes, respectivamente.
Otra labor exitosa del colectivo tiene que ver con la docencia, pues los médicos con rango para ello contribuyeron como profesores desde el inicio de esa labor a la graduación de 482 guatemaltecos alumnos de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), de La Habana.
De ellos, 31 concluyeron recientemente -de 346 hasta el año en curso- la especialidad de medicina general integral bajo las enseñanzas de los cubanos, quienes incluyen en su actividad propia habitual foros científicos para su constante superación profesional.
Los números son abundantes y a ellos accedió Prensa Latina mediante el coordinador nacional de esa brigada de 355 cooperantes, Reinaldo Pons, quien prefirió comenzar la valoración del año solicitada por enumerar las transformaciones internas en la estructura de dirección de la brigada, en el enfoque del quehacer diario y en los métodos propios de conducirla.
Transformación, agregó Pons, por haber reforzado el trabajo de atención primaria en hospitales desde primer a tercer niveles en aras de la docencia, y así se reforzó la labor en la formación y recalificación de recursos humanos.
Al analizar las estadísticas vemos que sin un descenso muy importante en la labor de terreno y casos vistos en atención primaria, hay un incremento muy significativo en la actividad quirúrgica, hospitalaria en sentido general y los resultados con los alumnos de la ELAM por el seguimiento dado, manifestó Pons.
Terminamos un año en buen momento, explicó, porque ha habido un proceso de acercamiento importante a la dirección del Ministerio de Salud Pública y asistencia social.
Por ello, añadió, hay mucho más integración en su estructura central, el propio ministro y todo su equipo de dirección.
La historia
Esta comienza cuando ante la solicitud del gobierno de Guatemala de ayuda ante la devastación provocada por el huracán Mitch, en octubre de 1998, la respuesta de Cuba fue inmediata.
El primer grupo de 19 colaboradores llegó el 5 de noviembre y a ellos 31 se sumaron nueve días después.
Emergente fue el calificativo dado a esa etapa inicial de la colaboración médica de la isla, a la cual sucedió la de Continuidad, cuyo objetivo fue desarrollar un trabajo de equipo con el ministerio correspondiente al ser comprobada la aceptación por la población guatemalteca.
Un convenio de cooperación entre ambos países fue firmado el 29 de abril de 1999, el cual estableció los términos de realización futura de esa ayuda humanitaria, mediante el cual surgió el llamado Programa Integral de Salud.
En octubre de 2005, a causa del azote de la tormenta Stan y por pedido de las autoridades, llegaron 600 miembros del contingente internacional Henry Reeve para prestar servicios en las zonas más afectadas.
Tuvieron que enfrentar barreras idiomáticas y arraigos religiosos ante una población netamente indígena, inclemencias climáticas y una geografía totalmente desconocida.
La brigada médica, una vez superadas las consecuencias de ese fenómeno climatológico, disminuyó sus miembros e inició la fase de Consolidación hasta el presente, la cual ha pasado por diversos momentos.
Dos de ellos destacan, ambos en 2005: la primera graduación de alumnos guatemaltecos en la ELAM y el envío inicial de pacientes con afecciones oftalmológicas para ser operados en Cuba como parte de la Operación Milagro.
De esta, en el segundo semestre del año siguiente se inauguró el primero de los cuatro centros dedicados a consultar e intervenir quirúrgicamente a los habitantes de escasos recursos en propio suelo de Guatemala.
A finales de mayo y principios de junio pasado coincidieron dos eventos naturales, la violenta erupción del volcán Pacaya y el paso de la tormenta Agatha, lo cual declaró otra emergencia.
Nuevamente los cooperantes cubanos, aseguró su coordinador, se pusieron a disposición de las autoridades nacionales y convirtieron en fuerza importante para la preservación de la salud del pueblo.
Las cifras anteriormente mencionados se sumaron a las del periodo 1998-2009, en el cual las consultas médicas totalizaron 27 millones 142 mil 135 y las cirugías (iniciadas en 1999) 159 mil 757.
Los archivos de la Operación Milagro registran de 2005 a 2009 un acumulado de 65 mil 488 intervenciones quirúrgicas.
Al momento actual, el colectivo médico de 355 miembros tiene presencia en 18 de los 22 departamentos del país, 22 de las 29 áreas de salud, 144 de los 333 municipios y 20 de los 43 hospitales.
La mayor cantidad (158) son especialistas en medicina general integral, pero resaltan licenciados y técnicos medios en enfermería, ginecobstetras, pediatras y muchos otros profesionales de la salud.
Sin olvidar a ingenieros, estadísticos, microbiólogos, farmacéuticos, radiólogos, economistas y tantos más que forman parte del conglomerado.
Tareas actuales y futuras
Según Reinaldo Pons, los cooperantes se preparan para un 2011 con muchos y buenos frutos.
Entre las principales tareas planteadas para esta brigada mencionó el fomento del dominio de los colaboradores de las normas de atención en salud integral, así como el incremento de la actividad investigativa y la aplicación de sus resultados.
Añadió la integración de los objetivos propios de trabajo con la planeación estratégica del ministerio guatemalteco, para bajo su conducción lograr un sistema que garantice la utilización de todas las capacidades en recursos humanos de la brigada.
Otra es mantener el control epidemiológico para evitar la introducción de enfermedades exóticas y contribuir a enfrentar posibles epidemias.
Una más es sostener la vitalidad de los centros oftalmológicos en aras de una faena quirúrgica con calidad y dejar atrás el abordaje masivo de casos, por eso la estabilidad alcanzada con 15 operaciones resolutivas por día en cada centro, es decir, 60 en los cuatro.
Esa cantidad la calificó Pons de nivel importante porque, dijo, no se trata de operar por operar, sino de resolver problemas complicados.
Estamos concentrados en catarata -explicó- porque es la cirugía más noble de las que hacemos y tiene una efectividad muy alta, por encima de 98 por ciento, con la cual se le devuelve mucha calidad de vida al paciente.
El coordinador nacional de la brigada fue enfático en reiterar el sentido humanitario de este colectivo de colaboradores, en el cual las autoridades guatemaltecas, aseveró, tienen soldados esperando por sus órdenes para entregarlo todo por el pueblo.
Pudiera hablarse de resultados tales como un millón 782 mil 545 casos vistos, 238 mil 960 labores de terreno y 23 mil 303 intervenciones quirúrgicas, todas estas cifras con cierre en noviembre.
O de los acumulados en esa misma etapa por la Operación Milagro, concentrada principalmente en tratar de erradicar las patologías de cataratas y pterigium, para las cuales se efectuaron mil 92 y cinco mil 28 intervenciones a pacientes, respectivamente.
Otra labor exitosa del colectivo tiene que ver con la docencia, pues los médicos con rango para ello contribuyeron como profesores desde el inicio de esa labor a la graduación de 482 guatemaltecos alumnos de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), de La Habana.
De ellos, 31 concluyeron recientemente -de 346 hasta el año en curso- la especialidad de medicina general integral bajo las enseñanzas de los cubanos, quienes incluyen en su actividad propia habitual foros científicos para su constante superación profesional.
Los números son abundantes y a ellos accedió Prensa Latina mediante el coordinador nacional de esa brigada de 355 cooperantes, Reinaldo Pons, quien prefirió comenzar la valoración del año solicitada por enumerar las transformaciones internas en la estructura de dirección de la brigada, en el enfoque del quehacer diario y en los métodos propios de conducirla.
Transformación, agregó Pons, por haber reforzado el trabajo de atención primaria en hospitales desde primer a tercer niveles en aras de la docencia, y así se reforzó la labor en la formación y recalificación de recursos humanos.
Al analizar las estadísticas vemos que sin un descenso muy importante en la labor de terreno y casos vistos en atención primaria, hay un incremento muy significativo en la actividad quirúrgica, hospitalaria en sentido general y los resultados con los alumnos de la ELAM por el seguimiento dado, manifestó Pons.
Terminamos un año en buen momento, explicó, porque ha habido un proceso de acercamiento importante a la dirección del Ministerio de Salud Pública y asistencia social.
Por ello, añadió, hay mucho más integración en su estructura central, el propio ministro y todo su equipo de dirección.
La historia
Esta comienza cuando ante la solicitud del gobierno de Guatemala de ayuda ante la devastación provocada por el huracán Mitch, en octubre de 1998, la respuesta de Cuba fue inmediata.
El primer grupo de 19 colaboradores llegó el 5 de noviembre y a ellos 31 se sumaron nueve días después.
Emergente fue el calificativo dado a esa etapa inicial de la colaboración médica de la isla, a la cual sucedió la de Continuidad, cuyo objetivo fue desarrollar un trabajo de equipo con el ministerio correspondiente al ser comprobada la aceptación por la población guatemalteca.
Un convenio de cooperación entre ambos países fue firmado el 29 de abril de 1999, el cual estableció los términos de realización futura de esa ayuda humanitaria, mediante el cual surgió el llamado Programa Integral de Salud.
En octubre de 2005, a causa del azote de la tormenta Stan y por pedido de las autoridades, llegaron 600 miembros del contingente internacional Henry Reeve para prestar servicios en las zonas más afectadas.
Tuvieron que enfrentar barreras idiomáticas y arraigos religiosos ante una población netamente indígena, inclemencias climáticas y una geografía totalmente desconocida.
La brigada médica, una vez superadas las consecuencias de ese fenómeno climatológico, disminuyó sus miembros e inició la fase de Consolidación hasta el presente, la cual ha pasado por diversos momentos.
Dos de ellos destacan, ambos en 2005: la primera graduación de alumnos guatemaltecos en la ELAM y el envío inicial de pacientes con afecciones oftalmológicas para ser operados en Cuba como parte de la Operación Milagro.
De esta, en el segundo semestre del año siguiente se inauguró el primero de los cuatro centros dedicados a consultar e intervenir quirúrgicamente a los habitantes de escasos recursos en propio suelo de Guatemala.
A finales de mayo y principios de junio pasado coincidieron dos eventos naturales, la violenta erupción del volcán Pacaya y el paso de la tormenta Agatha, lo cual declaró otra emergencia.
Nuevamente los cooperantes cubanos, aseguró su coordinador, se pusieron a disposición de las autoridades nacionales y convirtieron en fuerza importante para la preservación de la salud del pueblo.
Las cifras anteriormente mencionados se sumaron a las del periodo 1998-2009, en el cual las consultas médicas totalizaron 27 millones 142 mil 135 y las cirugías (iniciadas en 1999) 159 mil 757.
Los archivos de la Operación Milagro registran de 2005 a 2009 un acumulado de 65 mil 488 intervenciones quirúrgicas.
Al momento actual, el colectivo médico de 355 miembros tiene presencia en 18 de los 22 departamentos del país, 22 de las 29 áreas de salud, 144 de los 333 municipios y 20 de los 43 hospitales.
La mayor cantidad (158) son especialistas en medicina general integral, pero resaltan licenciados y técnicos medios en enfermería, ginecobstetras, pediatras y muchos otros profesionales de la salud.
Sin olvidar a ingenieros, estadísticos, microbiólogos, farmacéuticos, radiólogos, economistas y tantos más que forman parte del conglomerado.
Tareas actuales y futuras
Según Reinaldo Pons, los cooperantes se preparan para un 2011 con muchos y buenos frutos.
Entre las principales tareas planteadas para esta brigada mencionó el fomento del dominio de los colaboradores de las normas de atención en salud integral, así como el incremento de la actividad investigativa y la aplicación de sus resultados.
Añadió la integración de los objetivos propios de trabajo con la planeación estratégica del ministerio guatemalteco, para bajo su conducción lograr un sistema que garantice la utilización de todas las capacidades en recursos humanos de la brigada.
Otra es mantener el control epidemiológico para evitar la introducción de enfermedades exóticas y contribuir a enfrentar posibles epidemias.
Una más es sostener la vitalidad de los centros oftalmológicos en aras de una faena quirúrgica con calidad y dejar atrás el abordaje masivo de casos, por eso la estabilidad alcanzada con 15 operaciones resolutivas por día en cada centro, es decir, 60 en los cuatro.
Esa cantidad la calificó Pons de nivel importante porque, dijo, no se trata de operar por operar, sino de resolver problemas complicados.
Estamos concentrados en catarata -explicó- porque es la cirugía más noble de las que hacemos y tiene una efectividad muy alta, por encima de 98 por ciento, con la cual se le devuelve mucha calidad de vida al paciente.
El coordinador nacional de la brigada fue enfático en reiterar el sentido humanitario de este colectivo de colaboradores, en el cual las autoridades guatemaltecas, aseveró, tienen soldados esperando por sus órdenes para entregarlo todo por el pueblo.
Источник:
CubaMinRex
Дата:
30/12/2010