DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ EN EL ACTO CELEBRADO CON MOTIVO DE LA TERMINACION DEL MONTAJE DE UNA UNIDAD EN TALLAPIEDRA DE LA EMPRESA ELECTRICA, EL 23 DE JULIO DE 1972
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Compañeros embajadores y representantes de la República Socialista de Checoslovaquia, de la República Democrática Alemana y de Bulgaria;
Compañeros técnicos de esos países;
Compañeros trabajadores de Construcción y Montaje Industrial, del DESA, de la Empresa Eléctrica;
Compañeros de los Comités de Defensa de la Revolución:
Experimentamos en el día de hoy todos la gran satisfacción de ver cumplida una meta, un objetivo, que es la virtual terminación en el período de tiempo que se había planteado, aun antes del tiempo planteado, del montaje de esta unidad de 60 000 kilowatts de capacidad en Tallapiedra.
Como se explicó aquí, para cumplir esta obra había que vencer grandes dificultades de todo tipo, incluido los suministros pendientes o los componentes de esta industria que se habían empleado en otros montajes, la clasificación de todos los equipos, la precisión de cuáles faltaban, las gestiones de carácter exterior que se hicieron con el gobierno de Checoslovaquia, con las instituciones políticas y sociales de Checoslovaquia y con los propios trabajadores de la fábrica donde se producen estos elementos, para citar algunos de esos obstáculos. Y sin embargo, gracias a la voluntad, al tesón, a la cooperación extraordinaria de todos los factores que tenían que ver con esta obra y al enorme entusiasmo de los obreros y de los Comités de Defensa de la Revolución se ha podido cumplir.
Esta unidad entrará en línea alrededor del 28 de septiembre, puesto que después que se termina una obra siempre quedan algunos detalles, una vez hecho lo esencial, entre ellos las pruebas de los equipos antes de ponerla en marcha. Por lo tanto, ya dentro de dos meses aproximadamente podemos estar contando con la energía que genere esta planta. Pero, dada nuestras necesidades en la industria eléctrica, todavía no resuelve el problema. Es una mejora.
Ustedes habrán observado que este año ya en los meses de junio, julio y agosto la situación fue mucho menos crítica que el pasado año. Ello en gran parte debido a la mayor eficiencia de las plantas instaladas, al programa de mantenimiento, a la puesta en marcha de algunas unidades como una unidad de esta misma industria en Tallapiedra que estaba el año pasado en reparación.
Al llegar a los meses de invierno tenemos un consumo mucho mayor de electricidad. De manera que aunque pongamos el 28 de septiembre esta unidad en línea todavía seguiremos teniendo problemas con la electricidad. Hay además las circunstancias de las tareas de mantenimiento, las circunstancias de que algunas de las unidades en línea no son muy nuevas, y con relación a ellas —como esta misma unidad, que estuvo parada bastante tiempo— había serios problemas tecnológicos, que con grandes esfuerzos se han ido resolviendo. Porque uno no tiene la seguridad en qué instante algunas de esas plantas en línea da un dolor de cabeza. Por lo tanto, sabemos que nos esperan dificultades todavía.
Se construye la otra unidad de Regla, también de la misma capacidad, y se espera que ya el próximo año tengamos en línea también la otra unidad de Regla. Habrá que resolver con relación a ella dificultades también de partes de los equipos pendientes, sobre todo teniendo en cuenta que algunos de los de aquella propia unidad se emplearon aquí para poder tener esta en línea. Y habrá que seguir trabajando arduamente en las gestiones en Checoslovaquia y con los obreros y recabando su cooperación para resolver, con la mayor prontitud, la terminación y la puesta en marcha de la otra unidad. Y cuando lo hayamos logrado, y aun siguiendo en las mejores condiciones posibles el mantenimiento y los trabajos de mantenimiento —que no se deben volver a descuidar más—, todavía no tendríamos asegurada toda la electricidad, y seguiríamos con los gastos grandes de invierno, los incrementos de consumo y, aparte de eso, los riesgos de las unidades que tienen menos eficiencia o de las unidades que pueden tener interrupciones.
Pero ya este mismo año se comenzará a trabajar en Mariel para montar la primera unidad de 100 000 kilowatts, e inmediatamente detrás una segunda y una tercera de 100 000 kilowatts (APLAUSOS).
De modo que ya en 1975, con Regla —que se terminará el año próximo—, más las tres nuevas unidades, llegaremos a alcanzar en el país, si añadimos una planta similar a esta que se va a montar en Nuevitas —pero la región oriental no tiene los déficits que tiene la región occidental—, más alguna planta en Isla de Pinos de unos 20 000 kilowatts —porque Isla de Pinos crece y se desarrolla y no le podemos mandar la electricidad porque es una islita—, y aparte de eso, una unidad que hay que construir en Matanzas, ya nuestro país en 1975 tendrá cuatro veces más capacidad de producir energía eléctrica de la que tenía en el año 1959 (APLAUSOS).
En ese año la capacidad de generar energía eléctrica habrá alcanzado, en lo esencial, los incrementos de consumo. Estaremos más seguros, porque con tres unidades de 100 000, si nos da un dolor de cabeza una de estas unidades no hay que preocuparse en ese caso. Algún día habrá que quitar algunas de estas unidades que son menos eficientes, que gastan más combustible. Pero para quitar algo tendremos que ser muy cuidadosos. Más vale una de ellas ahí parada pero en espera de emergencia, de reserva para cualquier cosa, que quitar nada. Nosotros no podemos quitar nada (APLAUSOS). Ya para desmantelar algunas de esas unidades tendrá que estar en condiciones tales que resulte absolutamente antieconómico su mantenimiento y que no resulte de ninguna utilidad posible o hipotética para la economía y cuando tengamos la seguridad total de nuestra capacidad de generar energía eléctrica.
La forma en que se ha hecho esta obra es también una forma revolucionaria. Ha sido revolucionaria en el esfuerzo que hicieron los obreros, en la coordinación de las distintas fuerzas, y muy especialmente en la participación de las masas a través de los Comités de Defensa de la Revolución (APLAUSOS).
Comprendo que tiene que ser muy satisfactorio para todos ustedes haber arribado a este día con ese esfuerzo realizado. La conciencia de la importancia y la utilidad que tiene esa obra, la sensación de que el progreso, el avance, la Revolución, la victoria, solo se puede conseguir luchando y solo se puede conseguir trabajando.
Los informes y los conocimientos que ustedes han adquirido sobre estos problemas de la electricidad y de la economía, la posibilidad de saber, de comprender qué es una industria eléctrica, cuánto cuesta, cuánto esfuerzo, cómo tienen que producirse, importarse cada pieza, cada máquina, cada tonelada de los componentes de esa industria, los materiales que hay que gastar en acero, en cemento, en piedra, en arena, los metros cúbicos que hay que excavar, los materiales que hay que mover, las grúas, los buldóceres, los camiones, los laboratorios, los equipos de control que hay que emplear en una obra de este tipo, los kilómetros y kilómetros de tubos y de instalaciones eléctricas. ¡Lo que cuesta todo eso! Y cómo una vez construido, hay que mantenerlo. Y que una vez construido y mantenido, hay que operarlo. Y los hombres y las mujeres que se necesitan para ese trabajo, a lo cual hay que añadir los combustibles que deben gastarse para mantener esas plantas en funcionamiento. Ese combustible es petróleo, que es una importante materia prima que nosotros todavía no disponemos como recurso propio, aunque se trabaja intensamente en un meticuloso programa de investigación geológica y de exploración, con vistas a conocer cualquier posibilidad y cuáles son esas posibilidades sobre la calidad del petróleo y las cantidades de petróleo que se puedan encontrar en Cuba. Pero, lógicamente, se gastan en el mundo considerables cantidades de petróleo en la generación de energía eléctrica.
Nosotros no tenemos en nuestro país energía hidráulica, porque no tenemos ríos grandes, y las aguas que embalsamos tenemos que embalsarlas en estos meses de verano para usarla en los meses de sequía. No tenemos carbón. No hemos tenido fuentes energéticas propias en nuestro país. Incluso a nosotros nos falta la madera, que hay que importarla en grandes cantidades, porque nuestros bosques antiguos sirvieron para abastecer a los centrales azucareros de energía, y los bosques prácticamente a principios de la República —en las primeras décadas— fueron arrasados por las empresas extranjeras que utilizaban cedro, caoba, cualquier madera la usaron como leña en los centrales azucareros. A ellos no les importaba dilapidar. Cuando en Estados Unidos ya desde 1905, 1907, empezaban a resembrar sus propios bosques y a realizar una política forestal, aquí en Cuba arrasaban los bosques para emplearlos como leña, sin que ni ellos ni nadie se hubieran ocupado nunca de sembrar un solo árbol. Es decir que como fuente de energía nosotros no tenemos ni la leña. Y por eso hay que tomar conciencia de todas esas realidades, y lo costoso que significa la producción de la energía eléctrica en nuestro país.
Una energía como, por ejemplo, la energía hidráulica, cuando se posee grandes ríos, una vez hechas las inversiones, una vez establecidas las máquinas generadoras —que son gastos grandes, desde luego—, después no tiene ningún gasto de combustible.
Por eso para nosotros es muy importante que el pueblo tenga conocimiento de estas cosas, tome conciencia de estas cosas. Sobre todo, considerando que la economía no se desarrolla para las ganancias de monopolios ni de capitalistas, y que la economía se desarrolla para beneficio del propio pueblo. Cualquier industria de cualquier tipo, desde una escuela, un hospital, un almacén, un parque, una industria generadora de energía eléctrica, una industria de transporte, de cualquier tipo. De lo contrario no habría sido posible este fenómeno de las masas incorporadas a esas tareas. Porque en una sociedad de explotadores y explotados, donde el pueblo es sencillamente explotado, nadie movería un solo dedo para resolver un problema que solo tiene que ver con los usufructuarios y los privilegiados. Mientras que aquí todos ustedes, los que han participado en esta tarea, desde los obreros cuyo trabajo profesional es el de la construcción hasta los miles y cientos de miles de horas voluntarias que decenas de miles de ciudadanos han dedicado a esta industria, saben que ustedes van a ser los beneficiarios directos de esta planta cuando se ponga en marcha (APLAUSOS), que ustedes mismos utilizarán esa energía o la utilizará la economía en sus industrias para ustedes, o para el desarrollo del país, que es un desarrollo para ustedes y para los hijos de ustedes. Es un desarrollo para ustedes y para las futuras generaciones.
Todos conocemos perfectamente bien los amargos inconvenientes, las molestias, el desagrado en un cine, o en la casa, en los momentos de descanso o cuando hay que trabajar en una oficina a determinadas horas, los inconvenientes que tenían y que tienen los apagones; los inconvenientes que tienen en cualquier industria los apagones, las pérdidas de producción; los inconvenientes que pueden tener en una escuela. Los inconvenientes que pueden tener... Bueno, no digamos en un hospital, porque los hospitales quedaron priorizados. Pero ustedes tienen plena conciencia de la importancia que tiene la energía eléctrica, que es la energía que mueve hasta las salas de operaciones; desde las salas de operaciones y los laboratorios de un hospital, hasta las maquinarias de un gran número de industrias, industrias textiles y de todos tipos, de grúas. Es la fuerza que mueve, que permite el funcionamiento de la refinería de petróleo y de otras industrias básicas. Es la fuerza que permite la fundición de piezas con arco eléctrico. Es la fuerza que permite, en definitiva, el funcionamiento del país, incluso grúas en los puertos o grúas en las construcciones. Es la energía que permite la refrigeración, la conservación de los alimentos; la energía que permite los artículos de uso eléctrico en el hogar, bien sea un refrigerador o un televisor, en ocasiones una cocina eléctrica —aunque la cocina eléctrica, está claro, por su enorme consumo de electricidad, no es el tipo de energía que debemos consumir para cocinar, porque es la más cara (APLAUSOS). Pero sí para escuchar un programa radial o un programa de televisión, o para otro uso en el hogar: cuando se tiene un refrigerador. Ya de todas maneras estamos produciendo 30 000 por año (APLAUSOS), y se están distribuyendo, como ustedes saben bien, a través de los centros de trabajo; como se distribuyen hoy los televisores y los radios y las ollas de presión. No alcanza para ponerlo a libre disposición de todos, pero se sigue un riguroso y justo criterio selectivo, teniendo en cuenta el mérito social, teniendo en cuenta la conducta del que lo recibe (APLAUSOS).
y no hay que descontar la posibilidad, en cuanto la economía lo permita, de ampliar esa fabrica de refrigeradores y continuar incrementando, hasta que prácticamente disponer de un refrigerador en una casa de familia sea común y corriente para todos.
De la misma manera que se están haciendo los programas de viviendas. Esos programas de viviendas también requieren consumo de energía, por los nuevos establecimientos, las nuevas iluminaciones; para el agua misma, para conducir el agua desde su fuente de abastecimiento hasta la casa, para llevar el agua hasta el techo de la casa; para alumbrar los pueblos, para alumbrar los círculos, para alumbrar la escuela, para alumbrar todo eso, que requiere energía eléctrica (APLAUSOS).
Y nuestro pueblo, nuestras masas, con su participación, adquieren plena conciencia de todo esto. Deja de ser el pueblo enajenado que es el pueblo en el capitalismo, es decir, el pueblo que no se preocupa, ni puede tener razón ni puede tener justificación para ocuparse y preocuparse de lo que no les pertenece, porque la economía, las industrias, las riquezas, pertenecen a otros que lo utilizaban a él como mero instrumento de trabajo, que lo explotaban como mero creador de plusvalía, como mera maquinaria biológica creadora de riquezas para los explotadores. Por eso el pueblo en el capitalismo no puede entender la economía ni puede preocuparse; porque hay una contradicción fundamental y por lo que tiene que luchar es para evitar la explotación, y en definitiva por lo que tiene que luchar el pueblo es por suprimir la explotación. No hay otra alternativa, no hay otra conclusión (APLAUSOS).
Cuando esa contradicción desaparece, es posible entonces observar estos extraordinarios fenómenos. Y un pueblo —tengan la seguridad— no solo será más rico mientras más fábricas posea, o más minerales, o más materias primas descubra: un pueblo será por encima de todo más rico cuanto más cultura política tenga, cuanto más preparación tenga, cuanto más información tenga (APLAUSOS), cuanta más unión tenga, cuanta más cooperación exista (APLAUSOS).
Cualquiera comprende que nadie hubiera podido realizar esta obra. Cualquiera comprende que ni uno ni dos ni diez ni cien: han sido necesarios cientos, con la cooperación además de miles; ha sido necesario, además, los que han trabajado produciendo cada uno de los materiales básicos, desde el que producía el cemento, la cabilla, la piedra, la arena, o el que descargaba algún equipo en los muelles, o los transportaba aquí. Solo la fuerza del pueblo, solo la fuerza de millones de personas es capaz de hacer una revolución, es capaz de vencer el atraso, es capaz de vencer la pobreza.
Pero insisto en que realmente un pueblo será tanto más fuerte, tendrá un porvenir tanto más seguro, cuanto más cultura, cuanto más capacitación tenga en todos los órdenes; pero sobre todo cuanto más cultura política, cuanto más cultura revolucionaria tenga ese pueblo (APLAUSOS).
A nosotros nos satisface mucho ver lo que las masas, los trabajadores, el pueblo nuestro, ha avanzado. Los niveles que ha alcanzado en estos años. La seguridad de que por el camino emprendido, por el camino que se marcha, esa cultura, esos niveles, ese espíritu, continuarán creciendo.
Llegarán tareas aún más complejas en el futuro, para las cuales requeriremos cada vez más técnicos, cada vez más obreros calificados, cada vez más cooperación. Ya en el próximo quinquenio habrá que seguir instalando plantas de 100 000 ó de 200 000 unidades. Y cuando ya llegue el momento en que las plantas se requieran de no menos de 300 000 ó 400 000, ya entonces podremos emplear otra forma de energía, que para nuestro país tendrá mucha importancia, que es la energía nuclear en la producción de la electricidad (APLAUSOS).
Ahora, de inmediato, no es posible pensar en ello, porque no se puede hacer una planta electroatómica de 50 000 kilowatts ni de 100 000, si se considera que la más pequeña debe ser entre 300 000 y 400 000. Si en Cuba hoy instaláramos unidades de ese tamaño, el día que entraran en mantenimiento habría que parar todo el país. Cualquier pequeña falla nos dejaría prácticamente sin el 25% o el 30% de la capacidad de electricidad.
Eso puede hacerse cuando una unidad de 300 000 ó 400 000 viene a ser ya el 5%, digamos, para citar un ejemplo; es decir, un mínimo de la capacidad total instalada, de manera que se pueda contar que la planta se puede parar para el mantenimiento, para cualquier desperfecto, para cualquier pequeño problema.
Nosotros visitamos en la Unión Soviética, en la ciudad de Voronezh, una central electroatómica, la primera de cuyas unidades era de doscientos y tantos miles de kilowatts, la uno y la dos; y ya la tres y la cuatro son de más de 400 000 kilowatts cada una. La sala de control de la primera unidad de 200 000 es el triple del tamaño de la sala de control de la unidad de 400 000. Los equipos, las cantidades de metal empleadas y el espacio dedicado a la unidad primera de 200 000 es mayor que lo dedicado a la unidad de 400 000 kilowatts, y sin embargo han pasado nada más que ocho años entre la primera unidad y la cuarta unidad. Más conocimiento, más tecnología, más dominio, más ahorro en todos los sentidos.
Y ya están estudiando unidades y, además, generadores de un millón de kilowatts. Es decir, que sigue esta revolución técnica. De esa revolución técnica nosotros podemos aprovechar los beneficios, que es la gran ventaja de nuestra amistad, de nuestra asociación con el campo socialista, de nuestra amistad y nuestra asociación con la Unión Soviética (APLAUSOS).
Que si nosotros no podemos contar para nada con ninguna tecnología que se desarrolle en el mundo capitalista, y cualquier cosa que de allí recibimos, cuando no nos queda otra alternativa, tenemos que lograrlo a base de emplear grandes recursos —para conseguir cualquier tecnología capitalista—, la tecnología que se desarrolla en los países socialistas mediante la cooperación podemos obtenerla nosotros con créditos, con facilidades de todo tipo, con mercados para intercambiar nuestros productos.
De manera que de ese avance tecnológico en todos los campos nuestro país se puede beneficiar en los años futuros. Y llegará también el momento de poner ese tipo de plantas aquí. Y para que tengan una idea: las tres unidades que estaban funcionando el día que nosotros estuvimos allí de visita habían generado 22 millones de kilowatts, ese día. Para producir esa misma energía habrían hecho falta 12 000 toneladas de carbón, más de 200 vagones transportando carbón diariamente, además de los hombres para sacarlo en las minas. Y hoy esos 22 millones se producían con 122 kilogramos de uranio enriquecido al 3%. Es decir que un hombre nuestro, un obrero de los muelles se podía echar en las espaldas —y antes tenía que cargar mayores cantidades que eso para trasbordar el azúcar a los barcos—, podía cargar él solo los kilogramos de material que se necesita como combustible para el funcionamiento de esa industria, para producir esos 22 millones de kilowatts en un día; 120 ó 130 kilogramos al 3%, del cual, con las tecnologías modernas, solo se aprovecha la mitad del uranio. Pero, además, una vez aprovechada esa mitad quedan otros elementos, esa es la mitad del uranio; queda sin utilizar más del 90% de la energía nuclear contenida en ese mismo uranio de otra forma, y que ya hoy se acumula para en los años futuros poder usarla, cuando se desarrollen las tecnologías, también en la generación de energía eléctrica.
De manera que llegará la época en que con muchos menos kilogramos de uranio enriquecido se podrán producir esas cantidades, y sin duda que cuando se considere el elemento puro, la cantidad pura del uranio que se emplea, lo podría cargar un niño de círculo infantil, prácticamente; en realidad, la ínfima parte de la energía contenida en ese uranio (APLAUSOS).
Esas son las transformaciones.
Ahora, ¿qué ha demostrado la vida? Que las cantidades de energía eléctrica que se necesitan han rebasado todos los cálculos. Incluso las cantidades de energía eléctrica que se consideraban inicialmente necesarias en la Unión Soviética hoy son una ínfima parte de la energía que realmente generan. Y todavía se ve con toda claridad que es una parte pequeña de lo que tendrán que generar en los años futuros.
Prácticamente casi todos los países se quedaron atrás en la instalación de capacidades para la energía eléctrica. La vida, la industria, la realidad, determinó exigencias mayores. Y por eso ustedes ven cómo el doble no alcanza, el triple de 1959 no alcanza, y el cuádruple ya nos dará una situación cómoda, pero habrá que seguir instalando plantas de este tipo; habrá que seguir instalando otra serie de industrias.
Tiene la economía que desarrollarse, porque la economía necesita importar el combustible y necesita importar el petróleo, y tiene que intercambiarlos por los productos que crea nuestro pueblo. Pero eso tiene que darnos también idea de la necesidad del ahorro y de adoptar todas las medidas necesarias para el ahorro de una energía que es realmente costosa.
En los años futuros nuestro país tendrá que empeñarse en la construcción de numerosas industrias. Ahora mismo trabaja en la de Regla; ya pronto comenzará a trabajarse en las tres unidades de 100 000 en el Mariel. Pronto tendremos también que comenzar a trabajar en nuevas fábricas de cemento, porque los 2,3 millones de capacidad de producción del año que viene, ya no nos alcanza. Ya para los planes de escuelas, de viviendas, de industrias, 2,3 —que es más de cuatro veces lo que había en 1959—, no nos alcanza, y ya el año que viene incluso tendremos que tener limitaciones en el desarrollo de nuestros planes de construcción; es decir que tendríamos fuerza de trabajo y equipos para construir más, pero ya el cemento se va quedando atrás, y posiblemente —si lo logramos, si tenemos el medio— habrá que hacer algunas importaciones de cemento. Y de cabillas: las 150 000 toneladas de capacidad no alcanzan, y hace 15 meses que estaban acumuladas decenas de miles de toneladas de cabillas, cuando la producción no rebasaba las 100 000 toneladas. Ya todas esas reservas se han ido agotando, y 150 000 no alcanzan, y 100 000 más producirá —algo más de 100 000 adicional— el nuevo molino, que también empieza a montarse allí. Tampoco alcanzarán las cabillas para el año 1975. Y desde ahora hay que pensar cómo se hace para ir incrementando esas producciones, porque no es razonable importarlas. Ni alcanza la producción de muebles sanitarios, ni alcanza prácticamente nada. Ha habido que estar estableciendo nuevas capacidades de canteras, de piedras, de arena, de todos esos equipos. Y habrá que montar aceleradamente nuevas industrias en todos los órdenes.
Se construye actualmente una planta, también de gran interés para la población, que es un complejo lácteo, que tendrá, entre otras cosas, capacidad de procesar para la producción de queso, 280 000 litros diariamente. Y al lado de esa, otra industria —por eso es un complejo lácteo, un combinado— que tendrá capacidad de producir 600 000 yogurs diariamente, capacidad de procesar 300 000 litros de leche diariamente y 100 000 quesos frescos diariamente (APLAUSOS).
Todo eso requiere construcciones de lecherías en cantidades masivas. Se están construyendo más de 200 solo en la capital, porque a ese monstruo lácteo hay que abastecerlo. Se tienen que construir caminos. Ahora mismo explicaba el compañero los problemas que hay en el propio bacheo, y es que las lecherías que están haciendo ahora están consumiendo una gran parte de la materia prima, es decir, del asfalto, puesto que es muy grande, y todavía no están a disposición las nuevas capacidades adquiridas para producir más asfalto. El que hay prácticamente no alcanza con las carreteras, las lecherías. Pero se han adquirido ya, hace algún tiempo, nuevas capacidades y se aumentarán esas capacidades. Pero requiere embalses, requiere presas, requiere agua para garantizar en los meses de sequía que no se nos vayan a poner flacas las vacas y vayan a dejar de producir leche y se nos quede sin materia prima el combinado. Se necesita refrigeración, se necesita transporte, y se necesita electricidad porque todas esas lecherías están mecanizadas. No vaya a soñar nadie que hoy se encuentra alguien por ahí postulado para convertirse en ordeñador manual, y para que puedan participar también las mujeres en esas actividades productivas, tiene que ser en base al ordeño mecánico. Y el ordeño mecánico requiere electricidad, y la conservación de esos alimentos requiere electricidad, y las máquinas que procesan toda esa leche y producen el queso y lo conservan, requieren electricidad. ¡Todo requiere electricidad! y electricidad es lo que producirá precisamente esa industria que ustedes acaban de terminar.
Ahora habrá que pensar, de acuerdo con las distancias, de acuerdo con el lugar y de acuerdo con las posibilidades, seguir apoyando con las masas todas estas tareas. En cuanto dispongamos del asfalto, intensificar el trabajo en las calles; continuar trabajando en el zoológico, que será, sin dudas de ninguna clase, uno de los más bellos del mundo (APLAUSOS), que van a disfrutar ustedes, que van a disfrutar los visitantes que lleguen a nuestro país; continuar participando en las obras sociales y en las obras industriales, y en cualquier obra, para las cuales tengamos recursos, tengamos materias primas, y podamos necesitar el esfuerzo humano. Pero todavía aun más que el esfuerzo humano: el interés, el entusiasmo, el espíritu de ustedes.
Nosotros los felicitamos sinceramente por el esfuerzo que han hecho, y a la vez deseamos expresarles nuestro profundo agradecimiento a los compañeros técnicos de Checoslovaquia, de la RDA y de Bulgaria, que vinieron a participar con nosotros (APLAUSOS). Y nuestro agradecimiento a esos países y a sus representantes diplomáticos que tanto interés pusieron en esta obra, y que hoy nos honran con su presencia, en esta mañana de victoria del día de hoy (APLAUSOS).
Pronto nos veremos otra vez, en la Plaza de la Revolución.
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)