Tras las huellas de Fidel (I): En Quang Binh, vanguardia del Norte y retaguardia del Sur
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Tras el histórico viaje de Fidel a Vietnam en 1973, la periodista Magali García Moré, fue reconstruyendo el recorrido del Comandante en Jefe y publicó en el periódico Granma una serie de trabajos que, desde hoy 12 al 15 de septiembre, reproducimos en Cubadebate y en el Sitio Fidel Soldado de las Ideas.
Harían falta cien tractores trabajando durante dos años para rellenar los huecos que han quedado en la provincia Quang Binh, como consecuencia de los salvajes bombardeos que dirigió la aviación yanqui contra este trecho del territorio de la RDV. Antes de emprender el viaje nos manifestaron esto que ahora, desde el aire es posible ver. Y la realidad es mucho más terrible de cuanto pueda imaginarse. El paisaje que se divisa desde la ventanilla es realmente un paisaje lunar. Volamos sobre la provincia que el Comandante Fidel Castro, en su reciente visita denominara vanguardia del Norte y retaguardia del Sur.
Unos minutos después, cuando avisan del próximo aterrizaje buscamos la pista y el edificio del aeropuerto, y solo divisamos dos tiendas de campaña y una casita provisional. Tampoco había una pista de aterrizaje. Descendemos del avión en el aeropuerto de Dong Hoy, capital de esta gloriosa provincia. En la casita, una mesa larga y dos bancos, una pizarra donde anotan los horarios de salidas y llegadas, es la Sala de Espera. En un alambre extendido varios libros de los que el viajero puede disponer mientras aguarda la salida del avión. Desde aquí iniciaremos nuestro recorrido hacia la zona liberada del Viet Nam del Sur, pues esta provincia es la puerta de la RDV. De ahí su importancia estratégica y el saldo de heroísmo con que contribuyeron sus habitantes a los diez años de guerra de exterminio que practicó Estados Unidos contra la República Democrática de Viet Nam.
Un millón de toneladas de bombas cayeron sobre este suelo durante este tiempo. Y como si no fuera suficiente, en el período de Johnson aquí se experimentaron todas las armas de guerra desarrollada por los imperialistas.
Pero Quang Binh hizo pagar bien caro su crimen a los agresores. 703 aviones yanquis fueron derribados en esta provincia, 86 barcos estadounidenses o títeres fueron hundidos o dañados. Cincuenta y un piratas del aire norteamericanos fueron capturados vivos.
Y paralelamente, mientras combatían, los 460 mil habitantes de esta provincia vivieron teniendo como techumbre la heroica tierra que los vio nacer. En estas condiciones, de manera casi increíble, decenas de miles de escolares mantuvieron sus estudios en las 4 000 aulas subterráneas construidas para ellos. Los crímenes imperialistas y sus denodados afanes de exterminio se estrellaron contra el coraje y decisión de un pueblo.
Quien ofrece esta información es el primer secretario del Partido en la provincia compañero Co Taim Thanh, quien en el acto ofrecido a la delegación cubana en su reciente visita hizo entrega al Jefe de la Revolución de un puñado de tierra que fuera tomado del lugar donde cayera el primer avión yanqui derribado por los combatientes aquí.
La conversación tiene lugar en la casa de protocolo levantada al cese de los bombardeos, en un lugar próximo a la que fuera capital provincial Dong Hoy, hoy arrasada. La palabra de nuestro entrevistado, ameno y jovial, tan pronto nos da elementos emotivos de la visita efectuada por la delegación encabezada por el Comandante Fidel Castro, como nos narra “sencilla y naturalmente” páginas gloriosas de los pobladores de su provincia. Tal es la historia de extraordinaria valentía de Nguyen Sao, de la aldea Vo Ninh, quien se ofreció sabiendo que moriría, para hacer estallar las minas “sembradas” por los bombarderos yanquis y que impedían el paso de hombres y armas por el río.
Después de recibir el homenaje de reconocimiento de su pueblo, y de despedirse de su mujer y dos hijos, inició su tarea. En medio de la noche comenzó a atravesar el río e hizo estallar 87 de las 200 minas allí dispersadas abriendo un camino para mantener el suministro a las tropas. O el relato de la madre heroína Seout, que durante 4 años pasó el rio Nhat Le, cada noche, transportando soldados o llevando armas o municiones desde el embarcadero de la ciudad hasta la orilla opuesta donde los combatientes hacían frente con las antiaéreas a los bombarderos yanquis. En 1966, la Madre Heroína fue condecorada como Heroína del Frente de Transporte. En 1968, murió esa muer admirable que hoy tendría 60 años, mientras cumplía su misión, durante uno de los ataques en que la aviación yanqui empleó las llamadas bombas antipersonales.
“En todo este tiempo, sigue diciendo Thanh, a pesar de las enorme dificultades hemos podido mantener la producción. Para ello fue necesario contar con un buen trabajo de las células del Partido y una buena defensa antiaérea. Se trabajó con la consigna de los dos Bien: Producir Bien y Combatir Bien”.
Pregunto sobre los jóvenes que hemos visto en nuestro recorrido por la ciudad, laborando en las más diversas tareas en el puerto temporalmente barrido, en los puentes y carreteras que se reparan, en la construcción de las casas provisionales. La respuesta de Kim Thanh no se hace esperar:
“El movimiento juvenil asume la responsabilidad del trabajo, tanto como la del combate. Especialmente las jóvenes tienen un papel muy destacado en esta provincia. Durante la guerra, explica, aquí se constituyeron 7 pelotones de milicianas que derribaron numerosos aviones y que dieron muestra de gran coraje al ubicarse en los puntos más altos, para poder hacer blanco en los aviones que volaban a gran altura”.
Tanto por los éxitos alcanzados contra el enemigo como por haber mantenido la producción, la provincia de Quang Binh ha merecido dos “Órdenes de Independencia”, así como otros reconocimientos y felicitaciones del Partido y del Gobierno de la RDV.
La entrevista está llegando a su final, pero el compañero Than no quiere dejar de mencionar el acto que ofreció a la delegación cubana en su visita a esta capital provincial y en la que el pueblo participara en forma masiva. “Apreciamos profundamente la visita de la delegación de Cuba y en especial del Comandante Fidel Castro, dice, y agradecemos la visita que otros cubanos hicieron a este territorio durante la guerra, como la compañera Melba Hernández, y el compañero embajador Raúl Valdés Vivó, así como otros periodistas e intelectuales”, y añade: “La noticia de que una delegación de constructores cubanos vendrá para levantar aquí un hospital provocó una gran impresión a nuestro pueblo”. Después se refiere a las palabras emocionadas con que el comandante Fidel Castro se dirigiera a los habitantes de Dong Hoy, a quienes señaló que “Cuba es un país pequeño y es también un país pobre. Sin embargo, está dispuesto a cooperar en la reconstrucción de Viet Nam en la medida de sus fuerzas” y el rostro ancho de nuestro interlocutor se ilumina con una amplia sonrisa para afirmar que “esta es una demostración palpable de los fuertes lazos que unen a nuestros dos pueblos”.
Las palabras de Co Kim Thanh que sellan este breve y fraterno encuentro resumen la disposición combativa de este pueblo y señalan el derrotero de los revolucionarios del mundo: “Estamos conscientes de que solo con el combate podemos responder merecidamente al imperialismo”.
Nota:
Este es el primer trabajo, de una serie de cuatro, publicado en Granma hace 40 años, en ocasión del recorrido que hice por los lugares visitados por la delegación presidida por el compañero Fidel, en el año 1973. Me encontraba en Viet Nam en visita de trabajo y tuvo lugar esta feliz coincidencia. No era parte de la delegación, pero los compañeros vietnamitas fueron tan gentiles que me permitieron seguir el recorrido del compañero Fidel, apenas unos días después. De ahí que decidiera ponerle como epígrafe Tras las huellas de Fidel, porque eso hice, en el territorio liberado de Viet Nam del Sur, seguir su impronta. Aun me emociona leerlos y sobre todo compartirlos.