Es 12 de agosto y la judoca Idalys Ortiz se convierte en la primera medallista de Cuba en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, plata en la división de más de 78 kilogramos. La máxima exponente del judo femenino cubano de los últimos años alcanzaba así su tercer metal bajo los cinco aros, uno de cada color.
 
«Después de todo estoy contenta con irme de aquí con una medalla, aunque esperaba mucho más. Quisiera dedicarle esta presea al Comandante en Jefe Fidel Castro, por su cumpleaños mañana», declaró esta atleta a la televisión cubana.
 
Corre la madrugada del pasado 26 de noviembre e Idalys recibe una llamada de su hermana desde Candelaria, Artemisa.
 
Asal­tada por la incertidumbre cree que se trataba, en primera instancia, de algún problema de salud relacionado con su padre. Toma el teléfono y siente la voz quebrada.
 
—«Lali», murió Fidel, nuestro Co­man­dante…
 
Idalys recibe un impacto. «Estaba perpleja, fue (es) muy fuerte, con solo contártelo casi se me salen las lágrimas. Prácticamente estuve llorando toda esa noche», relata la titular olímpica de Londres 2012 en una improvisada entrevista celebrada en la capital durante los mismos instantes en que toda la ciudad se volcaba a rendirle tributo a Fidel en la Plaza.
 
La destacada judoca nunca imaginó que aquella medalla de plata ganada en Río sería el último de los tantos presentes que ella consagraría al Líder imperecedero antes de que iniciara su cabalgata hacia la eternidad. «Siem­pre le dedico al Comandante cada uno de mis triunfos. Gracias a él y a la Revolución que él edificó pude convertirme en la persona que soy. Gracias a él es que yo pude practicar el deporte que siempre he querido».
 
«Estoy muy dolida con esta pérdida, al igual que toda Cuba. Se nos ha ido el gran líder de la Revolución Cubana, nuestro eterno Comandante Fidel Castro. Promotor principal del deporte cubano, el artífice de que nuestro movimiento atlético sea uno de los tesoros de la nación», recalcó Ortiz.