DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ EN LA CONCEPCION, ZONA UBICADA A 54 KILOMETROS DE BAYAMO (ORIENTE), PARA DAR INICIO A LAS ACTIVIDADES DE LA BRIGADA INVASORA DE MAQUINARIAS "ERNESTO CHE GUEVARA", EL 30 DE OCTUBRE DE 1967
Fecha:
Compañeros operadores;
Compañeros trabajadores:
La organización de esta brigada gigante que tan magníficamente se ha presentado en el día de hoy, ha sido el producto de un largo trabajo, un largo e intenso trabajo durante muchos meses, que culmina hoy —se puede decir— con el inicio oficial de la puesta en marcha de la brigada.
Creo que para todos ustedes, igual que para todos nosotros, constituye un motivo de orgullo y de optimismo este espectáculo que estamos presenciando en este momento. Para hacer posible un tipo de esfuerzo de esta naturaleza ha sido necesario el largo aprendizaje de los años de Revolución. Para poder contar con una organización semejante, para poder contar con un contingente de hombres de la preparación y de la disciplina de los hombres que van a manejar esta brigada, para poder contar con los cuadros competentes, para poder contar con los organizadores de este gigantesco esfuerzo, ha sido necesaria esa incesante superación de nuestro pueblo desde los primeros días de la Revolución. Y ha sido necesario, muy especialmente, el proceso de aprendizaje y de adquisición del dominio de la técnica y de los métodos de organización, de dirección y de ejecución que han adquirido los hombres de nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias.
Esta brigada comenzará o estaba previsto que comenzara el día 1ro de noviembre su campaña. Cuenta en estos momentos con 159 equipos pesados y en adición todos los demás equipos necesarios para el mantenimiento, la reparación y la atención del personal, y está concebida de tal forma que no faltará absolutamente nada a los efectos de que pueda desarrollar su tarea con el máximo de eficacia. No tiene todavía todos sus efectivos. En el mes de enero contará ya con 250 máquinas pesadas y para el mes de marzo o abril, a más tardar, tendrá además otras 250 máquinas de estera de los tractores Richard CD-6 absolutamente nuevos (APLAUSOS).
De manera que contaremos con una unidad de maquinaria que dispondrá de 500 máquinas de estera, además de todos los equipos adicionales y de todos los camiones y demás equipos necesarios.
A nuestro juicio esta unidad de maquinaria agrícola constituye la más grande unidad de esta índole que se haya organizado en ningún país del mundo (APLAUSOS), o, al menos, no tenemos noticias de que en ningún otro sitio haya operado una unidad de semejante magnitud.
Pero la magnitud que alcanza esta brigada no obedece al deseo de ganar una especie de olimpiada internacional en cuanto a la magnitud de una organización de equipos agrícolas. No. Ha resultado ser de una formidable magnitud, pero es el resultado de una concepción nueva acerca de la forma de usar la maquinaria; es el resultado de la magnitud de los planes que nos proponemos llevar adelante; es el resultado de la necesidad de desbrozamiento de tierra que tenemos en nuestro país todavía.
Consideramos que, como resultado de esa nueva concepción, el empleo de esta maquinaria rendirá, por lo menos, cinco veces más de lo que habría podido rendir de acuerdo con las viejas concepciones en que se distribuía la maquinaria pesada por provincias, y a veces incluso por regiones, donde eran utilizadas de acuerdo con el nivel de organización, de experiencia, de conocimientos que había en cada lugar. Desde luego, existen varios cientos de equipos pesados que están distribuidos por el país, los que a su vez provincialmente se van a organizar en grandes brigadas de trabajo.
Pero lo más revolucionario no es precisamente la concepción de aprovechar toda la fuerza unida de todas estas máquinas en una brigada gigante, la idea de organizar todo el mantenimiento de esas máquinas en condiciones óptimas. No. Quizás lo más revolucionario es el hecho de que esa brigada va a estar dirigida por oficiales de nuestro Ejército Rebelde y va a estar tripulada fundamentalmente por soldados que han adquirido experiencia en nuestras unidades de tanques y en nuestras unidades motorizadas acerca del manejo de estas máquinas (APLAUSOS), unido a un grupo selecto de operadores, que solicitaron ingresar en esta brigada, con una vieja experiencia en el manejo de los equipos pesados.
De manera que en el día de hoy se inicia un tipo de actividad nueva por parte de nuestro ejército revolucionario, como una importantísima contribución al desarrollo de la economía nacional.
Los hombres de nuestro ejército han estado participando en forma cada vez más intensa en las actividades del desarrollo económico del país. Sabido es que nuestro país, siendo pequeño, se ha visto en la necesidad de mantener sobre las armas un contingente extraordinariamente numeroso de hombres, que está incuestionablemente por encima de las cifras relativas que cualquier otro país tiene de hombres sobre las armas, porque en ese caso también la magnitud de nuestro ejército respondía a la magnitud de nuestras tareas, a la magnitud de la tarea sagrada de defender la patria, de defender la Revolución y defenderla contra un enemigo agresivo y poderoso; pero, a la vez, los hombres de nuestro ejército no han estado ausentes de la producción, y miles, decenas de miles de hombres, han estado participando en estos años en el duro trabajo del corte de caña, y cantidades cada vez mayores todos los años, en la misma medida en que crecen nuestras zafras, han sido cortadas por los soldados del ejército revolucionario.
A la vez, este año ya la fuerza aérea se hizo cargo de la tripulación de más de 60 aviones de fumigación y de fertilización aérea, y prácticamente toda la caña del país ha recibido una o dos o tres, y en ocasiones cuatro riegos de urea. Y ese número de aviones también aumentará el próximo año a más de 100, puesto que a la tarea de fertilización con urea de la caña se sumará ahora la tarea de fertilizar, o fundamentalmente fumigar, las miles y miles de nuevas caballerías de arroz que se van a sembrar, así como algodón y otros cultivos.
Y ese servicio, prestado por los pilotos de la fuerza aérea, si hubiésemos tenido que hacerla como anteriormente, a mano, habríase necesitado el trabajo de 50 000 ó 100 000 trabajadores; es decir que eso ha significado un extraordinario salto en el empleo de la técnica.
De la misma manera, el número de caballerías que esta brigada gigante va a buldocear este año, si se fuese a realizar de acuerdo con el viejo método del hacha, tal como fueron desmontadas la inmensa mayoría de las tierras de este país... Y sin duda que muchos de los trabajadores aquí presentes, aunque la inmensa mayoría de los que aquí vemos son gente joven, algunos de los que tienen un poco más de edad recordarán la forma como se desmontaron las tierras, por ejemplo, en la provincia de Camagüey, de tal manera que aun ahora muchas de aquellas caballerías desmontadas a mano tienen que ser destronconadas por buldóceres, o por zapadores, puesto que no se puede emplear en ella la maquinaria; de forma tal que hay que buldocear prácticamente otra vez, en muchos casos, caballerías de tierra que fueron buldoceadas a mano.
Pero para buldocear unas 15 000 caballerías de tierra a mano, algunas de ellas de marabú pesado, me parece que es incalculable el número de hombres que haría falta. En nuestra opinión 100 000 hombres, y posiblemente 150 000 hombres, no serían suficientes para realizar esa tarea a mano.
Si a la tarea de buldoceo se añade la tarea de preparación de tierra con los métodos antiguos habrían hecho falta tal vez unas 15 000 ó 20 000 yuntas de bueyes.
En definitiva, realmente para hacer el trabajo que van a realizar estas brigadas y para hacer el trabajo que van a realizar después las máquinas en las siembras y en los cultivos y los aviones en la fumigación de áreas no solo de arroz sino también de áreas de algodón, de áreas de kenaf y un poco más avanzado el año de áreas también en las provincias occidentales para cítricos, de áreas para caña, de áreas para pasto, de áreas para viandas, si este trabajo que van a emprender en el día de hoy las máquinas fuese necesario realizarlo por los métodos antiguos, nosotros estamos seguros de que no habrían alcanzado ni siquiera 250 000 ó 300 000 trabajadores. Esto sin contar el inmenso esfuerzo que habría sido necesario hacer en instalaciones, caminos, y en fin todos los servicios, en transporte para la movilización de una fuerza semejante.
Hago este análisis para que todos tengan una idea de la importancia del trabajo que van a realizar y de la repercusión que tendrá en la economía del país.
Tiempos hubo en que en este país faltaban incluso los brazos. Tiempos vinieron más tarde en que como consecuencia del crecimiento de la población y el estancamiento de la economía sobraban brazos, cientos de miles de brazos en una población relativamente pequeña. Y hoy los brazos no alcanzan para todas las tareas que tenemos delante.
Y desde luego, los viejos métodos de trabajo agrícola habrían servido todo lo más para mantener una población subalimentada, para mantener una población hambrienta; pero para alcanzar el objetivo que busca la Revolución de alimentar de manera satisfactoria a todos los ciudadanos de este país, de alcanzar niveles altos y realmente decorosos de alimentación, de ninguna manera habrían bastado jamás los viejos métodos, de ninguna manera desaparecería jamás la libreta. Porque la libreta es el resultado de una distribución que aspira a ser equitativa de lo que hay entre todos.
Antes no existía la libreta. Existía una regimentación mucho más cruel, que sí conocen muy bien nuestros trabajadores, que era la regimentación del dinero (APLAUSOS). No había libreta ni hacía falta libreta porque no había dinero. Y no había dinero porque no había trabajo, porque no había desarrollo económico, porque no se afrontaban las tareas imprescindibles para que un pueblo alcanzase un mínimo de bienestar. Ni había ni podía haber el menor interés en aquellos que explotaban a nuestro pueblo en emprender esas tareas, porque jamás por sus mentes cuando concebían algo entraba la idea de algún beneficio para el pueblo, porque la única idea que inspiraba siempre la conducta de aquellos señores era el beneficio para su bolsillo.
Llegaban a cualquier región del país y no se detenían a considerar qué les convenía más a la economía o al pueblo, sino qué le convenía más a sus ganancias. Y así se dedicaban a la agricultura extensiva, sembraban algunas cosas que no debían sembrar en algunos lugares, mientras permanecían sin cultivar decenas y decenas de miles de caballerías aptas para esos cultivos en otros sitios del país.
Así nos encontramos con centrales que tenían sus cañas hasta en las estribaciones de la Sierra Maestra. Y los que han ido alguna vez al central Pilón, atravesando el extremo occidental de la Sierra Maestra, habrán visto aquellas cañas a cientos de metros de altura en inclinaciones donde es casi imposible poder trabajar y donde la caña tenía que bombearse dos y tres veces. Pues bien: en esos lugares todos los años se mataban uno o dos o tres o cuatro obreros en carretas y camiones que se volcaban y en accidentes de todo tipo que ocurrían.
¿Y tenía acaso sentido tener la caña sembrada allá en las montañas de la Sierra Maestra cuando en las llanuras de esta misma región del Cauto había miles y miles de caballerías de tierras llanas que podían ser sembradas de caña y destinar aquellos montes a la producción de árboles, por ejemplo, que es en muchos de los tipos de montaña lo más aconsejable y lo más conveniente para el país?
¿Qué máquina se puede introducir, qué tractor puede arar allí, qué buldócer puede trabajar en aquellos lugares, qué esperanza de combinada cañera se puede concebir en aquellos lugares? ¡Y en cuántos lugares del país nos encontramos una situación semejante, lo mismo en la provincia de Oriente que incluso en las provincias occidentales, como ocurre por ejemplo en la zona de Arcos de Canasí en Matanzas, donde allí se ha estado cultivando caña en pendientes demasiado inclinadas que solo sirve para agotar inútilmente la energía del hombre y para destruir la naturaleza! Porque todos esos disparates le han costado a la naturaleza de nuestro país muchos recursos.
¡Y cuántos miles y miles de caballerías de maderas preciosas fueron taladas e incendiadas para sembrar pastos en aquellos lugares, donde apenas se sostenían unas cuantas cabezas por caballería, mientras seguía existiendo en el llano decenas y decenas de miles de caballerías de tierra con maleza y con marabú!
¿Y por qué no se cultivaban? ¡Ah!, porque aquella era de la compañía tal que la tenía de reserva, y aquella era de la compañía más cual que la tenía de otra reserva, o la otra era del ilustre “Don Fulano de Tal”, que tenía cientos de caballerías de tierra.
Y si se preguntan quiénes eran los dueños de estas inmensas llanuras sin cultivar, se encontrarán con que no pasaban de una docena los propietarios de estas inmensas llanuras de la región central de Cuba, en estas inmensas llanuras precisamente donde ahora vamos a desmontar unas 4 000 caballerías de tierra (APLAUSOS).
¿Y a qué se dedicaban esas caballerías de tierra, a quién beneficiaban, a quién ayudaban, qué problema resolvían al pueblo, a cuántos seres humanos alimentaban, cuántos bienes se producían en ellas? Inmensas llanuras de tierra sin un solo camino, inmensas llanuras de tierra sin un solo canal de desagüe, inmensas llanuras de tierra sin una sola represa, inmensas llanuras de tierra sin una sola caballería cultivada.
¿Y acaso era posible así alimentar de manera digna y decorosa a una población de más de siete millones de seres humanos?
Lógicamente, no nos dejaron riquezas. Lógicamente, no nos dejaron un país rico ni mucho menos. Nos dejaron un país empobrecido; nos dejaron un país cuyos montes fueron absolutamente devastados, de tal manera que a veces no aparecen ni las tablas para enterrar un muerto. De forma tal, que estamos con la tarea por delante de repoblar en todo el país más de 100 000 caballerías de bosques situados en las montañas de la Sierra Maestra, en las montañas del Segundo Frente, en las montañas del Escambray, en las montañas de Pinar del Río y en otras regiones de otras provincias más o menos extensas. Fue la devastación más completa.
¿Cuántos caminos nos dejaron? ¿Cuántos caminos atravesaban esta región? ¿Cuántos caminos atravesaban las montañas? ¿Cuántos caminos atravesaban la provincia? ¿Esta sola carretera cuántos miles y miles de horas ahorra todos los meses, cuánta goma, cuánto combustible, cuánto trabajo? Si para ir de Victoria de las Tunas a Bayamo había que ir a Holguín; si para ir de Victoria de las Tunas a Manzanillo había que ir a Holguín, a Bayamo y después a Manzanillo. Y por esta misma carretera, ahorrando más de 150 kilómetros, se podrá ir directamente a Bayamo o a Manzanillo cuando el ramal que parta desde el cruce del río hacia Manzanillo se construya. Y para ir a Mayarí había que dar la vuelta por Holguín. Ahora una carretera está casi terminándose, que va desde Palma Soriano hasta la región de Cueto. Y no solo eso: se está construyendo una carretera que llegará desde Santiago de Cuba hasta Sagua, ahorrándose más de 200 kilómetros de camino.
Se ha conectado ya a Manzanillo con Niquero, Niquero con Pilón, y se está construyendo a un ritmo cada vez mayor, ya en dos frentes, la carretera que unirá por la costa sur a Pilón y Santiago de Cuba. Se ha terminado la carretera famosísima de Baracoa. Se está construyendo la carretera de Jiguaní a San Germán. Se está llevando adelante rápidamente la construcción de la carretera Mayarí-Sagua-Moa, y se continuará ulteriormente su construcción hacia Baracoa. Dos carreteras se comenzarán a construir el año que viene, una al sur de Camagüey, desde la región de Sancti Spíritus hasta este punto, y otra por el norte, desde Morón hasta la carretera Cueto-Mayarí (APLAUSOS).
De manera que en 1970 se le podrá dar la vuelta a la isla, completa, sin tocar la Carretera Central. Se podrá salir de Baracoa y dar la vuelta por todo el sur de la isla, llegar a Mantua, y regresar a Baracoa sin tocar la Carretera Central (APLAUSOS).
Mas esto no tendría mayor importancia sin toda la red de caminos que en todos los campos del país se están construyendo.
En los últimos ocho meses se han incorporado 41 nuevas brigadas de caminos y carreteras, y en el mes de mayo del próximo año tendremos ya 59 brigadas de caminos y carreteras. ¿Y quieren tener ustedes una idea de lo que estarán haciendo esas 59 brigadas? Pues les voy a poner un ejemplo. Cada tres meses, cada tres meses, construirán de caminos y carreteras una distancia igual que la que hay de La Habana a Santiago de Cuba (APLAUSOS). Es decir, que ya en este momento hay 41 trabajando con gran ritmo, y al completar las 59, cada tres meses se hará el equivalente de la Carretera Central.
Y la Carretera Central se hizo allá por los años veinte y tantos, y durante 40 años se ha estado hablando de la Carretera Central. Pues bien, ya, ahora, se está construyendo cada tres meses algo más de la mitad de una distancia equivalente a la Carretera Central, y en el mes de mayo del año que viene —repito— cada tres meses estaremos construyendo de caminos y carreteras el equivalente de la Carretera Central.
Y creemos que a ese ritmo no quedará un solo rincón del país incomunicado, no quedará un solo valle ni en las más apartadas montañas de Oriente o de Las Villas o de Pinar del Río sin un buen camino o sin una buena carretera.
Y el trabajo se realiza parejo en todo el país de acuerdo a las necesidades, ¡de acuerdo a las necesidades! (APLAUSOS) No como antes, que se construía una carretera a la finca del potentado “Tal”, o se construían carreteras única y exclusivamente de tipo turístico, no por donde había agricultura, no por donde había pobreza, no donde había necesidad, aunque fuese para crear un mínimo de condiciones de vida o para salvar vidas, o para llevar a alguien a un hospital —si había algún hospital adonde llevar a alguien (DEL PUBLICO LE DICEN: “¡No había nada!”).
Se hacían espléndidas carreteras, como la Vía Blanca, al norte de la provincia, y se gastaban decenas de millones de pesos para comunicar La Habana con Varadero.
Y en La Habana parecía que había muchas carreteras, y realmente lo que se ha visto es que había unas cuantas carreteras hacia aquellas direcciones donde estaban las tierras de los grandes magnates. Pero en La Habana nos hemos encontrado regiones que están prácticamente tan incomunicadas como las regiones de la Sierra Maestra. Y hay lugares también montañosos en la provincia, tan apartados y tan desprovistos de un solo camino, que no se veía la diferencia entre esas regiones de la provincia de La Habana y las regiones de las montañas de Oriente.
De esa forma, las comunicaciones que resultan tan indispensables para el desarrollo económico, y especialmente para el desarrollo agrícola y para el desarrollo social, no existían.
Y nosotros nos preguntamos: si no hubiese existido esta carretera, ¿cómo habríamos podido ahora emprender este gigantesco trabajo? ¿Cómo habríamos podido acumular estas máquinas aquí? ¿Cómo podrían iniciarse las construcciones de canales, de obras hidráulicas, de embalses, de diques, el buldoceo, los albergues, las arroceras, si no existiese esa comunicación? ¿Cómo se habrían podido reunir aquí tantas personas en la mañana de hoy? (APLAUSOS)
Cualquiera comprende la importancia que tienen todas esas tareas.
Y preguntamos cuántas represas había en este país, cuántas represas destinadas al regadío. Había alguna represa para el abastecimiento de agua de algunas ciudades; sí, había algunas represitas: la de Charco Mono, que siempre está seca; una represa en la zona de Holguín, chiquita, para el abastecimiento de agua, y algunas otras, que en total sumaban 30 millones de metros cúbicos de agua.
La represa de Paso Malo solamente, solamente una represa, en el río Yara, tiene capacidad de 90 millones y ya está terminada (APLAUSOS).
Y en el río Contramaestre ya tenemos una represa de 250 millones de metros cúbicos de capacidad, es decir, más de ocho veces toda la capacidad que en casi 60 años se había construido en este país.
¿Y de esa forma podía haber agua para las ciudades, podía haber agua para la agricultura, podía sembrarse el arroz que necesitaba este país; podía producirse la leche, la carne, las viandas, los alimentos que necesitaba este país? (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”) ¡Cualquiera, cualquiera lo comprende! Y lo comprenden, sobre todo, los trabajadores del campo, y lo comprenden más que nunca en años de sequía como este; y comprenden la tragedia de los extremos de las grandes y destructoras inundaciones y de las grandes y destructoras sequías.
Les hemos hablado de dos represas que, juntas, suman once veces todo lo que había en 50 años. Desde luego que no son las únicas; les hemos mencionado dos represas para la agricultura. Se terminó de construir una represa que se inició antes en el Escambray, pero que no era con fines agrícolas sino con fines de electricidad, y ni siquiera a sus constructores les había pasado por la mente la idea de utilizar esa agua en la agricultura. Esa agua actualmente abastece la ciudad de Santa Clara, y esa agua servirá para el regadío de más de 1 000 caballerías de tierra.
Pero les decía que les hemos hablado de algunas de las represas que hemos construido. ¿Pero podría acaso sacarse la conclusión de que esas represas alcanzan y que acaso hemos hecho gran cosa? ¡No! Lo que se ha hecho, que es aproximadamente unas veinticinco veces —si no me equivoco— todo lo que se había hecho en 50 años, es sin embargo una miseria al lado de lo que necesitamos.
Nuestra agricultura no puede seguir dependiendo de ciclones, de inundaciones, de sequías. Nuestro trabajo no puede seguir a expensas de que llueva o no llueva, de que se pasen 45 días, o 60 días, o 90 días sin llover, aun en plena primavera, y se pierda todo lo que se siembra, se pierda el trabajo de arar la tierra, se pierda el trabajo de sembrarla, de fertilizarla, incluso de limpiarla, para luego no recoger un solo grano. Con esta inseguridad no se puede vivir, con esa inseguridad no se puede trabajar con entusiasmo.
Y es necesario que tomemos todas las medidas para asegurar, independientemente de los imponderables del tiempo, que cada grano que sembremos se coseche, que cada caballería de tierra que se trabaje se aproveche.
Y es por eso que en hidráulica deberemos realizar un gigantesco trabajo.
Hemos hablado de la brigada gigante, hemos hablado de las construcciones de caminos, pero debemos decir que todo este esfuerzo en caminos, todo este esfuerzo en buldoceo se hará, ampliado ya, desde el año que viene en construcción de embalses para la agricultura.
Les decía que existían 30 millones de metros cúbicos en algunas represitas para abastecer en parte las necesidades de agua de algunos pueblos. ¿Y saben ustedes cuántos metros cúbicos calculamos que necesitamos, o que podremos llegar a disponer utilizando todos los ríos, todos los lugares donde pueden ser construidos embalses, y aprovechando además las aguas subterráneas? Calculamos que podremos llegar a disponer de 15 000 millones de metros cúbicos de agua, ¡quince mil millones de metros cúbicos de agua! (APLAUSOS), para asegurar de manera total la agricultura del país, en forma tal que no habrá nada que en lo futuro dependa del tiempo, porque prácticamente toda la caña, todo el arroz, todas las viandas, los frutales principales, todos los cultivos principales tendrán regadío y un tanto por ciento suficiente en las áreas de pasto para garantizar la alimentación del ganado aun en los peores años.
De manera que podremos disponer de agua para irrigar no menos de 250 000 caballerías de tierra, ¡doscientas cincuenta mil caballerías de tierra por lo menos! (APLAUSOS)
¿Y en cuántos años aspiramos a alcanzar esa meta? Si había 30 millones en 50 años, 30 millones es quinientas veces menos de lo que pensamos que podemos hacer, de lo que pensamos que necesitamos; es decir, que tenemos que hacer quinientas veces lo que se había hecho en 30 años.
¿Y en qué tiempo creemos que si nos entregamos a la tarea arduamente podemos llegar a cumplir esa meta? Pues nosotros, que somos optimistas si se quiere, pero que fundamos el optimismo en la confianza ilimitada que tenemos en el pueblo, creemos que podemos, y por tanto debemos aspirar a realizar esa tarea en cinco años (APLAUSOS).
Cuando nosotros decimos que aspiramos a irrigar 250 000 caballerías de tierra, eso equivale a toda la tierra que puede irrigarse, es decir, equivale a dos veces la represa de Assuán, que se construye en Egipto en uno de los ríos más caudalosos del mundo.
Nosotros no tenemos ningún río caudaloso. El Cauto es prácticamente un arroyo que se seca, cuando no se sala por el agua que le entra del mar. No tenemos un solo río caudaloso, pero tenemos miles de pequeños ríos y de pequeños arroyos, tenemos una precipitación relativamente abundante, aunque viene o de repente, o demasiado cuando no hace falta, o ninguna cuando más falta hace. No tenemos ningún Nilo, pero todos ustedes recordarán cuando el “Flora” que toda esta región se convirtió en un inmenso mar. No tenemos ríos caudalosos, pero tenemos grandes inundaciones, tenemos grandes crecidas de los pequeños ríos que se vuelven entonces peligrosos, que entonces hacen peligrar la vida de las personas y hacen peligrar los frutos del trabajo.
Y desde luego, cuando tengamos todos los embalses hechos nos liberaremos de las sequías y también de las inundaciones. Porque todas esas aguas que sin control avanzan llegando a constituir una verdadera catástrofe, a formar esa ola gigantesca que ustedes le llaman aquí “el golpe de agua”, cuando esté construido todo el sistema hidráulico de la región de Oriente no habrá inundaciones de ese tipo. Porque, incluso, cuando amenacen grandes temporales se puede comenzar a evacuar el agua depositada en los grandes embalses y regular la creciente. Habrá crecidas, pero de ninguna manera, por mucho que llueva, podrá haber crecidas catastróficas de aquella magnitud.
Ahora bien, para poder realizar esa tarea no bastan los equipos, los buldóceres y los camiones que tenemos actualmente destinados a obras hidráulicas, pero en ese campo también, entre el mes de noviembre de este año y el mes de junio, entrarán en el país 500 camiones de 10 toneladas (APLAUSOS). Y aspiramos, de aquí a fines del año 1969, incorporar a ese plan no menos de 1 500 camiones de esa magnitud, 1 500 nuevos camiones de 10 toneladas y, además, unos 300 buldóceres. Mil quinientos camiones de 10 toneladas podrían mover 150 000 metros cúbicos de tierra diariamente. Y si calculamos que la represa de El Mate tiene unos 4 millones de metros cúbicos de tierra, si no me equivoco, y no debo estar muy alejado de la cifra real —por ahí está el compañero Faustino y dice que es correcto, que la represa de El Mate llevó en su construcción 4 millones de metros cúbicos de tierra—, de hecho cada 30 días, desde fines de 1969, podremos mover la tierra que se necesita para construir la represa de El Mate, cuya capacidad es de más de 200 millones de metros cúbicos de agua; es decir que desde el segundo semestre de 1969 estaremos moviendo el equivalente de tierra para construir cada mes una capacidad igual a la represa de El Mate. No me refiero a la capacidad en agua, sino a la capacidad en tierra. A veces hay que emplear más tierra con menos agua, otras veces menos agua con más tierra.
Pero esto quiere decir que estaremos en condiciones de construir un Mate mensualmente desde el segundo semestre de 1969 (APLAUSOS). Y un Mate mensualmente es aproximadamente el equivalente a 3 000 millones de metros cúbicos por año, ¡tres mil millones de metros cúbicos por año! De manera que a partir del segundo semestre de 1969 estaremos construyendo cada año una cantidad cien veces mayor de lo que se construyó en materia de embalses en 50 años anteriormente (APLAUSOS). Es decir, ¡en un año cien veces más que lo construido en cincuenta años!
Entonces, multiplicado 100 por 50, son 5 000. Estaremos dedicando o creando recursos hidráulicos a un ritmo, digamos, de cinco mil veces más de lo que se hacía antes de la Revolución, ¡cinco mil veces más de lo que se hacía antes de la Revolución!
Todavía tenemos muchas necesidades, pero yo les pregunto a ustedes, a ustedes que ya constituyen parte de un pueblo que ha adquirido la experiencia de ocho años de Revolución, que han ido aprendiendo muchas cosas, que han ido aprendiendo a pensar y a analizar, que han aprendido a leer y a escribir muchos de ustedes en estos años: ¿Cómo podía sin caminos, sin carreteras, sin embalses, con la tierra llena de marabú, con las tierras empleadas de una manera absurda, sembrando lo que no se debía sembrar en un lugar, dejando de sembrar lo que se podía sembrar en otro, cómo podía de esa forma disponer de lo que un país necesita para vivir decentemente? ¿Cómo podíamos sin un solo embalse, sin caminos, desmontando con hacha, arando con bueyes, sin irrigación, sin fertilización, en medio de catástrofes naturales e inundaciones arrasadoras, sequías aniquiladoras de cosechas, cómo podíamos disponer de lo necesario para poder vivir decentemente? ¿Era posible? ¿Se comprende o no se comprende? (EXCLAMACIONES AFIRMATIVAS) ¿Comprenden ustedes, soldados, comprenden ustedes, trabajadores, que de otra forma era imposible? Y que esto nos da una idea de la magnitud de la tarea, nos da una idea de la importancia de la tarea, nos da una idea de lo que debemos hacer para vivir con decencia: construir cada tres meses el equivalente de una carretera central en caminos y carreteras, construir todos los meses el equivalente de una represa de El Mate, desbrozar todos los años lo que se habría necesitado 300 000 trabajadores para desbrozarlo a mano, ararlo con bueyes y cultivarlo sin máquinas y sin aviones.
De manera que ahora podemos tener una idea más clara de qué es lo que teníamos, de la pobreza acumulada en este país, de los recursos naturales desaprovechados, de los recursos naturales devastados, como los montes; y cómo todo eso tenemos que hacerlo de nuevo: sembrar los montes, trabajar muy intensa y duramente en estos años, utilizando los recursos con que ya nuestra Revolución cuenta para lanzarnos hacia adelante, para lanzarnos hacia adelante “a toda máquina”, empleando las máquinas de manera óptima, cuidándolas con el mayor esmero, dándoles un mantenimiento escrupuloso con el taller al lado de los buldóceres y de los camiones, con los mecánicos allí a cada instante, con las condiciones adecuadas para el personal, que aunque tenga que trasladarse continuamente pueda tener los comedores allí, el agua adecuada y limpia, los alimentos, los albergues, el médico, las medicinas y, en fin, condiciones mucho más humanas, todo lo más humanas posible dentro de las circunstancias en que tiene que trabajar esta brigada a lo largo y ancho del país.
Con esas máquinas absolutamente nuevas, con una organización tan formidable, con una disciplina tan impresionante, con un personal tan joven y tan revolucionario podemos lanzarnos hacia adelante (APLAUSOS).
Esta brigada se inicia con una concepción revolucionaria, organizada por un ejército revolucionario, con la cooperación de todo un pueblo revolucionario (APLAUSOS), y no habrá nada ni nadie que la pueda detener.
Y estas tierras, estas tierras que hace unos años apenas recorrimos en carros anfibios, en medio de la desolación y de la muerte del ciclón “Flora”, estas tierras no tardarán siquiera meses en convertirse en enormes centros de producción, mecanizados, irrigados en gran parte en la primera etapa y todo más adelante, fertilizados con empleo de máquinas terrestres y de máquinas aéreas; se convertirá en una región donde se producirán abundantes cantidades de alimentos para todo el pueblo, ¡alimentos para el pueblo, para los únicos beneficiados de la obra de la Revolución que son los que trabajan! (APLAUSOS) y se llenará de caminos y se llenará también, y en tiempos no lejanos, de viviendas decentes, de escuelas y de todas las instalaciones; porque ya el próximo año se terminan dos grandes fábricas de cemento al fin y podremos disponer del doble de cemento de lo que hemos tenido hasta ahora (APLAUSOS).
y ya la miseria que todavía se ve, los bohíos destartalados que se mojan cada vez que llueve, la tragedia de la vivienda que padecen cientos de miles de familias...
Porque necesitamos según los cálculos un millón de nuevas viviendas en los campos y en las ciudades pero, como decíamos el 26 de Julio, los grandes programas de construcción de viviendas empezarán por los campos. Y es legítimo, y es justo, y todo el pueblo lo comprenderá (APLAUSOS), porque es donde se ha acumulado más la pobreza, la necesidad. Y algún día no solo serán caminos y carreteras y viviendas, sino también la electricidad invadirá nuestros campos.
Y si nos preguntamos: ¿Cuándo? Ello depende de cómo trabajemos. Todo aquel que se pregunte cuándo, deberá también preguntarse qué hace para que logremos eso lo antes posible (APLAUSOS).
Todos tenemos el deber de trabajar porque todo lo que hacemos es para todos, y cuando llega la hora de distribuir una libra de arroz no se le pregunta a nadie lo que hizo, no se le pregunta dónde trabajó y dónde se ganó el derecho a comer arroz (APLAUSOS); cuando producimos arroz es arroz para todos. Y el arroz que se producirá en las tierras que ustedes van a desbrozar lo consumirá todo el pueblo.
Y por eso, si a nadie se le pregunta cómo obtuvo el derecho a consumir ese arroz, si a nadie se le pregunta cuando se le da algo qué hizo para ganar ese algo, entonces es legítimo y es justo que proclamemos una y otra vez que el deber de trabajar es un deber de todos; y puesto que todos tenemos la necesidad de consumir, todos tenemos el irrenunciable deber moral de trabajar. Y todavía no todos trabajan en nuestro país, todavía no todos se ganan decorosamente el pan, el arroz, la leche, la carne y las viandas que consumen, que hoy no son suficientes pero que en un mañana no lejano sobrarán para todos.
Y si todos van a recibir los beneficios, es indeclinable deber moral de todos poner su granito de arena. No es cosa de que solo un puñado de hombres de vanguardia larguen la vida en el trabajo (APLAUSOS), montados en las máquinas, estremecidos por el trepidar de los motores, o bajo el sol con un azadón, o detrás de una yunta de bueyes, o sobre un tractor, o en un avión realizando trabajos peligrosos. Porque una cosa que hay que decir en honor de los hombres que integran esta brigada es que comienzan a trabajar ya con una concepción nueva del trabajo, con una concepción nueva del salario. Ya no serán hombres que digan: “Llego hasta allá porque me gano un peso más”; sino: “Llego hasta allá porque tengo un deber con la patria (APLAUSOS), llego hasta allá porque tengo un deber con mi pueblo, llego hasta allá porque tengo un deber con mi conciencia, llego hasta allá porque tengo un deber con la historia, llego hasta allá porque tengo un deber con los muertos, es decir, con los que dieron la vida por la Revolución (APLAUSOS), llego hasta allá porque tengo un deber con los que lo dieron todo para darle al pueblo esta oportunidad.”
¡Quién lo habría soñado hace unos años, quién habría soñado en esa interminable fila de máquinas poderosas, quién habría soñado en esa formidable organización!
Los burgueses creían que solo ellos sabían organizar y jamás de los jamases en nuestro país organizaron nada que tuviese ni siquiera la décima parte de la potencia, ni la centésima parte de la organización que tiene esta brigada (APLAUSOS) dirigida por hombres humildes del pueblo que lucharon en la guerra, y que en la paz trabajando intensamente con la idea de la patria por delante, aprendieron la técnica y los métodos para lograr esa impresionante organización; dirigida por un comandante que antes de incorporarse a las filas del Ejército Rebelde en la Sierra Maestra era un trabajador agrícola, un operador de buldócer precisamente. Y ese hombre es hoy el comandante que dirige esta brigada gigante de 500 máquinas, el compañero Maro, como lo conocemos familiarmente (APLAUSOS). Y todas las ideas generales de aprovisionamiento, todo el aseguramiento material y técnico, toda la selección y el reclutamiento del personal, realizado por otro compañero joven, comandante de nuestro ejército, el compañero Laite (APLAUSOS), que aprendió de manera cabal al frente del transporte de nuestra fuerzas armadas, aprendió de manera cabal el manejo, la dirección y el mantenimiento en condiciones óptimas de los miles y miles de equipos de nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias. Y con ellos un grupo numeroso de viejos y buenos combatientes de la guerra en la Sierra Maestra (APLAUSOS).
Y esta misma concepción de las brigadas se aplicará a las grandes brigadas hidráulicas. Y el año que viene se organizarán ya varias grandes brigadas hidráulicas con esta misma concepción, con este mismo método.
Y cuando esta brigada gigante regrese victoriosa a fines del próximo año y regrese a Oriente y haya cumplido su misión de desbroce, se incorporará completa en esta provincia a la construcción de los grandes embalses que se están proyectando (APLAUSOS).
Hemos logrado ya en materia de organización en estos años de aprendizaje lo que jamás se había logrado en nuestra patria. ¿Y con qué espíritu deberán trabajar, y estamos seguros de que trabajarán, los compañeros de esta brigada? ¿Con qué espíritu? Con el espíritu de soldados revolucionarios, con el espíritu de un ejército en plena guerra: ¡Guerra contra la maleza, guerra contra el marabú, guerra contra el subdesarrollo, contra la miseria, contra la pobreza, guerra para lograr dominar a la naturaleza! ¿Y con qué espíritu? ¡Con el espíritu de los guerrilleros de la Sierra Maestra! (APLAUSOS)
Porque esta brigada, esta brigada gigante que lleva el nombre inicial de Brigada Invasora, hay que bautizarla... ¿Con qué nombre bautizamos esta brigada? (DEL PUBLICO LE DICEN: “¡Che!”)
Díganlo ustedes mismos, compañeros. ¿Qué nombre es aquel bajo cuya inspiración y cuyo ejemplo deberá trabajar esta brigada? (DEL PUBLICO LE DICEN: “¡Che!”)
¡El Che Guevara! (APLAUSOS) ¡Esta brigada llevará, pues, por deseo nuestro, por deseo de ustedes, por aclamación unánime, el nombre de Brigada Invasora Che Guevara! (APLAUSOS PROLONGADOS)
La historia de esta brigada empieza a escribirse aquí y será una hermosa e interesante historia. Ya empezaron a escribir sus primeras páginas en los meses que precedieron a su organización, habiendo buldoceado ya 417 caballerías de tierra y habiendo construido canales, en el equivalente a movimientos de tierra de 285 000 metros cúbicos.
Es decir que han empezado sobrecumpliendo las metas, han empezado antes de empezar; han cumplido metas antes del día en que se tenía oficialmente señalado para el comienzo, que era el 1ro de noviembre.
De la brigada se escribirá la historia día por día. Películas y documentales serán tomados con vistas de todas las regiones donde van ustedes a trabajar, y se seguirá paso a paso el proceso desde los campos de marabú hasta los arrozales, los algodonales, los cañaverales, los frutales y todo lo que irá surgiendo a su paso. Y ese documento será un documento histórico.
Y estamos seguros de que esta experiencia que nosotros estamos adquiriendo aquí será el día de mañana útil también a otros pueblos, porque nosotros no nos guardamos el secreto de nuestros éxitos, sino que sentimos el deseo de brindarlo a otros pueblos, como los heroicos pueblos que hoy luchan contra el imperialismo, como el heroico pueblo de Viet Nam (APLAUSOS), y a los países que luchan hoy por alcanzar este derecho que nosotros hemos alcanzado.
Se construirá su historia y de esa historia se sentirán orgullosos todos ustedes y se sentirá orgulloso el pueblo, porque ustedes van a realizar otra histórica jornada invasora. Por estos campos cruzaron en las guerras por nuestra independencia las huestes aguerridas de Maceo y de Máximo Gómez; por estos campos avanzaron victoriosas la infantería y la caballería cubanas: y por estos campos, en años muy recientes, rememorando la gesta, avanzaron victoriosas las columnas del Che y de Camilo (APLAUSOS).
Che y Camilo son dos símbolos formidables de esta generación. Che y Camilo que son, como decíamos a los jóvenes en Isla de Pinos, como hermanos gemelos en la gloria, en las virtudes, en el valor y en la grandeza. Y por estos campos escribieron la historia y por estos campos se derramó sangre generosa de revolucionarios.
Preparando el camino para poder organizar y llevar adelante esta Brigada Invasora, fueron necesarias las invasiones de 1895 y las invasiones de 1958. Y esta será también histórica, porque culminarán ustedes el sueño de la patria de más de cien años. ¡Librarán ustedes la batalla de hoy, la batalla del trabajo creador y productivo, que es también una batalla heroica que requiere sacrificio, tenacidad, constancia y espíritu verdaderamente revolucionario! (APLAUSOS) y no solo librarán la batalla de hoy, sino que harán más fuerte a la patria para cualquier otro tipo de batalla mañana con las armas en la mano (APLAUSOS).
Piensen que cada caballería que se desbroce hará más fuerte a la Revolución y hará más fuerte al país. Piensen que cada caballería que se desbroce y que se cultive hará más fuerte a la Revolución frente al imperialismo, frente a cualquier agresión, frente a cualquier bloqueo; ¡nos hará más fuertes para resistir a todo!
Sabemos que en cualquier circunstancia estamos dispuestos y resistiremos todo, ¡y resistiremos a todo! Sabemos que nada podrá aplastar la Revolución, pero sabemos también que cada esfuerzo nuevo que hacemos nos hace más fuertes, hace a nuestra Revolución más fuerte, hace a nuestra Revolución más segura y hace a nuestra Revolución más libre; hace a nuestro pueblo más dueño de su destino, ¡hace a nuestro pueblo más señor soberano de su ideología y de su conciencia revolucionaria! (APLAUSOS)
Y el derecho de pueblo libre, el derecho de pueblo revolucionario, no se ganaba solo en los campos de batalla. Las batallas no se libraban por librar batallas, no se libraban por derramar sangre; se libraban por un futuro, por un porvenir mejor para el pueblo; se libraban para romper todas las ataduras y todas las cadenas que nos impedían hacer esto.
Aquí, por eso, no han quedado más cadenas que esas cadenas que con la bola de ocho toneladas llevarán los arrastratanques (APLAUSOS). Porque todas las cadenas que nos impedían construir nuestra patria y nuestro futuro han sido rotas, todas las ataduras han sido rotas.
¿Que qué quiere decir ser dueños de nuestro destino? ¡Ser dueños de nuestro destino es esto; es el derecho a hacer esto; es el derecho a construir una patria digna de este pueblo; es el derecho a sumarse al movimiento universal de los pueblos contra la colonización, contra la explotación imperialista, contra la esclavitud! (APLAUSOS) ¡Es el derecho a tener una conciencia revolucionaria y a ser consecuentes con esa conciencia, a trabajar con el espíritu con que van a trabajar los soldados de la Brigada Invasora! ¡Eso es ser dueños de nuestro destino!
Por eso nosotros podemos proclamar con júbilo otro día más glorioso en la historia de nuestra patria, otro día que marca una fecha: ¡La fecha en que la Brigada Invasora “Che Guevara” inició la marcha! (APLAUSOS)
¡Adelante, compañeros, sin que nada ni nadie los pueda detener, sin que haya tarea dura, sin que haya obstáculo difícil! (EXCLAMACIONES DE: “¡Nunca!”) ¡Lleguen hasta Isla de pinos y Pinar del Río y regresen victoriosos a la heroica provincia oriental, de donde partieron aquellos en 1895 y en 1958, cuya historia épica ustedes van a emular desde este momento!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)