Conclusiones de Fidel Castro Ruz en el Segundo Periodo Ordinario de Sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en el teatro Karl Marx, 24 de diciembre de 1977
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Queridos compañeros:
No deseamos establecer el precedente o la tradición de que cada período de sesiones tenga que clausurarse con un discurso más o menos prolongado. No siempre hay cuestiones importantes que señalar y, además, como regla general el compañero BIas Roca, con breves palabras y muy precisas, suele clausurar estos períodos de sesiones.
Pero en esta ocasión se trata de que nuestra Asamblea Nacional cumple prácticamente su primer año de vida. Nos parece una fecha importante, nos parecen importantes los resultados, y nos parece también importante el momento.
Antes de proseguir, deseo comunicarles que el compañero Raúl no se encontró entre nosotros en este período de sesiones por estar realizando un viaje en el exterior, donde cumple importantes tareas asignadas por el Partido (APLAUSOS). El me rogó les explicara a ustedes cuánto lamentaba no encontrarse entre nosotros en estos días.
También se encuentra ausente el compañero Carlos Rafael, cumpliendo también importantes misiones del Partido. Y en su nombre, por su ausencia, les pido también excusas (APLAUSOS).
Acabamos de realizar un importante trabajo. En este período se ha analizado por primera vez en la Asamblea Nacional el plan económico o las directivas del plan económico para el siguiente año y nuestro presupuesto de gastos; se ha aprobado una importante legislación sobre la no creación de nuevos salarios históricos, que contribuirá a poner orden en nuestra situación salarial, que ayudará a nuestra economía, que facilitará la implantación de nuestro sistema de dirección. Se aprobó la legislación también muy importante sobre protección e higiene del trabajo y la Ley del Derecho de Autor que —como ustedes saben— fue muy discutida.
A modo de broma, podríamos decir que se quitó aquello que hablaba de los medios fonomecánicos, y al fin y al cabo se le dio a la ley un título cacofónico. Digo esto porque a mí me gustaba más "sobre el derecho de autor" que "del derecho de autor". A mí me parecía el otro título más poético, más rítmico, y como era sobre los autores, los poetas, etcétera, pues entonces yo era partidario de aquel título, pero no nos íbamos a poner a discutir ahora sobre el título que tenía que llevar la ley. No era una cuestión de fondo, no era una cuestión fundamental.
Se ha analizado a fondo un problema importantísimo, como es el de la vivienda. Es más: creo que ello nos ayudó a tomar conciencia sobre la magnitud y la importancia de este problema.
Se ha discutido con una gran amplitud y un magnífico espíritu sobre muchas cuestiones.
Pienso que en el futuro algo tan importante como el plan económico lo podamos discutir más, y podamos profundizar más, y podamos con tiempo enviar materiales a la asamblea para que los analice, para que tenga la asamblea una mayor posibilidad de opinar, participar y comprender, no obstante las características técnicas de un plan económico, para que podamos profundizar más sobre el plan económico y sobre el presupuesto.
Si uno fuera a decir la sensación que experimentaba en los momentos en que estábamos próximos a concluir esta asamblea, yo diría que por lo menos para mí constituía una de esas raras excepciones en que uno no siente entusiasmo porque la reunión termine; porque en realidad creo que se ha creado un clima, una atmósfera, una calidad, en brevísimo tiempo, realmente extraordinaria.
Me parece que el prestigio de nuestra Asamblea Nacional y su autoridad crecen rápidamente, incluso sorprendentemente. Ello constituye un real éxito de nuestra Revolución, y un cumplimiento de los objetivos y las aspiraciones de nuestro Partido de establecer, sobre bases muy sólidas, nuestras instituciones revolucionarias.
Creemos que el avance es realmente alentador. Hay un espíritu en esta asamblea, hay un clima que, a mi juicio, es fruto de todo el desarrollo de la Revolución, de nuestros avances en todos los terrenos, y también es fruto de la calidad de los integrantes de esta asamblea.
Aquí discutimos con una gran amplitud y con una libertad absoluta; nos olvidamos, correctamente, de si son públicas o secretas nuestras reuniones, y no tememos a analizar cualquier problema y discutir cualquier cuestión buena o mala a la vista de todo nuestro pueblo, y no solo de nuestro pueblo, a la vista del mundo entero (APLAUSOS).
Cuando un país puede hablar con esa claridad y con esa valentía, se puede sentir satisfecho. Y no son los reglamentos los que rigen nuestra actuación en el seno de la asamblea, quizás eso sea lo más admirable, sino el clima de respeto, de camaradería y de fraternidad que reina en nuestro seno, sin excluir en lo más mínimo la valentía, la sinceridad y la honestidad de nuestros planteamientos. No nos limita nadie, nos autolimitamos cada uno de nosotros, en el sentido de que sabemos qué es lo que debemos hacer, cómo debemos comportarnos. Y aquí, en la identidad del interés común de la causa que representamos, se demuestra la superioridad de nuestra democracia sobre la llamada democracia burguesa y capitalista (APLAUSOS).
Esta asamblea no temerá nunca por su existencia; nadie vendrá nunca a disolver nuestra Asamblea Nacional, porque la asamblea representa precisamente a nuestro pueblo trabajador, a lo mejor, y a lo inmensamente mayoritario de nuestro pueblo, y puede marchar adelante sin contradicciones de ninguna clase.
Quisieran tal vez los imperialistas que nuestra asamblea desapareciera, y con ella el socialismo en nuestra patria. Pero nosotros sabemos y ellos saben que es imposible. Quisieran tal vez que un día este teatro se derrumbara. Pero no se va a derrumbar; está bien reconstruido (APLAUSOS). Quisieran tal vez los enemigos contrarrevolucionarios en el exterior, llenos de impotencia y de odio, atacar un día nuestro teatro. No pensamos que pueda realizarse fácilmente, porque nuestro teatro está bien cuidado (APLAUSOS). Pero si un día por azar se derrumbara el teatro con todos nosotros, al otro día ya estaría organizándose de nuevo la elección de los dirigentes del Partido y de la nueva Asamblea Nacional (APLAUSOS PROLONGADOS).
Existimos en algo más que en los hombres o en grupos de hombres, en algo más que en los líderes o en grupos de líderes, y estas realidades objetivas es lo que le da fuerza a nuestra convicción de que estamos trabajando y luchando por una obra verdaderamente perdurable, y sabemos que en pocos países del mundo —y por cierto en ninguno de este hemisferio— se pueden hacer afirmaciones de esta índole.
Creemos que ha influido extraordinariamente en la calidad de nuestra asamblea no solo la presencia de numerosos experimentados y probados cuadros del Partido y del Estado, sino también la presencia mayoritaria de los diputados que proceden directamente de las bases, elegidos directamente en las bases, que integran la mayoría de esta asamblea.
El método establecido los hechos demuestran que ha sido realmente bueno. Y por eso, a la experiencia y a los conocimientos globales de una parte de la asamblea, se suman la experiencia directa y el contacto cotidiano con las masas, que nos traen los delegados procedentes de las jurisdicciones (APLAUSOS).
Puede haber entre nosotros algunos hombres más preparados que otros, algunos más experimentados que otros, algunos más sabios que otros; pero la sabiduría de todos nosotros juntos será mil veces superior siempre a la sabiduría del más sabio de los hombres (APLAUSOS).
Nuestra institución no llena un formalismo constitucional, no tiene nada de formal; es una fuerza, es una realidad, y en la conciencia de nuestra Revolución y de nuestro pueblo esto se hace cada vez más evidente.
Debemos señalar que, en gran parte, la rapidez con que marcha el proceso de consolidación de la Asamblea Nacional del Poder Popular, sus comisiones —comisiones recién creadas y que son ya capaces de hacer dictámenes serios y profundos, como hemos visto aquí—, se debe a la brillantez, la sabiduría, la capacidad, el genio e incluso el humor, con que el compañero BIas Roca ha sido capaz de dirigir estos debates (APLAUSOS).
No sé cómo serán nuestras futuras asambleas nacionales. Sin duda tendrán en su conjunto un nivel de cultura muy superior y de conocimientos técnicos, cuya importancia se refleja en el trabajo de algunos de los diputados que tienen niveles universitarios. Sin duda tendrán más conocimientos, y debemos alegrarnos mucho de ello. Pero también tenemos la seguridad de que esta primera Asamblea Nacional, por su trabajo, por su esfuerzo, por su calidad, pasará a la historia como fundadora capaz y brillante de las instituciones democráticas de nuestro Estado socialista.
Les decía anteriormente que este era un momento importante para nuestro país. Ustedes pudieron apreciarlo en el examen de las directrices económicas para 1978.
El año de 1977 fue un año verdaderamente difícil para nuestra Revolución. Ustedes, los diputados, conocen perfectamente bien con cuántas dificultades tuvimos que enfrentarnos. Y ello se debía al hecho real, objetivo, de la situación por la que atraviesa el mundo.
Digamos que hoy por hoy, excepto un puñado de países petroleros, y dejando a un lado la comunidad socialista, tanto el mundo capitalista desarrollado como el mundo subdesarrollado no petrolero están atravesando una gravísima crisis económica, de la cual ni los más agudos y experimentados teóricos del capitalismo saben cómo van a salir. Los problemas son sumamente serios.
Pero más grave todavía es la situación de los países subdesarrollados, los países subdesarrollados no petroleros, porque en medio de la crisis económica internacional, los precios están deprimidos, los mercados están deprimidos, la energía está cinco veces más cara —es decir, el petróleo—, los productos semielaborados y los equipos están tres veces más caros, y las materias primas que ellos exportan tienen precios irrisorios.
Para dar una idea de lo que esto significa, basta este ejemplo. Si viviéramos en la época prerrevolucionaria, con los precios que tiene ahora el petróleo en el mercado mundial, toda el azúcar de Cuba con los precios que tiene hoy en ese mercado apenas alcanzaba exclusivamente para comprar el petróleo que consume el país. He oído a algunos preguntar cuándo se habría producido la revolución en Cuba si no se hubiera producido en 1959, y uno siente la tentación de decir: Si no se hubiera producido en 1959, se producía ahora. Porque no sé qué haría hoy nuestro país en aquellas condiciones.
Pero hay muchos países que no pudieron hacer la revolución, y no tienen las relaciones que nosotros tenemos, los mercados que surgieron después de la Revolución y las relaciones de intercambio que se crearon con el campo socialista y, especialmente, con la Unión Soviética. Baste decir que nosotros estamos consumiendo casi 9 millones de toneladas de petróleo, o de combustibles —que de petróleo crudo sería más; porque consumimos parte petróleo y parte petróleo refinado—, y que para el año 1978 será alrededor de 9,5 millones de toneladas de petróleo. A los precios mundiales, eso equivale entre 800 y 900 millones de dólares. Exportando azúcar al área capitalista, a los precios que tiene ahora, suponiendo un mercado de 5 millones de toneladas de azúcar para Cuba en el área capitalista —que ese mercado ni existe ni existirá, por supuesto—, a los precios de ahora, 5 millones de toneladas de azúcar exportadas al área convertible, darían algo más de 800 millones de dólares. Prácticamente no alcanzaría para pagar el petróleo —ya no todos los alimentos, materias primas, equipos y productos que el país tiene que importar. ¿Qué sería del país sin la Revolución y sin las excelentes relaciones de intercambio que nosotros hemos creado con el campo socialista y, especialmente, con la URSS?
Pero muchos países viven de su azúcar, y viven de sus materias primas con precios deprimidos, y ellos no tienen ni revolución, ni las relaciones que hemos creado nosotros.
Los precios del azúcar bajaron brutalmente de seis a siete veces; de más de 50 centavos, bajaron a menos de 8, en breve tiempo. Las piezas de repuesto en cambio se triplicaron, las materias primas y una serie de productos importados aumentaron extraordinariamente.
Como nuestro país en una parte importante depende todavía del comercio con el área capitalista, naturalmente, teníamos que sufrir las consecuencias de esa situación. Y estas realidades tuvieron que ser planteadas a todo el pueblo el 28 de septiembre de 1976, lo cual nos obligaba —incluso— a disminuir las metas planteadas para el quinquenio durante el Congreso. Fue necesario advertir esas dificultades, a la vez trazar la política de no afectar los niveles de consumo de la población, mantener lo esencial, los niveles de alimentación, de vestido, de educación, de salud pública, y los niveles de empleo. ¿Y qué países en esta situación han podido mantener esos niveles?
Vemos que surgen crisis políticas, golpes fascistas. Esos golpes fascistas son para imponer a las masas restricciones drásticas en los ingresos, en los niveles de vida. Eso ha ocurrido en muchos países de América Latina y en todo el mundo.
Se planteó que continuaría llevándose adelante el programa de inversiones con aquellas industrias adquiridas, y que habría que sacrificar algunos nuevos proyectos inversionistas; continuar llevando adelante las inversiones acordadas con los países socialistas, y que se adoptarían las medidas necesarias para que nuestro pueblo no se viese afectado por esa crisis.
Hoy podemos decir que aquellos objetivos planteados el 28 de septiembre de 1976 se han cumplido. El pasado año a los dirigentes del Partido y de la agricultura les planteamos estas dificultades, la necesidad de hacer un especial esfuerzo; se lo planteamos en amplia reunión, en la que señalamos los problemas y las dificultades a la Asamblea Nacional, y a un conjunto de miles de cuadros del Partido y del Estado.
Recordamos el pasado año, cuando se les pidió a todos los compañeros hacer un esfuerzo especial de zafra, una zafra que resultó difícil, porque estaba lloviendo anormalmente precisamente en los meses de zafra, dificultando la misma. Se planteó la necesidad de alcanzar determinadas metas de producción de azúcar; tenemos presente que los compañeros dieron una formidable respuesta, y que se alcanzó casi al ciento por ciento, aun en aquellas condiciones, de la meta azucarera en el año 1977.
Se planteó la necesidad de un esfuerzo especial de limpia, para incrementar en las cantidades necesarias la producción azucarera en 1978. Se dieron todos los pasos necesarios para cumplir lo que se había planteado el 28 de septiembre, de modo que el pueblo no se viera afectado; se acudió por otro lado a nuestras relaciones internacionales, especialmente, las relaciones con la URSS. Recibimos ayuda de la URSS en distintos aspectos, en adquisiciones de mercancías que no habíamos podido adquirir en área de moneda convertible; cantidades adicionales de mercancías a las acordadas para ese año. En la compra por los soviéticos de algunos productos, como la parte del níquel, destinada al mercado occidental, porque se nos habían abarrotado cantidades de níquel en los almacenes, sin poder venderlas, debido a esta situación económica internacional.
Las gestiones realizadas dieron resultados. A ello se unió el esfuerzo interno realizado en el país: medidas de ahorro, de ajuste, de austeridad, de mayor eficiencia, de mayor producción, y de esa forma pudimos salir exitosamente adelante en 1977.
El cuadro se presenta más favorable en 1978. A nuestro juicio, las mayores dificultades de esta crisis internacional —que no se sabe cuándo terminará— las hemos pasado ya. Y las hemos atravesado decorosamente, sin que el país haya dejado de cumplir una sola de sus obligaciones financieras internacionales (APLAUSOS).
Por eso creemos, que más que nunca se ha consolidado el crédito de Cuba. Porque cuando decenas y decenas de países están envueltos en deudas con los bancos capitalistas y con organismos internacionales de créditos, organismos a los que nosotros no tenemos acceso, porque el imperialismo con su bloqueo impidió a Cuba el acceso a la posibilidad de obtener créditos en ninguno de esos organismos, nuestro país ha enfrentado y satisfecho cabalmente sus obligaciones bancarias internacionales.
La deuda de los países subdesarrollados no petroleros, asciende a unos 300 000 millones de dólares. Nadie sabe cuándo ni cómo la van a pagar. Ya se empieza a hablar de la necesidad de cancelar esas deudas. Esas deudas se incrementan a ritmos acelerados.
Cuando muchos países han tenido que tomar medidas extremas, de pedir posposiciones de pago, etcétera, nuestro país ha cumplido rigurosamente al día, centavo a centavo, las obligaciones contraídas con los bancos capitalistas. No hemos fallado, ni fallaremos un centavo (APLAUSOS).
Fueron necesarias medidas rigurosas, un esfuerzo grande, a pesar de eso como fue explicado aquí por el compañero Humberto, incluso nuestra economía crecerá notablemente en 1978. En el año 1976 fue de alrededor de 3,8%. No es mucho, pero era algo. En esos años todos los países capitalistas bajaron su producción, y no han podido rebasar la producción que tenían en 1974. Nosotros, en medio de esa situación, en 1976 crecimos 3,8%, en 1977 algo más de 4%, sin incluir el sector comercio, y en 1978 vamos a crecer un 7,4%, a pesar de la grave crisis económica internacional.
Y es lógico que crezcamos. Como se explicó aquí, entran en producción más de 100 nuevos objetivos industriales construidos estos años. Crecen considerablemente nuestras construcciones, y crece considerablemente nuestra agricultura, y entre otras, la producción azucarera. Produjimos equis toneladas de azúcar en 1977, y en 1978 la producción azucarera —si mi aritmética no se equivoca— crecerá en más de un 15%.
Algunas de nuestras fábricas de materiales de construcción se ponen al tope. Baste decir que el plan de las fábricas de cemento es de alcanzar una producción de 2 700 000 toneladas, que es casi al ciento por ciento de su capacidad de producción. Crece la eficiencia del trabajo, crece la productividad, y con el azúcar, con las construcciones, con las distintas producciones, se plantea un crecimiento del Producto Social Global del 7,4%, y además, sobre bases financieras más sólidas.
Se incrementó el comercio con los países socialistas, se adquirieron en ellos más productos. Se incrementó el comercio especialmente con la Unión Soviética, se adquirieron allí más productos. Y solo por incremento de la producción azucarera, tendremos alrededor de 200 millones de pesos adicionales en moneda exterior, ¡solo por el crecimiento de la producción azucarera! Es decir, aunque el mundo sigue en crisis, nosotros, con ese incremento de más del 15% de azúcar, incrementaremos el ingreso en moneda exterior en más de 200 millones.
Crecen otras exportaciones. Hasta botellas vamos a exportar, las botellas que sobren. Crecen exportaciones de pescado, de cemento, de otros productos, y aumentan por diversas vías los ingresos en moneda exterior.
De modo que hemos consolidado nuestro crédito, hemos salvado obstáculos grandes, hemos logrado que nuestro pueblo se liberara de sacrificios muy grandes, hemos garantizado un crecimiento más que satisfactorio de la economía el próximo año y, sobre todo, vamos creando condiciones para el futuro, mejores condiciones para el futuro.
¿Pero acaso lo único logrado es evitar pesados sacrificios a nuestro pueblo, además del café, que tuvimos que reducirlo? Algunas dificultades que hubo con algunos abastecimientos, las sabemos: atrasos con algunas entregas, etcétera. ¿Hemos evitado simplemente esos grandes sacrificios? No, hemos avanzado. El avance no se mide así, solo en toneladas de cemento, o en incremento en las construcciones, etcétera, no solo en la producción material.
Estos problemas se presentaron después del Congreso.
¿Cuántas escuelas hemos construido en estos años, policlínicos, hospitales, círculos infantiles? No se ha detenido el avance; no.
Si en 1975 teníamos 590 000 estudiantes de nivel medio, en septiembre de 1978 tendremos 1 050 000. ¿Qué país de nuestra dimensión en esta época, en estas crisis, en estas condiciones, puede decir que habrá elevado el número de sus estudiantes de nivel medio en casi medio millón en solo tres años? Y se han construido las escuelas internas para una parte de ellos, cuando no se podía con escuelas internas, se hizo con escuelas externas; cuando no se podía con escuelas de hormigón, con escuelas de madera. Se prepararon los profesores, se buscaron los libros de una manera o de otra, con un papel o con otro, con una edición más lujosa o menos lujosa; pero es el hecho que este próximo año, es decir, en este mismo curso, a mediados de 1978, solamente de 6to grado graduaremos más de 270 000 estudiantes (APLAUSOS). Es la cifra más alta de la historia de nuestro país en graduaciones de 6to grado. Yo decía en Matanzas 264 000, pero es más. De una matrícula inicial de 284 000, esperan graduar más de 270 000.
Después, afortunadamente, al ir desapareciendo el retraso escolar y disminuyendo la explosión demográfica, disminuirá el número de graduados de 6to grado. Pero tendremos en 1978 prácticamente el número de estudiantes de nivel medio que habíamos programado para 1980. El número de estudiantes universitarios en el próximo curso ascenderá a casi 140 000, muy próximo a las metas planeadas para 1980. Así, en nuestro propio plan del año 1978, aparecen más de 70 escuelas internas de nivel medio y casi 100 escuelas secundarias externas. Y además de las secundarias básicas en el campo y en la ciudad seguimos construyendo escuelas vocacionales, escuelas tecnológicas, escuelas de camilitos, escuelas de iniciación deportiva, escuelas de profesores de educación física, escuelas de enfermeras, escuelas de técnicos medios de la salud. Hasta incluso comenzamos a construir las primeras escuelas de arte, en un programa que nos permitirá en el futuro tener dos escuelas de arte, en dos niveles diferentes por provincias. Se inician numerosas facultades universitarias.
Nosotros creíamos, incluso, que tal vez no podrían mantenerse los uniformes de poliéster de los estudiantes de secundaria, y dijimos: si no se puede con poliéster, se puede con algodón y de cualquier color. Pues ni siquiera se ha sacrificado la tela de poliéster, porque la vamos a producir en Cuba en un taller que se hizo para eso. Y se calcula una producción el próximo año de 7 a 8 millones de metros cuadrados de tela de poliéster, para mantener nuestros uniformes escolares en todos los niveles con calidad.
Se siguen construyendo círculos infantiles: ¡Ochenta y siete círculos para el próximo año! Se siguen construyendo policlínicos: ¡Veintisiete se terminarán para el próximo año! Clínicas estomatológicas, hogares de ancianos, hogares de impedidos. ¿Qué país puede decir eso? Y no solo esto, sino que en un momento en que ustedes ven por todos los países del mundo capitalista y del mundo subdesarrollado los problemas del desempleo y el crecimiento del desempleo, nosotros, en el año 1978, crearemos alrededor de 120 000 nuevos empleos.
Yo creo que en realidad esas son cosas que, analizadas objetivamente, constituyen un éxito extraordinario. ¡Ah!, pero, ¿significa esto que nos pongamos a pensar ahora en que vamos a tener unos años futuros fáciles? ¿Significa esto que debemos empezar a pensar en consumos? ¡No!
Hay una vieja historia de la Biblia que hablaba de siete años muy buenos, fueron los años de las vacas gordas, y siete años muy malos, que fueron los años de las vacas flacas. Nosotros hemos dado en los últimos años grandes pasos: hemos rectificado errores, hemos adquirido experiencia, hemos llevado a cabo una serie de medidas decisivas en todos los sentidos que nos sitúan en condiciones de trabajar sobre bases mucho más sólidas, más meditadas, más profundas. En dos palabras: se han ido creando condiciones que nunca antes tuvimos; se ha ido formando un contingente muy numeroso de cuadros, con una experiencia que no se parece en nada a los niveles de los primeros años; se cuenta con un número creciente de ciudadanos más capacitados en todos los terrenos. Yo creo que debemos aprovechar esas condiciones nuevas.
Cuando hablamos de vacas flacas es para decir que debemos mantener mentalidad de vacas flacas un número de años, ¡un número de años! (APLAUSOS) Debemos seguir adelante con todos los instrumentos y los mecanismos que hemos creado después del Primer Congreso en la esfera de la economía, y ser más austeros y más eficientes que nunca. Digo esto porque en general hasta hoy, en nuestro país y en nuestros cuadros, ha imperado mucho una conciencia y una mentalidad de importadores —hay que importar esto, esto, esto— y ninguna mentalidad de exportadores. Todo el mundo decía lo que necesitaba, lo que era bueno, lo que hacía falta. Todo el mundo hablaba de importar de aquí, de allá, del área socialista, del área capitalista. Nadie hablaba de exportar.
Estos años más difíciles nos han ido creando una conciencia de exportadores. En dos palabras: nosotros tenemos necesidad de poseer más una conciencia de exportadores que de importadores, sobre todo en lo que se refiere al área de divisas convertibles, porque siempre se estaba planteando: hace falta esto, lo otro, tal materia prima, la otra. Nadie hablaba de qué se podía exportar y con qué se iba a pagar cualquiera de esas importaciones. A veces no se utiliza el papel que se recoge y ya se está pensando, incluso, en exportar parte de ese papel, el que recogen los comités, en exportar botellas, cemento, etcétera. De esa producción de 2 700 000 toneladas, consumiremos unos 2 300 000, ó 2 350 000; y se exportarán alrededor de 300 000 toneladas de cemento, a pesar de que necesitamos cemento.
Creo firmemente que nosotros no debemos pensar en incremento de consumo, en realidad. Para nosotros es más importante darle solidez a nuestra economía y cambiar la estructura de nuestra economía, de modo que tengamos menos dependencia de las importaciones para los crecimientos de la producción, y sobre todo que tengamos menos dependencia del área capitalista. Eso es fundamental.
Y creo que en los próximos siete u ocho años debemos dedicarnos fundamentalmente a eso. Mantener nuestros niveles, estos niveles que hemos podido mantener en épocas de crisis, incluso. No pensar en las satisfacciones que nos proporcionaría el mejorar en algo esos niveles en 1979, en 1980, hasta 1985; no debemos hablar de niveles de vida, de incremento de niveles de vida. Creemos que a nuestro pueblo revolucionario hay que plantearle con claridad mantener los niveles, pero consolidar nuestra economía, y reducir nuestra dependencia de las importaciones del área capitalista (APLAUSOS), para que nuestro país, para que nuestra Revolución no tenga que estar expuesta a estas tremendas crisis internacionales, a estas catástrofes, a esas subidas y bajones de precios. Y si viéramos mejorar los precios del azúcar, no dejarnos llevar por la tentación de mejorar un poco los consumos, sino de invertir esos recursos en el desarrollo; proponernos, en un período de siete u ocho años, trabajar fundamentalmente no para los incrementos del consumo, sino para la consolidación y el desarrollo de nuestra economía.
Si estuviéramos pasando hambre, si estuviéramos en la miseria, no se podría plantear esto. Partimos de los niveles que tiene nuestro pueblo, y a lo que consagró la Revolución sus esfuerzos fundamentales en estos años: a mejorar la situación del pueblo y lograr que toda la nación tuviera un nivel decoroso de vida, salud, educación, recreación, etcétera —y no solo a la nación que existía entonces, sino la nación que nació después de la Revolución, porque ha crecido en varios millones de ciudadanos este país después del triunfo de la Revolución.
Nos parece que esta idea es fundamental.
Vamos a tener más cemento, desde luego. Ya el año que viene entran en producción nuevas fábricas de cemento, dos grandes fábricas: la fábrica de Mariel y la fábrica de Cienfuegos, cuyas últimas líneas de producción se terminan en 1979. Nuestra capacidad de producción de cemento va a ser el doble de lo que estamos produciendo en la actualidad. Así, tendremos una capacidad de producción de cemento de más de 5 millones de toneladas. ¿Qué quiere decir esto? Bueno, vamos a tener cemento; pero no debemos renunciar a nuestro mercado de cemento, si vendemos 300 000, ó 500 000, ó 600 000, o un millón de toneladas y consumimos 4, eso está bien. O si es necesario, se toma la decisión de construir otra fábrica de cemento para la exportación, si necesitamos más de 4 millones todavía. ¿Qué quiere decir esto? Si sube el precio del azúcar, no renunciar a nuestro mercado de cemento que hayamos creado.
Se está construyendo una nueva fábrica de botellas. Si encontramos mercado para las botellas, tendremos botellas para nuestro aumento de consumo y botellas para exportar.
Creo que con un millón y medio de toneladas de cemento más a disposición de la economía nacional se pueden hacer muchas cosas, muchas más cosas de las que estamos haciendo ahora, para atender a aquellos problemas más críticos con ese cemento.
Estamos ampliando nuestras capacidades textiles y estamos construyendo dos tremendísimas fábricas nuevas, una de 80 millones de metros cuadrados y otra de ó0 millones de metros cuadrados, además de las ampliaciones de las viejas fábricas y de la hilandería de balance. ¿Qué quiere decir mantener esta mentalidad de los años duros, pensar en las exportaciones más que en el consumo para consolidar nuestra economía? Que nosotros, en vez de pensar en vestir los 140 millones de metros cuadrados más que nos van a dar esas fábricas —lo cual nos agradaría muchísimo, desde luego— pensemos en exportar el máximo de metros cuadrados que puedan producir esas dos fábricas, si es posible buscarles un mercado. Porque lógicamente esas dos fábricas, en primer lugar, hay que pagarlas, irlas pagando; en segundo lugar, consumen en parte materias primas importadas de área capitalista. Que si nosotros pensamos en ponernos encima los 140 millones de metros cuadrados, sí, vamos a estar mejor vestidos, pero vamos a gastar equis decenas de millones de dólares. Si hay que gastar 20 ó 30 millones de dólares para exportar por lo menos 80, perfecto, ¡esa es la mentalidad necesaria!
Lo que planteamos en esencia es esto: con toda la fuerza, la experiencia y la solidez que ha alcanzado nuestra Revolución, consagrarnos al desarrollo de la economía, consolidar esa economía y cambiar su estructura.
Conozco bien lo que son los deseos de mejorar la situación del pueblo. Porque todos sabemos en todas partes del país lo que necesitamos: aquí nos gustaría tener un bello parque, aquí un edificio de tal tipo, allá tal cosa, allí tal otra y aquí la otra. Y hay un fuego que nos abrasa, y es la fiebre del deseo de hacer más y lograr el máximo para nuestro pueblo. ¡Ah!, pero es que nuestra generación, esta generación de militantes revolucionarios y de dirigentes revolucionarios, tiene que resignarse al hecho de que le correspondiera la peor parte de una revolución. Quizás nos quepan en la historia las mayores glorias, pero también los mayores sufrimientos, las mayores cantidades de deseos de bienestar material para el pueblo que no han podido satisfacerse de inmediato. Piensen en la URSS, y piensen en los años de los primeros bolcheviques, del primer Soviet, en los años de Lenin, cuando las cantidades de cemento que se producían eran ridículas, las de acero eran ridículas; no se producía un tractor, no se producía nada. Hoy crecen en la URSS por millones los apartamentos todos los años; pero en aquellos primeros años duros no había nada de eso.
Siempre hay una generación a la que le corresponde el trabajo más duro. Más duro en un sentido: en un sentido material; en un sentido moral, el más estimulante. Pero esa generación tiene un deber: el de crearles a las generaciones que vienen detrás otras circunstancias y otras condiciones.
No es poco lo que ha hecho nuestra Revolución. Creemos que la Revolución ha hecho cosas extraordinarias y hemos logrado increíbles avances, la cuestión es saber y tener la convicción en este momento, no en este momento de nuestra Revolución; sino en este momento del mundo, de cuáles son las tareas de nuestra Revolución.
Y vamos a seguir creciendo. En algunos frentes hemos llegado a tales niveles ya de inversión que no hay que aumentarlos mucho en los años venideros, a nuestro juicio. Ya el nivel de inversión que hacemos en carreteras, caminos, ferrocarriles, presas, micropresas, es tan alto, que no requiere de incrementos considerables.
Ya los niveles de círculos infantiles que construimos cada año, de policlínicos, de hospitales —pueden tal vez los hospitales requerir un poco más—, son tan altos que no requieren incrementos considerables por año, en el futuro.
Quiero decir que si hacemos 87 círculos y llegamos a 90, podemos estar 10 años haciendo 90 círculos anuales y llegamos a 900, se acumulan año por año; pero ya es un nivel alto.
El nivel de escuelas de nivel medio que estamos construyendo, por año, es suficientemente alto, no necesita incrementos considerables. Si hacemos el equivalente entre interno y externo, voy a poner una cifra arbitraria: 120, no requiere aumentar de 120 a 130 ó a 180. No. Con hacer 120 por año es un nivel tan alto, que la cantidad de escuelas que se acumulan es impresionante.
Quizás en los hospitales haya que subir un poco más; quizás en hoteles, por razones económicas —turismo, por ejemplo— haya que construir más; pero con un criterio económico.
Es decir, en muchas actividades hemos llegado ya en estos años a un nivel tan razonablemente alto que no son necesarios grandes incrementos de la actividad. Quizás haya que hacer un poquito más de cines, quizás; algunos teatros. Podemos hacerlo.
Ahora hay un nivel de actividad que no es suficientemente alto, digamos: ¿Cuál es? La vivienda no es alto. Entonces, ¿dónde debemos crecer? Actividades económicas, inversiones industriales —hay que crecer en inversiones industriales—, no tanto en inversiones agrícolas, mantener en la agricultura, desmontes, nuevas siembras, planes de riego, etcétera, los niveles que hemos ido alcanzando en estos últimos años.
En construcción de presas y micropresas tenemos tales niveles que en 12 ó 13 años más toda el agua del país estará embalsada prácticamente, al ritmo que llevamos. Alrededor de 1990 puede decirse que el ciento por ciento del agua de este país estará embalsada más o menos; con el ritmo que tenemos ahora, no hay que apurarlo.
Así que en muchas actividades tenemos ya tal nivel, que no requiere grandes incrementos; en otras sí los requieren. La vivienda tuvo que ser sacrificada por estos planes. Y los problemas se ven claros, porque las horas que invirtió esta asamblea en hablar de la vivienda demuestra la magnitud del problema, lo demuestra.
Pero, claro, por muchas leyes que hagamos y medidas, acuerdos, instrucciones, que la policía no permita esto ni lo otro, con eso sabemos que no resolvemos el problema. Con eso evitamos algunas indisciplinas, que son siempre malas; pero la solución del problema está en construir viviendas en las cantidades adecuadas. Y creo, sinceramente, que nuestro país está entrando ya en esa posibilidad.
Antes nos limitaba el cemento, no nos alcanzaba; y las cabillas, no nos alcanzaban; y no nos alcanzaban las tuberías, ni las baldosas, ni nada nos alcanzaba prácticamente.
Se han estado construyendo muchas industrias de ese tipo; de modo que ya podemos decir: Vamos a resolver el problema de la vivienda.
En escuelas mantener más o menos lo que tenemos. Si seguimos así no se sabe las escuelas que tendremos, con el ritmo de ahora. Y si no podemos tener a todos los muchachos en los planes de escuela en el campo, los tenemos en la ciudad; y cuando podamos construir más escuelas en el futuro para esos muchachos del nivel medio, las secundarias de la ciudad pasan a primaria; y cuando sean suficientes las de secundaria, pasamos a incrementar las de primaria; las universitarias, por supuesto, tendremos que incrementarlas. En las áreas nuevas de viviendas hay que hacer escuelas primarias y círculos.
Pero nosotros manteniendo en muchas de estas ramas que he planteado —los niveles de ahora—, incrementar las inversiones industriales e incrementar las inversiones de viviendas. Sí proponernos ya en los años venideros hacer el esfuerzo que se requiere, comprometernos en el objetivo de la vivienda. Ese no es un objetivo económico, la vivienda no incrementa la producción nacional; pero es una necesidad tremenda que debemos resolver. Ya ese programa de iniciar 31 000 en 1978 es un comienzo.
Cuando decimos atender el problema de las viviendas, expresamos los dos conceptos: nuevas viviendas y mantenimiento de las viviendas actuales. Creo que habrá que analizar seriamente las proposiciones que la comisión ha estado haciendo en ese sentido. En los dos sentidos: en las construcciones nuevas y en las reparaciones. Tenemos que hacer las dos cosas e incrementar además las construcciones de viviendas año por año, en no menos de 10 000, hasta que alcancemos el ritmo de las 100 000 que como mínimo necesitamos construir por año. Pero tenemos posibilidades de hacerlo, y empezaríamos a resolver un tremendo problema.
Mantener nuestros niveles de incremento de empleo, en los años futuros. Ese es un extraordinario objetivo.
Pero, además, ya dentro de poco tiempo tendremos el máximo de estudiantes que se puede tener de nivel medio, porque no da más la población; y un poco más adelante, incluso, disminuirá, de acuerdo con el crecimiento demográfico de los años anteriores.
El número de estudiantes del nivel primario ya no crece; más bien decrece, a medida que cesa el atraso escolar y disminuye el número de muchachos que nacieron en esos años.
Los estudios universitarios continuarán creciendo en los próximos años de manera considerable, es lógico. Como ya dije, el número de camas en los hospitales seguirá creciendo, el número de instituciones de salud seguirá creciendo, el número de policlínicos, de clínicas estomatológicas, hogares de ancianos, etcétera. El número de círculos seguirá creciendo, y año por año tendremos una mejor situación en todos esos frentes.
¿Y en qué podemos mejorar considerablemente? En la calidad de los servicios, en la calidad. Al llegar al tope de alumnos en secundaria, en primaria, prácticamente toda la población en esas edades estudiando; al haber crecido considerablemente en edificaciones, etcétera, tenemos entonces un campo ilimitado donde crecer, que es la calidad de la educación. Al disponer en un momento dado de todos los policlínicos y de las camas que necesitemos en los hospitales, tenemos un campo infinito: el mejoramiento de la calidad de los servicios médicos. Y así en todos los servicios: en las universidades, la calidad de la enseñanza universitaria; en el deporte, la calidad del deporte; en la cultura, la calidad de la cultura y de los espectáculos públicos de todo tipo. Es decir, el crecimiento no se mide solo cuantitativamente; hay que medirlo cualitativamente.
Algunos servicios se descuidaron, se aflojaron. Lo sabemos. Algunos, por razones objetivas; pero en muchos, por factores subjetivos. Esa lucha para que en el hotel donde se hospeda un ciudadano lo atiendan óptimamente, en esa lucha no se puede descansar, hay que llevarla adelante sin tregua; en un restaurante, en una cafetería, en un transporte. Esa es una batalla incesante que tenemos que dar, porque esos servicios hay que mejorarlos también en calidad (APLAUSOS).
De modo que debemos crecer económicamente por año, desarrollar nuestra economía, lograr incrementos por año; pero no pensando en el consumo, sino pensando en darle solidez a nuestra economía; invertir no en el consumo, sino en el desarrollo, los recursos disponibles, y crecer no solo en el porcentaje de la producción material, sino crecer por ese camino ilimitado en la calidad de los servicios al país.
Tenemos un enorme terreno: luchar sin tregua contra todo negligente, contra todo espíritu burocrático, contra toda indolencia, sin tregua, de la misma manera que luchamos y estamos luchando contra la delincuencia. Sí, se han ido tomando medidas, se van a seguir tomando medidas, y vamos a luchar sin tregua contra la delincuencia, ¡vamos a luchar sin tregua! (APLAUSOS)
Ya ustedes acordaron someter a la discusión por todo el pueblo del anteproyecto de Código Penal. Pero aun antes de que se traiga a la asamblea el código definitivo, ya se está estudiando un decreto-ley en el Consejo de Estado elevando determinados tipos de sanciones, de modo que se facilite a nuestros organismos del Ministerio del Interior la lucha contra la delincuencia. Se dijo: Hay que batir la delincuencia. ¡Y se empezó a batir la delincuencia!
Se planteó la necesidad de mejorar los servicios médicos, evitar ciertas deficiencias, ciertos descuidos, y se está dando una importante batalla en ese campo. Y debemos decir que la respuesta de nuestros médicos es la respuesta de nuestro pueblo revolucionario en todas las circunstancias.
Desde el XIII Congreso se venía planteando la cuestión de los descansos posguardias, preguardias, etcétera, en los hospitales. ¿Pero qué tenemos? Pues tenemos muchos médicos que se gradúan, pero también una gran demanda de médicos, de otros países. Algunos, lógicamente, países muy pobres, a los que nosotros les damos gratuitamente la ayuda; pero surge la demanda de médicos y personal médico en países con recursos económicos que nos lo solicitan pagando por ellos. Un nuevo campo que se abre al país: la posibilidad de exportar servicios técnicos. Algo muy interesante, que puede ser un recurso más para un país no petrolero, como nosotros. De modo que la demanda de médicos crece, dentro, fuera.
Este año han ingresado 3 500 estudiantes en medicina, y va a seguir creciendo la matrícula. Pero, bueno, si de repente un país que tiene recursos nos solicita equis cientos de médicos, y está dispuesto a pagar más que satisfactorios honorarios por esos médicos a nuestro país, es muy duro no poder contar con los médicos para mandarlos.
Ahora, ¿qué ocurría si se hacía el descanso preguardia y posguardia? Hacían falta cientos, miles de médicos más para eso.
A los médicos se les plantearon los problemas que pudiera haber de deficiencias en los servicios, y se les planteó la necesidad de renunciar a ese descanso posguardia. No es que creyéramos que no fuera justo el descanso posguardia cuando el trabajo intenso lo requiere, sino que no era posible aplicarlo como regla general.
En principio, se había acordado en el XIII Congreso Obrero, se había empezado a aplicar, pero surgieron estas nuevas situaciones. Fue necesario pedirles a los médicos esfuerzos, pedirles sacrificios, y la respuesta que están dando los médicos es excelente, y ya en muchos hospitales del país han renunciado al descanso posguardia. En el "Calixto García", recientemente, cientos de médicos que trabajan allí renunciaron al descanso posguardia (APLAUSOS).
Esa es la actitud que corresponde a estos años, ¡esa es la actitud! No pensar en si lo que aspiramos es justo; no, no se trata de que sea justo o no justo: no es posible. Es que necesitamos los médicos dentro y fuera; dentro, para nuestro servicio; fuera, para ayuda internacionalista y también para la cooperación sobre bases económicas. Los necesitamos en los dos terrenos, el país los necesita.
Ingresemos miles de estudiantes en medicina: 3 500 ahora, 4 000 ó 4 500 en 1980, y 6 000 ó 7 000 más adelante. Sí, tenemos muchos compañeros jóvenes que quieren estudiar medicina. Hagamos todas las facultades de medicina que sean necesarias, para que en un futuro podamos tener posguardia, preguardia y todo lo que se quiera, claro; pero no ahora.
Esta generación tiene que sacrificarse, ¡tiene que sacrificarse! Se trata de eso precisamente de lo que estamos hablando, de esos tipos de esfuerzos y sacrificios que tenemos que hacer ahora, de privarnos de tantas cosas que quisiéramos darle al pueblo. ¿Quién no quisiera que en vez de 20 metros de tela se consumieran 40 metros cuadrados por año?
Sí, algunos consumos son críticos: toallas y sábanas y cosas de este tipo. Cuando hablo de hacer sacrificios y de mantener los niveles, no nos olvidamos de esas cosas, no nos olvidamos. Hay determinados niveles críticos que tenemos que mejorarlos; es decir, ciertos niveles críticos de algunos consumos, de algunos productos, hay que mejorarlos y esperamos mejorarlos lo antes posible. Pero la esencia es que estratégicamente debemos pensar en el desarrollo y no en el consumo, no en los incrementos del consumo: se trata de eso.
Nuestros médicos —decía— han dado una excelente respuesta, como la dieron los estudiantes cuando se planteó el destacamento pedagógico o el destacamento internacionalista, como la dan todos nuestros trabajadores, como la están dando ahora en las fábricas.
He querido expresarles esta situación porque estas posibilidades económicas futuras son reales. Estaremos en condiciones de hacer un óptimo plan quinquenal 1981-85, estaremos en condiciones de hacer magníficos planes por año. Si no alcanzamos todos los objetivos planteados en el Primer Congreso, alcanzaremos una gran parte de los objetivos económicos y sociales planteados.
El 30 de diciembre, fecha de la toma del tren blindado de Santa Clara, podremos conmemorar 10 ya con el ferrocarril central reconstruido desde La Habana hasta Santa Clara (APLAUSOS).
En mayo del próximo año se podrá ir por la mitad de la autopista de seis vías, es decir por tres vías, que estarán asfaltadas desde La Habana hasta Santa Clara. Se avanza.
Nuestras producciones azucareras se consolidan, ya vamos haciendo zafras grandes y zafras seguras. El nivel de mecanización se eleva considerablemente, se aumenta a un ritmo extraordinario el área de caña bajo regadío, se introducen nuevas técnicas, se introducen nuevas variedades, se construyen centrales nuevos; y todo eso sobre base ya muy sólida. Crece por año nuestra producción azucarera, y crece sin retrocesos, que eso es muy importante. Tendremos una buena zafra en el año 1978; pero pensamos tenerla aun mayor en el año 1979, y mayor en el año 1980, mayor en el año 1981, y así sucesivamente, hasta el año 1990, por lo menos. Y esto se va logrando ya, repito, sobre bases muy sólidas.
Estamos haciendo importantes inversiones en la industria del níquel en Oriente, se empiezan los primeros trabajos en la planta electroatómica, se iniciarán pronto los primeros trabajos en la siderurgia, tenemos objetivos industriales importantes ya realizándose, comenzándose en este quinquenio para terminarlo en el otro.
Todos los acuerdos del congreso sobre el Sistema de Dirección de la Economía se van aplicando al ritmo acordado, de modo que vamos creando muy buenas condiciones a pesar de todas estas dificultades mundiales; crece nuestra integración con el campo socialista, crece nuestro comercio con ellos, crecerá del año 1980 al año 1985, del año 1985 al año 1990. De modo que vale la pena en realidad que hagamos este esfuerzo, que sigamos este camino, porque este camino tiene muy buenas posibilidades; pero exige de todos nosotros un gran aporte, de todos los cuadros del Partido, de todos los cuadros de la administración, de las organizaciones de masas, ¡un gran esfuerzo!
Este mismo año 1978, ya con mejores perspectivas, exige un notable esfuerzo para alcanzar ese plan que se acordó aquí. Y creo que será muy interesante cuando el año próximo, para esta fecha, podamos discutir cómo se desarrolló el plan de 1978, y el plan que nos proponemos para 1979. Y ya se comienza a trabajar en el plan 1981-85, con bastante tiempo. Y nosotros queremos que todos ustedes, los cuadros del Partido, del Estado, y, sobre todo, los diputados de la Asamblea Nacional, tengan el máximo de información y el máximo de participación en estas actividades económicas, el máximo de comprensión y el máximo de conciencia. Tienen que ser ustedes defensores, apóstoles conscientes, bien conscientes del esfuerzo que debemos hacer y de la política inteligente que debemos seguir (APLAUSOS), sobre bases sólidas y sobre bases científicas. Ese es nuestro deber de miembros de esta generación revolucionaria, es nuestro deber de diputados.
.Lo mismo con el presupuesto. Es el primer presupuesto aprobado por nosotros. Se supone que el próximo año sea un presupuesto mucho más estudiado y más eficiente, en que vayamos midiendo y calculando hasta el último centavito, con una mentalidad de austeridad. Austeridad significa muchas cosas, en realidad un espíritu de ahorro, resistir a la tentación de gastar, se trata de eso. Puedo citar un ejemplo: nos propusieron la idea de unos caramelos nuevos que habían hecho, de si le ofrecían a la asamblea. Nosotros dijimos: No, no los repartan; hay que ahorrar, sencillamente (APLAUSOS). Nada nos habría gustado tanto como repartir unos paquetes de caramelos. Nosotros dijimos: Ahorrar los caramelos, ahorrar hasta el último centavo. Para eso va a servir el Sistema de Dirección de la Economía para eso van a servir los presupuestos, que todo el mundo sepa lo que gasta y en qué lo gasta.
Me quedaba quizás hacer referencia a un servicio, al del transporte. El transporte interprovincial debe mejorar. Se están incorporando cientos de ómnibus, 300 ómnibus muy modernos; se avanza en el ferrocarril central, ya no habrá que hacer esos grandes desvíos, de Santa Clara para allá están hechos muchos tramos; otros se van a construir paralelamente. De modo que debemos tener un mejoramiento en transporte interprovincial, en ferrocarril, y en ómnibus, un mejoramiento; tenemos que mejorar los otros transportes. Debemos superar totalmente esta crisis que se nos produjo en la capital, no con cambios espectaculares —harían falta para ello miles de ómnibus— sino mejorar las reparaciones, mejorar los servicios e incrementar algunos cientos de ómnibus. A pesar de las dificultades económicas, incluso, se han podido hacer determinadas inversiones en chasis para construir aquí esos ómnibus también. Esto en cuanto a los servicios.
Volviendo a los presupuestos, ya ustedes han visto la recaudación calculada de 9 159 millones de pesos. Más de 4 000 se dedican a la esfera productiva, las inversiones, etcétera.
Una de las cosas más interesantes de nuestro presupuesto son ciertas cifras. Por ejemplo, el presupuesto dedicado a salud pública y educación, 1 532 millones de pesos. Está también el de otras actividades socioculturales, entre ellas, la seguridad social. A la seguridad social se le asignan casi 600 millones de pesos. Pero algo que llamó la atención internacionalmente fueron nuestros gastos de defensa y orden interior, 784 millones de pesos. Es decir, que nosotros gastamos en educación y salud pública casi el doble de lo que gastamos en defensa y orden interior. Esto es muy interesante, y llamó la atención, porque en realidad son tantos los esfuerzos y los sacrificios que ha tenido que hacer nuestro país para defenderse, que a muchos sorprendió eso.
Y si se calcula que nosotros tenemos una formidable defensa, ¡cómo tenemos que tener!, por ahí se puede medir el esfuerzo que el país hace en educación y salud pública. Y esas cifras son exactas, no se ha alterado un centavo: lo que corresponde a la esfera tal, tanto, a educación, a salud, lo que corresponde a la esfera de la defensa y el orden interior.
Sin temor. Sí, es casi un 8% esta última; pero no, no tenemos temor a decirlo. Los imperialistas nos obligaron a desarrollar poderosas fuerzas.
Y desde luego que el esfuerzo que hacemos en defensa no se mide en pesos, ni en cientos de millones. Hay un esfuerzo de otro carácter, difícil de medir, inconmensurable: el esfuerzo humano que hacemos en la defensa, ¡el esfuerzo humano! (APLAUSOS) Las decenas de miles de jóvenes que consagran una parte de su vida al servicio, las decenas de miles de oficiales consagrados y entregados al esfuerzo tenso del servicio, los especialistas menores de nuestras fuerzas armadas, nuestros reservistas, las horas y el tiempo que le dedican a la preparación combativa. Eso vale más que los millones, que todos los millones juntos. ¡Y lo hacemos con gusto, porque el imperialismo nos obligó a convertirnos a todos en soldados! (APLAUSOS) Y aunque gastamos más de 700 millones en defensa y orden interior —esto incluye todas las actividades de la defensa que atiende el MINFAR y las del Ministerio del Interior—, tenemos la satisfacción de poder decir, a pesar de todo, que dedicamos casi el doble a la salud y a la educación.
Pero nosotros no tenemos dudas de ninguna clase. Si para sobrevivir la patria y sobrevivir la Revolución hubiese sido necesario gastar en defensa el doble que todo lo demás, ¡habríamos gastado el doble que todo lo demás en la defensa del país! (APLAUSOS) No tenemos confusiones de ninguna índole sobre estas cuestiones.
En una ocasión como hoy se pueden abordar muchos temas. Desde el punto de vista interno, a nuestro juicio, estos son los más importantes. En algo debemos referirnos a la política exterior. Es necesario y conviene puntualizar algunas cosas.
¿Cómo marchan nuestras relaciones con Estados Unidos? Bueno, marchan un poco mejor. Claro que, en primer lugar, el imperialismo ha recibido muchos golpes de todas clases como Viet Nam, Watergate y otros. Su bloqueo económico y sus agresiones contra nosotros están desprestigiados, resultan insostenibles en el mundo. No tienen modo moral de defender esa política contra nosotros.
A decir verdad, en esta lucha hemos salido victoriosos.
Pronto, ¡pronto!, cumplirá la Revolución 19 años, y bien podríamos decir que anda todavía en el círculo infantil, ¡en el círculo infantil! (APLAUSOS) Está todavía en edad de círculo. Los esfuerzos que hicieron por destruir la Revolución se estrellaron ignominiosamente contra la firmeza de nuestro pueblo, el espíritu revolucionario de nuestro pueblo, la dignidad de nuestro pueblo, el heroísmo de nuestro pueblo. Subestimaron al pueblo cubano y creyeron que era fácil jugar con él, intimidarlo, destruirlo, desmoralizarlo. Y todo el poderío yanki —así, con esas palabras— no fue suficiente para lograr sus objetivos. Se empeñaron contra nosotros cinco administraciones: Eisenhower, Kennedy, Johnson, Nixon y Ford. ¡Cinco presidentes pasaron, y la Revolución quedó! (APLAUSOS)
Hay una nueva administración. Como hemos dicho, ha tenido algunos gestos positivos. No se caracterizó por la política de hostilidad contra nuestra patria, no se comprometió en su campaña electoral a una política agresiva contra Cuba. Ha tenido algunos gestos y nosotros, por nuestra parte, hemos tenido algunos pequeños gestos. Pequeños gestos, porque, ¿qué gestos podemos nosotros tener?
Bueno, sí, algunos delincuentes, marihuaneros norteamericanos que estaban presos por aquí, pues bien: les hemos facilitado el regreso a Estados Unidos. Y alguno que otro de los pocos que había por actividades contrarrevolucionarias.
Establecieron 200 millas de mar económico, y a nosotros no nos quedó más remedio que establecer 200 millas; entonces había que discutir sobre las 200 millas. Como nosotros pescábamos históricamente en los mares que quedaban dentro de las 200 millas reclamadas por ellos, fue necesario discutir. Se llegó a algunos acuerdos.
Autorizaron a los norteamericanos a visitar Cuba. Muy bien: celebrábamos el restablecimiento del derecho de los norteamericanos a viajar, porque ese era un derecho de ellos. Se lo restablecieron. Nosotros, como gesto, no pusimos obstáculo. ¿Quieren venir, visitar Cuba? Pueden visitarla.
Propusieron una oficina de intereses. Analizamos, estuvimos de acuerdo: ellos tienen una oficina de intereses aquí y nosotros tenemos una oficina de intereses en Washington.
Son algunos avances que se han logrado.
Pero, en lo esencial, ¿qué es lo esencial? El bloqueo. El bloqueo se mantiene. Lo inmoral de esta política de Estados Unidos es que pretende utilizar el bloqueo como un arma de negociación con nosotros.
Y hablando de gestos, nosotros no tenemos decretado ningún bloqueo contra Estados Unidos; de modo que nosotros no podemos tener el gesto de quitar el bloqueo, porque no tenemos decretado ningún bloqueo contra Estados Unidos, y esperamos que esta Asamblea Nacional no decrete ningún bloqueo económico contra Estados Unidos. No hay. ¡Son ellos los que tienen que tener el gesto de liquidar el bloqueo!
Nosotros no podemos tener el gesto de devolver un pedazo del territorio de la Florida, porque no tenemos ningún pedazo del territorio de la Florida ocupado por nuestros soldados. En cambio, ellos tienen un pedazo de nuestro territorio nacional ocupado por sus tropas APLAUSOS). ¿Qué gesto podemos tener nosotros? Nos quedan unos pocos viejos agentes de la CIA presos. Bueno, estarán ahí el tiempo que sea necesario. Los gestos posibles los hemos tenido.
Y les decía, que lo inmoral de la política de Estados Unidos, es que quiere utilizar el bloqueo como arma de negociación: te mantengo ahí estrangulado, y vamos a discutir, tú estrangulado, y discutimos. Eso es profundamente inmoral por parte del gobierno de Estados Unidos.
Ese bloqueo abarca, incluso, las medicinas; no se pueden adquirir medicinas, ninguna medicina, ni equipos médicos en Estados Unidos.
Ellos hablan de indemnizaciones. Las compañías que explotaban este país dicen que sus propiedades valían 2 000 millones, y que con los intereses son 4 000. Nosotros les hemos dicho que todas las fechorías, los crímenes, los sabotajes, las invasiones mercenarias, la subversión, el bloqueo contra nuestro país han significado 4 000 millones, que con sus intereses son 6 000 millones (APLAUSOS), que nosotros estamos dispuestos a reconocer las pérdidas ocasionadas a sus empresas, y ellos reconozcan el daño ocasionado a Cuba, que nos paguen ellos a nosotros la indemnización, y nosotros les pagamos la indemnización a las empresas norteamericanas afectadas por las leyes revolucionarias.
Bien, habría muchas cosas sobre las que se podría discutir, pero, ¿qué ocurre?, ¿qué ocurre? Antes hablaban de la subversión de América Latina, ya no hablan de eso. Ahora hablan de otras cosas, por ejemplo, el problema de Puerto Rico, y la independencia de Puerto Rico, derecho que nosotros hemos defendido históricamente. Y ellos argumentan sus teorías, nosotros argumentamos las nuestras. Pero sobre todo, hemos planteado que eso es una cuestión de principios. Nosotros no promovemos la violencia en Puerto Rico. Pero, cuando se fundó el Partido Revolucionario Cubano, se fundó para la independencia de Cuba y de Puerto Rico (APLAUSOS). Tenemos vínculos históricos, morales y espirituales sagrados con Puerto Rico. Y les hemos dicho: mientras haya un puertorriqueño que defienda la idea de la independencia, mientras haya uno, tenemos el deber moral y político de apoyar la idea de la independencia de Puerto Rico (APLAUSOS). Y cumpliremos ese deber moral y político. No necesitamos que haya tres puertorriqueños, o tres millones que defiendan la independencia, nos basta que haya uno, y se lo hemos dicho muy claro, que ese es un problema de principio, ¡y con los principios nosotros no negociamos! (APLAUSOS)
Ahora, ha surgido una nueva cuestión, los soldados cubanos en Angola y en Africa. Es decir, la solidaridad de Cuba con los pueblos de Africa. Y nosotros les hemos dicho con toda claridad: ¡La solidaridad de Cuba con los pueblos de Africa no se negocia! (APLAUSOS)
No es que en ningún sentido nosotros rechacemos la posibilidad de la mejoría de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos; esto lo hacemos nosotros también por una cuestión de principios, porque creemos sinceramente que es necesario el esfuerzo de todos por la distensión internacional, y por la paz. Porque creemos que el mundo no puede tener como salida la guerra, que sería virtualmente el exterminio de la humanidad. Sobre esto hablamos en el Congreso del Partido, se acordó en las tesis del Congreso, y es una convicción más arraigada cada día, de que la lucha por la distensión internacional y por la paz es un deber de todos los pueblos, y de todos los hombres conscientes del mundo.
De modo que la razón primera, la fundamental, por la cual nosotros estamos en disposición de trabajar por la mejoría de las relaciones con Estados Unidos, es por ese principio. Conocemos el mundo; sabemos los problemas del mundo, sabemos los problemas del mundo subdesarrollado; entrevemos los terribles problemas que enfrentará la humanidad futura, esta humanidad que hoy integran nuestros estudiantes de secundaria, y esta humanidad que hoy integran nuestros niños de círculos infantiles; sabemos los problemas que esas generaciones tendrán que enfrentar en el futuro como parte de la humanidad. Los problemas que tendrá el mundo del futuro: alimentación, crecimiento descontrolado de la población, contaminación, problemas energéticos, escasez de recursos naturales, los problemas del desarrollo. Creemos que sin un verdadero clima de paz en el mundo, esos problemas ni siquiera empezarían a resolverse.
De modo que nosotros seguimos simplemente un principio cuando creemos, si hay una posibilidad de mejoría, debemos trabajar en esa dirección, y trabajamos. Pero eso no lo entiende, aparentemente, el gobierno de Estados Unidos. Y tal vez se imagina que nosotros tengamos impaciencia o angustia. A lo mejor se hacen la ilusión de que los necesitamos de alguna manera; a lo mejor se hacen la ilusión de que no podemos vivir sin esas relaciones. A lo mejor creen que por intereses económicos y materiales queremos mejorar las relaciones. Claro, económicamente le conviene al país, materialmente le conviene: de una manera relativa, no decisiva —entiéndase bien—, en ningún sentido decisiva. Decisivas son nuestras relaciones con la comunidad socialista y con la URSS, ¡esas sí son decisivas! (APLAUSOS) Y esas relaciones no las podrá sustituir jamás Estados Unidos, porque la naturaleza del imperialismo impide eso.
¿Qué hacen ahora con el azúcar? Le imponen unas tarifas enormes de importación a una azúcar que está superdesvalorizada; a una azúcar que en el mercado mundial está a siete u ocho centavos la libra, le establecen unas tarifas de tres o cuatro centavos para proteger su producción azucarera, afectando a más de 60 países, algunos de los cuales se lo tienen bien merecido, en realidad.
Estamos viendo desde la barrera cómo suceden los acontecimientos. A muchos de esos que se lanzaron como fieras voraces tras las cuotas azucareras de Cuba en el mercado de Estados Unidos, y que vendieron su alma al imperialismo por parte de nuestras cuotas, y que se prestaron a las maniobras y a los crímenes contra Cuba para obtener una parte de nuestra cuota; que se lanzaron despiadada y egoístamente sobre nuestras cuotas, ahora les están dando su merecido. Ya no hay cuotas en Estados Unidos, y sí tarifas arancelarias elevadísimas. El egoísmo del capitalismo, las leyes proteccionistas de defenderse ellos aunque se hunda el mundo. Eso es lo que están haciendo con el azúcar. ¿Van a hacer lo de la URSS, que nos paga el azúcar a precios excelentes, que nos aumenta el precio del azúcar a medida que aumenta el precio de los productos que nos exporta, que nos compra prácticamente todo el azúcar que nosotros podamos producir, y con la cual hemos creado magníficas relaciones de intercambio?
En la vida, y sobre todo en la vida revolucionaria, lo más importante es ser claro, y el gobierno de Estados Unidos debe saber con absoluta claridad que ninguna mejoría de las relaciones de Cuba con Estados Unidos alterará en lo más mínimo los vínculos estrechos de nuestro pueblo y de nuestra Revolución con la Unión Soviética (APLAUSOS). El gobierno de Estados Unidos no puede llamarse a engaño en ese sentido; ninguna estrategia sobre esa idea tendrá éxito. Este no es un gobierno cualquiera de esos que se pueden comparar o se pueden vender.
Y ustedes saben —no quiero mencionar nombres, y podría decir tal vez varios— que el imperialismo ha jugado con algunos de esos gobiernos, que el imperialismo ha jugado con algunas seudorrevoluciones y sus dirigentes, y los ha arrastrado a separarse del campo socialista, y los ha arrastrado a la traición, los ha comprado. Pero hay un gobierno de este mundo subdesarrollado, de este hemisferio, que los imperialistas no podrán comprar jamás, ni podrán manejar jamás, ¡y ese es el gobierno de Cuba! (APLAUSOS PROLONGADOS)
¿Y qué sentido tiene que Estados Unidos hable de los soldados cubanos en Angola y de la solidaridad de Cuba con Africa? ¿Y qué tiene que ver eso con las relaciones entre Cuba y Estados Unidos? ¿Estados Unidos hablando de soldados en otro país? ¿Convirtiendo la presencia de nuestros soldados en Angola, o en cualquier otro país de Africa, en un obstáculo para las relaciones? Por eso digo que aparentemente el gobierno de Estados Unidos no entiende nuestra política de principios, no la entiende ni entiende ningún principio. Y a nosotros nos parece un acto de mala fe, al cual han arrastrado al Presidente de Estados Unidos algunos de sus consejeros, el haber creado recientemente, en la prensa de Estados Unidos, un gran escándalo y una gran campaña en torno a la presencia de asesores cubanos en diversos países de Africa. Información que en muchos aspectos fue falsa, puesto que situaron asesores en algunos países donde no existían, situaron otros donde existían, y exageraron otras cifras; a nuestro juicio, con un evidente propósito chantajista.
¿Qué moral tiene Estados Unidos de hablar de los soldados cubanos en Africa? ¿Qué moral puede tener un país cuyos soldados están en todos los continentes, que tiene más de 20 bases militares por ejemplo en Filipinas, decenas de bases en Okinawa, en Japón, en Asia, en Turquía, en Grecia, en la RFA, en Europa, en España, en Italia y en todas partes? ¿Qué moral tiene Estados Unidos para esgrimir el argumento de nuestros soldados en Africa, cuando sus soldados están por la fuerza, en el territorio panameño, ocupando una fracción de ese país? ¿Qué moral tiene Estados Unidos para hablar de nuestros soldados en Africa, cuando sus soldados están en nuestro propio territorio nacional, en la base naval de Guantánamo? (APLAUSOS)
Si vamos a hablar de soldados que están donde no deben estar, y que sí tienen mucho que ver con las relaciones bilaterales entre Cuba y Estados Unidos, de los únicos soldados que puede hablarse es de los soldados que están en la base naval de Guantánamo. Es el único punto, en materia de soldados en otros países, que podemos discutir.
Sería ridículo que nosotros ahora le dijéramos al gobierno de Estados Unidos que para que puedan restablecerse o mejorarse las relaciones entre Cuba y Estados Unidos tienen que retirar sus soldados de Filipinas, o de Turquía, o de Grecia, o de Okinawa, o de Corea del Sur. Si les da la gana de retirarlos de esos países, que los retiren, cuando los retiren; pero sería ridículo que les dijéramos ahora: Tienen que retirar sus soldados de RFA, porque, si no, no puede haber relaciones. O decirles: Estamos muy disgustados por los soldados que tienen allí en la RFA, no puede haber relaciones. Entonces dirían: Estos tipos están locos. Y entonces, ¿por qué ellos lo pueden decir? Porque no parten de un criterio de lógica, de equidad ni de igualdad de ninguna clase. Es la prepotencia imperial. ¡Prepotencia imperial! Los imperialistas pueden tener soldados, asesores en todas partes del mundo, y nosotros en ninguna parte. ¡Vaya concepto de la lógica, de la equidad y de la igualdad que tiene el gobierno de Estados Unidos!
Nosotros en Africa apoyamos gobiernos que han solicitado nuestra cooperación, gobiernos constituidos, y se trata de gobiernos revolucionarios y progresistas. Nuestros asesores militares no están junto a ningún gobierno fascista en ninguna parte del mundo, nuestros asesores no están junto a ningún gobierno reaccionario en ninguna parte del mundo. Nuestros asesores militares están junto a gobiernos que ayudan al pueblo y apoyan al pueblo, que son revolucionarios o son progresistas (APLAUSOS).
Nosotros no tenemos asesores militares en países como Chile —para citar un ejemplo—, en países fascistas. Estados Unidos, aparte de todas las bases que tiene en el mundo, tiene instructores y asesores militares en decenas de países, y en algunos lugares por miles, como en Irán, en Arabia Saudita y países por el estilo. Estados Unidos tiene asesores militares en casi todos los países de América Latina. Estados Unidos envió asesores militares y formó los ejércitos de los gobiernos más represivos, más sangrientos y más reaccionarios de este hemisferio.
La diferencia fundamental entre el asesoramiento de Estados Unidos, es que Estados Unidos jamás asesorará un pueblo revolucionario ni progresista; y siempre asesorará, por lo general, a gobiernos reaccionarios y fascistas. Cuba revolucionaria asesora gobiernos revolucionarios y progresistas.
¿Qué derecho tiene Estados Unidos a impugnar ese asesoramiento de nuestro pueblo? Y, ¿de qué se quejan? Trataron de aislar a la Revolución y de destruirla. La Revolución desarrolló sus vínculos con el Tercer Mundo, y esos vínculos son sólidos, y seremos firmes y leales con esos vínculos. ¡Esos vínculos no los cambiaremos por una sonrisa de Estados Unidos, esos vínculos no los cambiaremos por ninguna concesión que pueda hacer Estados Unidos, esos vínculos no se negocian!
Nuestra Revolución tiene muchos soldados y muy buenos soldados, decenas de miles de oficiales entre los oficiales regulares y la reserva; y cientos de miles de combatientes entre los soldados regulares y las reservas. La culpa la tienen ellos, la culpa la tiene el imperialismo yanki que nos obligó, con sus agresiones y sus bloqueos, a tomar estas medidas elementales para sobrevivir.
Y no negamos: apoyamos y les hemos enviado asesores militares a numerosos países de Africa, eso está claro, clarísimo, y con eso no negociamos (APLAUSOS). Eso no tiene nada que ver con la nueva administración de Estados Unidos; esa es la tradicional política de nuestra Revolución. ¡Ayudamos y ayudaremos a Angola! (APLAUSOS) ¡Ayudamos y ayudaremos a Mozambique! (APLAUSOS) ¡Ayudamos y ayudaremos a la Revolución etíope! (APLAUSOS) Si por eso nos bloquea Estados Unidos, que nos bloquee.
¿Por qué no bloquea Estados Unidos a Sudáfrica, país racista, fascista, cuyos soldados cometen crímenes en Africa, cuya minoría oprime a 20 millones de negros? ¿Por qué no bloquean a Rhodesia, donde 300 000 fascistas blancos oprimen a 6 millones de africanos; un país cuyos soldados perpetran masacres incalificables de hombres, mujeres y niños en Mozambique? Por ahí han aparecido las fotografías de las tumbas de los niños, las mujeres, ancianos asesinados, como hacían los fascistas de Hitler. ¿Por qué no los bloquean? ¿Por qué los imperialistas yankis no bloquean a Pinochet? Bloquean a Cuba. Lo que los pueblos entienden, lo que entienden los pueblos africanos, es que mientras los imperialistas yankis están al lado de Sudáfrica, de Rhodesia, de los gobiernos represivos y reaccionarios de Africa, nosotros estamos al lado de los pueblos revolucionarios y progresistas del Africa, nosotros luchamos contra el fascismo en Africa, nosotros luchamos contra el racismo en Africa.
Históricamente, quedará para siempre que, mientras nuestro papel es un papel sumamente honroso, el papel del imperialismo es bochornoso. Y porque los pueblos de Africa confían en nosotros, solicitan nuestra cooperación. Y no solo ayudamos a los gobiernos de Angola, Mozambique, Etiopía y otros gobiernos de Africa, sino que también ayudamos a los movimientos de liberación de Namibia, de Zimbabwe y de Sudáfrica (APLAUSOS). ¡Los ayudamos y los ayudaremos! (APLAUSOS) Y el imperialismo tiene perdida la batalla de antemano en Africa Austral, no importa lo que haga.
Nuestra política es diáfana y clara: no negociamos con los principios, no nos dejamos intimidar por campañas de ninguna clase, ni por presiones de ninguna índole.
Por las razones expresadas en la tarde de hoy, somos sinceros partidarios de la paz, y creemos en un principio: en la lucha por la mejoría de las relaciones entre todos los países sobre bases justas. Ningún beneficio material, cualquiera que fuese su índole o su magnitud, haría que nosotros traicionáramos la confianza de los pueblos de Angola, de Mozambique, de Etiopía, o de los pueblos heroicos que luchan contra el fascismo y el racismo en Africa. Y estas cosas deben ser muy claras para Estados Unidos.
A los gestos positivos de la actual administración, hemos respondido con gestos positivos dentro de la medida de nuestras fuerzas. Pero si el gobierno de Estados Unidos se empeñara en una política de chantaje contra nosotros y de presiones, en una política, en una conducta inmoral contra nuestro país, manteniendo su bloqueo como un arma innoble y criminal contra nuestro pueblo; si el gobierno de Estados Unidos cree que para que mejoren las relaciones nuestro pueblo tiene que abandonar sus principios, entonces, de la misma forma que hemos luchado contra cinco presidentes de Estados Unidos, lucharemos contra el sexto presidente de Estados Unidos (APLAUSOS). Si se empeñan en mantener el bloqueo, peor para ellos. ¡Porque mientras más bloqueo tengamos, más soldados también forjaremos! (APLAUSOS) ¡Mientras más agresiones lleven a cabo contra nuestra patria, más y más aguerridos soldados tendrá nuestra patria!
Es para Cuba un inmenso honor la confianza que tienen en nuestro pueblo los revolucionarios de todo el mundo. Por algo nuestro país será sede del XI Festival el próximo año; por algo nuestro país será sede de la Conferencia de Países No Alineados en 1979 (APLAUSOS). La vida revolucionaria le asignó a nuestra patria estas tareas, y cumpliremos con nuestros principios y nuestras obligaciones. Si el bloqueo dura, no importa que el bloqueo dure. Si el gobierno de Estados Unidos desecha las posibilidades de mejorar relaciones con nosotros, es responsabilidad exclusiva de ellos.
A veces, incluso, les gusta inmiscuirse en los asuntos internos de otros países. Hablan de presos contrarrevolucionarios en Cuba. Claro, fueron ellos los culpables de esos presos, porque alentaron a los contrarrevolucionarios, de la misma manera que alentaron los secuestros de aviones, de la misma forma que alentaron los actos terroristas, de la misma forma que alentaron y fraguaron los planes de asesinato de los dirigentes de la Revolución Cubana. Estados Unidos no tiene ninguna moral ni siquiera para mirar de frente a este país, por los crímenes que ha cometido contra nuestro pueblo.
Después la piratería se volvió contra ellos, el terrorismo se volvió contra ellos, y ahí tienen: ahora los terroristas contrarrevolucionarios de origen cubano que ellos entrenaron quieren gobernar a Estados Unidos, ponerles bombas a las empresas norteamericanas que tengan relaciones con Cuba o las líneas aéreas que quieran volar a Cuba. ¡Criaron cuervos y los cuervos les están sacando los ojos!
De la misma manera fomentaron el bandidismo y la contrarrevolución en nuestro país, la gusanera contrarrevolucionaria. Los delincuentes contrarrevolucionarios creyeron que un día los imperialistas los iban a sacar de la cárcel, y no fueron ellos los que los sacaron de la cárcel; fuimos nosotros los que, a través de los planes de rehabilitación de carácter voluntario y los planes de trabajo, de trabajo remunerado, de los métodos verdaderamente humanos de la Revolución, hemos liberado miles y miles de contrarrevolucionarios. Digamos que no quedan en nuestras prisiones ni el 20% de los contrarrevolucionarios que había en prisión hace 12 años, ¡ni el veinte por ciento! Y hubo épocas que tuvimos más de 15 000. Lo decimos, sí.
Nuestra Revolución fue siempre muy diáfana y muy limpia. Jamás se permitió en la Revolución la tortura, jamás se cometió un crimen en la Revolución, jamás hubo desaparecidos en nuestro país, jamás hubo estado de emergencia, etcétera, etcétera; jamás se movió un batallón a la calle a luchar contra obreros, o contra campesinos, o contra estudiantes. El pueblo estaba en la calle, sí, siempre estaba en la calle, pero junto a la Revolución (APLAUSOS).
Gobiernos aliados de Estados Unidos en este hemisferio hacen desaparecer por millares a las personas, torturan, asesinan. Eso no impide que Estados Unidos comercie con ellos, les facilite créditos, les venda armas, les envíe asesores militares.
Teníamos leyes revolucionarias y leyes rigurosas, pero jamás fue sancionado un hombre en este país sin la actuación de un tribunal y bajo las prescripciones de las leyes revolucionarias. Ha seguido nuestra Revolución una conducta verdaderamente intachable en sus métodos y en sus procedimientos.
De vez en cuando a políticos de Estados Unidos les gusta recordar algunos connotados contrarrevolucionarios que están presos, se preocupan en fin por los presos contrarrevolucionarios cubanos. En cambio, no dicen una sola palabra de los heroicos puertorriqueños como Lolita Lebrón y otros, que llevan más de 25 años en las inmundas cárceles de Estados Unidos (APLAUSOS). Hablan de los presos contrarrevolucionarios que a instigación de los imperialistas cometieron crímenes contra nuestra patria, y no hablan de las decenas y decenas de miles y miles de negros que por culpa del desempleo y del hambre fueron a parar a las cárceles de Estados Unidos. Les gusta hablar de que pongamos en libertad a los contrarrevolucionarios cubanos presos. Nosotros les decimos: Sí, pongan en libertad a un número igual de negros norteamericanos que por el régimen de explotación, de hambre, de miseria, discriminación y desempleo que Estados Unidos reserva a gran parte de la población negra, tuvieron que ir a las cárceles; y nosotros entonces estamos dispuestos a poner en libertad a todos los presos contrarrevolucionarios que quedan en Cuba (APLAUSOS).
¿Qué es eso de venir a imponerle condiciones a nadie, a decir lo que un país debe hacer o no hacer, un sistema de gobierno que no tiene nada que enseñar a nadie? Y lo curioso es que muchos de los que se interesan por esos contrarrevolucionarios, fueron responsables de la guerra de Viet Nam y del asesinato de millones de vietnamitas; fueron cómplices de decenas de gobiernos represivos y reaccionarios en el mundo, que han asesinado a cientos de miles de revolucionarios. ¿Qué moral tienen para hablar de presos contrarrevolucionarios en Cuba? ¿Y qué moral tienen para hablar de derechos humanos?
Nosotros somos revolucionarios conscientes, instruidos, y no nos dejamos engañar por ridículas consignas y mera palabrería de cualquier índole.
Carter habla de derechos humanos. La prueba suprema acerca de la existencia de un mínimo de sinceridad en sus palabras, lo constituye la cuestión del bloqueo de Cuba. ¿Puede hablar de derechos humanos ningún gobierno que mantenga un bloqueo criminal, el intento de matar por hambre a millones de seres humanos?, que demuestre sus palabras con los hechos. Porque lo repito, la cuestión del bloqueo de Cuba es la prueba acerca de la existencia de un mínimo de sinceridad en sus pronunciamientos. Y puede subjetivamente existir ese mínimo de sinceridad; objetivamente no, en un sistema político y social como el de Estados Unidos.
¿Cómo una sociedad capitalista por excelencia, sociedad explotadora por excelencia, sociedad donde millones y millones de descendientes de mexicanos son discriminados, donde los puertorriqueños —que son también millones en Estados Unidos— son discriminados y despreciados, donde los latinos son despreciados, donde los indios fueron exterminados, donde decenas de millones de negros son discriminados, puede hablar de derechos humanos? ¿Cómo en ese país puede haber alguien que sobre bases objetivas pueda enarbolar esa bandera?
A nosotros no nos confunde absolutamente nadie con esa consigna. Al imperialismo no le queda ya nada, no le queda ningún mensaje que pueda dirigir a los pueblos, le quedan solo palabras vacías, para ver a qué incautos pueden engañar en este mundo. Dejémonos de tonterías.
Si hablamos entre nosotros, sabemos que tenemos dos regímenes sociales muy diferentes, que somos muy diferentes. Si van a existir un día relaciones entre nuestros dos países, tienen que ser relaciones de respeto y de igualdad; y estamos dispuestos a tenerlas, sabiendo que somos y seremos dos regímenes bien diferentes.
Por lo demás, nosotros sí sabemos lo que son los derechos humanos, cuando en nuestra patria erradicamos los crímenes, las injusticias económicas y sociales que se cometían a cada hora, a cada minuto, a cada segundo; cuando erradicamos el juego, la prostitución, la discriminación, la mendicidad, el desempleo; cuando creamos el poder del pueblo, el verdadero poder del pueblo, este poder; cuando creamos las bases de esta hermosa Revolución, donde ha existido tan total identificación entre las masas, el Partido y la dirigencia. .
Esto sí es democracia, esta asamblea sí es democracia, estas discusiones sí son democráticas (APLAUSOS). Porque en Estados Unidos lo que existe es el gobierno de la oligarquía, por la oligarquía y para la oligarquía; y en nuestro país es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo de que hablara Lincoln. En Estados Unidos es el gobierno de los burgueses, por los burgueses y para los burgueses; y en nuestra patria existe el gobierno de los trabajadores, por los trabajadores y para los trabajadores (APLAUSOS).
En materia política Estados Unidos tendría que aprender mucho de nosotros; sin que nosotros tengamos, en cambio, nada que aprender políticamente de Estados Unidos. Porque ellos pertenecen a la sociedad de clases, a la prehistoria política de la humanidad; y nosotros pertenecemos a la nueva historia humana. Porque como dijo Marx: Cuando desaparezca el régimen de la explotación del hombre por el hombre comenzará la verdadera historia de la sociedad humana (APLAUSOS).
Nosotros social y políticamente estamos un siglo más avanzados que ellos. Esa es la realidad. Ellos empezaron a independizarse cuando nosotros éramos una colonia española, allá por fines del siglo XVIII. Empezaron primero que nosotros, pero nosotros hemos avanzado más rápido que ellos. Y la basura capitalista no puede compararse con las esencias realmente humanas y realmente fraternales del socialismo (APLAUSOS). El imperialismo es ideológicamente muy débil y económicamente atraviesa una insalvable crisis.
Anteriormente les decía cuál debe ser a nuestro juicio la política económica de nuestro país, la que debíamos seguir los próximos siete u ocho años, de desarrollo, de cambio de nuestras estructuras, y no una política de consumo. Así estaremos construyendo un seguro porvenir.
Si el bloqueo se prolonga 10 años no importa, si el bloqueo se prolonga 50 años no importa, no importa (APLAUSOS). Eso debe tenerlo muy claro el gobierno de Estados Unidos. Y cuando estas cosas estén suficientemente claras para el gobierno de Estados Unidos y sus asesores, entonces existirán los criterios reales y objetivos sobre los cuales podemos discutir, podemos negociar, podemos comerciar y podremos tener relaciones diplomáticas Estados Unidos y nosotros.
Desde el punto de vista internacional, estas eran las cuestiones esenciales que quería exponerles en el día de hoy.
Pronto nuestra Revolución cumplirá 19 años. No hemos sido muy dados a las celebraciones solemnes de las grandes fechas, tendríamos muchas fechas que conmemorar. El triunfo de la Revolución fue un acontecimiento extraordinario, pero solemos celebrarlo sin solemnidades y en lo más profundo de nuestras conciencias. En realidad, próximos a cumplirse estos 19 años, podemos sentirnos orgullosos y satisfechos de la obra de nuestra Revolución (APLAUSOS). Nunca como en estas vísperas del XIX aniversario he visto con tanta claridad y optimismo el porvenir.
Estos sentimientos de satisfacción, de orgullo y de optimismo, deseaba compartirlos con ustedes en el día de hoy. Y estoy seguro de que seguiremos adelante por estos caminos trazados, luchando con valentía, con entereza, con heroísmo, consolidando lo que hemos hecho y engrandeciendo la obra de la Revolución, de modo que las futuras generaciones puedan sentirse orgullosas de nosotros.
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)