Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en la clausura del IV Congreso de la Federación de Mujeres Cubanas, efectuado en el teatro "Karl Marx", el 8 de marzo de 1985
Fecha:
Distinguidas delegaciones invitadas;
Compañeras y compañeros:
El programa ha sido intenso, lo que se ha hecho y lo que falta todavía hoy (APLAUSOS); el tiempo, escaso, tanto para ordenar las ideas como para expresarías, y, por eso, voy a tratar de sintetizar en lo posible y de ser breve en lo posible (APLAUSOS).
La impresión que tengo, y que es compartida por numerosos compañeros y compañeras, es de que se ha llevado a cabo un gran congreso (APLAUSOS). Escuché incluso algunos comentarios que me asustaban (RISAS), como el del compañero Fernández, que me decía: "Hay una gran expectación." Debe ser el segundo susto en unas horas (RISAS), porque ya conté cómo alguien me dijo: "En la parada hay muchos hombres diciendo que hasta dónde nos van a llevar." (RISAS) Y ahora, que hay expectación. No sé si será positiva o negativa, aunque añadieron que había una muy buena impresión del Congreso. No sé si los hombres estén tan asustados como yo, o las mujeres estén tan esperanzadas como yo (RISAS Y APLAUSOS).
Bien, esas pueden ser especulaciones alarmistas, porque al indagar más, me dijeron: "No, sin novedad en el frente, todo está en calma, no se ha producido ninguna insurrección de hombres en el país" (RISAS), ni tiene por qué, ni tiene tampoco por qué haber especial expectación, la población ha ido recibiendo las informaciones de todo lo que se ha discutido.
A mí me preguntaban: "¿Pasamos por televisión?" Y yo recomendaba: "No me pasen por televisión, si estoy hablando en familia dentro del Congreso" (RISAS), y creía que me libraba de la preocupación, si las cosas habían sido explicadas con toda claridad. ¡Ah!, pero cuando leía el periódico me encontraba con que estaba casi todo (RISAS), y lo peor era precisamente que estaba nada más casi todo, porque uno prefiere, en esos casos, o nada, o todo, porque hasta una palabrita quiere decir algo, tiene un significado. Y cuando los redactores —que no son malos, por cierto— incluyen más ideas que las que incluyen los redactores internacionales, los que no tienen ni tiempo ni espacio... Pero algunos problemas son tan delicaditos y tan complejos, que cuando les quitan una frase o tres palabras, yo mismo me quedo en duda acerca de lo que dije (RISAS) cuando lo leo en el periódico. No es una crítica ni mucho menos a los reporteros, que han trabajado, por cierto, muy bien. Pero aquí se han estado tratando algunos temas complejos, ¿no?, se habló de que si el padre acompañante, algunas de esas cosas; que si los problemas de la discriminación en la aplicación de los parámetros de tipo moral, o que si la reminiscencia de la moral burguesa. Tal vez se podría decir: la moral no es solo burguesa, hay algunos preceptos que vienen desde la época de la esclavitud, desde la antigüedad, la Edad Media, y después la burguesa. Hay algunos principios que tienen siempre un valor permanente, y cada sociedad les añade algo o les quita algo, y en realidad pudiéramos decir de la reminiscencia, de las formas de aplicar de una manera discriminatoria y desigual los preceptos.
Ahora bien, decíamos que estos temas, bastante complejos, muy interesantes, sobre los que se ha discutido —no sé si esa sea la causa de la expectación o de la alarma, como se quiera llamar, ¿no?— se ha trabajado duro, se ha discutido con amplitud, y me parece que se han sacado conclusiones correctas, no hay nada trascendental en lo absoluto. Lo más trascendental ocurrió el 1ro. de Enero de 1959 (APLAUSOS), cuando triunfa la Revolución, todo lo demás que siguió es consecuente con aquel triunfo de la Revolución, en mayúscula y sin comillas (RISAS).
Se ha analizado el trabajo del último quinquenio, después del Tercer Congreso. El avance es realmente significativo, se refleja en el informe; podría decirse que se ha producido un salto de calidad en esto, como en muchos otros aspectos de la Revolución. Creció la organización, según se expresa, en 400 000 nuevas federadas, y sobre todo creció con nuestra juventud, con nuestra juventud más preparada, más educada y más revolucionaria. Alcanzamos la cifra, según se señala, de 2 millones setecientos sesenta y cuatro mil y tantas federadas. No sé por qué Manolo Ortega ha suprimido de un plumazo más de 14 000 federadas (RISAS), porque él habló de 2 750 000, y posiblemente suprimió 14 mil y tanto de las nuevas que han ingresado, y sin menoscabar el mérito de las que —como decía una delegada— son menos nuevas, son sin duda las que tienen más preparación. Creo que todos estamos conscientes de eso.
Se ha crecido en calidad y se ha crecido en organización. Ochenta y tres y fracción por ciento de las mujeres cubanas entre los 14 y los 65 años, esos límites no los entiendo muy bien, el porcentaje va a disminuir, porque la vida se prolonga, aumenta el número de personas de más de 65 años, y con buena salud. A lo mejor en un futuro ustedes introducen algunas modificaciones y no van a privar de la pertenencia a la organización a muchas mujeres jubiladas o amas de casa que estén en perfectas condiciones de prestar sus servicios en la organización.
El nivel de preparación de los cuadros ha crecido, tanto en la esfera política como en la de la instrucción general, y es alta la cifra, casi hay un 70% de cuadros que tienen ya nivel de preuniversitario y un 4% de nivel universitario, supongo que esas cifras irán creciendo.
Pero se puede medir el trabajo de estos cinco años, sobre todo, por los resultados en todos los campos; se puede apreciar concretamente que las cosas que se plantearon en el Tercer Congreso se han cumplido, y hasta podría decirse que se han cumplido con creces. Sobre el problema de la incorporación de la mujer al trabajo, sobre lo que yo recuerdo por aquellos días del Tercer Congreso las preocupaciones, puesto que no sabíamos con seguridad cuánto iba a crecer la economía, por las dificultades económicas internacionales que se avizoraban, si tendríamos empleo para un creciente número de mujeres, incluso si debíamos poner el énfasis en eso o no, tomando en cuenta cuáles eran las necesidades, si podía haber una situación de jóvenes masculinos sin empleo. Sin embargo, la realidad se ha comportado de una manera diferente, el período en que más creció la incorporación de la mujer al trabajo fue este, en todos los años de revolución. Ahí se ven las cifras que aparecen en el Informe Central, en el Segundo Congreso eran 590 000 las que se habían incorporado, y cómo en el Tercer Congreso eran alrededor de 800 000; creció en más de 200 000, pero no fue tan amplia, y hemos podido apreciar en este último período el crecimiento de más de 300 000 mujeres adicionales incorporadas al trabajo.
Hay dos cifras: la cifra que dio el Informe, tomada algún tiempo atrás, de 1 100 000 mujeres trabajando ya en la producción y los servicios, y la que dio el compañero Veiga de 1 142 000, con datos actualizados. Es decir que en cinco años se han incorporado 342 000 mujeres al trabajo. Esto tiene un significado tremendo, si consideramos lo que aquí se recordó muchas veces, cuando se expresaba que al principio eran tales los prejuicios, era tal la situación de desigualdad, que fue necesario realizar un esfuerzo y toda una campaña para la incorporación de las mujeres al trabajo, y eso se refleja en el hecho de que al triunfo de la Revolución, solo un 12% de los trabajadores estaba constituido por mujeres.
Claro que en aquel tiempo había muchas mujeres que querían trabajar, y no tenían empleo, mas cuando ya se satisfizo esa demanda, nos encontramos con el otro problema: las dificultades, los prejuicios, incluso la falta de posibilidades para la incorporación de la mujer al trabajo. En aquellos tiempos no existían las cantidades de escuelas de becados, donde hoy estudian más de 500 000 jóvenes de secundaria o de preuniversitario, o los seminternados, donde asisten más de 400 000 niños, ni teníamos más de 800 círculos infantiles como tenemos hoy; pero también había prejuicios, había que persuadir a mucha gente para que se incorporaran al trabajo, o a muchas familias, o a muchos maridos para que las mujeres se incorporaran al trabajo.
Si analizamos que hoy contamos con más de un 37% de la fuerza laboral constituida por mujeres, se puede reflejar el avance. Ante cifras como esa, a uno le gustaría saber en qué otros países del ámbito latinoamericano hay más de un 37% de la fuerza laboral integrada por mujeres. No digo el número de mujeres incorporadas a los prostíbulos, o incorporadas a determinados trabajos, que son poco o más o menos parecidos, en bares y otros sitios donde realmente no se guarda ningún respeto y consideración por la mujer, como ocurre en otras partes.
Refleja un considerable avance, pero no las mujeres incorporadas solamente a tareas en tiendas, comercio y otras actividades, que no requerirían un nivel de preparación técnica superior, sino mujeres incorporadas masivamente a los trabajos de la salud pública, pero no en actividades determinadas, que requerían una poca preparación, sino de miles y miles de mujeres incorporadas como médicos en los niveles superiores, incorporadas como enfermeras, con un nivel escolar alto; o en los laboratorios, o en un otras actividades. No solo de mujeres incorporadas a la actividad de la educación. No simplemente en los niveles de maestras primarias, que tienen un nivel superior al preuniversitario, sino de profesoras de secundarias básicas, de preuniversitarios, de escuelas tecnológicas y de distintos tipos, sino también en los niveles superiores de la educación, donde contamos con que alrededor del 43% del profesorado de nuestras universidades está constituido por mujeres, y lo mismo podría decirse de los centros de investigación.
Pero lo fundamental no es solo incorporadas a estas dos áreas, sino, como se señaló en el informe, un porcentaje creciente de mujeres incorporadas a las más diversas actividades productivas: en las fábricas, no solamente como obreras, sino como técnica de alto nivel, y no solo en la industria textil, sino también en la industria mecánica y en otras muchas industrias, como la azucarera, que en otros tiempos se consideraban como patrimonio y actividades exclusivas de los hombres. Y se señalaron cifras como el 20% ya o más, en plantas como la Industria Mecánica de Santa Clara, o en las obras de Moa; la creciente incorporación de las mujeres en otras actividades, no solo como técnicas, sino como obreras calificadas, entre ellas, por ejemplo, la construcción.
Se expresa también este avance en el hecho de que el 53,8% de la fuerza técnica del país esté constituida por mujeres, y ese avance, en ese campo, constituye un éxito realmente estratégico, éxito garantizado por el hecho de que más del 50% de los estudiantes regulares de nuestras universidades está constituido por mujeres, es decir, ascienden no solo en número y en porcentaje, sino en la calidad del trabajo que desempeñan. Eso explica, por ejemplo, el crecimiento por año, en relación, incluso, con el incremento del trabajo masculino.
Aquí hay algunos datos. En 1980, el crecimiento de la ocupación masculina fue de 0,3%. Tiene cierta lógica si era mucho mayor la proporción de hombres trabajando, no es lo mismo 10 000 en 2 millones, que 10 000 en un millón. En el primer caso, 10 000 significa un crecimiento del 5%, y en el segundo un crecimiento del 10%. Pero de todas formas son notables las cifras, porque ese mismo año de 1980, el incremento de la fuerza de trabajo femenina fue de 5,4%. En el año 1981, el incremento de la fuerza laboral masculina fue de 2,8%,el de la femenina fue de 8,2%. En 1982, la masculina, de 4,7%, la femenina, de 8,3. En 1983, la masculina, de 5,3%, y la femenina, de 8,3. En 1984, la masculina, de 3,2% y la femenina, de 5,7. Es lógico que al ir acercándose el número de mujeres trabajadoras al número de hombres trabajando, estas cifras tiendan a acercarse. Debe tenerse en cuenta que un número considerable también de compatriotas, aunque no creo que altere fundamentalmente la cifra, trabajan en los organismos de la defensa y seguridad del país, las necesidades nos han obligado al empleo de un número alto de compañeros en esas actividades. Ahora se incorporan también, en número creciente, compañeras; pero, en esencia, el número total de hombres en esas actividades de la seguridad y la defensa, no alteraría fundamentalmente la cifra de las mujeres participando en las actividades fundamentales del país. Realmente esto, en nuestra sociedad y pienso que en las sociedades latinoamericanas, constituye realmente una revolución.
¡Cuántos años han tenido que transcurrir para lograr esto!, ¡cuántos siglos!, ¡cuántos milenios! Y ha sido el fruto de 26 años de Revolución con mayúscula y sin comillas.
Y lo que entraña en tantos terrenos, en el cambio de la actividad de la mujer, en el respeto y la consideración de que goza en nuestra sociedad, en la dignificación de la mujer en nuestro país, cuando han quedado atrás conceptos, y han quedado atrás marginaciones, y han quedado atrás actividades impúdicas, indecorosas, en que la sociedad capitalista en nuestro país daba empleo o una forma de ganarse la vida a la mujer.
Sin embargo, estamos conscientes de que no hemos alcanzado todavía, plenamente, la victoria y, como hemos dicho en otras ocasiones, una de las metas, una de las tareas más difíciles de la Revolución, la más prolongada, la más larga en el tiempo para alcanzarla, está relacionada con la cuestión de la discriminación de la mujer, que todavía se manifiesta en cierta medida en nuestra sociedad, por diversas causas que no han sido totalmente superadas, algunas subjetivas y otras objetivas. Sobre eso se discutió mucho en el Congreso. Prácticamente un día entero estuvo relacionado con la cuestión del acceso de las mujeres al trabajo, de las dificultades que existen todavía en formas de discriminación y en cuestiones relacionadas con las promociones.
Yo creo que esto da la medida de una revolución, cuando se puede señalar que es el período en que más creció la incorporación de la mujer al trabajo, en cifras que se acercan al 50% de crecimiento de 800 000 a 1 142 000, entre el 40% y 50% si la aritmética o matemática que yo estudié en mi tiempo —sin duda no era tan buena como la de ahora— no me engaña, 342 000 con relación a 800 000 es más de un 40% en solo un quinquenio, y, sin embargo discutimos todo un día sobre estos problemas. Es señal de que ya vamos siguiendo las dificultades casi al detalle, como cuando se manifiesta cualquier forma de discriminación, que no nos irrita por el número, bastaría un solo caso y tendríamos razones para estar irritados.
No ha de ser sin duda lo que ocurra comúnmente, y me imagino que en la inmensa mayoría del país, los hombres y las mujeres que tienen cargos de responsabilidad cumplan con la política trazada por el Partido; pero dondequiera que se produzca un caso, aunque no fuese lo común, de discriminación, tenemos que combatirlo, como los que se señalaron aquí, algunos casos, porque un hombre y una mujer en las mismas condiciones solicitando un empleo prefirieran al hombre, sin analizar las cuestiones de capacidad, o sencillamente porque la otra era mujer, o por las preocupaciones relacionadas con el embarazo y las inevitables ausencias en determinados períodos, ese tipo de hecho, con razón, nos irrita. 0 los casos todavía más irritantes en que, ante las solicitudes de empleo, haya preferencia con relación a una mujer sobre otra, por cuestiones de simpatía personales o aspecto físico (APLAUSOS); porque en algo nos recuerdan repudiables prácticas del capitalismo, y pienso que jamás un verdadero revolucionario, un hombre consciente y humano, podrá permitirse actuar con esos criterios. Se discutió lo relacionado con las evaluaciones, bastante se discutió sobre eso, y escuchamos la palabra del compañero Veiga acerca de las medidas que están tomando con relación a eso y los propósitos de ir superando todos esos criterios con que todavía, de una manera desigual, o, si se quiere, de una manera desconsiderada, porque no se toman en cuenta determinados factores, se realizan las evaluaciones de las mujeres en los centros de trabajo. Creo que también esas dificultades las superaremos.
Relacionado con esto, se abordaron algunos problemas objetivos que hacen recaer sobre la mujer todo el peso de determinadas responsabilidades vinculadas al hogar, a la familia, a los hijos, a pesar de los preceptos del Código de la Familia, preceptos que no son estrictamente jurídicos, sino que son fundamentalmente de orden político y de orden moral, y que han rendido sus frutos sobre todo en el seno de la nueva generación. Pero hay circunstancias reales y objetivas, como el hecho de que en las instituciones —y en este caso se hablaba de las instituciones hospitalarias, y también de los círculos en relación con el período de adaptación del niño— existían las prohibiciones concretas de que los padres pudieran realizar determinadas actividades, como es la de acompañar a un hijo en casos de enfermedad en un hospital pediátrico y otras situaciones similares. Se expresaron casos de padres cuyas esposas están cumpliendo misiones internacionalistas, o situaciones en que se encontraban enfermas, o con algún problema que les impedía ejercer esa función y estaba la regla estricta de la prohibición de que un padre pudiera acompañar al hijo en un hospital pediátrico.
Salieron a relucir también otros problemas con relación a los acompañantes, en el caso de que los hombres tuvieran necesidad de cumplir esa función. Esto no significa, ni mucho menos, que cada enfermo tenga que tener acompañante, como regla general, un adulto no necesita en el hospital un acompañante, puede requerir una visita. Un niño es otra cosa, lo necesita mucho más, y la presencia de la madre o de un familiar determinado puede ayudar mucho a la atención y al tratamiento óptimo; ya eso había sido un salto de avance tremendo en nuestro sistema hospitalario, demostrado de una manera especial cuando la epidemia del dengue en que se llenaron todos los hospitales pediátricos y no habrían alcanzado todas las enfermeras para atenderlos, sobre todo, para poderlos atender con aquel esmero, aquel cuidado con que lo hace una madre como enfermera de 24 horas; había sido un avance, pero se presentaban muchos casos en que realmente la madre no podía cumplir esa tarea. Que en los niños, repito, era mucho más importante; en el adulto es la visita, pero hay casos en que este sí necesita la compañía, en que ayuda a su tratamiento, en que ayuda a su estado de ánimo. Estaba prohibido para los hombres.
Estas cuestiones se discutieron, se adoptaron acuerdos de principio, se analizaron las realidades objetivas, incluso las características de la mujer y del hombre; no todos están de acuerdo sobre eso, los médicos tenían preocupaciones acerca de que la conducta de unos y de otros no era exactamente igual. No tendría nada de extraño si se toma en cuenta la educación recibida por cada cual y por una sociedad determinada durante mucho tiempo; pero se analizaron los problemas, las posibilidades objetivas para iniciar estas prácticas por los hospitales pediátricos organizadamente, analizando hospital por hospital, o en aquellos hospitales maternos que tuvieran las condiciones adecuadas, porque una de las dificultades mayores provenía del hecho de las salas comunes de los antiguos hospitales que heredamos, no así los nuevos. Era más fácil abordar y analizar este problema en "Hermanos Ameijeiras" por el tipo de hospital, por los cubículos pequeños, de una o dos personas. Todos esos factores se analizaron, se escucharon los criterios del Ministerio, de algunos médicos y se decidió, repito, en principio, comenzar esta política por los pediátricos, después en los demás hospitales analizando a fondo.
Es posible que haya una reunión con todos los directores de hospitales para analizar con profundidad el problema, las posibilidades, qué debemos hacer, cómo debemos hacerlo, escuchando los criterios de todos, como se ha hecho cuando se han abordado problemas de las facultades de medicina, reuniones con claustros de profesores; en este mismo teatro, en una ocasión, nos reunimos con miles de profesores de medicina para analizar concretamente importantes cuestiones de la docencia médica. Hacerlo bien, sin crear ningún tipo de problema, ni de desorganización ni mucho menos en nuestros hospitales; pero analizar las posibilidades de ir llevando adelante esta política que en realidad suprimiría una prohibición, en muchos casos, dura, muy dura para un familiar, que esté enfermo o que no esté enfermo y tenga a alguien en el hospital. Como existía la prohibición total, había muchos casos duros, pero no ya para los casos excepcionales, sino para los casos en que el propio matrimonio decida que vaya uno o vaya otro; solo el núcleo puede decidir esto, porque eso no puede ser administrado ni aplicado de otra forma.
Surgieron preocupaciones del Comité Estatal de Trabajo, Salarios y Seguridad Social, sobre si esto podía inducir a determinadas indisciplinas o pretextos de ausencias en el trabajo. Se planteó, realmente, que eso no debía ser limitante, que nosotros tenemos muchos medios mejores de trabajo político para combatir el ausentismo y no un precepto prohibitivo que, por un lado, era discriminatorio para los hombres —a lo mejor porque se lo habían ganado y bien ganado—, y, por otro lado, contribuía a obstaculizar la promoción de la mujer y la incorporación de la mujer al trabajo.
Son problemas nuevos que van surgiendo. Tiempo atrás, hace un número de años, existía el criterio de que no debía estar la madre. Se avanzó y se plantearon con fuerza las nuevas ideas y pienso que fundamentalmente por la nueva generación, a mi juicio, se abordó de una manera correcta y va a tener también una solución correcta; aplicable también esto al caso del círculo —como mencioné— y a otras actividades en que, de manera objetiva, por preceptos, costumbres o factores que puedan dificultar la aplicación de una política determinada, estaban contribuyendo a la discriminación, o a evaluaciones injustas, o a limitar las posibilidades de la mujer.
Se discutió también lo que mencioné al principio, relacionado con los parámetros diferentes que, en el orden moral, se aplicaban para juzgar la conducta del hombre y la mujer. Y no se estaba predicando precisamente extender al sector femenino las malas costumbres o los malos hábitos o las indisciplinas, o como quieran llamarlas, de los hombres; nunca debemos en este terreno extender lo peor, sino, en todo caso, extender lo mejor. Como yo expliqué —aunque eso no salió en el periódico—, no tratábamos de elaborar códigos de conducta moral, decía incluso que todavía al socialismo no se le ha ocurrido establecer, así, un código moral. Creo que la Revolución va generando valores nuevos, ideas nuevas, principios más humanos, más solidarios, no sé si algún día alguien terminará codificándolos; creo que debemos sacar de la sociedad y del hombre sus mejores valores, y esos son los que tenemos que propagar y extender, sobre todo los valores de la solidaridad, la lucha contra el egoísmo, la lucha contra las tendencias irracionales que pueda tener el ser humano.
Siempre una sociedad parte de determinados valores, lo que no se puede admitir es la aplicación de determinados parámetros y valores a los hombres y otros a las mujeres. No sé si esa sería la causa del murmullo en las paradas de ómnibus, donde haya habido tales murmullos, o de la expectación de que me hablaba Fernández; no lo creo y, en todo caso, habría que indagar la edad de los murmuradores (RISAS Y APLAUSOS).
Relacionado con esto, se analizaron las cuestiones de la promoción de la mujer, se expresaban avances en determinados terrenos, en determinados sentidos. Se señaló —y eso no es nuevo— cómo, por ejemplo, en la FEEM más de un 50%, no sé si el sesenta y tanto por ciento de los cuadros de dirección, son mujeres, y en la FEU alrededor del 48%, que después no se reflejaba del mismo modo en las demás actividades ya como trabajadores. Se señaló con satisfacción el sector sindical, donde no es nuevo el hecho de que una alta proporción de las mujeres ostentaban cargos de responsabilidad en los sindicatos, aunque siempre en esto, como en muchas otras esferas, más bien en los niveles de la base; un 47%, en este caso, lo cual es notable si se considera que la proporción de fuerza de trabajo masculina es mucho más alta todavía. Decíamos que el 37% de los trabajadores son mujeres, esto quiere decir que alrededor del 63% de la fuerza de trabajo es masculina. Y eso, relacionado con las causas que pueden limitar la promoción, se estuvo viendo, obedece a distintas causas, a veces a problemas objetivos como los señalados anteriormente: el hecho de la enorme carga que recae sobre la mujer, cuando es trabajadora, y, además tiene que ir con el niño al hospital y tiene que acompañar a la madre y a la abuela, y es, además, la que tiene que ir a la tienda y a la tintorería y a la lavandería y hasta a los famosos lavatines, cuyo número ha aumentado y se considera una gran ayuda para la mujer.
¡Ah!, ¿y por qué una gran ayuda para la mujer? Porque todavía es ella casi siempre la que va a la lavandería, a la tintorería, al lavatín. Posiblemente la que cocina, la que va a la tienda. Y por eso, la mejora de los servicios, del arreglo de televisores, de radios, de lavadoras —de eso se habló, incluso se señalaron mejorías importantes en estos años en esos servicios, se reflejaron con satisfacción como hecho que ayuda a la mujer. Pero la ayuda por qué, porque todavía es la que lleva la carga principal. No sé cómo se las arreglarán las científicas —me parece que tienen mucho trabajo—, las médicas; me imagino que irán también, no es nada deshonroso hacer esas actividades, pero me pregunto si esta creciente fuerza técnica femenina no ayudará a los hombres a comprender que deben colaborar también en las mismas (APLAUSOS).
Decíamos que por ese enorme peso se hace más difícil la promoción a la mujer, o por los prejuicios con relación a la mujer, si puede hacer esta tarea o ejercer esta dirección o la otra. Claro, los factores subjetivos —y casi todo nace de lo subjetivo— se deben ir combatiendo, los residuos de prejuicios machistas que nosotros hemos heredado; no quiero responsabilizar así en particular a ningún país, pero creo que algo hemos heredado de los árabes y de los españoles, porque los árabes estuvieron en España como 800 años y los españoles estuvieron aquí como 400. Tenemos nuestra herencia cultural, ¡cómo no!, de sangre, de cultura, etcétera, etcétera, no estoy haciendo crítica, estoy haciendo historia, que no es lo mismo, y sin ánimo realmente de ofender a nadie, y con todo respeto para costumbres y creencias de cualquier país. Repito, respetamos las costumbres y creencias de cualquier país; pero nosotros vivimos en otro país, en otra época, con otras ideas; con otras concepciones, en medio de una revolución. Aunque esto del machismo no es solo ni mucho menos en América Latina o en países árabes; en los países capitalistas occidentales hay mucho machismo y mucha discriminación de la mujer, si no basta referirse a los datos que publica la prensa.
Ayer mismo se hablaba de lo que pasaba en Estados Unidos y en otros países occidentales, donde a las mujeres, por el mismo trabajo, se les pagaba la mitad del salario; es un fenómeno muy generalizado, porque algunos de estos problemas no provienen de concepciones religiosas o de concepciones nacionales o de costumbres nacionales, provienen del sistema de explotación capitalista, y el sistema capitalista se las arregla bien para explotar al máximo a las mujeres; y no solo explota y discrimina a las mujeres, muchas veces explota y discrimina a los niños.
Bien, tenemos que luchar contra esas realidades y esas concepciones discriminatorias, hay que hacer un trabajo de educación, de conciencia, mas no solo en los hombres sino también —y me atrevería casi a decir sobre todo— en las mujeres (APLAUSOS).
Creo que los hombres han avanzado algo en nuestro país con relación a sus prejuicios y, en ese sentido, tal vez incluso, en materia de prejuicios hacia la mujer, hayan avanzado más que las mujeres, porque existe esa real concepción o criterio en muchas mujeres de que tal tarea la puede realizar mejor un hombre, de que tal trabajo lo puede realizar mejor un hombre, porque el hombre no tiene que dar a luz, o parir, como decía la directora del hospital de Güines. Y aquí, mirando a Guillén, no sé qué será más poético si parir o dar a luz (RISAS), de todas formas los poetas dirán: dar a luz o traer al mundo una criatura en los primeros rayos de la aurora, etcétera (RISAS); y la directora del hospital nos dirá: la mujer que parió en la piscina (RISAS); pero no vayan a pensar que es la piscina de natación, es una tecnología nueva en materia de partos no generalizada todavía, sino más bien en fase experimental, que se considera superior, y en virtud de la cual los muchachos nacen en el agua, ¡nuestra esperanza de ganar algunas medallas olímpicas en natación en el futuro! (APLAUSOS) Que por esas razones, que los hombres no pueden cumplir esa función natural, social, como se le quiera llamar, y por lo tanto es mejor un hombre; o el hombre no sale embarazado (RISAS), por lo tanto, no va a necesitar la maternidad, un período de maternidad, y por esas cosas y otras ni tiene que ir al hospital un día con el niño porque está prohibido.
Y hay mujeres, claro, que partiendo de algunas realidades objetivas hacen esos razonamientos. Nosotros tenemos por un lado que ir superando las prohibiciones que sean irracionales y creando más facilidades para las mujeres, porque eso también cuenta, sobre todo mientras existen las viejas concepciones y costumbres. Pero, vaya, el círculo es tan útil para la madre como para el padre, sobre todo el día que el padre también esté compartiendo responsabilidades, si no tiene círculo tendrá que quedarse en la casa con el niño. Hay algunos desarrollos de tipo material que se requieren, ¡ah!, pero hay elementos subjetivos, contra los cuales hay que librar la lucha, hay que combatir.
En realidad uno se admira, porque partiendo del hecho de que una gran parte de la carga recae todavía sobre las mujeres, es notable el número creciente de mujeres que, a pesar de esa realidad, trabaja, se distingue, se destaca, ¡cumple! Es un hecho real.
Ahora, ¿qué vemos, sí, qué vemos? En los estudiantes de secundaria, de preuniversitario, nosotros hemos observado en la práctica que las mujeres tienen mejores notas que los hombres, son más disciplinadas, más aplicadas.
En la selección del contingente "Finlay" para estudiar medicina, nos encontramos que ha habido que hacer cuotas, porque si nos atenemos al expediente puro, de cada tres, dos serían mujeres, dos (APLAUSOS). Y nosotros, partiendo del criterio de la conveniencia de que haya más o menos un número similar, por distintos trabajos, distintas misiones, incluso hasta por la posibilidad de matrimonios entre estudiantes de medicina, de modo que cuando vayan a cumplir una misión internacionalista no tenga que separarse el núcleo, y también porque no dependemos solo de la superación de nuestros prejuicios, en algunas misiones internacionalistas y países donde se cumplen esas misiones, hay que tener en cuenta la mentalidad también del país donde se cumplan las misiones –y no podemos creernos que por el hecho de que nosotros hayamos superado algunos de nuestros prejuicios, en el mundo están superados todos esos prejuicios—, hemos tenido que poner cuotas de más o menos la mitad de mujeres y mitad de hombres.
Bien, pero también hay un límite en el expediente: no pueden tener menos de 90 puntos; y como resultado se escogen más o menos un 52% de mujeres y un 48% de hombres, porque en muchas provincias los hombres no han llenado su cuota con un mínimo de 90, y como no violaremos el principio de darle la posibilidad de matrícula al que tenga menos de 90, hay que aumentar el número de mujeres (APLAUSOS). En ocasiones el mínimo que tienen las muchachas que ingresan es 91 ó 92; en algunas provincias con 93 resulta difícil ingresar, tienen mejores expedientes.
En el trabajo hemos estado analizando los datos. Entre el año 1980 y 1984, de cada 10 personas que se desvincularon del trabajo, siete eran hombres y tres mujeres. La permanencia de la mujer en el trabajo durante el período fue más del 96%, superior al de los hombres en el último período. Le estuve preguntando a Veiga, y la cifra de 85% de mujeres que cumplieron en la emulación está por encima del porcentaje de hombres que cumplen en la emulación (APLAUSOS).
En las Milicias las mujeres son más puntuales y más disciplinadas que los hombres (APLAUSOS).
Y así vemos en muchas actividades, en realidad, un comportamiento social por encima del comportamiento de los hombres. Entonces, ¿qué factores son los que pueden impedir o pueden justificar la falta de promoción de la mujer? Digo que hay prejuicios en los hombres y en grado alto en las mujeres, que hay que combatir. Bueno, esas realidades existen, pero no podemos esperar a que esas realidades se superen para que las mujeres puedan promoverse o esperar a que sean promovidas para que las mujeres cambien algunas concepciones o prejuicios. Se señalaba este problema: cuando en muchas ocasiones iban a promover a la mujer y la misma mujer decía: "No, porque tengo tales tareas" u otras compañeras le decían: "No, no asumas esa responsabilidad por esto y por lo otro."
Es verdad que están presentes esos factores objetivos de que hablábamos; la dificultad que eso entraña, se incrementa si hay una determinada actitud mental, como los casos de mujeres postuladas para delegada de circunscripción y no deseaban salir electas, a pesar de sus cualidades y que las habían designado.
Algunos de estos factores o de estos prejuicios de las mujeres, unidos a los prejuicios de los hombres, más los factores objetivos, explican por qué solo el 11% de los delegados de circunscripción, que las masas postulan de una manera absolutamente libre, y eligen de una manera absolutamente libre, porque esos delegados, que constituyen la base del Poder Popular en el municipio, en la provincia, en la nación, no los propone el Partido; los proponen, de una forma absolutamente libre y sin ninguna participación del Partido, los vecinos de la circunscripción y los eligen, y nos encontramos simplemente con un 11% de mujeres delegadas de la circunscripción; ya aumenta la proporción de las que están en la provincia y alcanza el 22% en la Asamblea Nacional. Claro, es otro tipo de trabajo el de la Asamblea Nacional.
Todo esto debe darnos una idea clara de que subsisten factores objetivos y factores subjetivos que dificultan la promoción de la mujer, y si está probado el talento, las condiciones revolucionarias, el espíritu, el sentido de responsabilidad de las mujeres, es deber de nuestra sociedad, de nuestra Revolución, de nuestro Partido y de nuestro Estado, luchar tenazmente para ir venciendo esas dificultades. Y de eso se trataba precisamente en los puntos que más se discutieron en el Congreso.
Naturalmente que el informe reflejaba otras muchas cosas: el trabajo tan importante que desarrolla en la esfera de la salud la Federación de Mujeres, en las campañas variadas en que participa para la promoción de la salud, en el trabajo de más de 58 000 brigadistas sanitarias, y que ha sido una importante contribución a la mejoría de nuestros índices de salud, a la disminución de la mortalidad infantil en el primer año de vida, entre 1 y 5, entre 5 y 16, al incremento de las perspectivas de vida en la detección temprana de los casos de cáncer, que ha contribuido a salvar numerosas vidas.
Esto es muy importante, y lo será en los años venideros, en nuestro esfuerzo por seguir mejorando los índices que podemos y debemos mejorar. Ya se ha reducido a 15 por 1 000 la mortalidad de los niños nacidos vivos, es uno de los más bajos, nos sitúa entre los 15 primeros países del mundo; pero tenemos que seguir luchando, reducirlo aunque sea en fracciones, y estoy seguro de que lo vamos a lograr, y habrá que luchar particularmente este año.
Nosotros habíamos planteado la necesidad de que todas las provincias, porque tres provincias quedaron por debajo de 13: Ciudad de La Habana, Matanzas, Camagüey; otras quedaron altas, a nivel de 17 ó 18. Las provincias orientales tienen los índices más altos. Ayer mismo, yo recibía datos del comportamiento de este año, y este año hemos tenido, hasta el 26 de febrero, un índice más alto, desgraciadamente, como 1,6 ó 1,7 más alto; aunque algunas provincias bajaron y otras aumentaron, y sobre todo aumentó en la Ciudad de La Habana, por una incidencia alta de problemas respiratorios agudos. Tenemos que profundizar y ver qué factores, si un virus nuevo, condiciones climáticas, factores objetivos y qué factores subjetivos puedan haber incidido en eso; profundizar, porque corremos el riesgo de que habiendo comenzado el año con estos problemas, en 1985 no reduzcamos el índice, que incluso quede un poco por encima.
Tenemos que profundizar en este problema, el Partido, los Poderes Populares; no podemos descuidar ningún índice, sobre todo este tan importante. Ver realmente qué es lo que pueda y deba hacerse, pero creo que tenemos que extremar el esfuerzo en todos los servicios de salud. Las mujeres, la Federación, han librado una batalla consecuente en esto; pienso que los éxitos alcanzados por el país tienen mucho que ver con el trabajo, no solo de los médicos y de la organización de la salud, sino también de las organizaciones de masas.
Hay un elemento que incide en el índice de mortalidad, pero que incide también en la salud de la mujer, que es el problema planteado con relación a la maternidad temprana o precoz, que, sin duda, es una de las cuestiones que exige el esfuerzo del país y especialmente de la Federación. Se dan casos en todas las provincias, pero principalmente en las provincias orientales y en las zonas montañosas, matrimonios muy tempranos y madres muy tempranas, casi adolescentes, de jóvenes que no han alcanzado su pleno desarrollo. Y, según explican los especialistas, aumenta los riesgos para la salud de la mujer en muchos sentidos, y puede ser causa de variados problemas para la madre, de variadas secuelas que se presentan después, como consecuencia del embarazo y la maternidad precoz.
Me parece que se deben divulgar esos criterios, en qué sentido puede afectar a la mujer la maternidad precoz; pero que también pueden afectar al niño, y no solo en los índices de mortalidad, consecuente con la circunstancia en que se desarrolla el embarazo en madres que no tienen todavía todas las condiciones físicas para el embarazo y el parto, a lo que se suma la inexperiencia; aumentando los casos de fallecimientos, pero no solo de fallecimientos, sino también de enfermedades de variados tipos, enfermedades llamadas congénitas, que incluyen las de tipo mental, originadas por falta de cantidades suficientes de oxígeno, etcétera. Es decir que no solo hay peligro para la madre, sino también peligro para el niño, de orden físico y de orden mental.
Conscientes de eso, debemos divulgar, debemos hacer conciencia, debemos luchar para reducir, hasta superar totalmente todos estos fenómenos, los factores que inciden en la maternidad precoz.
Hay otro amplio campo en que es de suma importancia el trabajo de la Federación, por la contribución que aporta, el campo de la educación. Aquí se expresó en el informe, señalando lo que se hace, a través de distintas iniciativas como la de las brigadas de Madres Combatientes por la Educación, que son más de 12 000, e incluyen a más de 1 700 000 madres, su trabajo en las escuelas, su trabajo en los círculos infantiles, su participación con los CDR en las Escuelas de Padres, su participación en el cumplimiento de las medidas y aspectos para mejorar la escuela, iniciados en la provincia de Pinar del Río; el esfuerzo de la Federación en la cuestión de la superación cultural, el que realizó en la batalla por el 6to grado, ahora en la batalla por el 9no grado, en la educación obrero-campesina, donde tengo entendido que también el número de mujeres que están en esa enseñanza está por encima del de los hombres. Son tareas muy importantes, aparte de las que realiza la Federación en la educación y en la superación política de sus propios militantes. En la esfera de la educación general el desarrollo político es fundamental: muy importante el trabajo de la Federación, y crece en calidad.
Ahora, la cuestión de la educación y el papel de la mujer. Sobre esto hay que decir que no es solo de las mujeres, es también fundamental, decisivo, el papel de los padres, del hogar.
Por aquí tengo algunos datos de unas investigaciones realizadas por distintos organismos. Es interesante saber por qué sale un muchacho con hábitos antisociales y por qué crece un muchacho con tendencias delictivas, y cómo influye la familia en el rendimiento académico de los niños. Mas no solo influye la familia, sino otros factores de tipo material en el rendimiento y en el comportamiento de los niños y adolescentes. Se demuestra lo que se ha planteado tantas veces por la Revolución: que la educación no es trabajo solo de las escuelas, de los maestros y de los profesores, sino que la educación depende mucho del trabajo del hogar y de los padres (APLAUSOS), si hay control o no hay control de los niños, si asisten o no asisten a la escuela. Cuando se empieza por tolerar que el muchacho no vaya a la escuela, menos puede influir la escuela en el muchacho. Siempre, desde el principio, la Revolución captó la importancia de esto.
Uno recuerda a menudo aquella barbaridad de los primeros años de la Revolución, cuando los agentes de la CIA y los contrarrevolucionarios divulgaron el rumor de que se les iba a quitar la patria potestad a los padres. Llegaron a la felonía de imprimir y publicar un supuesto Decreto Ley sobre esto que afirmaban estaba en proyecto. Lo creyó incluso mucha gente; eso estuvo en la base del hecho de que muchas familias asustadizas mandaron los hijos para Miami, y en consecuencia se separaran de sus hijos. ¡Vaya usted a ver lo que les pasó a muchos de esos infelices muchachos! Fue una cosa absurda. Y no era nuevo, era una de las viejas y cínicas calumnias contra el socialismo, ya lo habían hecho en otras partes; calumnias de ese tipo aparecieron también cuando la Revolución de Octubre. Si lo que ha hecho la Revolución es precisamente lo contrario: una incesante exhortación y una demanda de colaboración de la familia, del núcleo familiar, en todo lo que se refiere a la formación de las nuevas generaciones.
El informe de que hablo tiene el objetivo de presentar un breve resumen acerca de las causas y condiciones de la familia que inciden en la desviación del desarrollo de la personalidad de los escolares.
En la confección de este trabajo se han estudiado 16 investigaciones relacionadas con el tema, dichos trabajos corresponden a estudios realizados por especialistas de las facultades de psicología de la Universidad de La Habana y Villa Clara, de los ministerios de Educación y Salud Pública, de los centros de Diagnósticos y Orientación del MINED, de la Dirección Nacional de la Federación de Mujeres Cubanas, de la UJC nacional y del Ministerio del Interior.
Hay dos situaciones que analiza: Uno, muchachos que no tienen dificultades, el comportamiento es normal y trata del rendimiento académico; otro se refiere a los muchachos que tienen dificultades de comportamiento de cierta importancia. La referida al rendimiento académico fue realizada con 3 800 niños en todo el territorio nacional, más o menos de la misma edad, siete años, nacidos en la misma semana. Se estudian las características del niño cubano de siete años
Y vean ustedes qué resultado importante, que obliga a meditar no solo en los factores subjetivos, sino también en los de carácter objetivo que puedan incidir. Cuando algunos factores objetivos no son fáciles de superar a corto plazo, como pueden ser problemas de hacinamiento en la vivienda, hay que enfatizar más todavía la importancia de la atención y cooperación de los padres en la educación de los hijos, en cuyo rendimiento escolar el nivel de escolaridad de la madre, según la investigación, ha resultado ser un factor decisivo.
En la investigación se estudió la incidencia, o relaciones que existen entre las condiciones del hogar del niño, el nivel escolar de los padres —y vean la importancia que tiene la lucha por el 6to y el 9no grado, la condición de madre trabajadora, que es interesante, con el rendimiento docente de los escolares, el desarrollo de su madurez escolar.
Los resultados alcanzados demuestran que existe una estrecha relación positiva entre las variables antes mencionadas.
De esta forma, por ejemplo, el rendimiento docente es satisfactorio en el 78,1% en los hijos de las familias con mejores condiciones en el hogar, contrastando, significativamente, con el grupo de niños que vivían en los hogares con menos condiciones, de los cuales solo alcanzaron un buen rendimiento docente un 38,9%. Desde luego hemos mencionado los dos puntos extremos de la escala: el primero y el último, el de mejores condiciones familiares y sociales y el de peores condiciones en este aspecto.
En la primera el rendimiento satisfactorio es de 78,1%; en la última, de 38,9. La diferencia entre uno y otro grupo es casi de 40 puntos. Entre ambos extremos hay numerosos puntos intermedios que expresan la misma relación entre condiciones del hogar y rendimiento.
Analizando los resultados de las pruebas de aprovechamiento en matemática y lectura-escritura, se observa una situación semejante. En el caso de la prueba de lectura-escritura, del total de niños que vivían en las mejores condiciones, el 89% obtuvo buenos resultados, contrastando significativamente con el grupo de niños que vivían en condiciones más desfavorables, donde solo alcanzaban buenos resultados el 37,8. La diferencia entre ambos grupos es de más de 50 puntos. Igual irregularidad se presenta en las pruebas de matemática.
Otro aspecto significativo se observa en los resultados alcanzados por los escolares en las pruebas de lectura-escritura y de matemática, en relación con el nivel escolar de la madre —en el futuro habrá que incluir también al padre—; se corrobora que en el grupo de madres con 13 grados o más, el 90,7 de sus hijos obtuvo buenos resultados en la prueba de lectura-escritura, y el 68,6 en matemática. Siempre las matemáticas, desgraciadamente, a pesar de su importancia, se nos quedan por debajo de la escritura-lectura. Pero bien, en los casos cuyas madres tienen 13 grados o más, el 68,6 obtiene buenos resultados, mientras que las madres, cuyo grado de escolaridad es de 0 a 3 grados, sus hijos alcanzan buenos resultados en las pruebas de lectura-escritura de 35%, y en la de matemática de 31,4%. Vean la enorme influencia de ese factor subjetivo que es la escolaridad de la madre.
Hay un dato interesante: al estudiar la relación que existe entre la condición de madre trabajadora y los resultados de las pruebas lectura-escritura, matemática, madurez escolar, capacidad de trabajo, observamos que los hijos de las madres trabajadoras alcanzan mejores resultados que los hijos de las madres no trabajadoras (APLAUSOS). Tal vez esto pudiera ser complementado con algunos análisis y la posible influencia también de esto; como es tan elevada la fuerza técnica en las mujeres, había que ver qué porcentaje de mujeres trabajadoras está constituido por técnicas y si eso puede incidir algo en las estadísticas. Pienso que son tan asombrosas las diferencias de rendimientos escolares relacionados con el mayor o menor nivel escolar de la madre, que el porcentaje de técnicas entre más de un millón de mujeres trabajadoras pueda influir en el resultado de la relación entre madre trabajadora y mejor rendimiento escolar de sus hijos. De todas formas es un índice muy alentador.
Los casos de muchachos con problemas, y actividades antisociales. Se estudiaron 2 200 casos de menores que incurren en conductas antisociales. El resultado de 15 investigaciones fue el siguiente —fíjense, esto explica por qué hay algunos lastres contra los cuales hay que luchar y que no resultan fáciles—: aproximadamente el 80,7% se encuentra en el rango de edades entre 10 y 16. Se observa un alto porcentaje de ausentismo a la escuela, oscilando entre un 40% y un 70% en las diferentes muestras. Es decir, el ausentismo de la escuela comienza por ser una de las causas primeras de los muchachos que después tienen dificultades de conducta, e incurren en actividades antisociales.
En las investigaciones analizadas, en los grupos de menores predomina el sexo masculino, con un rango entre el 90 y el ciento por ciento de los casos estudiados —van por delante los muchachos, desgraciadamente, el sexo masculino—; de los casos estudiados, entre el 90 y el ciento por ciento.
Como se puede apreciar, el grupo de menores estudiados en estas investigaciones presenta características negativas en su desarrollo, evidenciando un proceso desviado en su formación. Es significativo que las posibilidades de influencia de la escuela se encuentran limitadas, dado el alto índice de ausentismo en esos casos.
En cuanto a las características del medio familiar de los menores estudiados, las más significativas pueden definirse de la forma siguiente: un alto porcentaje de padres divorciados, lo cual oscila en el rango del 55 al 90%. En general, en estos casos la figura paterna no ejerce ninguna influencia educativa sobre el menor. Este es un dato interesante de los factores que inciden, creo que también algún día habrá que analizar los factores que estén incidiendo en el divorcio, por los problemas que después desgraciadamente, en ocasiones, surgen con relación a los hijos. A mi juicio en los casos de divorcio más todavía, los padres deben tener un sentido especial de la responsabilidad hacia los hijos.
Otro aspecto que señala el estudio relacionado con menores envueltos en actividades antisociales es el siguiente: existe un porcentaje considerable, entre el 50% y el 90% de los padres que no ejercen control alguno sobre la disciplina de los hijos y no sienten responsabilidad ante sus conductas antisociales; desconocen las actividades que realizan fuera de la casa, sus amistades, y, en general, se observa despreocupación por el cumplimiento de los deberes escolares y sociales. En esto se pone de manifiesto el hecho de que incluso en algunas investigaciones se señala que la mayoría de los menores tenía hábitos de deambular hasta altas horas de la madrugada, no teniendo los padres control de dicha situación.
Las relaciones y el ambiente familiar son muy negativos, incidiendo en esto, las riñas, los escándalos, padres alcohólicos, etcétera, lo que se observa en la casi totalidad de los casos. Los métodos educativos utilizados están basados en la amenaza y en el castigo corporal, los cuales se ponen de manifiesto entre el 60 y el ciento por ciento de las muestras estudiadas.
En general, los componentes fundamentales de los núcleos familiares de estos menores, padres y hermanos, constituyen modelos negativos ya, entre el 50 y el ciento por ciento de los casos. En un grupo de 872 menores evaluados por los centros de diagnóstico y orientación, se comprobó que el ciento por ciento de los mismos tienen familiares con antecedentes penales y conductas antisociales —vean cómo el comportamiento delictivo se convierte prácticamente en una especie de herencia.
En algunas de las investigaciones se puso de manifiesto la falta de atención afectiva y material de los padres y familiares hacia los menores. Lo anteriormente señalado se evidencia en la investigación con los menores internos en el Centro de Reeducación de la Habana del Este, y en los evaluados en los centros de diagnóstico y orientación, donde un 70 y un ciento por ciento respectivamente, expresan carencia de relaciones efectivas con los padres y la falta de confianza y comunicación.
En la mayoría de los casos, los padres poseen un nivel de escolaridad bajo, no rebasando el nivel primario. Esto se observa entre el 80 y el ciento por ciento de los grupos estudiados.
Algunas de estas investigaciones destacan la composición numerosa de los núcleos familiares, pudiéndose señalar como significativo que en los hogares de 1 121 de los menores estudiados, la cantidad de miembros de su núcleo oscila entre 8 y 12 personas, relacionándose esto con el hacinamiento y promiscuidad, ya que sus viviendas presentan en general condiciones materiales desfavorables.
En general se aprecia pobre integración revolucionaria en esos casos. Solo de manera excepcional aparecen algunos padres con militancia política. Es notable destacar que en algunas investigaciones se hacen referencia, en términos generales y no en cifras especificadas, a la alta cantidad de padres cuya ocupación o se desconoce, o los refieren desvinculados de la actividad laboral.
En las investigaciones analizadas se observan diferencias notables entre la familia de adolescentes transgresores y los que mantienen una correcta conducta social.
Las características de las familias, como se evidencia, inciden directamente en la formación moral de los menores. En el caso de los transgresores, sus familiares no poseen una correcta línea educativa, lo cual se manifiesta en la ausencia de modelos positivos, la falta de control en el cumplimiento de las normas establecidas, así como el empleo de métodos educativos centrados en el castigo personal. Prevalecen en sus relaciones la carencia afectiva, ocasionando la deformación de la comunicación adecuada con los adultos y demás miembros del núcleo familiar, lo que no permite que los menores desarrollen cualidades positivas en su personalidad, al no contar con las vías adecuadas para asimilar las normas y valores socialmente aceptados.
Creo que estos estudios son de un gran interés, y me parece que deben seguirse realizando y profundizando, si es que queremos conocer las causas concretas, precisas, de los factores que originan este tipo de problemas.
Pero se puede apreciar en el mismo de una manera nítida el papel de la familia, el nivel de instrucción de la familia, la conducta moral y política de la familia, y se aprecian también factores de tipo material, como la cuestión relacionada con el hacinamiento.
Pensé en utilizar estos datos, considerando la enorme importancia del trabajo social de la Federación, de las 18 000 trabajadoras sociales (APLAUSOS), de la lucha contra el ausentismo en las escuelas, de la necesidad de perfeccionar el trabajo de las escuelas, de realizar un esfuerzo mayor, sobre todo cuando se conocen esos tipos de problemas, como la relación entre la conducta antisocial y el ausentismo, la importancia de la cooperación de todas las organizaciones de masas en esta lucha. Se pueden tener escuelas perfectas y maestros perfectos; pero si el muchacho empieza por no ir a la escuela, y después no hace ninguna tarea, nadie lo controla, y deambula hasta altas horas de la noche, de poco servirán las escuelas. Podemos llegar a precisar con datos científicos, puede decirse, la influencia de estos factores en la formación del niño y del joven. Afortunadamente, esto no ocurre con la inmensa mayoría de los núcleos y de los niños, pero es que mientras haya 10 000, 2 000, 1 000, 500, 100, uno solo, tenemos que luchar contra esos problemas, las causas que los originan, como un deber esencial de nuestra Revolución. Es decir, el trabajo de la Revolución se hace cada vez más complejo, si queremos decir, más sofisticado, ya tiene que ir en busca de ciertos perfeccionismos que, desde luego, no pueden salir de la ignorancia.
Sí, se asombra uno al recordar los primeros tiempos, en que no teníamos ni las escuelas ni los maestros, ni siquiera los investigadores sociales que pudieran hacer estos estudios; analizando el conjunto es un enorme avance, pero tenemos todavía estos resquicios y que explican los problemas que vemos. No se trata solo de hacer anécdotas, hay que luchar contra esas causas que originan estos problemas y que, a mi juicio, resaltan el trabajo que en este campo realiza la Federación de Mujeres Cubanas; lo debe realizar la Juventud, lo debe realizar los CDR, las organizaciones de masas. Valdría la pena hacer, incluso, algún estudio comparativo entre la ciudad y el campo. Es difícil en el campo deambular hasta altas horas de la noche, es decir, en las cooperativas, en las zonas campesinas, ¿cuáles son las diferencias entre la gran urbe capitalina y las ciudades como Camagüey, Holguín, Bayamo, Las Tunas, Santiago?; las experiencias nos enseñan que en las ciudades grandes los problemas siempre son mayores.
Hay una tarea en que la Federación ha jugado un papel importantísimo y decisivo en estos últimos cinco años, es la relacionada con la defensa de la patria y de la Revolución (APLAUSOS). Estos cinco años han sido los años de mayores y, pudiéramos añadir, más fructíferos esfuerzos del país en la esfera de la defensa, originados como consecuencia de las amenazas imperialistas contra nuestra patria. Esas amenazas nos obligaron a multiplicar nuestra fuerza y la hemos multiplicado muchas veces tomando en cuenta no solo la cantidad, sino la calidad de nuestro esfuerzo y la revolución de nuestras concepciones cuando la defensa pasó a ser tarea de todo el pueblo organizado y preparado.
Somos hoy incomparablemente más fuertes y lo seguiremos siendo, porque seguiremos perfeccionando las ideas y la preparación de nuestro pueblo para la defensa de la patria.
Cuando se crearon las Milicias de Tropas Territoriales, la mayor parte de los recursos humanos masculinos en las edades óptimas para el combate estaban ya empleados en las unidades militares y las reservas, mientras disponíamos de una enorme masa de mujeres en plena juventud, en óptimo estado de salud, que no estaban incorporadas orgánicamente a la defensa del país. Fue la incorporación de la mujer a la defensa, uno de los factores que más contribuyó al desarrollo de nuestra concepción y a la multiplicación de nuestras fuerzas. En la actualidad, el 48% de las fuerzas de las Milicias de Tropas Territoriales está constituido por mujeres (APLAUSOS), algo más: 20 000 mujeres han sido preparadas como cuadros de mando, y, según noticias de diversas regiones del país y de las apreciaciones de los compañeros del Ministerio de Defensa, reflejan notables cualidades y notable capacidad para el cumplimiento de las tareas asignadas (APLAUSOS). He aquí una prueba de lo que significa la incorporación de la mujer a la Revolución en todos los campos, ya no en el campo de la economía, de la producción, de los servicios, de la educación, del desarrollo de la conciencia de nuestro pueblo, sino en algo tan fundamental y decisivo como es la defensa del país. Me parece una prueba concluyente.
Y si, realmente, pudiera existir alguna razón para la expectación, es porque no se trata solo de un congreso de mujeres, sino del Congreso de las representantes de la mitad de nuestras Milicias de Tropas Territoriales (APLAUSOS PROLONGADOS), un congreso de las defensoras de la patria (APLAUSOS), un congreso de las nuevas combatientes y soldados de la Revolución (APLAUSOS PROLONGADOS). Esto ha constituido uno de los más gigantescos avances de los últimos años y por ello hoy nuestra patria se siente más fuerte, más segura, más invencible.
La mujer ha cumplido también con extraordinaria dignidad y valentía importantes misiones internacionalistas (APLAUSOS). Pienso que en el cumplimiento de esas misiones, las mujeres cubanas han llenado páginas inolvidables, honrosas y gloriosas en muchas partes del mundo (APLAUSOS). No podremos olvidar, por ejemplo, el esfuerzo que realizaron en Nicaragua las mujeres cubanas, que constituían casi la mitad del contingente de maestros que durante años enseñaron a los niños nicaragüenses en los lugares más apartados de los campos de ese país, hasta que se formaron contingentes de maestros y maestras nicaragüenses para cumplir esa tarea. Decenas y decenas de miles de niños habrían quedado sin educación durante años en ese país hermano, sin el esfuerzo noble de nuestros maestros y maestras; y nuestros propios colaboradores, en todas las esferas, decían en Nicaragua que su mayor admiración era precisamente por los maestros, por las condiciones duras, difíciles e incluso de riesgo en que desempeñaban la misión.
Se habló mucho, el imperialismo habló mucho de los colaboradores cubanos en Nicaragua. Ha tenido, por supuesto, el hábito de multiplicar cifras; nosotros nunca dimos cifras. No tenemos que rendirle cuentas al imperialismo de cuántos colaboradores tenemos en cualquier país (APLAUSOS), ni les preguntamos cuántos tienen ellos, cuántos soldados, oficiales, militares, agentes de la CIA, incluso sus cuerpos de paz, como les llaman. Pero hemos observado la costumbre de inmiscuirse en los asuntos de otros países y el hábito, el método de inventar, de falsear con propósitos políticos para justificar vaya usted a saber qué crímenes.
Nosotros a veces, conversando con periodistas, incluso con visitantes norteamericanos, más de una vez les he hablado de nuestros maestros, del mérito de esos maestros. Es increíble que nuestros maestros asusten; pero no es del todo infundado el miedo, ¿es el miedo al número de maestros y colaboradores civiles e incluso un número de colaboradores militares lo que asusta? No, no es el número ni puede ser el número, sino la fuerza que demuestran, la fuerza de nuestras ideas capaces de generar a esos maestros y a esos colaboradores. ¡Sí!, y eso es mucho más poderoso que todos los tanques, todos los acorazados, los portaaviones, los bombarderos, los cohetes estratégicos y las armas mortíferas que puedan crear los enemigos del progreso humano ¡mucho más poderoso! Empezando porque los hombres y mujeres que son abanderados de esas ideas, no experimentan absolutamente ningún temor ante la técnica sofisticada, el poderío militar, los acorazados, los portaaviones y las amenazas de exterminio y de muerte (APLAUSOS). ¿Quiénes son más valientes, los que fabrican esas armas y con ellas se toman el privilegio de amenazar a los revolucionarios y a todos los hombres progresistas de la Tierra, de amenazar a los pueblos, a los patriotas, o los que no sienten absolutamente ningún temor, sino más bien desprecio por todo ese poderío, por todas esas armas y por todas esas amenazas? (APLAUSOS)
Pienso que es ese espíritu realmente al que temen los reaccionarios, al que temen los imperialistas, porque ese espíritu es sencillamente invencible (APLAUSOS). Y no es el espíritu de un puñado de hombres y mujeres, es el espíritu de todo un pueblo (APLAUSOS). Y por eso, nosotros hemos preguntado: ¿Por qué otros no enviaron maestros a vivir en aquellas condiciones en los lugares más apartados, junto a las familias, alimentándose de lo que se alimentan las familias, durmiendo donde duermen las familias, en circunstancias tales que, en muchas ocasiones, en un bohío vivía la familia, todo el núcleo, los animales domésticos, el maestro o la maestra? Cuando en ciertas circunstancias, incluso, el Ministerio de Educación, preocupado por la salud de esos maestros, decidió enviarles algunos alimentos, leche en polvo, chocolate y algunas cosas similares, aquello no resolvía nada ni podía resolver, porque ninguno de nuestros maestros o maestras era capaz de tomarse un poco de leche por la mañana, allí donde había niños que no podían tomar leche (APLAUSOS); y no duraban nada aquellos artículos que se les enviaban, porque los repartían inmediatamente.
He hablado de esto a visitantes y periodistas como prueba irrebatible de la fuerza de nuestras ideas, de los triunfos no solo materiales, sino morales de nuestra Revolución; y he mencionado de paso algunos países que el imperialismo tiene como modelos en este hemisferio, algunos, incluso, con muchos recursos que han sido despilfarrados a manos llenas, y he preguntado: díganos, ¿de esos modelos podían salir 2 000 maestros a Nicaragua a trabajar en esas condiciones? No. ¿Podían enviar 1 000 en esas condiciones? No. ¿Podían enviar 500 en esas condiciones? No. ¿Podían enviar 100? No. ¡Pero si no los tienen para enviar a pocos kilómetros de la capital de la República, cómo los van a mandar a miles de kilómetros, fuera de su patria, a trabajar en aquellas condiciones!
He hecho algunas preguntas más. He dicho: dígame, ¿todos esos modelos juntos en este hemisferio, esos perfectos, increíblemente democráticos modelos, increíblemente respetuosos de los derechos humanos y entre ellos y fundamentalmente el humanísimo derecho de la libre empresa y el capitalismo podrían hacerlo? Sabemos por cuanto tiempo pueden hablar de derechos humanos y modelos democráticos, allí donde los aventajados alumnos de los profesores del Pentágono y la CIA les enseñaron las técnicas de la muerte, de los asesinatos, las torturas, las desapariciones y toda forma de represión; duran hasta que estos aventajados alumnos empiezan a resolver a su modo los conflictos sociales, a implantar el orden y a cuidar el sacrosanto statu quo e impedir que esa cosa terrible del comunismo, esa cosa fantasmal y tenebrosa se propague, avance; y hay que desaparecer a la gente para que no se hagan comunistas, fusilarlos a todos si es necesario, exterminarlos, y exigirles a los pueblos que sí, que tienen que soportar el hambre, la miseria, las enfermedades, las muertes de millones de niños por enfermedad y hambre, la ignorancia, el desempleo, la prostitución, las drogas, todos los vicios y todas las lacras que conoció esta sociedad para conservar aquel orden a sangre y fuego, ¡ah, para evitar esa cosa terrible que es el socialismo, el comunismo, el marxismo-leninismo! Y yo he preguntado: ¿Todos los modelos juntos podrían enviar 2 000 maestros a Nicaragua a trabajar en esas condiciones? No.
¡Qué duro, qué terrible! ¿Qué son los valores humanos? ¿Qué hay de valores humanos o derechos humanos donde el hombre es obligado a vivir en tales condiciones de desigualdad e injusticias sociales y es educado en tales formas de egoísmo e individualismo, que resulte difícil esperar un acto de solidaridad o, incluso, el supremo acto de solidaridad que es dar la vida por otro pueblo, por otro país no ya solo por su propio pueblo? No quiero decir que no haya potencial enorme entre nuestros pueblos hermanos de América Latina, hay un enorme potencial moral y de solidaridad como el que tenemos nosotros, y si cabe aún más, potencial que no se ha desarrollado porque los modelos impiden que la moral se desarrolle, que los valores humanos se desarrollen; y no dudo, desde luego, que haya millones entre nuestros pueblos hermanos de América Latina, capaces de la solidaridad y el sacrificio. No estoy hablando del potencial humano de nuestros pueblos hermanos, hablo del potencial del sistema impuesto, y pregunto: ¿El sistema ese puede apelar y llamar a los maestros a hacer esa tarea en esas condiciones tan difíciles? ¿Dos mil maestros? No. ¿Mil maestros? No.
Y se criticaba a Nicaragua y se criticaba a Cuba por tener los maestros en Nicaragua, maestros que no iban allí a enseñar marxismo-leninismo, porque con ellos nos reunimos más de una vez y les dijimos: sean absolutamente respetuosos de los sentimientos de cada familia, limítense estrictamente a impartir los cursos escolares con los programas y textos nicaragüenses, no se inmiscuyan en lo más mínimo en las convicciones políticas y las creencias religiosas de las personas, respeto absoluto, prediquen solo con el ejemplo, tal como lo hicieron y de esa forma se ganaron el cariño y el respeto de todos. Entonces yo les he dicho a mis interlocutores: bueno, pues nosotros no solo teníamos 2 000 maestros en Nicaragua, sino que cuando pedimos voluntarios para esa misión, se ofrecieron 30 000, y cuando mataron dos o tres maestros, se ofrecieron 100 000 (APLAUSOS).
Ahí pueden ver ustedes la comparación, y si de verdad los valores que representan nuestra Revolución y nuestras ideas son temibles o no. Y cuando nuestro Partido puede hablar de esos valores y de esa fuerza, es verdaderamente admirable poder afirmar que la mitad son mujeres y, en muchos casos, madres de familia, capaces de separarse de sus hijos y de su familia un año y dos años (APLAUSOS). Esa es la obra de la Revolución.
Cité un ejemplo como puedo citar otros muchos en otras muchas partes, pero he querido referirme a ese solo, en el ámbito de nuestra solidaridad con un pueblo hermano y en el ámbito de nuestro hemisferio. Tienen razón los imperialistas en albergar temores sobre nuestros maestros, nuestros colaboradores, nuestros hombres y nuestras mujeres por su ejemplo y por las banderas, por las ideas invencibles que ellos simbolizan (APLAUSOS).
Aquí entre nosotros y con motivo del Congreso, se encuentran alrededor de 150 delegados procedentes de otros países que no voy a llamar delegaciones extranjeras, sino delegaciones hermanas (APLAUSOS). Ellas expresan la lucha de todos los pueblos y de las mujeres que en todo el mundo luchan contra las mismas injusticias contra las cuales han luchado nuestras mujeres durante estos años, por los objetivos por los cuales estamos luchando y seguiremos luchando. Ellas expresan, sobre todo, la preocupación del mundo por la paz, la preocupación de los pueblos contra la locura de la carrera armamentista y las políticas agresivas que amenazan no solo la paz, sino incluso la supervivencia de la humanidad. Estoy seguro de que tanto como su presencia nos alienta, el trabajo de nuestras compañeras, los éxitos alcanzados han de alentarlas también a ellas en sus luchas (APLAUSOS PROLONGADOS).
Entre las delegaciones invitadas, se encuentran las que representan a las mujeres de los pueblos hermanos de América Latina (APLAUSOS).
En los últimos meses hemos tenido varios contactos con representantes de las mujeres latinoamericanas; la última vez, con motivo de un evento que tuvo lugar en nuestro país. Ahora de nuevo tenemos el privilegio de verlas entre nosotros, como hemos tenido contactos con médicos, cineastas, escritores, numerosas delegaciones procedentes de América Latina, y somos testigos de algo nuevo, creciente en el espíritu de los pueblos latinoamericanos, algo que llevan dentro los representantes de las mujeres, de los hombres, de los trabajadores y de las más diversas capas sociales: la conciencia de la crisis que sufre nuestro hemisferio. La reflejaban aquí los médicos pediatras que, en número de más de 1 500, asistieron al Congreso procedentes de América Latina, porque ellos saben mejor que nadie cuántos niños se mueren en cada uno de esos países antes de cumplir el primer año y por qué se mueren. Y no se cuentan por cientos ni por millares, se cuentan por cientos de millares cada año, casi un millón a esa temprana edad.
Y como dijo aquí el director de la UNICEF, si tuvieran los índices que hoy posee Cuba, se salvarían 750 000 de esos niños cada año, de menos de un año (APLAUSOS). Ellos saben cuántos mueren de 1 a 4 y de 4 a 16, y cuáles son las perspectivas de vida y por qué; y cuántos hospitales existen, y cuántos faltan, y cuántos tienen asistencia médica, y cuántos no tienen y por qué, no tienen que ser marxista-leninistas ni socialistas, basta tener ojos. En esos congresos, donde asisten personas de diversas ideologías y creencias, es donde se ve claro que tienen conciencia creciente de la tragedia, los escritores, que la reflejan, y los cineastas, los profesionales, las mujeres y los obreros; muchas delegaciones políticas de los más variados partidos, expresan el grado de crisis terrible, peor que ninguna otra anterior que están padeciendo. Se suele hablar de la crisis de los años 30, todavía se habla; pero hay hoy una crisis económica y social peor. Incluso muchos de los productos que exportan los países latinoamericanos valen menos que lo que valían en el año 1930, pero ahora tienen mucha más población, unas dos veces más población, muchos más problemas económicos y sociales que los que tenían entonces, también mucha más capacidad política; entonces no tenían esa deuda de 360 000 millones de dólares, crisis peor, problemas multiplicados, deuda fabulosa, cuyo pago les están exigiendo, el cobro de cuyos intereses de casi 40 000 millones de dólares por año les están demandando implacablemente y no tienen de donde sacarlo, porque ya la piel, los músculos, y los huesos de los pueblos latinoamericanos no dan para sacarles más, por mucho que los expriman, ni resisten que los expriman mucho más.
Ahora mismo les están cobrando intereses colosales del 12, el 13, el 14, de acuerdo con el humor y la soberana voluntad del coloso del Norte, cuya moneda se sobrevalúa, cuyos intereses por los préstamos crecen a su antojo. Claro, les prestan un dólar, después sobrevalúan al dólar, y si vale más el dólar, ya usted no tiene que pagar el dólar que le prestaron, tiene que pagar un dólar que vale mucho más. Usted por el dólar que le prestaron no paga el 8%, no, tiene que pagar el 10, 11, el 12, 13, el 14; pero, además, el dólar que le prestaron circuló, volvió al Norte, se gastó en el Norte, generó empleo en el Norte, y no fue solo el dólar, fueron los productos, las materias primas, a precios cada vez más reducidos, más raquíticos, la ley inexorable del intercambio desigual, en virtud de la cual lo que los pueblos de América Latina compran vale cada vez más caro, y lo que venden vale cada vez más barato.
Los que producen allá un tornillo, una tuerca o un equipo, ¡ah!, ganan 1 000 dólares, 1 200 en un mes o más; los que producen el azúcar o el cacao o el café o las semillas de marañón o el maní o el mineral de hierro, de cobre acá en América Latina y el Caribe ganan 60 dólares, 80 dólares, 100 dólares; cada vez necesitan más café y más cacao y más azúcar o más carne o más semillitas o más minerales cada vez más baratos para vender un equipo industrial, un buldócer, un tractor, un medicamento cada vez más caro, y así ha venido sucediendo durante 50 años, ¿hasta cuándo se resiste eso? Y encima las leyes proteccionistas del imperio y de las naciones capitalistas aliadas al imperio. Hay que pagar, pero no puedes vender allí productos industriales, ni siquiera con lo barato que vendes te compro el café y el cacao, pero si me fabricas cualquier cosa no te la dejo pasar; si es un metro cuadrado de tela, no te la dejo entrar, ¡ah!, pero tienes que pagarme, y tienes que pagarme mi dólar sobrevaluado, y tienes que pagarme los intereses multiplicados.
Esa es la realidad, eso es lo que ha impuesto el sistema de dominio, que ahora está en crisis. Como decíamos nosotros recientemente, la situación es insoportable. Y hemos planteado públicamente cómo nosotros vemos la situación: si el imperialismo se empeña en exigir el pago de esa deuda y el pago de esos intereses, las sociedades latinoamericanas van a estallar. No hay que ser un experto, ni hay que ser un especialista, basta no estar ciego para verlo.
Recordamos ahora, al cabo de veintitantos años, la Alianza para el Progreso, cuando se hablaba de algunas reformas —para impedir las revoluciones—, de ayudas económicas, 20 000 millones en 10 ó en 15 años. Eso surge después de la Revolución Cubana. Nadie había pensado en eso. Cuando surge una revolución aquí, empiezan unos cuantos a pensar en eso: vamos a ver qué se hace, aflojar un poco no se vayan a producir más revoluciones, hay que hacer algunas reformas, dar alguna ayudita. Han pasado veintitantos años, qué es lo que tenemos: se debe dieciocho veces 20 000 millones, y se exige entregar a los países industrializados, fundamentalmente a Estados Unidos, 40 000 millones cada año. ¿Cómo puede soportarse?
Lo venimos planteando, y se lo venimos planteando a cuantas personas les hablamos provenientes de los países industrializados, les venimos planteando ese problema. Por eso, el momento en que tiene lugar este Congreso y nos visitan las representantes de América Latina, es un momento especial, es un momento diferente en que avanza la crisis en el hemisferio.
Problemas que pueden no resolverse en 50 años, en 100 años, se resuelven cuando hay crisis, de una forma o de otra, y en este caso: o se olvidan de esa deuda y sus leoninos intereses y renuncian a esa extorsión —que solo lo que le han quitado mediante el mecanismo del intercambio desigual, los intereses y las utilidades, lo que le han extraído con la explotación de los recursos naturales y el esfuerzo de los pueblos latinoamericanos, es mucho más que esa deuda—, ¡o tendrán revoluciones! 0 se olvidan de esa deuda, y no solo se olvidan de esa deuda, o se acaban de superar las injusticias, la explotación, o se acaba de superar el robo en el comercio, el proteccionismo y los métodos brutales de explotación de nuestros pueblos —y creo que con superar la deuda sola no basta—, ¡o tendrán revoluciones!
Cuando llegan las crisis, de una forma o de otra, ¡al fin los problemas se resuelven!
No dirán que estamos predicando la subversión. No, estamos diciendo lo que va a pasar, que no en balde han transcurrido 26 años y hemos visto muchas cosas; pero esto que vemos ahora no lo habíamos visto nunca, fenómenos que se reflejan en las delegaciones que visitan a Cuba. No solo hay una enorme y monstruosa crisis, sino hay conciencia creciente de esa situación, y esa conciencia la expresan todos los que visitan a Cuba. Por lo tanto, los años futuros, los próximos cinco años de trabajo de la Federación, van a ser años interesantes; los próximos años para los pueblos que representan estas delegadas latinoamericanas, van a ser años interesantes y decisivos.
Nuestro país ha trazado su camino, está clarito. Hemos llegado a la mayoría de edad: 26 años y dos meses cumplidos (APLAUSOS). Hemos acumulado mucha experiencia, ha madurado la Revolución, los cuadros, las organizaciones, el Partido, para dirigir el proceso con mucha más solidez, mucha más seguridad. Se ha trabajado incansablemente en los últimos meses en la elaboración de nuevas ideas y conceptos de desarrollo, y en la programación de la aplicación de esas ideas y conceptos. En estos momentos difíciles, en medio de esta crisis, nosotros marchamos adelante, viento en popa y a toda vela (APLAUSOS), apoyados en nuestras sólidas, fraternales e indestructibles relaciones con los países socialistas, que no nos roban, no nos explotan, no nos compran cada vez más barato, ni nos venden cada vez más caro, que no nos extorsionan financieramente, que no nos cobran intereses crecientes y arbitrarios, sino más bajos; y aún más, y aun mejor, cuando se acumulan deudas con motivo de los gastos de un país en desarrollo, por las inversiones grandes como las que hacemos de las electronucleares, refinerías, Moa, Punta Gorda, Camarioca, etcétera, para las cuales recibimos créditos, cuando se han acumulado deudas, en vez de extorsionarnos nos han dado facilidades, nos han dicho: las posponemos 5 años, 10 años, 15 años, ¡sin intereses! (APLAUSOS) Invitamos a los países capitalistas desarrollados, invitamos especialmente a Estados Unidos a que siga la misma política, con sus modelos latinoamericanos o, de lo contrario, van a perder los modelos (APLAUSOS).
Gracias a la Revolución y a esas relaciones fraternales y solidarias, gracias a nuestras ideas, a nuestra política, a la seriedad de nuestra Revolución, a nuestra firmeza, y gracias a las experiencias —que sí que no las teníamos cuando empezamos, ni nadie nos las podía trasmitir—, gracias a eso, nuestro camino está claro y seguro.
De todo eso se ha hablado, se ha discutido y ustedes lo han apoyado en la lucha por la eficiencia, por el ahorro, por la disciplina, la exigencia y la responsabilidad con nuestras hermosas banderas revolucionarias; hay que ir construyendo el futuro, un futuro cada vez mejor, que nos permita superar incluso condiciones objetivas que hoy obstaculizan nuestra lucha por una sociedad todavía más justa para la mujer.
Podrán aparecer sombras, sí, pero las sombras no nos asustan a nosotros; peligros, sí, pero los peligros no nos asustan; amenazas, sí, pero las amenazas no nos asustan. Marchamos hacia adelante, claros, seguros, bien orientados hacia nuestras metas.
Llegamos, o todo lo más, si prevaleciera la locura, la insensatez, la estupidez; si los guerreristas incendiaran este planeta, bueno, caeremos, ¡pero no vacilaremos!; caeremos, ¡pero no retrocederemos jamás!(APLAUSOS); caeremos, ¡pero caeremos junto a nuestras banderas y a nuestras ideas! (APLAUSOS)
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION).