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Preparativos para la acción

Jóvenes de la Generación del Centenario. Foto: Archivo Casa Editorial Verde Olivo, cortesía Temi Tasende
Jóvenes de la Generación del Centenario. Foto: Archivo Casa Editorial Verde Olivo, cortesía Temi Tasende

Data: 

21/07/2022

Fonte: 

Revista Verde Olivo

Autore: 

Los primeros meses de la dictadura, evidenciaron que era necesario preparar y organizar la lucha para lograr derribarla.
 
La crisis de la sociedad cubana se fue haciendo cada vez más aguda durante la autocracia militar de Fulgencio Batista, la que se caracterizó por su entreguismo y sometimiento alos Estados Unidos. Los males sociales se habían agravado y el régimen de terror y los métodos represivos aumentaban la rebeldía de las masas.
 
Para el pueblo era imprescindible su liberación definitiva.
 
La Generación del Centenario
 
Después del golpe de Estado, un grupo de jóvenes en su mayoría de procedencia ortodoxa comenzaron a nuclearse alrededor del joven abogado Fidel Castro, de solo 24 años, pero de amplia trayectoria como dirigente estudiantil y de firme y pública posición de denuncia ante el golpe.
 
Estos jóvenes no aspiraban solo a derrotar la tiranía, sino a realizar transformaciones profundas que cambiaran el triste panorama del país; a ellos se sumaron hombres sencillos y honestos del pueblo: trabajadores, campesinos, estudiantes, profesionales, etc., que compartían las ideas de Fidel acerca de que solo la lucha armada era efectiva para derrocar la tiranía.

Preparación para la acción
 
El 28 de enero de 1953, natalicio de José Martí, la juventud revolucionaria organizó un desfile desde la escalinata de la Universidad hasta la Fragua Martiana. Fue el Desfile de las Antorchas en el que participó el pueblo en general y entre esa muchedumbre, se destacaban los bloques de la Generación del Centenario, al frente iba Fidel.
 
La organización tenía un caráctersecreto, selectivo, y solo el jefe de la célula recibía orientaciones de la Dirección Nacional formada por dos comités de dirección, uno civil y otro militar, al frente de ambos se encontraban Fidel y Abel.
 
Gracias a la abnegación y sacrificio de jóvenes como Elpidio Sosa, que vendió su empleo y se presentó con trescientos pesos para la causa; Fernando Chenard, que vendió los aparatos de su estudio fotográfico con el que se ganaba la vida y Pedro Marrero, que empeño sus sueldo de muchos meses, lograron comprar unas 150 armas.
 
En el más estricto secreto, realizaron el entrenamiento militar varios jóvenes en la Universidad de La Habana, en los clubes de recreo y en distintas fincas de la capital.
 
Por aquellos tiempos Fidel decía “Hace falta echar andar un motor pequeño que ayude arrancar el motor grande” (discurso pronunciado en el acto por el VIII aniversario del asalto al Cuartel Moncada por Raúl Castro Ruz).
 
El plan de acción que se preparaba correspondía con la frase anterior, el motor pequeño sería el asalto al cuartel Moncada, que echaría a andar el motor grande: la movilización popular revolucionaria con las armas arrancadas a la tiranía.
 
Se escogió el cuartel Moncada en Santiago de Cuba por las tradiciones combativas del pueblo oriental, su lejanía de la capital y por el hecho de estar cerca de la Sierra Maestra, donde en caso de ser necesario, se podía pasar a la guerra de guerrillas.
 
Una vez tomado el Moncada, serían dominados los destacamentos de la Policía Nacional, la Policía Marítima y la Marina de Guerra en Santiago de Cuba. Paralelamente sería ocupada una estación de radio para transmitir el Manifiesto del Moncada. Además, se llamaría de inmediato a la huelga general revolucionaria.
 
También fue planeado atacar, simultáneamente, el cuartel de Bayamo y volar los puentes sobre el río Cauto, para evitar el envío de refuerzos por la tiranía.
 
Una vez concebido el plan de acción, Renato Guitart recibió la misión de hacer el croquis del cuartel santiaguero y buscar alojamiento en la provincia, mientras que a Ernesto Tizol se le encomendó alquilar la Granjita Siboney, pequeña finca de recreo a la salida de Santiago de Cuba. En este lugar se escondieron uniformes, armas y automóviles.
 
La fecha escogida para la acción fue el 26 de julio de 1953, por ser domingo y día de carnaval en Santiago, lo cual permitiría que los combatientes pasaran inadvertidos entre la gran cantidad de personas que viajaban a esa ciudad.

Croquis del cuartel Moncada. Foto: Archivo Casa Editorial Verde Olivo