El hombre multiplicado
Aunque breves, no hay pequeñas historias en este libro. Cada vivencia es un relámpago en la memoria de sus protagonistas, huella indeleble en la que se agiganta una huella mayor, la que dejó Fidel Castro en las vidas de mujeres y hombres que alguna, varias, muchas veces encontraron al jefe militar, al estadista, al guía, al consejero, al amigo, al ser humano.
Y en eso llegó Fidel (Editorial Capiro) se presenta este jueves 30 a las 3:00 p.m. en la sala Caturla, de la Biblioteca Martí, de Santa Clara, dentro del programa de la Feria Internacional del Libro 2017 en esa sede.
Su autor, José Antonio Fulgueiras (Sagua la Grande, 1952) es uno de los mejores cronistas de la prensa cubana, condición ganada a lo largo de un ejercicio laborioso y tenaz en Granma, Trabajadores, Vanguardia y otras publicaciones nacionales y territoriales, y que se ha extendido a una producción literaria con títulos como Con el santo claro, Gambia: el perfume de las raíces, El marabuzal, El nombre de mis ideas, Los hombres de negro y Víctor Mesa, el béisbol en vida.
Para armar las crónicas del volumen, Fulgueiras rastreó los recuerdos de médicos y constructores, campesinos y macheteros, militares y periodistas, maestros y artistas, ingenieros y obreros, científicos y cocineros. Unos conocidos en la esfera pública, otros no, pero todos cuentan y contribuyen a configurar el retrato de un hombre que marcó la existencia de muchísimos hombres.
Hasta un vietnamita piloto de combate, de paso por Santa Clara, no olvida la emoción del día en que vio a Fidel, de visita en su patria, en la zona liberada de Quang Tri y coloca al líder cubano entre los referentes ineludibles de la historia contemporánea.
También el autor cuenta sus propias experiencias, como cuando en 1996, durante la cobertura de una visita de trabajo del Comandante a las obras del pedraplén que enlaza a Caibarién con la cayería, se le ocurrió decirle: «¿Usted se acuerda de las millas que nadó aquel día en que por poco se ahoga?»(…) Tan pronto la pregunta le llegó al oído, se viró para mí. (…) «¿Ahogándome yo? ¡Yo nunca me he estado ahogando!» Me sentí desarmado frente al hombre más grande del mundo. «Yo lo leí, Comandante», le esquivé entre el sol, la imprudencia, la playa y el desconcierto.
Al rato, todo se hizo claro. Fulgueiras evocaba la travesía de Fidel en la bahía de Nipe al lanzarse al mar para evitar ser aprehendido luego del episodio de Cayo Confites en 1947, cuando se frustró la expedición contra la dictadura trujillista en República Dominicana.
Pero el diálogo entre Fidel y el autor del libro no quedó en el encontronazo. Fulgueiras narra: «Intenté variarle el tema de la conversación sobre los logros de Villa Clara en los últimos años y él me oyó risueño como respuesta. El brazo de un escolta me instó a que me adelantara, pero al Comandante le faltaba algo por definir. Me puso la mano en el hombro, y entre la ironía y la firmeza, me dijo: “Es verdad que un barco me recogió, pero yo llegaba a la orilla”».
Historias de muchos, una sola historia se lee en Y en eso llegó Fidel, la de un hombre multiplicado.