DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ EN LA SESION CONMEMORATIVA EXTRAORDINARIA DE LA ASAMBLEA GENERAL DE LAS NACIONES UNIDAS POR EL QUINCUAGESIMO ANIVERSARIO DE LA ONU, NUEVA YORK, ESTADOS UNIDOS, 22 DE OCTUBRE DE 1995
Data:
Señor Presidente,
Señor Secretario General,
Excelencias:
Hace medio siglo se crearon las Naciones Unidas, después de una monstruosa guerra en que se perdieron como promedio cada año, en sus momentos más intensos, 10 millones de vidas. Hoy 20 millones de hombres, mujeres y niños mueren cada año de hambre y de enfermedades curables. Unos pueblos ricos tienen perspectivas de vida hasta 80 años, otros apenas alcanzan 40. Son miles de millones a los cuales se les cercena una parte de la vida. ¿Hasta cuándo debemos esperar para que cese esta matanza?
Terminó la guerra fría, pero continúa la carrera armamentista y se perpetúa el hegemonismo militar y nuclear. ¿Hasta cuándo habrá que esperar por la proscripción completa de todas las armas de exterminio en masa, por el desarme universal y la eliminación del uso de la fuerza, la prepotencia y las presiones en las relaciones internacionales?
El anacrónico privilegio del veto y el uso abusivo del Consejo de Seguridad por parte de los poderosos, entronizan un nuevo colonialismo dentro de las propias Naciones Unidas.
América Latina y Africa no tienen un solo miembro permanente en el Consejo de Seguridad. La India, en Asia, con casi mil millones de habitantes, no ostenta esa responsabilidad. ¿Hasta cuándo habrá que esperar antes de que se hagan realidad la democratización de las Naciones Unidas, la independencia y la igualdad soberana de los Estados, la no intervención en sus asuntos internos y la verdadera cooperación internacional?
Los portentosos avances de la ciencia y la tecnología se multiplican diariamente, pero sus beneficios no llegan a la mayoría de la humanidad, y siguen estando en lo fundamental al servicio de un consumismo irracional que derrocha recursos limitados y amenaza gravemente la vida en el planeta. ¿Hasta cuándo habrá que esperar para que haya racionalidad, equidad y justicia en el mundo?
Disminuyen los bosques, se envenena el aire y contaminan los ríos. Perecen incontables especies de plantas y animales. Se empobrecen los suelos. Se extienden antiguas y nuevas epidemias, mientras crece la población, multiplicando las legiones de los desposeídos.
¿Alcanzarán las próximas generaciones la tierra prometida hace medio siglo? ¿Cuántos son los centenares de millones que han muerto ya sin contemplarla? ¿Cuántas las víctimas de la opresión y el saqueo, de la pobreza, el hambre y la insalubridad? ¿Cuántos más tendrán que caer todavía?
Queremos un mundo sin hegemonismos, sin armas nucleares, sin intervencionismos, sin racismo, sin odios nacionales ni religiosos, sin ultrajes a la soberanía de ningún país, con respeto a la independencia y a la libre determinación de los pueblos, sin modelos universales que no consideran para nada las tradiciones y la cultura de todos los componentes de la humanidad, sin crueles bloqueos que matan a hombres, mujeres y niños, jóvenes y ancianos, como bombas atómicas silenciosas.
Queremos un mundo de paz, justicia y dignidad, en el que todos, sin excepción alguna, tengan derecho al bienestar y a la vida.
Muchas gracias (APLAUSOS PROLONGADOS).