Jamás se podrán olvidar las ideas justas que vinieron en el Granma
Data:
01/12/2012
Fonte:
Periódico Granma
2 de diciembre de 1956
Hoy se cumplen 56 años de aquel ya legendario 2 de diciembre en que 82 expedicionarios con Fidel al frente, desembarcaron por Las Coloradas en su definitivo propósito de "ser libres o mártires".
Muchas son las razones que hacen del 2 de diciembre una de nuestras fechas más significativas y hermosas.
En la hazaña del Granma están representados el gesto emancipador de Carlos Manuel de Céspedes, que con solo un puñado de hombres mal armados, desafió al imperio colonial; la intransigente actitud de Antonio Maceo en Baraguá de proseguir el combate por la liberación, aun en las más adversas condiciones; la perseverancia de José
Martí, que no obstante los numerosos obstáculos no vaciló en desatar "la guerra necesaria" y en frágil bote de remos —junto a Máximo Gómez— desembarcó en la costa cubana para unirse al Ejército Mambí; la rebeldía, el honor y el desinterés de los jóvenes asaltantes del cuartel Moncada.
Fue la acción del Granma, iniciadora de la guerra de liberación nacional, pródiga en lecciones.
La principal enseñanza de ese histórico hecho está en que las aparentemente invencibles dificultades a que se enfrentó la fuerza expedicionaria, entre ellas el durísimo revés de Alegría de Pío, no provocaron el desaliento ni la renuncia, y mucho menos el sentido de rendición o de derrota, de los pocos sobrevivientes que, hambreados y sin apenas fusiles y municiones, avanzaron dispersos hasta alcanzar las cimas de la Sierra Maestra para continuar la lucha.
En aquellos días se escuchó por vez primera el grito viril de "Aquí no se rinde nadie", exclamado por Almeida, que en la historia de estos últimos 52 años se ha enlazado, como uña y carne para siempre, con la consigna de ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos!, expresión de la irrenunciable decisión del pueblo de hacer la Revolución, defenderla de las amenazas, provocaciones y ataques de sus enemigos internos y externos, y hacerla avanzar en medio de cualesquiera dificultades.
Otro no menos importante precepto que nos legó es que aun en las más difíciles y duras circunstancias para hacer la Revolución hay que confiar en el pueblo, echarlo a andar y unir a los revolucionarios.
Así nació bajo fuego de la lucha, el glorioso Ejército Rebelde, así se marcó el comienzo del camino heroico y difícil recorrido en estos 56 años.
Jamás se podrá olvidar que ese camino lo abrieron las ideas justas que vinieron en el Granma. A partir de siete fusiles empuñados por los agotados restos de aquella expedición se forjó la convicción de victoria marcada por aquella profunda fe de Fidel cuando le dijo a Raúl en Cinco Palmas: ¡Ahora sí ganamos la guerra!
En 25 meses, el Ejército Rebelde dirigido por Fidel escribió una epopeya que está marcada por acontecimientos imborrables como la creación del Segundo y Tercer Frentes, la derrota de la ofensiva de los soldados de Batista, la ocupación de numerosos cuarteles de la dictadura, la épica marcha de Camilo y Che hacia Las Villas y la victoria del Primero de Enero, con lo cual se acabó el régimen de explotación y terror.
Como justo homenaje a la significación histórica de aquel hecho y a las tradiciones que están simbolizadas en ese 2 de diciembre conmemoraremos mañana el Día de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
Para orgullo de la Revolución, el Ejército Rebelde y las Milicias Nacionales Revolucionarias, el pueblo uniformado de que nos hablara el inolvidable Comandante Camilo Cienfuegos, convirtieron a nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias no solo en el poderoso baluarte armado de nuestra Patria Socialista, cuyas tradiciones combativas e internacionalistas la distinguen, sino también por el aporte de organización, disciplina y eficiencia que brindan a la sociedad y que sirve de ejemplo en la batalla que hoy libramos por la actualización del modelo económico.
Hoy, como dijo Fidel, ya no se trata de un puñado de hombres en un pequeño yate, más repletos de ideas que de armas, sino de una nave inmensa y sólida que ninguna ola, ningún viento, ninguna tempestad será capaz de hacer naufragar, cargada esta vez de muchos sueños hechos realidades y de muchas realidades que son sueños todavía por hacer, donde un pueblo entero navega hacia el futuro.
Hoy se cumplen 56 años de aquel ya legendario 2 de diciembre en que 82 expedicionarios con Fidel al frente, desembarcaron por Las Coloradas en su definitivo propósito de "ser libres o mártires".
Muchas son las razones que hacen del 2 de diciembre una de nuestras fechas más significativas y hermosas.
En la hazaña del Granma están representados el gesto emancipador de Carlos Manuel de Céspedes, que con solo un puñado de hombres mal armados, desafió al imperio colonial; la intransigente actitud de Antonio Maceo en Baraguá de proseguir el combate por la liberación, aun en las más adversas condiciones; la perseverancia de José
Martí, que no obstante los numerosos obstáculos no vaciló en desatar "la guerra necesaria" y en frágil bote de remos —junto a Máximo Gómez— desembarcó en la costa cubana para unirse al Ejército Mambí; la rebeldía, el honor y el desinterés de los jóvenes asaltantes del cuartel Moncada.
Fue la acción del Granma, iniciadora de la guerra de liberación nacional, pródiga en lecciones.
La principal enseñanza de ese histórico hecho está en que las aparentemente invencibles dificultades a que se enfrentó la fuerza expedicionaria, entre ellas el durísimo revés de Alegría de Pío, no provocaron el desaliento ni la renuncia, y mucho menos el sentido de rendición o de derrota, de los pocos sobrevivientes que, hambreados y sin apenas fusiles y municiones, avanzaron dispersos hasta alcanzar las cimas de la Sierra Maestra para continuar la lucha.
En aquellos días se escuchó por vez primera el grito viril de "Aquí no se rinde nadie", exclamado por Almeida, que en la historia de estos últimos 52 años se ha enlazado, como uña y carne para siempre, con la consigna de ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos!, expresión de la irrenunciable decisión del pueblo de hacer la Revolución, defenderla de las amenazas, provocaciones y ataques de sus enemigos internos y externos, y hacerla avanzar en medio de cualesquiera dificultades.
Otro no menos importante precepto que nos legó es que aun en las más difíciles y duras circunstancias para hacer la Revolución hay que confiar en el pueblo, echarlo a andar y unir a los revolucionarios.
Así nació bajo fuego de la lucha, el glorioso Ejército Rebelde, así se marcó el comienzo del camino heroico y difícil recorrido en estos 56 años.
Jamás se podrá olvidar que ese camino lo abrieron las ideas justas que vinieron en el Granma. A partir de siete fusiles empuñados por los agotados restos de aquella expedición se forjó la convicción de victoria marcada por aquella profunda fe de Fidel cuando le dijo a Raúl en Cinco Palmas: ¡Ahora sí ganamos la guerra!
En 25 meses, el Ejército Rebelde dirigido por Fidel escribió una epopeya que está marcada por acontecimientos imborrables como la creación del Segundo y Tercer Frentes, la derrota de la ofensiva de los soldados de Batista, la ocupación de numerosos cuarteles de la dictadura, la épica marcha de Camilo y Che hacia Las Villas y la victoria del Primero de Enero, con lo cual se acabó el régimen de explotación y terror.
Como justo homenaje a la significación histórica de aquel hecho y a las tradiciones que están simbolizadas en ese 2 de diciembre conmemoraremos mañana el Día de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
Para orgullo de la Revolución, el Ejército Rebelde y las Milicias Nacionales Revolucionarias, el pueblo uniformado de que nos hablara el inolvidable Comandante Camilo Cienfuegos, convirtieron a nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias no solo en el poderoso baluarte armado de nuestra Patria Socialista, cuyas tradiciones combativas e internacionalistas la distinguen, sino también por el aporte de organización, disciplina y eficiencia que brindan a la sociedad y que sirve de ejemplo en la batalla que hoy libramos por la actualización del modelo económico.
Hoy, como dijo Fidel, ya no se trata de un puñado de hombres en un pequeño yate, más repletos de ideas que de armas, sino de una nave inmensa y sólida que ninguna ola, ningún viento, ninguna tempestad será capaz de hacer naufragar, cargada esta vez de muchos sueños hechos realidades y de muchas realidades que son sueños todavía por hacer, donde un pueblo entero navega hacia el futuro.