Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en el acto de clausura de la cosecha de la papa en la Habana, efectuado en el Campamento Sonrisa de la Victoria, en Güira de Melena, el 29 de abril de 1992
Data:
Compañeras y compañeros:
Los compañeros de la dirección del Partido de la provincia me propusieron organizar un acto para felicitar, festejar y reconocer, al mismo tiempo, el esfuerzo realizado con relación a la cosecha de papa que acaba de terminar.
Es imposible que hagamos un acto por cada cultivo; pero, realmente, la batalla de la papa, como podemos llamarla, constituyó una gran batalla; diría que al final se convirtió en una batalla heroica, y bien merece que hagamos un pequeño alto para felicitar a los que participaron y para reflexionar un poco en torno a este hecho.
La papa se venía comportando bastante bien, el año climático no fue desfavorable para la papa —ese es un elemento a tener en cuenta—; las lluvias atrasaron la siembra, las lluvias de septiembre, octubre y noviembre impidieron preparar la tierra para el período óptimo. Lo ideal es sembrar la papa en los meses de noviembre y diciembre, realmente fue muy poca la que pudo sembrarse en noviembre, casi toda se sembró en diciembre, y hubo que estar sembrando papa hasta el 31 de diciembre, que es la fecha tope que puede esperarse para sembrarla. De todas formas pudimos haber sembrado la papa, de no haber sido por estos inconvenientes del tiempo, en un período mejor.
Hay otras circunstancias. El hecho de que se sembrara la papa casi toda en 30 días, obligaba también a recogerla en 30 días, porque cuando ya la papa está de recogida no se puede esperar, hay que cosecharla, y se crea, realmente, un pico de cosecha muy grande; pero, además, este pico de cosecha coincide con el de la cosecha de tomate, de col, de zanahoria y otros cultivos.
Les decía que el tiempo se había comportado, en general, bien, un poco más fresco que el pasado año, hubo menos plagas —desde luego, lo de menos plagas está relacionado con una mejor fumigación, un mejor empleo del riego, una mayor limpieza de las plantaciones de papa y un mejor clima, todo eso facilita el estado sanitario—; no llovió, por lo general, en ese período.
¿Qué es lo que complicó verdaderamente la cosecha de la papa, que se venía desenvolviendo normalmente? Fueron las lluvias prematuras en el mes de abril.
Hasta fines de marzo, el tiempo se había comportado bien, favorable. Coincidiendo con el Congreso de la juventud, los días 2 y 3 de abril cayeron fuertes aguaceros en todas las áreas paperas —aguaceros de muchos milímetros, aguaceros fuertes—; si en el momento en que se está cosechando la papa llueve fuerte, hay que parar la cosecha porque no se pueden introducir las máquinas.
Nosotros hemos fabricado unas máquinas de cosechar papa que, cuando están bien reguladas, funcionaban con bastante eficiencia; cuando el terreno está bien preparado funcionan mejor, apenas lastiman la papa y la van cosechando, van dejando en cada camellón una alfombra de papas. Es el momento en que todo el mundo tiene mas productividad en la cosecha, desde luego, porque cada papa está muy cerca una de otra. Es más, si el terreno está seco, bien preparado y se emplea la máquina, prácticamente no hay que hacer resaque; pero si llueve fuerte, 40, 50 ó 60 milímetros —y en ocasiones llovió hasta 80 milímetros y aún más—, no se puede emplear esa máquina, hay que esperar cinco días; ya ustedes saben los riesgos que supone esperar cinco días para cosechar una papa que ya se ha chapeado, lista para cosecharse en la tierra húmeda, corriendo riesgos de podrirse. Esto trae un montón de inconvenientes, pero si le da por llover y a los tres o cuatro días vuelve a llover, entonces hay que esperar otros cinco días, y así sucesivamente. Cuando faltaba por cosechar el 40% de la papa, es que se producen todos estos inconvenientes.
Si no se saca la papa con la cosechadora, se puede emplear el tiller, este año se empleó —el tiller es un equipo de cultivo y de preparación de tierra desarrollado en Cuba—, entonces no hay que esperar cinco días, a los tres días ya se puede tratar de sacar la papa con el tiller en terreno húmedo, pero, desde luego, no es como la máquina.
El tiller no deja una alfombra de papas, sino que mueve el suelo, una parte de la papa queda enterrada y hay que hacer un esfuerzo físico considerable para cosecharla con este equipo; al tiller se acude, únicamente, cuando hay peligro de que la papa se pierda, y realmente era desesperante ver en peligro una cosecha tan buena, un trabajo como el que se había desarrollado, a causa de la situación climática y de las lluvias.
No es que lloviera el 2 y el 3, es que el día 7 vuelve a llover fuerte en casi todas las áreas de papa; después del 7 amenazó la lluvia todos los días, prácticamente todos los días, por el comportamiento anormal del tiempo este año. No quiere decir que siempre que llueve en la capital llueve aquí en el área papera, afortunadamente muchas veces llovía en la capital y no llegaban las aguas hasta aquí; pero el problema es que amenazaba con llover aquí todos los días subsiguientes y había peligro de perder cientos de miles de quintales. Eso fue lo que obligó a un esfuerzo extraordinario para sacar la papa con máquina cuando se podía utilizar, con tiller cuando no se podía utilizar la máquina, y hacer un esfuerzo físico considerable.
El rendimiento por hombre es menor, porque mucha papa queda abajo y hay que pasar el tiller otra vez. A veces se pasa el tiller por primera vez y, si el terreno seca, se introduce la máquina y hay que hacer saque, más saque y resaque; al final, hay que estar recogiendo la papa una a una.
Fueron verdaderamente angustiosos esos días en que la naturaleza amenazaba el fruto del esfuerzo del hombre.
También hace más difícil la cosecha, hay más riesgo de que se afecte la papa, hay que tener más cuidado, porque si a la papa ya en el campo o en el camión le cae un aguacero, o la papa está excesivamente húmeda, no se puede conservar bien en los frigoríficos; si sufre daños mecánicos, no se puede conservar bien en los frigoríficos.
Todo eso, realmente, obligó a un esfuerzo extraordinario, la mayor parte de la papa se iba guardando y otra parte se iba entregando para el consumo. El consumo comenzó en febrero, de las pocas áreas que pudieron sembrarse temprano; después se incrementó en marzo y abril, incluso hubo necesidad de adelantar la papa de mayo en la capital —no sé cómo sería en la provincia, si también en la provincia de La Habana—, papa que era apta para el consumo, aunque no debía guardarse en los frigoríficos porque allí hay que guardar la mejor papa, la más seleccionada, la que está en mejores condiciones, ya que, como tiene que guardarse durante meses, hay que ser rigurosos en la selección de esa papa.
Por esos días después del 7, el 8, el 9, el 10 de abril, casi todos los días personalmente daba mis vueltas por estas zonas; cuando veía que en La Habana se estaba acabando el mundo con un gran aguacero, me preguntaba: ¿Cómo estará la situación por Alquízar, por Güira de Melena, por Güines, por Batabanó, por Melena del Sur, por Artemisa? En Artemisa habían caído hasta más de 150 milímetros, una cosa increíble, nadie se explicaba cómo podía salvarse la papa de allí. Cuando no podíamos ir a algunas de estas empresas, llamábamos al Partido por la noche, y le preguntábamos si había llovido o no, porque eran unos nubarrones tremendos por todos estos lugares, por todas estas empresas, venían de norte a sur. Cuando el viento soplaba del norte no había problemas, porque teníamos la esperanza de que se llevara las nubes; podía llover de día o de noche, había que estar pendientes hasta las 12:00 de la noche o la 1:00 de la madrugada de cómo estaban las lluvias, porque digo, realmente, que dolía muchísimo que aquel esfuerzo se perdiera en gran parte.
Pude ser, por eso, testigo de las proezas que realizaron los trabajadores todos, lo mismo trabajadores permanentes que movilizados de la capital, movilizados por 15 días, contingentes, fuerzas armadas y, como parte de ellas, el Ejército Juvenil del Trabajo; movilizaciones de todo tipo, porque hay que ver que realmente, con motivo de la cosecha de papa en esta provincia, se movilizó todo el mundo, todo el mundo cooperó, todo el mundo hizo un gran esfuerzo.
Debo decir, por ejemplo, que son muchos los grupos destacados. Aquí mismo se le dio una bandera a este campamento, que fue el mejor campamento de los movilizados por 15 días en la cosecha de papa y otros cultivos. Los de Sonrisa de la Victoria cosecharon 70 000 quintales; estos campos que ustedes ven alrededor estaban sembrados de papa y por aquí, a la izquierda mía hacia el frente, un poco de zanahoria.
Los contingentes se movieron de un lugar a otro, también los movilizados; se movieron unidades militares, unidades de tanquistas y unidades especiales, además del Ejército Juvenil del Trabajo, cadetes y escuelas. En fin, todo tipo de unidades de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y del Ministerio del Interior ayudaron en los días de la cosecha.
Tuve oportunidad de conversar con algunos de los movilizados de las fuerzas armadas y realmente hicieron un trabajo impresionante, ¡verdaderamente impresionante!, es como para sentirse orgullosos de nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias, por su capacidad de dar una respuesta de este tipo en una situación determinada (APLAUSOS).
Pero ese mismo espíritu reinaba en todas partes, en todos los campamentos de movilizados quincenales y de contingentes; ese espíritu reinaba en las escuelas en el campo, como regla. Ustedes saben que tenemos decenas de escuelas en el campo en la provincia de La Habana, casi todas en áreas de cultivos varios; esos muchachos trabajan tres horas diarias. Estaban también alumnos de tecnológicos, de preuniversitarios, de escuelas secundarias básicas que radican en la ciudad y van a la agricultura durante 30 días todos los años.
No se puede olvidar la participación de los municipios de la provincia La Habana, que en esos días movilizaban a miles de personas para apoyar la cosecha de papa y otros cultivos, en ayuda no solo a las empresas estatales, sino también a las cooperativas. Hay algunas cooperativas de producción agropecuaria que en esos días de la batalla de la papa tenían hasta 700 movilizados.
Vi muchas cosas. Vi, por ejemplo, a los fundidores de San Miguel del Padrón, que estaban movilizados por 15 días en el campamento El Mamey, cerca de aquí, unos trabajadores rudos, fuertes; estaban cosechando la papa desesperadamente por temor a que se perdiera, papa que había sido removida con el tiller y había que hacer un gran esfuerzo para recogerla una a una; se lastimaban los dedos con la tierra húmeda, y ahí estaban ellos 8, 10 y más de 10 horas. Varias veces visité ese campamento, porque daba gusto ver a aquellos hombres de noche, cuando tenían la papa recogida en el campo, cargándola a veces para guardarla bajo techo por temor a que cayera un gran aguacero (APLAUSOS).
No lejos de allí estaba la escuela preuniversitaria en el campo "Ciro Berrios", donde suspendieron las clases durante tres días. Esto es muy importante. Antes, suspender las clases parecía un crimen; el crimen es dejar perder la papa, el crimen es que se acostumbre un joven a ver que se puede perder la papa en el campo y no recogerla (APLAUSOS). Esos muchachos cerraron la escuela durante tres días y se pasaban el día entero recogiendo papa con sus profesores, lo cual los hizo acreedores de la admiración de los trabajadores del campamento El Mamey.
Debo añadir que trabajaban a la par de los fundidores, las horas que trabajaron los fundidores las trabajaron los muchachos allí en el campo, ¡a la par de los fundidores! (APLAUSOS) Y yo una tarde allí, cuando estaban en aquella obra, les dije a los fundidores: "Ustedes hacen un trabajo duro, muy duro, quiero que me digan qué es más duro, ¿el trabajo de fundidor, o recoger en terreno húmedo la papa removida con el tiller?", ya que no se podía poner a trabajar la máquina, y me dijeron: "Es más duro el trabajo de la papa." Eso me dijeron los fundidores que hacen una de las tareas más difíciles en la industria.
Creo que todo esto obliga a reflexionar sobre muchas cosas, porque vimos cosas en los estudiantes que son maravillosas.
Ahora, ¿de qué depende el comportamiento de los estudiantes allí en esas escuelas en el campo? Depende del director, de un buen director, en primer lugar; de una buena dirección de los estudiantes; depende de los profesores, que sean capaces de dar el ejemplo.
Pero lo que los estudiantes pueden hacer es increíble, y lo digo porque una vez más tengo que advertir contra la tendencia a un excesivo paternalismo que se produce en los directores de empresas, en los jefes de granjas, les dan lástima los muchachitos, y resulta que los muchachitos pueden cansar a un campeón olímpico de boxeo, porque tienen más energía, porque se agachan más fácil y más rápido, porque son más activos, y es difícil competir con ellos en determinados trabajos, en determinados esfuerzos, no digo en todos. Usted no puede poner, por regla, a los muchachos a cargar la papa al camión, no los puede poner como estibadores, aunque hay algunos fuertes que sí, que lo pueden hacer y lo hacen, pero no como regla; hay que ver qué trabajos se les asignan.
Me acuerdo que aquí mismo, en este campamento Sonrisa de la Victoria, que visité varias veces, estaban cosechando un campo de zanahoria de una caballería y media, ó 1,7, 1,8 caballerías —por cierto que esa caballería y media se había sembrado con un tipo de máquina que no es la ideal, no teníamos la mejor, el año que viene la vamos a tener—, y había que entresacar la zanahoria, porque había muchas plantas y era necesario entresacarlas para un mejor rendimiento. A una parte se le entresacaron las plantas que sobraban, a otra no, esa parte rindió mucho más, pero el rendimiento era razonable; sin embargo, aquí había un campamento próximo, con una escuela tecnológica de la construcción, de Guanabacoa, y, realmente, aquellos muchachos tenían poco rendimiento, creo que con lo que estaban rindiendo no pagaban el transporte ni la comida del campamento. Me intereso por aquello, pregunto: "¿Cuándo van a terminar de recoger aquella zanahoria?" Quería saber qué rendimiento había tenido el área, cuál era la diferencia entre la zanahoria entresacada y la que no se entresacó, estoy discutiendo con el director de la granja, digo: "¿Y qué norma les han puesto a esos muchachos?" "Cinco sacos, la que trae el librito." Digo: "¿De qué librito estás hablando, de qué época estás hablando, de la época del docentismo, de la época en que se veía con indiferencia este tipo de trabajo, de la época en que criterios intelectualoides y no verdaderamente pedagógicos prevalecían en esas escuelas? ¡Olvídate del librito ese y no me vuelvas a hablar nunca más de ese libro!" Y vean lo que realmente un muchacho de esos puede hacer. No había exigencia con ellos, no había exigencia por el jefe del campamento, no había exigencia con los profesores, lo que había era paternalismo y se pasaron 15 días sacando zanahoria.
Cito este ejemplo, porque es uno de los ejemplos negativos, al lado de un montón de ejemplos excelentes, ¡excelentes!, en todos los sentidos; y dondequiera que voy veo lo bueno, pero trato de ver también lo que no anda muy bien, y cómo se comporta cada cual. ¿A qué obedece esto? Al paternalismo excesivo de los directores de empresas y de los directores de granjas, de los directores y profesores de las escuelas. Diría que también del Partido, porque están ahí y tienen que tener conciencia de los tiempos que vivimos, y que no se educa a los muchachos poniéndoles una norma insignificante que, cuando la cumplen, creen que se ha acabado el mundo, y pudieran hacer dos, tres veces más de lo que están haciendo. Cuando han cumplido la norma se ponen a juguetear y a conversar por el campo.
Lo mismo podemos decir de los estudiantes universitarios, han tenido un comportamiento excelente, pero también es resultado de una mayor exigencia, y, sobre todo, del trabajo de la FEU; porque el año pasado tuve noticias de que por aquí, a un campamento que está cerca, La Rosita, habían venido los estudiantes de derecho, y yo oía decir muchas cosas buenas de los estudiantes universitarios por todas partes, y me llamó la atención que en esta empresa me dijeran que los estudiantes de derecho habían trabajado mal; se quejaban de que venía una escuela universitaria que era floja, que preferían a los movilizados. Digo: "iQué extraño!"
Hablé con los compañeros de la FEU, les conté distintas cosas. Les conté, por ejemplo, que me habían dicho que la música estaba andando hasta la 1:00 de la mañana, y mucha fiesta, y dormir poco; entonces planteamos: "Bueno, eso tiene que reglamentarse, que escuchen música, cómo no, puede ayudar eso psicológicamente al estado anímico, a todo, pero a más tardar a las 11:00 de la noche tienen que apagarse todos los altoparlantes y toda la música." Por muy jóvenes que sean no se trabaja igual al otro día si se han dormido siete horas, o si se han dormido tres o cuatro horas, y nadie nos puede hacer cuentos sobre eso a nosotros, que éramos guerrilleros y a veces nos estábamos toda la noche caminando para llegar a un objetivo o para alguna acción, y después teníamos que caminar durante el día, y cuando nos pasábamos la noche entera sin dormir, el agotamiento al otro día era mucho mayor; no rinde igual, por mucha que sea su voluntad, un estudiante que estuvo de fiesta por la noche.
Cada vez que he tenido alguna noticia, el más mínimo detalle que no se ajuste a la calidad, se lo he trasmitido a los compañeros de la FEU y de la FEEM; no solo los felicito por los buenos resultados, sino que les trasmito también aquellos aspectos que no son positivos.
Pues bien, hablaron con los estudiantes de la escuela de derecho, y este año la escuela de derecho fue una de las que mejor se comportó, trabajaron excelentemente, porque todo hombre tiene eso que se llama Vergüenza, y los que dirigen tienen que saber hurgar en la vergüenza de los hombres, en el honor de los hombres; no en balde creo que fue Agramonte o Céspedes quien respondió, cuando le preguntaron con qué armas iba a ganar la guerra: "Con la vergüenza de los cubanos"" (APLAUSOS). Es que con la vergüenza del hombre se puede hacer cualquier cosa.
Es lógico que un campamento de estudiantes universitarios no tenga la disciplina de una unidad de Tropas Especiales, que llega con sus casas de campaña, sus cocinas de campaña y las instala en cualquier lugar; desde luego, tienen una preparación física tremenda. Algunas de estas escuelas tienen una mayoría de compañeras que, aunque hacen un gran esfuerzo, hay determinados tipos de tareas que no pueden realizar; algunas tareas físicas duras las pueden realizar, pero no con la misma productividad que el hombre.
Debo decir que el comportamiento de los estudiantes universitarios, como regla, ha sido excelente, ¡excelente!, aunque conozco algunos casos aislados en que no lo fue.
Debo decir, por ejemplo, que cuando se movilizaron los estudiantes de medicina, más de 5 000, se estableció una emulación tremenda, estaban todos los dirigentes con ellos, e hicieron un gran trabajo, realmente, en la cosecha de papa. Ellos vinieron en la quincena correspondiente entre el 15 y el 29 de marzo, hicieron un gran trabajo; yo los visité y daba gusto presenciar aquello.
La quincena subsiguiente —porque no todos los estudiantes de medicina pudieron ir en una quincena—, al campamento Vial-1 fueron los de cuarto año de "Salvador Allende". Lamento mucho tener que citarlos, pero los cito, porque no tuvieron el mismo comportamiento que el resto de los estudiantes de la facultad "Salvador Allende" y de los que se movilizaron. Los 5 000 que se movilizaron tenían un espíritu superior. Estos estaban en Batabanó, la papa estaba dura y había que cosecharla o se perdía. Indiscutiblemente hubo problemas, al jefe del campamento le habían correspondido unos días de descanso y no estaba allí; no había la movilización de los 5 000, aquella gran emulación que se había establecido en la quincena anterior, y esos compañeros, viendo la papa allí por recoger, estaban holgazaneando un poco, el domingo tenían que trabajar hasta las 12:00 y se fueron como a las 10:00 de la mañana. Desde luego, inmediatamente se lo comuniqué a los compañeros de la FEU y se reunieron con ellos, hablaron.
Hay que decir que la decana de esa facultad es ejemplar en su comportamiento. Nada, que no fueron electrizados por el espíritu de la movilización de la quincena anterior y no trabajaron de manera óptima. Sin embargo, de esa misma facultad, en la quincena subsiguiente llegaron a ese campamento y, conscientes de las debilidades que había demostrado el colectivo que había estado anteriormente, se propusieron reivindicar el honor de la escuela y realizaron un gran trabajo.
Quiero añadir, para que no se me quede casi ninguna o ninguna —puede haber alguna todavía, no aseguro que no quede alguna por ahí—, que los de la facultad de lenguas extranjeras no fueron óptimos, esos estaban por Alquízar, y los de la facultad de arte del pedagógico tampoco fueron óptimos. De modo que en esta tribuna debemos felicitar y estimular a los que hicieron un esfuerzo óptimo, pero también debemos criticar a aquellos que no hicieron el esfuerzo óptimo.
Lo digo no con el ánimo de criticar a nadie ni echarle la culpa, porque sé que la gente tiene vergüenza, y cuando se le señalan las debilidades y las deficiencias reacciona. Así hicimos nuestra guerra, porque muchas veces una unidad tenía un buen comportamiento, y otras veces no tenía muy buen comportamiento y mostraba debilidades; cuando se le hacía una crítica fuerte, la próxima vez en el combate "se la comía". Ya no se trataba de cosechar papas, sino de jugarse la vida. El hombre, por honor, por moral, por vergüenza, es capaz de grandes proezas.
La vida nos ha enseñado que la crítica oportuna, la crítica a tiempo ayuda mucho, y que lo que no ayuda es el paternalismo y la falta de exigencia. Eso de andar con un librito es del tiempo de Maricastaña, no es del período especial, y creo que ese librito lo han quitado; hay que poner la norma que realmente pueda hacer un joven.
Yo veía que a algunos de estos movilizados universitarios les ponían una norma baja, dé 20 quintales, y podían hacer perfectamente 30 más, algunos hacían mucho más —vuelvo a decir que en algunas de esas facultades hay una mayoría de mujeres—, les subieron la norma. Un día están hablando conmigo y me dicen: "Oigame, la norma está un poco alta." Les digo: Pídanme lo que quieran, pero no me hablen de rebajar norma, que conmigo no van a contar nunca en la vida para rebajar una norma (APLAUSOS). Es que, realmente, todo es cuestión de hábito mental; si nos acostumbramos a la blandenguería, a la cosa suave, a la cosa fácil, entonces no hacemos nada.
He querido resaltar algunos puntos débiles en la movilización. Del total de movilizados, ¿a cuántos afecta esto? A un 5%, digamos. Es decir que estas son cuestiones aisladas en medio del comportamiento general, y lo que he escuchado de los estudiantes universitarios, por ejemplo, es excelente, como norma, como regla; de los estudiantes en las escuelas en el campo, excelente. Aunque todas las escuelas en el campo no son iguales, hay algunas que se destacan muchísimo y otras se destacan menos; vuelvo a repetir que depende del director, de los profesores, del ejemplo, de lo que les exijan.
Sí puedo apreciar que los contingentes y los campamentos de movilizados quincenales han ejercido una influencia extraordinariamente buena en esas escuelas. Hay que ver cómo ha influido el espíritu de nuestros trabajadores, los movilizados de la capital y de la provincia de La Habana, en contingentes y en movilizaciones quincenales, cómo han influido en esas escuelas en el campo, ha cambiado el espíritu.
También el Ministerio dé Educación tiene ahora una posición mucho más comprensiva, no se asombra de que se suspendan las clases por tres días, como si se tienen que suspender por una semana, ¿o vamos a crear una sociedad de intelectuales? ¿Un país que le ha dado la oportunidad de estudiar a todo el mundo, se va a convertir en una sociedad de intelectuales que rechaza el trabajo manual? ¿Quién lo va a hacer? Antes lo hacían los esclavos; después, en la sociedad cubana, antes del triunfo de la Revolución, eran los desempleados y los muertos de hambre los que hacían esos trabajos, y en los países capitalistas desarrollados son los inmigrantes, de América Latina y el Caribe en Estados Unidos; inmigrantes de Africa y de Asia en Europa; son los que realizan, en general, los trabajos más duros.
¿Qué hacemos nosotros si no enseñamos a nuestros jóvenes y adolescentes a trabajar con sus manos, y simplemente los embutimos de conocimientos intelectuales y de conocimientos teóricos? No puede haber una pedagogía verdaderamente revolucionaria si no educa al joven en el trabajo. Y, repito, no se le puede educar con paternalismo, con ponerle una norma fácil, suave; el hombre da lo que se le pida y debemos saberles pedir a todos: a los campamentos de movilizados quincenales, a los contingentes, a los estudiantes de las escuelas en el campo y de las escuelas al campo, a los estudiantes universitarios.
Estoy hablando en un momento en que todo ha cambiado, estoy hablando en un momento en que la gente está expresando un espíritu extraordinario. Pero aun en estos momentos todo no es todavía igual. A veces se retiran demasiado temprano; en esta época en que oscurece a las 7:30, he visto a algunos saliendo del campo a las 5:00 de la tarde, y he preguntado inmediatamente: ¿Qué pasa, por qué están saliendo a las 5:00? Me dicen: "Se paró el flujo de la llegada de semillas", puede ser una causa de esas.
Siempre tenemos que estar alertas para pedirle al hombre, para hurgar en la vergüenza de los hombres, confiados en que eso es lo único que conduce al éxito en cualquier circunstancia de la vida.
Debo mencionar también el papel de los equipos multidisciplinarios, porque los científicos bajaron también al campo a asesorar en el surco, a ayudar, a decir cómo había que hacer las cosas, y ellos tienen una parte importante en este resultado y tienen mucho que ver con el éxito alcanzado.
Aquí se mencionó también el esfuerzo de los trabajadores permanentes, de los obreros de la maquinaria que, trabajando incesantes horas, lograron preparar la tierra en brevísimo período de tiempo. Se ha hablado de los regadores, de los que atendían las máquinas modernas de riego en general, todo este año fue mucho mejor en todos los sentidos que el pasado año.
Aquí Basulto nos habló, nos dio algunos datos acerca del rendimiento, producciones. Yo también tenía aquí algunos datos, no muchos, pienso que menos que Basulto, algunos pueden estar medio repetidos.
Hablando de la papa, debo decir que de las 436 caballerías para consumo, porque está aparte la papa para semilla —creo que él dijo que la de semilla eran 29 caballerías, 465 en total, pero vamos a hablar de la de consumo, la de semilla es para la siembra—, el sector estatal sembró 334 para consumo; es decir, el sector estatal llevó el peso principal de la siembra de papa. El sector campesino sembró 101 caballerías, aunque el peso principal dentro del sector campesino lo llevaron las cooperativas, porque las cooperativas de producción agropecuaria sembraron 84,2 y las cooperativas de créditos y servicios —es decir, los campesinos individuales— sembraron 17,4. Nosotros les hemos preguntado a los campesinos qué quieren sembrar, les hemos dicho: Este es el programa, escojan ustedes. Claro, la papa puede tener todos estos problemas.
Por eso, excepto 17,4 caballerías de los campesinos independientes, la papa realmente la sembraron el sector estatal, con 334,4, y las cooperativas de producción agropecuaria, con 84,2 caballerías; porque se dice sector campesino, pero hay que distinguir entre cooperativa de producción agropecuaria y campesinos independientes.
Ya se dijo aquí que el sector estatal promedió 619 quintales por caballería. El sector campesino tenía mucha menos tierra; por cada tres y pico caballerías del Estado, el sector campesino tenía una, promedió menos, promedió 5 971; dentro de ello, hay cooperativas con grandes rendimientos, como la "Niceto Pérez", que se mencionó aquí, y otras (APLAUSOS); y campesinos, como Juan Gómez, que alcanzaron en una caballería 11 200. El asesoró también allí otra área del Estado que promedió más de 10 000 (APLAUSOS). Es alentador y expresivo de la revolución que se ha producido dentro de las empresas estatales, el hecho de que el rendimiento en 334,4 caballerías haya sido de 6 193 quintales por encima del sector campesino que tenía 101,6.
Las cooperativas de producción agropecuaria tuvieron en conjunto un buen rendimiento, que fue el de 6 261 en sus 84,2 caballerías; y los campesinos independientes, en sus 17,4 y, a pesar de algunos productores excelentes, como Juan Gómez y otros, promediaron 4 569, muy por debajo de las cooperativas de producción agropecuaria y de las empresas estatales.
Ya aquí se mencionó también cómo quedaron las empresas, vale la pena repetirlo:
Melena del Sur, con 50 caballerías, 6 764; aquí entregamos una bandera a un campamento de Melena del Sur que tenía 18 caballerías y promedió a más de 7 533 quintales, el campamento del contingente "Flavio Bravo", es una verdadera proeza.
Melena fue la que obtuvo mejores rendimientos; después Güira, que tuvo 20 quintales menos por caballería. Claro, hay que tener en cuenta un mérito de Güira, que la empresa del Estado sembró 69,6 caballerías; en Melena del Sur fueron 50, tuvo un poco menos de tierra. Es grande el mérito de Güira también, aunque haya quedado en segundo lugar en rendimiento pero con más caballerías.
Artemisa, en 32 caballerías, 6 144; Artemisa tuvo un golpe de agua muy grande. Hay que decir que el agua limitó un poco los rendimientos de la provincia, pero afectó no en ciento de miles, sino en algunas decenas de miles de quintales.
Alquízar en 60,3 obtuvo 6 136; Güines en 54 obtuvo 5 850; Batabanó en 48,5 obtuvo 5 588 —Batabanó tiene tierra pedregosa, no resulta fácil, cosechó una pequeña cantidad de papa para exportación, tuvo que usar el tiller—, y Quivicán que con 20 caballerías produjo un promedio de 5 510. Aquí hubo una UBP de tres caballerías, que está en el politécnico "Fructuoso Rodríguez", cuyo jefe se descuidó y se le enhierbó la papa, eso lo sabemos; es decir, 20 caballerías, pero quítenle tres que tuvieron rendimientos muy bajos. Esas 20 caballerías influyeron en los rendimientos de Quivicán. Dando vueltas por ahí, uno se entera de algunas cosas. (Del público le dicen lo que rindieron las tres caballerías). Bueno, con 2 300 les bajó el promedio, han rendido menos de la mitad, lo que demuestra que no se puede olvidar una sola caballería en ninguna parte, y que hay que tener, en cada unidad y en cada finca, la gente con suficiente claridad mental y energía para que esas cosas no pasen.
En Güira de Melena, el sector campesino, gracias a las cooperativas de producción agropecuaria, obtuvo el rendimiento más alto, 6 880; en Güines 6 408; en San Antonio 6 293; en Melena del Sur 6 000; en Alquízar 4 587, y en Artemisa 4 011, rendimiento alto en estos últimos municipios, pero muy por debajo de lo obtenido como promedio por el Estado y por las cooperativas de producción agropecuaria.
Ahora, qué papa tenemos. Se han consumido alrededor de 900 000 quintales, un poco más, entre consumo de la población y consumo social.
No hay que olvidarse de que esa papa tiene que abastecer a casi 3 millones de habitantes, los 2 100 000 habitantes de la capital y los 651 000 de la provincia La Habana; es decir, son 2 750 000 a los que hay que darles cuota de papa. Además, está el consumo social, que es una buena cantidad de papa porque son las escuelas, los hospitales, los comedores obreros, la red gastronómica, los hoteles; en fin, hay que abastecer a 2 750 000 habitantes, más el consumo social, lo que equivale a más de 3 millones de personas.
Ahora, ¿cuánto tenemos en frigorífico? Les voy a decir la cifra, no es ningún secreto. En estos datos puede haber un saco más o un saco menos, pero tenemos 1 652 400 quintales en frigorífico.
Debemos tener en cuenta que en los últimos años hemos hecho tres frigoríficos nuevos, grandes: el de Berroa, que se terminó, llevaba años construyéndose; y el de Alquízar y el de Güines, que se construyeron en tiempo récord, un incremento en capacidad de frigoríficos de casi un millón de quintales.
Hay que decir que en este momento tenemos prácticamente llenos los frigoríficos viejos y los nuevos. Claro que no hay solo papa, hay algunos espacios ocupados por otros productos: se ha guardado col, una cierta cantidad de col, que se puede conservar dos o tres meses, para que haya un poco de col por lo menos en mayo, tal vez en junio; se ha guardado zanahoria, no tanto, pero algunas cantidades, y hay guardados 1 652 400 quintales de papa.
Hay que tener cuidado con lo que se publica, porque a veces les preguntan a los directores o subdirectores de Acopio, les piden datos, hablan, y de repente dicen: "Bueno, hay papa para repartir a tanto per cápita hasta diciembre." Es incorrecto, no podemos hablar así.
Debemos decir que tenemos el doble de papa que el año pasado en frigorífico y que esa papa está en mucho mejores condiciones físicas, más seleccionada. Se aplicó un rigor muy grande en toda la papa que entraba en los frigoríficos, pero 1 652 000 quintales no alcanzaría para repartir hasta diciembre, por varias razones: en primer lugar, que la papa pierde peso. Una libra de papa, después de algunos meses en el frigorífico, puede tener más contenido nutritivo, pero menos agua, pierde una cantidad de agua en el frigorífico; por otro lado, no importa el cuidado exquisito que se tenga, siempre puede haber alguna papa que recibió algún daño físico, se analizan los sacos si tienen tierra, si no tienen tierra, el grado de humedad, pero no se analiza papa por papa, puede tener alguna lesión una papa y después en el frigorífico puede sufrir cierto deterioro. Por mucho cuidado que se tenga, siempre alguna papa de las que se guardan en el frigorífico se deteriora; aparte de eso, siempre el frigorífico tiene algún riesgo de problema en alguna cámara que le falló el gas, que le falló algo, que se fue una válvula, y eso puede originar algún daño a la papa. Estos son factores por los cuales, si usted hace un cálculo aritmético, aprecia qué puede durar con cierto nivel de entrega hasta noviembre y tal vez sobre algo, pero tiene que descontar las mermas que se produzcan.
Además, por una cuestión moral y una cuestión de principios, si usted tiene papa guardada en los frigoríficos y surge cualquier catástrofe natural, ciclón o algo en otra provincia, hay que sacar un poco de esa papa que está guardada ahí y ayudar a la provincia.
En estos días se envió papa a otras provincias; no estaba en el programa, pero hubo sequía, hubo dificultades y se envió papa. Hubo un excedente de col, porque se maduró rápido la col con motivo de las mismas lluvias que nos trajeron dolores de cabeza en la papa, y se envió entonces un poco de col también a distintas provincias, col a Santiago, a Guantánamo, a Holguín, a Isla de la Juventud, a Pinar del Río. Es lo que hay que hacer. Puede haber alguna necesidad de una provincia con circunstancias difíciles por sequía, y tenemos que considerar como reserva una parte de esa papa para ayudar a otras provincias. Es el deber. Si nos afecta, por ejemplo, aquí un ciclón y tumba todos los plátanos, hay que pedirles ayuda a otras provincias para La Habana. De modo que hay que ir administrando bien eso que está guardado en los frigoríficos.
Pienso que alcance hasta noviembre la papa, siempre y cuando en septiembre, octubre y noviembre se entregue una cantidad menor que la que se entregue en junio, julio y agosto, que son los meses famosos del pico; no alcanza para entregar una misma cantidad durante seis meses consecutivos. Ya se adelantó la papa de mayo, así que tenemos de junio en adelante, pero siempre hay que ver cómo está la situación, cómo están los demás abastecimientos. Esto hay que administrarlo, no se puede hacer un programa desde ahora exacto, riguroso, y decir cuántas libras per cápita van a corresponder de esa papa, por estas razones. Por eso hay que ser prudente con lo que se dice, pero sí es satisfactorio tener el doble de la papa que tuvimos el pasado año y en mucho mejores condiciones.
Hace algo más de un año comenzó este movimiento, hace algo más de un año se terminaron los primeros 60 campamentos para movilizados, y hay que decir que ya se aprecian los frutos del esfuerzo que estamos haciendo.
Vamos a ver qué ocurrió en el año 1991. El año 1991 fue un año climático desfavorable, malo para la papa, malo para el tomate y para otros cultivos; sin embargo, a pesar de eso, en el año 1991, en la provincia de La Habana, en viandas y vegetales, se creció un 22%.
En las Cooperativas de Producción Agropecuaria, en ese año malo hubo una reducción de un 2% con relación al año 1990. En los campesinos individuales hubo una reducción de un 19% con relación a 1990; el año era malo, pero habría que ver también qué proporción de esto se debió a desvíos de la producción, eso tienen que analizarlo bien los compañeros de la ANAP en el congreso de los campesinos.
Debo decir que en la provincia de La Habana hay 42 000 hectáreas dedicadas a viandas y a hortalizas; de las 42 000, aproximadamente 22 000 las tiene el Estado, 10 000 las tienen las Cooperativas de Producción Agropecuaria y 10 000 las tienen los campesinos independientes. Nosotros tenemos las tres formas de propiedad, por eso nadie puede venir a decirnos qué es mejor: si la parcela, si el minifundio, si la propiedad privada, si la colectiva, si la estatal, si la cooperativa, porque tenemos las tres y estamos observando constantemente lo que ocurre en cada una de ellas.
Hay algunos campesinos individuales que son verdaderamente sobresalientes, son sabios, son científicos, y tenemos 13 de ellos que son asesores del Comité Ejecutivo; desgraciadamente todos no son iguales, todos no son sabios, todos no son científicos, todos no tienen la misma actitud social: hay muchos campesinos que son intachables, entregan a acopio todo, tienen un comportamiento ejemplar; otros desvían recursos y a veces gastan combustible, gastan fertilizante, gastan muchas cosas y lo que acopian no está relacionado con lo que gastan y lo que les cuestan al país, ¿verdad? Siempre hay amigos, parientes, clientes que buscan productos.
Ahora bien, las empresas del Estado en ese mismo año 1991 incrementaron la producción en un 67,1%, es notable cómo aumentó la producción en las empresas estatales. Eso, en gran parte, es debido al esfuerzo de las movilizaciones, de los contingentes y de los movilizados por 15 días. Aquí en esta cifra estadística se ve claro cómo creció la producción en las empresas del Estado, aunque las movilizaciones ayudan también a las cooperativas; y las movilizaciones de los pueblos, de los municipios de la provincia La Habana —es decir, de la provincia del campo, la provincia rural de La Habana, para llamarla de alguna manera—, ayudan a las cooperativas, las movilizaciones que se realizan en Alquízar, en Güira, en Batabanó y otros lugares. A veces también, por supuesto, al Estado; pero nuestro Partido moviliza trabajadores para ayudar a las cooperativas de producción agropecuaria y si hay que ayudar al campesino individual también, porque cuando Gómez tuvo que recoger los 11 200 quintales de papa en tres días, no alcanzaba la gente de por allí y las Tropas Especiales le dieron una ayuda a Gómez, que es campesino independiente.
Ahora, ¿cómo se va comportando en este momento, en el primer cuatrimestre de 1992?, aunque los datos todavía necesitan más precisión, y espero que para cuando se inicie el congreso campesino ya se sepan con exactitud los datos de la producción —estoy hablando en general y en esta provincia, ahora nos estamos refiriendo a esta provincia—, sigue creciendo la producción. En viandas y hortalizas, en La Habana, en el primer cuatrimestre de 1992, se registró un incremento del 34%, en comparación con igual período del año anterior, que, en términos físicos, representó 1 520 000 quintales más de productos vendidos al Estado.
En particular, el sector estatal y las empresas de cultivos varios, fundamentalmente, aumentaron sus ventas en el 44%, 1 123 000 quintales más que en 1991. Por su parte, las cooperativas de producción agropecuaria y los campesinos independientes también crecieron en un 20%; es decir, en unos 397 000 quintales más. Creo que aquí debe separarse —y este dato yo no lo tengo—, cuánto correspondió a cada cual de ese 20%, cuánto incrementaron las cooperativas de producción agropecuaria y cuánto los productores independientes.
Las empresas estatales de La Habana aportaron el 61% de las ventas al Estado —anteriormente me referí a lo que crecieron las ventas—; refiriéndome a lo que aportaron, las empresas estatales de La Habana aportaron el 61% de las ventas del Estado de la provincia en viandas y hortalizas este cuatrimestre, mientras que su participación en 1991 fue del 57%. Es decir, crece lo que las empresas del Estado entregan para distribución a la población. Esto es en viandas y hortalizas juntas.
En viandas las empresas estatales de La Habana aportaron, en 1992, el 78% de las ventas de la provincia al Estado, 7 puntos más en el tanto por ciento que en 1991; es decir, su aporte, no lo que creció, sino su aporte con relación al total de lo que se le vendió al Estado, y sus entregas se incrementaron en un 40%.
La provincia creció en comparación con el año anterior el 28%, la provincia en general. Es decir, en su conjunto, la provincia creció en prácticamente todas las viandas: papa, boniato, malanga, yuca, ñame, plátano vianda y fruta, determinado esto básicamente por el aporte del sector estatal. El sector no estatal disminuyó sus producciones de papa, boniato y plátano; hubo una reducción de la siembra de papa este año en la provincia de La Habana, pero con mucho más rendimiento, como ustedes han podido ver. El Estado asumió la mayor parte de la siembra de papa.
En hortalizas La Habana incrementó en el 42% sus ventas al Estado en el primer cuatrimestre de 1992 en relación con igual período del año anterior, 717 000 quintales; el aporte del sector estatal fue el 35%. Ambos sectores experimentaron crecimientos en comparación con 1991, en el estatal fue del 57% y en el no estatal del 36%.
En particular, en la cosecha de tomate, la provincia registró un incremento del 86%; el sector estatal incremento en 2,7 veces las entregas de tomate, el sector no estatal cosechó 600 000 quintales de tomate, con un 67% más que en 1991. El tomate fue una de las producciones que creció, también creció la col, estamos hablando de lo que se ha hecho hasta aquí.
Hay decenas y decenas de nuevas caballerías de plátano que están creciendo. El incremento de la producción de plátano —si no ocurre alguna catástrofe natural, como un ciclón, que sería de gran daño para esas producciones, sería desastroso para las producciones de plátano—debe crecer considerablemente también este año. Es cierto que para octubre y noviembre tendremos menos papa, pero tendremos más plátano; y para diciembre no tendremos papa, pero tendremos mucho más plátano y deberemos tener más boniato y más yuca.
Para no extenderme mucho, compañeras y compañeros —he tratado de utilizar el tiempo para expresar algunas reflexiones en torno a esto que me parece convenientes—, quiero hablar finalmente de la tarea más importante de este momento: siembras y los cultivos.
Como hubo tan enorme concentración de máquinas, de hombres y mujeres, de movilizados, de contingentes para salvar la cosecha de papa, durante 15 días aproximadamente no se pudo dar toda la atención requerida a las áreas sembradas y a las áreas por sembrar. La propia lluvia obstaculizó la preparación de tierra.
Para que vean ustedes cómo se comporta la naturaleza, baste decir que acabándose la cosecha de papa se acabaron las lluvias y las amenazas de lluvia. Ya llevamos como 12 días sin lluvia ni amenaza de lluvia, y en algunos lugares más días. Es muy bueno eso porque ofrece oportunidad de preparar la tierra, por eso hay que aprovechar cada hora, cada minuto con la maquinaria, trabajar de día y de noche, porque estamos atrasados en la siembra de primavera, en la siembra de lo que necesitamos para el segundo semestre, sobre todo para el último trimestre; estamos atrasados en la siembra de yuca para fines de año o primer trimestre del próximo año; estamos atrasados en la siembra de boniato, en la de maíz. En dos palabras, teníamos que sembrar alrededor de 600 caballerías en abril y en este momento no se llega al 50% de caballerías sembradas. Esto no quiere decir que se vaya a perder la batalla, significa que no se puede perder un minuto, que la maquinaria debe trabajar incesantemente día y noche —repito— y que, además, no se debe perder una hora en estos días que nos faltan de abril, y nos quedan prácticamente dos días.
Hay que trabajar intensamente durante todo el mes de mayo y, ya entrando en primavera —por eso hay que adelantar la preparación de tierra, antes de que vengan nuevas lluvias a complicarnos la situación—, estar en condiciones de sembrar todo el maíz que debemos sembrar.
El maíz no da gran rendimiento por caballería, puede dar 300 ó 400 quintales, a veces un poco más, de maíz neto por caballería, no produce esos 6 000 quintales de papa, 6 500 ó 7 000; de maíz neto, 300 ó 400 quintales, y a veces algo más. Pero hay que aprovechar esas tierras para que no se enhierben, sembrarlas de maíz una parte de ellas, cultivarlo, porque además es un producto que gusta a la población. Dará para unos cuantos tamales, para unas cuantas mazorcas tiernas para cada ciudadano —una caballería puede producir 300 000 mazorcas—; se pretende sembrar unas 500 caballerías de maíz en los dos sectores, y hay que hacer un gran esfuerzo en estos días. El maíz es más fácil de cultivar, porque con un buey se cultiva en la calle. Hay el propósito de alcanzar 500 caballerías de maíz en primavera.
Hay también una buena cantidad de boniato por sembrar y la siembra de boniato sí es dura; el maíz se puede sembrar con máquina, si puede penetrar el tractor y la máquina, pero el boniato hay que sembrarlo bejuco a bejuco, y una caballería de boniato lleva 600 000 bejucos, quiere decir que lleva el trabajo de 200 ó 300 hombres para sembrarlo en un día. Además hay que cortar los bejucos.
La yuca es igualmente trabajosa, pero el boniato, la yuca y el plátano son cultivos muy propios de nuestro trópico, no así la papa. El plátano se ríe del calor, se alegra; el plátano se ríe de las lluvias, se alegra. Todo eso beneficia al plátano. La yuca y el boniato resisten bastante bien, pero cuesta trabajo sembrarlos.
Estamos atrasados en el programa de siembra y atención a los cultivos. Por eso, el día 22 tuvimos una reunión con todos los directores de empresas y los directores de cooperativas de producción agropecuaria, en la que estaba también una representación de la ANAP, para lanzar la consigna de volver todos los hierros, todas las fuerzas y todos los recursos hacia los cultivos y las siembras, dedicar a eso todo el esfuerzo. De manera que hace unos cuantos días que está la maquinaria trabajando día y noche, y se ha volcado el esfuerzo en esta dirección; pero es grande el trabajo pendiente, no podemos dormirnos en los laureles de los éxitos de la papa.
Creo que si es importante este acto, no es solo para hablar de lo que se hizo, sino para hablar, sobre todo, de lo que tenemos por delante. Es necesario que salgamos con una conciencia de consagrarnos, como en los días más álgidos de la cosecha de papa, en las siembras que tenemos que hacer —y repito—: maíz, boniato, yuca, plátano, malanga, pepino, y otros cultivos en menor escala. Hemos hecho reajustes tomando en cuenta los cultivos que llevan más fuerza de trabajo, los que llevan menos, pero hay que cumplir un programa tenso para garantizar, sobre todo, los abastecimientos en el período del bache con el maíz. El maíz que se siembra en mayo, se recoge en agosto o principios de septiembre, como maíz tierno.
Esas tierras producen maloja para los bueyes, ya que es creciente el número de bueyes que se están empleando, y las tierras, además, tienen que estar listas para prepararse con vistas a los cultivos de invierno. No solo es importante adelantar esa siembra, sino que en la medida que adelantemos la siembra ahora adelantamos la liberación de esas tierras para volver a sembrar papa, tomate, col y otros cultivos en la campaña de frío. De modo que lo que más quiero encarecer en la tarde de hoy es el esfuerzo que tenemos que hacer en la siembra y en los cultivos, y que no descansemos un minuto.
Debo decirles, sinceramente, que estaba un poco preocupado por el exceso de actos que puede haber en estos días. Sobre este acto de hoy, yo pregunté: ¿Cuántos irán? Me dijeron: "Bueno, 1 500." ¿Desde qué hora? —sé que este campamento está parado desde el mediodía. ¿Por fin se quedaron los que estaban, se arregló aquello, se van hoy? (EXCLAMACIONES DE: "¡Sí!") Está bien, me alegro, porque iban a celebrar el acto con los nuevos, con los que llegaban ahora en esta quincena. Les agradezco que hayan pospuesto un día la salida.
Claro, por el camino vi una gran recogida de boniato, a la salida del pueblo de Güira de Melena, y digo: Menos mal que hay gente recogiendo boniato en este momento; porque yo estaba calculando las horas de trabajo en el campo que perdíamos con este acto, el tiempo que perdieron hoy todos los directores de empresas, todos los cuadros del Partido; pero este acto ya no se podía evitar, era una promesa, me comprometí a asistir. 0 sea, acto el 29, pero en Alquízar me dijeron que tenían no sé qué acto, qué día, para no sé qué bandera, para no sé qué granjas. Digo: Bueno, otros actos que tienen las empresas y que tienen los municipios. Encima de eso, actos el Primero de Mayo y, además, el 10 mayo, domingo, Día de las Madres. Y el domingo hay que trabajar por la mañana, madre o padre pero hay que trabajar (APLAUSOS). Si a las madres les van a dar salida el sábado, el domingo por la noche o tempranito el lunes deben estar aquí, ¡tempranito!, cuando digo tempranito no es a las 12:00 del día. La verdad es que son muchos actos y muchas actividades, tengo preocupaciones con esto y lo menos que puedo hacer es trasmitírselas a ustedes.
¿El día Primero trabajan? Si es el día del trabajador hay que trabajar ese día, por lo menos en la agricultura; porque la agricultura no espera, la agricultura no sabe lo que es el día del trabajador ni el Primero de Mayo; lo que sabe es que hay que sembrar el maíz y los otros renglones. No se puede perder un día.
¿A qué hora son los actos de los municipios el día Primero? (Le responden que a las 9:00 de la mañana) A las 9:00 de la mañana, ¡qué desgracia!
¿Y a qué hora vuelven para el campamento los que se movilizan? (Le dicen que los que se movilizan es una representación pequeña)
¿No va el campamento completo? ¿Ustedes están seguros de eso? (Le responden que seguro)
¿Dónde está el jefe del campamento, que le di ahora una bandera? ¿Dónde está el de la Sonrisa de la Victoria?
¿El día Primero qué van a hacer ustedes? (Le responden que van a trabajar hasta las 12:00)
¿Y eso por qué? ¿Y podemos darnos el lujo ese? Eso es el viernes. ¿Y el domingo? (Le dicen que media jornada) Media jornada, estamos mal. No tengo nada más que decir, estamos mal: el día Primero media jornada, el domingo media jornada. ¿Cuándo vamos a sembrar el maíz? ¿Cuándo vamos a sembrar el boniato, la yuca y lo que tenemos que sembrar? (Le dicen que ya tienen una caballería de boniato sembrada)
¿Pero qué es una caballería de boniato? No es nada. ¿Cuántas tienen que sembrar? (Le dicen: Vamos a hablar con los movilizados que lleguen mañana, a lo mejor trabajamos el día Primero y el domingo)
¿Por qué no trabajan, por lo menos, hasta las 3:00 de la tarde?, para que hagan algo. Hagan un esfuerzo. Ese es el paternalismo de ustedes, no le piden a la gente lo que tienen que pedirle. El viernes no hay pelota. Si me dijeran que juegan La Habana y Serranos (RISAS), digo: Bueno, está bien, paren para que no se muera nadie de angustia y de nostalgia porque le falta la pelota. ¿Pero qué van a hacer ese día viendo los campos por sembrar? Porque la agricultura no puede darse esos lujos; no es como otras producciones, el tiempo no se puede perder, el clima seco no se puede perder. A lo mejor son secos esos días, excelentes para sembrar, luego son justificadas las preocupaciones que yo tengo: acto aquí, acto en los municipios, conmemoración del Primero de Mayo en los municipios, trabajo hasta las 12:00 del día.
Ven acá, Juan, ¿tú el día Primero de Mayo vas a estar sin hacer nada por la tarde? (Le responde que va a ver lo que se puede hacer). Estoy seguro de que Juan no va a estar sin hacer nada, él va a estar allí atendiendo el boniato y otras cosas que tiene sembrados.
Oye, Orlando, ¿qué tú piensas hacer el día Primero? (Le responde que van del desfile para el trabajo, y que trabajarán hasta las 6:00 de la tarde más o menos). ¿Y por qué los campamentos, los contingentes y los movilizados no pueden hacer exactamente igual que la cooperativa de producción agropecuaria "Niceto Pérez"? (APLAUSOS)
Es una cuestión de vergüenza, es una cuestión de honor. Estamos diciendo que no se puede perder una hora, porque estamos celebrando la fiesta de la papa, y vamos a tener que reunirnos para el velorio del maíz y del boniato. ¿En qué mundo estamos viviendo? No nos damos cuenta de las realidades. No se debe perder el tiempo. Toda esa blandenguería tiene sus consecuencias: no ayuda a formar una conciencia.
Estoy de acuerdo con que el domingo haya el descanso; pero creo que ya que es el día de los trabajadores, hay que honrar a los trabajadores trabajando, porque no estamos en el capitalismo, estamos en el socialismo; no estamos produciendo para los burgueses, estamos produciendo para el pueblo. Cada quintal de tomate, de papa, de yuca, de maíz es para el pueblo (APLAUSOS).
Eso es lo que quería decirles. Les reitero la felicitación y los exhorto a no perder un minuto.
¡Socialismo o Muerte!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)