Fidel: visionario de la medicina cubana y latinoamericana
A escasos días de cumplirse un aniversario más del terrible crimen perpetrado contra los ocho estudiantes de Medicina en 1871, y el primer aniversario de la muerte del líder histórico de la Revolución cubana, resulta necesario destacar el legado de Fidel en la medicina tanto en Cuba como en Latinoamérica toda.
El pensamiento del Comandante con respecto a la Salud Pública en la Isla ya se encontraba presente desde “La Historia me Absolverá" y su perfeccionamiento estuvo siempre entre sus principales objetivos.
“De manera que el ciudadano estará atendido por la red de policlínicos, hospitales, centros especializados, institutos de investigaciones médicas; pero además estará cuidado en las fábricas, estará cuidado allí donde reside, eso no solo aporta salud y soluciones a nuestros problemas, sino que además le da seguridad total, absoluta al ciudadano. La importancia que el pueblo le da a este plan se evidencia en el cariño, en el respeto, en la colaboración que les están brindando a los médicos de familia” (Clausura del Encuentro Nacional de Estudiantes de Ciencias Médicas. La Habana, cinco de mayo de 1984).
El deseo de convertir a Cuba en una potencia médica fue siempre motivo de dedicación y posterior orgullo del Comandante que junto a la educación se presenta como una de las trincheras más sólidas de la sociedad cubana actual.
“No existe en ningún área rural del mundo, ni siquiera en las áreas rurales de los países capitalistas más ricos y desarrollados una cobertura como esa para la atención primaria de la población, ni en otros países capitalistas industrializados y ricos tienen a lo que se parezca a esto. Y no solo se ha producido un incremento cuantitativo de los servicios médicos, sino también un extraordinario incremento cualitativo. Contamos con regiones montañosas enteras con médicos de familia. Es un avance considerable y una verdadera revolución en la asistencia primaria. Es un avance considerable y una verdadera revolución en la asistencia primaria. Cuanto médico viene a Cuba suspira porque en su país un día puedan hacer lo mismo” (Acto de Graduación del Primer Contingente "Carlos J. Finlay". La Habana, dos de septiembre de 1988).
Pero si hablamos de servicios médicos en Cuba debemos remitirnos de igual forma a la cooperación internacionalista de nuestros profesionales. No podemos olvidar que tras la desventura provocada por los huracanes Mitch y George en países de Centroamérica en 1998, Fidel en respuesta a los daños y a las víctimas forjó un programa integral para ayudar a crear un sistema primario de salud inexistente en esos países; es así como médicos y otros profesionales del sector llegaron hasta las zonas con más afectaciones y más necesitados de ayuda.
Otro aspecto a señalar es la creación de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), donde se forman cada año cientos de futuros médicos de las más diversas regiones del mundo. Ellos son hoy la esperanza de sus comunidades, la mayoría de absoluta pobreza y por ende incapaz de costearse servicios de este tipo.
En la actualidad 117 países de prácticamente todos los continentes se encuentran representados en el centro, y se han graduado hasta la fecha más de 25 mil profesionales de 84 naciones.
“No piensen ustedes que nosotros hemos ayudado a los demás; los demás nos han ayudado a nosotros, porque los miles y miles de médicos que prestaron colaboración en otros países —si hacemos los cálculos— son alrededor de 25 mil; aprendieron, aprendieron a conocer el mundo, desarrollaron su conciencia, desarrollaron su espíritu internacionalista y solidario. No fue la ayuda nuestra al Tercer Mundo, fue la ayuda del Tercer Mundo a nuestras conciencias y a la formación humana de nuestros médicos. Para nosotros no es deber, es beneficio, porque a ese mundo futuro, al que tiene que venir después de la globalización neoliberal, no es posible concebirlo sin solidaridad, sin una profunda conciencia de solidaridad” (Cumbre de Ministros de Salud del Movimiento de Países No Alineados. La Habana, 26 de junio de 1998).
Toda obra humana es perfectible y de seguro mucho queda por hacer para adecuar nuestros servicios médicos a los tiempos actuales, pero la base existe y es fuerte. Al final del día lo verdaderamente importante e imprescindible es la profesionalidad y la calidad humana de nuestros médicos y de eso, ya estamos bien servidos.