Fidel en la ONU: cuatro momentos de un pensamiento orgánico
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El jueves 23 de junio del 2016 devino jornada histórica en la que, una vez más, el nombre de Cuba alcanzó ribetes dorados en la arena internacional. Justo al mediodía, innumerables cadenas televisivas, radiales y representantes de la prensa plan y sitios digitales de todo el orbe, divulgaron el trascendental acuerdo suscrito en La Habana entre el gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), paso de extraordinario significado en aras de alcanzar la anhelada paz en la hermana nación, que sufre desde hace seis décadas los embates del conflicto de más larga data en la región.
En la ceremonia, que dio continuidad a la efectuada también en nuestra capital el pasado 23 de septiembre, participaron, además del General de Ejército Raúl Castro Ruz, presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, el mandatario colombiano Juan Manuel Santos y el Comandante Timoleón Jiménez, Jefe del Secretariado de las FARC-EP, así como los presidentes de Venezuela, Chile, República Dominicana, México, y El Salvador, Nicolás Maduro, Michelle Bachelet, Danilo Medina, Enrique Peña Nieto y Salvador Sánchez Cerén, respectivamente.
De igual manera asistieron, entre otros distinguidos invitados, el Secretario General de la Organización de Naciones Unidas Ban Ki-moon y Mogens Lykketoft, presidente de la Asamblea General de la ONU, en su septuagésimo período de sesiones. Horas más tarde, en un encuentro que sostuvo con nuestro ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, el diplomático danés comentó sobre sus esfuerzos para fortalecer el papel de esa entidad, donde están representadas todas las naciones.
El canciller antillano, por su parte, resaltó que: “…la Asamblea General es el órgano más universal y democrático de la ONU, por lo tanto estamos profundamente interesados en su trabajo y en que esta ejerza todos los poderes que le confiere la Carta”, al tiempo que añadió “Al defender la ONU reconocemos que necesita una profunda reforma que democratice la organización y refleje mejor los intereses de los pueblos, en particular de los países del Sur”. 2
Dichas valoraciones reflejan, en verdad, la posición sostenida invariablemente por Cuba en defensa del multilateralismo, desde el triunfo del 1ro. de Enero de 1959.
El propósito del presente trabajo, concebido como tributo modesto al 90 cumpleaños del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, es realizar un acercamiento somero a las principales ideas planteadas por el líder histórico de la Revolución Cubana, en las cuatro oportunidades en que intervino ante el plenario de esa organización, fundada luego del fin del II Guerra Mundial, en la medida en que recreamos algunas de las actividades cumplidas en ocasión de esos viajes.
“¡Desaparezca la filosofía del despojo, y habrá desparecido la filosofía de la guerra!”
El 18 de septiembre Fidel partió hacia Nueva York, con el objetivo de participar en el XV Asamblea General de las Naciones Unidas. La delegación cubana estaba integrada además por Raúl Roa, el Comandante Ramiro Valdés, Celia Sánchez, Emilio Aragonés, Juan Escalona y Antonio Núñez Jiménez. Dos días más tarde se incorporarían a la misma el Comandante Juan Almeida y el destacado intelectual Regino Boti.
Desde su llegada al aeropuerto de Idelwild, una gigantesca multitud se congregó para saludarlo. Las autoridades anfitrionas, por su parte, además de un incidente provocado por la conducta violenta de un miembro del cuerpo de seguridad norteamericano, impusieron restricciones para la obtención de alojamiento de la comitiva. Manuel Bisbé, Jefe de la Misión Permanente de Cuba ante las Naciones Unidas, presentó una enérgica protesta por el descortés tratamiento de que era objeto el Primer Ministro antillano. 3
Luego de hospedarse en el Hotel Shelbourne, situado en la calle 37 esquina a la Avenida Lexington, el dueño planteó la necesidad de que se le pagara mucho más, debido a la supuesta propaganda negativa que recibía por la presencia cubana, algo que la delegación rechazó tajantemente.
La decisión original de Fidel fue adquirir varias casas de campaña y armarlas en el jardín de la ONU, idea que incluso le trasmitió personalmente al Secretario General Dag Hammaskjold, que intentó persuadirlo de ello orientando a funcionarios de su despacho que hicieran gestiones con diferentes hoteles.
Roa, en paralelo, había conversado con el propietario del Hotel Theresa, situado en Harlem, en la calle 125 esquina a Séptima Avenida, quien respondió mediante una llamada telefónica que ofrecía habitaciones gratuitas para los representantes cubanos. Al máximo dirigente de la ONU no le pareció válida esta propuesta, pues pensaba que debía buscarse una instalación de mayor categoría, pero encontró la aprobación de inmediato de Fidel, que horas antes le contó a sus colaboradores que de no poder ser en tiendas de campaña, entonces se quedaría en el barrio más humilde de la ciudad, que no era otro que Harlem.
Una vez instalado en dicho Hotel, Fidel recibió el saludo de diversos dirigentes de organizaciones negras, que le mostraban su orgullo por tenerlo entre ellos. El líder rebelde le obsequió por su parte a Larry B. Woods, propietario del inmueble, un busto de Martí con la inscripción: “Peca contra la humanidad el que fomente y propague la oposición y el odio de razas”.
Allí el guerrillero victorioso en la Sierra Maestra recibió, entre otros, a Malcom X, el presidente de la República Árabe Unida Gamal Abdel Nasser, el Primer Ministro de la India Jawaharlal Nehru, y a Nikita Krushohv, a quien le devolvió el gesto asistiendo a la sede diplomática soviética en dicha ciudad. En uno de los recesos de las sesiones en la sede de la ONU, saludó también el Primer Ministro de Ghana, Kwane Mkrumah. 4
Consciente de la trascendencia que revestirían sus palabras en las Naciones Unidas Fidel se preparó mentalmente, a lo largo de las semanas previas, para que no quedara sin abordar ninguno de los asuntos cardinales que, a nombre de la Revolución, debía expresar en el plenario de la organización.
Según el testimonio privilegiado del capitán Núñez Jiménez, a la sazón director del Instituto Nacional de Reforma Agraria, el jefe de la Revolución fue diseñando el guión de su exposición en las más inverosímiles circunstancias y en diferentes recorridos por el país, mientras se desplazaba en avión, jeep o automóvil, tarea que continuó una vez arribaron a Nueva York.
Narra el excepcional geógrafo cubano que llegó a acumular tantos apuntes dictados por Fidel, que muchos compañeros de la escolta empezaron a bromear con él llamándole “Apunta Núñez”, en alusión al término utilizado por el jefe guerrillero, el cual se hizo cotidiano por aquello días. Las cuestiones esenciales fueron mecanografiadas en tarjetas, si bien Fidel rechazó su empleo desde el podio. “Yo improviso las palabras, pero las ideas no”, sirvió no solo como respuesta para la ocasión, sino que refleja la manera en que invariablemente asumió la extraordinaria responsabilidad de dialogar con el pueblo.
El 26 de septiembre, finalmente, pronunció un vibrante discurso en el que sentenció: “¡Desaparezca la filosofía del despojo, y habrá desparecido la filosofía de la guerra! ¡Desaparezcan las colonias, desaparezca la explotación de los países por los monopolios, y entonces la humanidad habrá alcanzado una verdadera etapa de progreso!”. 5
Su presencia en el recinto neoyorquino despertó enorme expectativa, al punto que diversas fuentes de la época consultadas reconocen la inusual aglomeración que se produjo dentro de la sala para escucharlo, con más de ochocientos delegados de 96 naciones (incluyendo quince jefes de Estado y 27 cancilleres), atentos a su serena exposición.
A los 34 años de edad encarnó de manera genuina un liderazgo internacional, a partir de que enarboló las causas de mayor alcance global desde una nítida perspectiva tercermundista. Bajo ese prisma deben escrutarse sus señalamientos fundamentales, convertidos a la vez en ejes en torno a los que se articuló un pensamiento coherente a lo largo de toda su vida.
• No habrá paz mientras exista colonialismo e imperialismo.
• Es imposible alcanzar estabilidad a escala universal si persisten injusticias que reparar.
• Han variado las formas de explotación, pero los pueblos prosiguen sufriendo.
• Hasta que no desaparezca la filosofía del despojo se vivirá con la pesadilla de una guerra, incluyendo una conflagración atómica.
• Mientras se avanza en el camino del desarme, hay que también avanzar en el camino de la liberación de ciertas zonas de la tierra del peligro de la guerra nuclear.
• La Asamblea General tiene que discutir la propuesta de desarme nuclear total y completo.
• Con la quinta parte de lo que el mundo se gasta en armamentos se podía promover un desarrollo de todos los países subdesarrollados, con una tasa de crecimiento del 10% anual.
• La guerra es un negocio. Hay que desenmascarar a los que negocian con la guerra, y los que se enriquecen con la guerra.
• Las dificultades más acuciantes que enfrenta la humanidad están interrelacionadas.
• Los problemas del mundo no se resuelven amenazando ni sembrando miedo.
• Hay que estar alertas contra el engaño y contra la confusión. Tenemos que explicar muy claramente todos estos problemas, porque en ello va la seguridad y la suerte de nuestros pueblos.
• La ONU es el resultado no solo de inversiones económicas sino, en primer lugar, de millones de vidas perdidas.
• Debe trasladarse la sede de la ONU hacia otro país, teniendo en cuenta la manera en que las autoridades norteamericanas entorpecen el normal funcionamiento de esa organización.
• No tiene la culpa el pueblo norteamericano de ser dirigido por una oligarquía militarista y agresiva.
• El gobierno de Estados Unidos no quiere pelearse con los monopolios, y los monopolios exigen recursos naturales y mercados de inversión para sus capitales.
• Cuatro o cinco grupos de monopolios son los poseedores de la riqueza del mundo.
• El caso de Cuba es el caso de todos los pueblos subdesarrollados y colonizados.
• El desarrollo de América Latina tiene que ser por medio de inversiones públicas, programadas y concebidas sin condiciones políticas.
•Hay una verdad que debiéramos sabérnosla todos como la primera, y es que no hay independencia política si no hay independencia económica. La independencia política es una mentira, si no hay independencia económica.
• Para que los países puedan ser verdaderamente libres en lo político, deben ser verdaderamente libres en lo económico.
• La opinión pública no puede presentarnos siempre a los pueblos subdesarrollados y a los revolucionarios como agresores, como enemigos del pueblo norteamericano.
• Los imperialismos son todos iguales, y son todos aliados.
• Defendemos las nobles aspiraciones de todos los pueblos. Estaremos siempre contra el coloniaje, contra la explotación, contra los monopolios, contra el militarismo, contra la carrera armamentista, contra el juego a la guerra.
Especial impacto tuvo su reclamo de que la República Popular China ocupara el escaño que legítimamente le correspondía, a partir del heroísmo desplegado por su pueblo en la lucha contra el militarismo japonés, durante la II Guerra Mundial.
Con respecto a Cuba precisó, luego de realizar un exhaustivo recorrido por nuestra historia de luchas, y como expresión de la soberanía alcanzada, que era la primera vez que un dirigente de América Latina hablaba en ese podio sin esperar la aprobación del delegado de Estados Unidos, así como que ninguna embajada gobernaba en un país que tenía como actor protagónico a su pueblo.
De igual manera condenó la presencia en el territorio insular de una base naval yanqui, impuesta contra la voluntad de la nación y denunció las acciones subversivas emprendidas contra nuestro pueblo, incluyendo el empleo de instalaciones en otros países latinoamericanos.
Resaltó los múltiples esfuerzos de la dirección revolucionaria por dialogar con el gobierno norteamericano, para encontrar solución pacífica a los problemas bilaterales, apoyándose en las notas diplomáticas enviadas a la Casa Blanca, el 27 de enero y el 22 de febrero de ese año.
En la primera de ellas se expresa que: “Sobre la base del respeto mutuo y recíproco beneficio con el gobierno y el pueblo de los Estados Unidos, desea el gobierno de Cuba mantener e incrementar las relaciones diplomáticas y económicas y entiende que sobre esa base es indestructible la amistad tradicional entre los pueblos cubano y norteamericano”.
En la segunda, exactamente con el mismo espíritu, se pone de manifiesto que: "El Gobierno Revolucionario de Cuba, acorde con su propósito de reanudar por los canales diplomáticos las negociaciones ya iniciadas sobre los asuntos pendientes entre Cuba y Estados Unidos de Norteamérica, ha decidido nombrar una comisión con atribuciones al efecto, para comenzar sus gestiones en Washington en la fecha que convenga a ambas partes”, al tiempo en que se hace énfasis en que: "El Gobierno Revolucionario de Cuba desea aclarar, sin embargo, que la reanudación y desenvolvimiento ulterior de dichas negociaciones, tienen necesariamente que estar supeditadas a que por el gobierno o el Congreso de vuestro país, no se adopte medida alguna de carácter unilateral que prejuzgue los resultados de las negociaciones antes mencionadas o que pueda irrogar perjuicios a la economía o al pueblo cubano”.
La respuesta de la administración de turno, es una muestra palpable de la tradicional arrogancia yanqui, y de su inveterada vocación de aspirar a erigirse en non plus ultra de todas las cuestiones, arrogándose el derecho de tomar decisiones arbitrarias sobre aspectos que deben ventilarse más allá de sus predios.
En esta, al igual que en otras ocasiones, se utiliza un lenguaje donde ellos, quienes se entrometen y violan flagrantemente las más elementales normas del derecho internacional, tratan de parecer víctimas, escondiendo la verdadera esencia de lo que se ventila.
"El gobierno de los Estados Unidos no puede aceptar las condiciones para negociar expresadas en la nota de su Excelencia, al efecto de que no se tomarán medidas de carácter unilateral por parte del gobierno de los Estados Unidos que puedan afectar la economía cubana y la de su pueblo, ya sea por las ramas legislativa o ejecutiva. Como ha expresado el presidente Eisenhower en enero 26, el gobierno de Estados Unidos debe mantenerse libre, en ejercicio de su propia soberanía, para tomar los pasos que considere necesarios, consciente de sus obligaciones internacionales para la defensa de los legítimos derechos o intereses de su pueblo”. 6
En otro orden, como expresión de una voluntad mantenida en el tiempo, Fidel invitó a que cualquiera de los representantes de las Naciones Unidas visitara nuestro país, para que conocieran de primera mano el alcance de las transformaciones sociales que se llevaban adelante. Hizo extensiva la propuesta a los periodistas para que apreciaran “lo que un pueblo es capaz de hacer con sus propios recursos, cuando los invierte honestamente y racionalmente”.7
El discurso concluyó a las 8 y 15 de la noche, cuatro horas y diez minutos después de que el presidente de la Asamblea General, el señor Frederick H. Boland le concediera la palabra al Primer Ministro cubano. Su intervención, otra vez en el recuerdo de Núñez Jiménez, fue interrumpida en doce ocasiones por cerrados aplausos y dos veces por la Presidencia. La ovación final con que el auditorio premió su valiente análisis no tenía referente alguno desde la existencia de ese órgano. Un diplomático suramericano expresó entonces una frase que, con el decursar de los años, otros han invocado: “La Isla del Caribe parece ahora un continente”. Con energía dio lectura, en el cierre de su exposición, a varios fragmentos de la I Declaración de La Habana, aprobada por la Asamblea General Nacional del Pueblo de Cuba, el 2 de febrero de ese año.8
Dos días más tarde, luego de aterrizar en el Aeropuerto Internacional José Martí en un cuatrimotor cedido por el gobierno soviético, producto de que el Britania que los llevó a Nueva York fuera embargado por las autoridades norteamericanas, Fidel compartió con el pueblo que se dio cita frente a la terraza norte del Palacio Presidencial.
Cuando pasada las 10 de la noche estalló un petardo, con la intención de atemorizar a los participantes, el Jefe de la Revolución explicó con serenidad y firmeza: “Vamos a establecer un sistema de vigilancia colectiva, vamos a establecer un sistema de vigilancia revolucionaria colectiva. Y vamos a ver cómo se pueden mover aquí los lacayos del imperialismo”. Nacían así los Comité de Defensa de la Revolución.
“Los principios de la coexistencia pacífica deben ser la piedra angular de las relaciones internacionales”
En 1979, con 53 años de edad, regresó el Comandante en Jefe a tierra norteamericana, para asistir al XXXIV período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Sus palabras aquel 12 de octubre no tuvieron como tema central las denuncias de las agresiones sufridas por nuestro “digno país” a lo largo de 20 años, sino que asumió el mandato de presentar el resultado de las deliberaciones y los acuerdos emanados de la VI Cumbre de Jefes de Estado o Gobierno del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL), celebrada con todo éxito entre el 3 y el 9 de septiembre de ese año en La Habana.
Aunque no rompió el récord de tiempo establecido por él en 1960, resultó una pieza oratoria donde desarrolló con amplitud, en poco más que de dos horas, ideas de extraordinario valor, seguidas atentamente, de principio a fin, por una audiencia no acostumbrada a exposiciones con ese nivel de valentía y sinceridad. 9
Como portavoz de las reflexiones de mayor calado enarboladas, consignó:
• El MNOAl actúa en política internacional como un factor global independiente.
• Nos asociamos en el empeño por cambiar el actual sistema de relaciones internacionales, basado en la injusticia, la desigualdad y la opresión.
• Nos une la determinación de defender la colaboración entre nuestros países, el libre desarrollo nacional y social, la soberanía, la seguridad, la igualdad y la libre determinación.
• Es necesario eliminar la abismal desigualdad que separa a los países desarrollados y a los países en vías de desarrollo.
• Aspiramos a un nuevo orden mundial, basado en la justicia, la equidad y la paz, que sustituya al sistema injusto y desigual que hoy prevalece.
• La paz, para nuestros países resulta indivisible.
• Los principios de la coexistencia pacífica deben ser la piedra angular de las relaciones internacionales.
•Esos principios de la coexistencia pacífica incluyen también el derecho de los pueblos bajo dominación foránea y colonial a la libre determinación, a la independencia, la soberanía, la integridad territorial de los Estados, el derecho de cada país a poner fin a la ocupación extranjera, a la adquisición de territorios por la fuerza y a escoger su propio sistema social, político y económico.
• La lucha por la paz está relacionada con "el apoyo político, moral y material a los movimientos de liberación nacional y la realización de acciones conjuntas para liquidar la dominación colonial y la discriminación racial".
• Le concedemos gran importancia a la posibilidad y a la necesidad de la distensión entre las grandes potencias.
•El empeño por consolidar la distensión y evitar la guerra es una tarea en la que todos los pueblos deben participar y ejercer su responsabilidad.
• Los Países No Alineados no se oponen a soluciones que puedan ser logradas sin la lucha armada, siempre que de ellas pueda surgir un auténtico gobierno de la mayoría y en ellas se logre la independencia en forma que satisfaga a los pueblos combatientes, y que esto se haga conforme a las resoluciones de organismos como la OUA, las Naciones Unidas y nuestros Países No Alineados.
• Para los Países No Alineados, la cuestión de Palestina es la médula del problema del Oriente Medio.
•La política de los Estados Unidos desempeña un papel fundamental para impedir el establecimiento de una paz justa y completa en la región, al alinearse con Israel, apoyarlo y trabajar por obtener soluciones parciales favorables a los objetivos sionistas.
• Condenamos los acuerdos de Camp David y el Tratado Egipto-Israel de marzo de 1979, porque representan un abandono total de la causa de los países árabes y un acto de complicidad con la ocupación continuada de los territorios árabes.
Luego de señalar, entre otros ejemplos, el rechazo que tuvo lugar en la VI Cumbre al tema del bloqueo contra Cuba, el derecho de Argentina sobre las Malvinas; de Belice a su libre determinación, independencia e integridad territorial, y que el pueblo saharaui tuviera la posibilidad de escoger su destino, Fidel se adentró en trascendentales valoraciones económicas, desde la coherencia de las naciones que con más rigor sufrían las consecuencias del atraso y el subdesarrollo. Sobre este particular dejó claro:
• El acceso a la independencia para un pueblo que se libera del sistema colonial o neocolonial es, a la vez, el último acto de una larga lucha y el primero de una nueva y difícil batalla.
• Posee una importancia suprema consolidar la independencia política mediante la emancipación económica.
• En la agricultura se perpetúa el retraso y el proceso de industrialización tampoco avanza. La mayoría de las naciones desarrolladas aprecia la industrialización de los países en desarrollo como una amenaza.
• Se nos condenó a ser productores de materias primas y productos agrícolas baratos. Se no quiere transferir las industrias de menor tecnología, de más baja productividad y que más polucionan el ambiente. Eso lo rechazamos terminantemente.
• Lo más grave de esa estructura dependiente es que aquello que importamos es en base a los patrones de la sociedad de consumo, que de ese modo se introduce por los resquicios de nuestro comercio, infecta nuestras propias sociedades y añade así un nuevo elemento a la ya permanente crisis estructural.
• La explosión demográfica no es la causa, sino la consecuencia del subdesarrollo.
•La situación de retraso agrícola e industrial es el resultado de relaciones internacionales injustas y desiguales.
• La crisis del sistema económico internacional no es coyuntural, sino que constituye un síntoma de desajustes estructurales y de un desequilibrio que están en su propia naturaleza.
• Esta crisis es el resultado de la persistente falta de equidad en las relaciones económicas internacionales.
• La "autosustentación colectiva" entre los países en vías de desarrollo, se concibe no como algo siquiera parecido a la autarquía, sino como un factor de equilibrio en las relaciones internacionales.
• El problema de la energía, solo puede ser examinado en su contexto histórico.
• Las transnacionales trastornan la economía, violan la soberanía de los países en desarrollo, menoscaban los derechos de los pueblos a la libre determinación, interfieren los principios de no injerencia en los asuntos de los Estados.
Con respecto a la manera en que el Movimiento se propuso encarar ese complejo panorama, el Jefe de la Revolución explicó una de serie de acciones a mediano y largo plazo, que permitían llevar adelante la visión estratégica de no renunciar a la lucha en todos los ámbitos. Algunos de los enfoques de mayor significación fueron:
• El primer objetivo fundamental de nuestra lucha consiste en reducir, hasta eliminarlo, el intercambio desigual. Hoy se cambia una hora de trabajo de los países desarrollados por 10 horas de trabajo de los países subdesarrollados.
• Hay que establecer una permanente correspondencia entre los precios que reciben los Países No Alineados por las exportaciones de sus productos y los de sus importaciones.
• Debe eliminarse el “vicioso” proteccionismo reintroducido en la economía internacional, que amenaza con conducirnos nuevamente a una guerra económica nefasta.
• La situación relacionada con la deuda externa es ya insostenible.
Hay que establecer nuevos sistemas de financiamiento a largo plazo y con bajos intereses.
• Una parte importante de los inmensos recursos que la humanidad hoy dilapida en la carrera armamentista tienen que ser dedicados al desarrollo.
• Hay que levantar un nuevo sistema monetario internacional, que impida las fluctuaciones desastrosas que sufren las monedas que prevalecen en la economía internacional, en particular el dólar norteamericano.
• El intercambio desigual, la inflación y el proteccionismo deben cesar.
• El desequilibrio que existe en cuanto a la explotación de los recursos marinos, es abusivo, y debe ser abolido.
• Los recursos financieros que reciben los países en desarrollo, son insuficientes por lo que deben experimentar aumento.
• El sistema monetario internacional está en bancarrota y necesita con urgencia ser sustituido.
• Las deudas de los países de menor desarrollo relativo y en situación desventajosa, son insoportables y no tienen solución y deben ser canceladas. La deuda de los países subdesarrollados es insoportable.
• En este proceso, que implica contradicciones, lucha y negociaciones, los países No Alineados tienen que depender, en primer término, de sus propias decisiones y esfuerzos.
• Hay que acometer los cambios estructurales necesarios de índole económica y social, considerando que es esta la única forma de eliminar la vulnerabilidad actual de nuestras economías y de convertir el simple crecimiento estadístico en un verdadero desarrollo.
• Desarrollo es, principalmente, la atención al ser humano, que ha de ser el protagonista y el fin de cualquier esfuerzo por alcanzar esa condición.
• La tarea de ayudarnos a salir del subdesarrollo es, pues, en primer término, una obligación histórica y moral de aquellos que se beneficiaron con el saqueo de nuestras riquezas y la explotación de nuestros hombres y mujeres durante décadas y siglos.
• Hay que invertir no menos de 25 000 millones anuales en los países subdesarrollados. Esta ayuda debe ser en forma de donaciones y de créditos blandos a largo plazo y mínimo interés.
• Si queremos paz, harán falta estos recursos. Si no hay recursos para el desarrollo no habrá paz.
• La enorme responsabilidad de estudiar, organizar y distribuir esta suma de recursos debe corresponder enteramente a la Organización de las Naciones Unidas, sin que la cuantía de los donativos tenga nada que ver con el poder de voto para decidir la oportunidad de los préstamos y el destino de los fondos.
• Aunque el flujo de recursos debe ser valorado en términos financieros, no debe consistir solo en ellos. También la asistencia de personal técnico y la formación de técnicos debe ser contabilizada como una contribución.
• Hay que unir todas las fuerzas superando los antagonismos Norte-Sur y Este-Oeste.
• No es una dádiva lo que estamos reclamando. Si no encontramos soluciones adecuadas, todos seremos víctimas de la catástrofe.
Como ocurrió inexorablemente desde el triunfo revolucionario, Fidel manifestó el propósito de contribuir en la medida de nuestras posibilidades, a la erradicación de estos problemas. Desde la prédica Martiana de que la mejor manera de decir es hacer, ratificó que podíamos enviar a donde se necesitase: “… miles o decenas de miles de técnicos: médicos, educadores, ingenieros agrónomos, ingenieros hidráulicos, ingenieros mecánicos, economistas, técnicos medios, obreros calificados, etcétera”. 10
Sus palabras, cargadas de fuerza atronadora, mantuvieron en vilo al auditorio. En el epílogo arremetió nuevamente contra la irracionalidad vinculada con los gastos militares y la urgencia impostergable de dedicar esos recursos a la solución de dificultades perentorias que afectaban a las personas, de uno a otro confín.
“El ruido de las armas, del lenguaje amenazante, de la prepotencia en la escena internacional debe cesar. Basta ya de la ilusión de que los problemas del mundo se puedan resolver con armas nucleares. Las bombas podrán matar a los hambrientos, a los enfermos, a los ignorantes, pero no pueden matar el hambre, las enfermedades, la ignorancia. No pueden tampoco matar la justa rebeldía de los pueblos y en el holocausto morirán también los ricos, que son los que más tienen que perder en este mundo (APLAUSOS).
“Digamos adiós a las armas y consagrémonos civilizadamente a los problemas más agobiantes de nuestra era. Esa es la responsabilidad y el deber más sagrado de todos los estadistas del mundo. Esa es, además, la premisa indispensable de la supervivencia humana”. 11
“El anacrónico privilegio del veto y el uso abusivo del Consejo de Seguridad por parte de los poderosos, entronizan un nuevo colonialismo dentro de las propias Naciones Unidas”
El 21 de octubre de 1995 nuevamente llegó a esa ciudad, para participar en las sesiones especiales desarrolladas con motivo del quincuagésimo aniversario de la ONU. Además de sus vibrantes palabras en la sesión conmemorativa extraordinaria de la Asamblea General, realizó profundas reflexiones en el acto de solidaridad con Cuba, celebrado en la Iglesia Bautista Abisinia de Harlem; y en los intercambios que sostuvo con la comunidad boricua, en el Bronx, y con representantes de los Pastores por La Paz, en la sede de la Misión permanente de Cuba.
Su discurso en el podio de la ONU fue un relámpago cargado de verdades que impactaron directamente en la diana. A diferencia de las presentaciones de 1960 y 1979, esta vez la exposición apenas rebasó los cinco minutos, lo que no le impidió denunciar con la contundencia acostumbrada los principales problemas que afectaban a la gran mayoría de la población mundial.
En Nueva York, Fidel retomó varios de los temas que a lo largo del tiempo fungieron como bujía de su intenso bregar en la arena internacional. Aquí, como en el resto de su obra, se palpa la universalidad y coherencia de su pensamiento, rasgos que, entre múltiples virtudes, contribuyeron enormemente a que fuera percibido por las masas en cualquier latitud, como su mejor representante, por la sintonía de las presentaciones llevadas a cabo en cada foro y los anhelos populares. Alguno de los “misiles” que lanzó otra vez fueron:
•Hay que proscribir de manera completa todas las armas de exterminio en masa. Debe producirse el desarme universal y la eliminación del uso de la fuerza, la prepotencia y las presiones en las relaciones internacionales.
• El anacrónico privilegio del veto y el uso abusivo del Consejo de Seguridad por parte de los poderosos, entronizan un nuevo colonialismo dentro de las propias Naciones Unidas.
• Hay que hacer realidad la democratización de las Naciones Unidas, la independencia y la igualdad soberana de los Estados, la no intervención en sus asuntos internos y la verdadera cooperación internacional.
• Tiene que imponerse la racionalidad, equidad y justicia en el mundo.
Esta intervención del 22 de octubre, hay que apreciarla como prolongación de la que efectuó cuatro días antes (igualmente un mazazo, de solo siete minutos) en la ciudad colombiana de Cartagena de Indias, durante la XI Cumbre del Movimiento de Países No Alineados. En la urbe cafetera, con respecto a la impostergable democratización de la ONU, igualmente precisó:
“Es que el surgimiento de un mundo unipolar ha acentuado tendencias hegemonistas que intentan actuar por encima de las Naciones Unidas. Se pretende imponer la voluntad de la potencia hegemónica al Consejo de Seguridad y usarlo de instrumento para avasallar al mundo. (…) Es nuestro deber, frente a este peligro y otros males que nos amenazan, luchar resueltamente por democratizar las Naciones Unidas; que la Asamblea General ocupe el lugar que le corresponde; que el Consejo de Seguridad deje de usurpar sus funciones y de actuar a sus espaldas. Cesen los privilegios. Que el carácter de miembro permanente deje de ser atributo casi exclusivo de países europeos o de potencias nucleares o naciones superricas. No es posible vacilar. Luchemos decididamente para que se concedan dos puestos permanentes, en un Consejo de Seguridad ampliado, a América Latina, dos al África, que no poseen ninguno, y se añadan dos más al Asia, donde vive el 60 por ciento de la población mundial”.
Condenó además, idea que también se reitera en varias de las reflexiones y artículos escritos desde el 27 de marzo del 2007, las prerrogativas absurda de un quinteto de países de oponerse, mediante el veto, a los acuerdos del resto de las naciones.
“El irritante privilegio del veto debe ser por lo menos reformado, mientras exista ese anacrónico y antidemocrático instrumento. Cese el absurdo de que un solo país, de los pocos que lo disfrutan, pueda anular la voluntad y las decisiones de todos los demás países juntos que componen las Naciones Unidas”.12
Con la fuerza moral de quien desde sus responsabilidades al frente del gobierno cubano llevó adelante, como ningún otro jefe de estado a escala global, planes de cooperación y ayuda solidaria que beneficiaron no solo a las naciones tercermundistas sino a la propia población de Estados Unidos y otros países desarrollados, el Comandante en Jefe ratificó la esencia de nuestras aspiraciones.
• Un mundo sin hegemonismos, sin armas nucleares, sin intervencionismos, sin racismo, sin odios nacionales ni religiosos.
• No pueden permitirse ultrajes a la soberanía de ningún país, ni modelos universales que no consideran para nada las tradiciones y la cultura de todos los componentes de la humanidad.
• Tienen que desaparecer los “crueles bloqueos que matan a hombres, mujeres y niños, jóvenes y ancianos, como bombas atómicas silenciosas”.
• Hay que respetar la independencia y la libre determinación de los pueblos.
• Necesitamos “un mundo de paz, justicia y dignidad, en el que todos, sin excepción alguna, tengan derecho al bienestar y a la vida”. 13
En el encuentro que tuvo lugar en Harlem, en la misma jornada, Fidel rememoró su visita a ese barrio 35 años antes, cuando se hospedó en el Hotel Theresa y departió allí con destacadas personalidades.
Hizo un recuento también de la ayuda brindada por Cuba en materia médica educacional, y de nuestra participación en la lucha por preservar la soberanía de Angola, obtener la independencia de Namibia y acabar con el oprobioso régimen del apartheid en Sudáfrica, enfrentando incluso los peligros asociados a que los racistas sudafricanos disponían del arma nuclear. Destacó, en ese sentido, el heroísmo de las tropas antillanas y angolanas en la batalla de Cuito Cuanavale. Encarar la complejidad de la situación creada en ese momento, añadió, obligó a trasladar a 55 000 hombres desde Cuba, de manera absolutamente voluntaria.
Sobre ello criticó que, al igual que ocurre en otros temas, los centros de poder se empeñan en sacar provecho de cualquier asunto, aunque ello implique ignorar la veracidad de los acontecimientos. Aludiendo a su presencia horas antes en la Asamblea General, afirmó:
“De eso no se habla en Naciones Unidas. Escuché un gran número de discursos, se hablaba y se aplaudía la independencia de Namibia, que parecía obra y milagro de Naciones Unidas (EXCLAMACIONES). Se hablaba del fin del apartheid, obra y milagro maravillosos de las Naciones Unidas. No se mencionó un solo cubano de los que murieron en esa lucha, no se mencionó ni siquiera el nombre de Cuba. Vean cómo a veces se pretende escribir la historia (EXCLAMACIONES)”. 14
Se refirió asimismo al “heroísmo” de las personas que promueven la solidaridad con Cuba, en un contexto signado por la presencia de grupos intolerantes con poder económico que emplean los Emotivo fue el intercambio con la comunidad boricua desarrollado en el Jimmy´ Bronx Coffe, promovido por el congresista demócrata José Serrano y por Julio Pabón, donde recibió innumerables muestras de efecto.
En su exposición el Comandante en Jefe hizo un análisis histórico sobre el tema migratorio hacia Estados Unidos, en el que dejó claro cómo antes de la Revolución los cubanos no recibían ningún privilegio para ingresar en aquel país y que esa política cambió abruptamente desde 1959. Sobre ello explicó también que, en los primeros años:
“Nosotros mismos no tuvimos la suficiente comprensión de que muchos de aquellos emigrantes eran económicos, y por sus declaraciones al llegar aquí para que los ayudaran, ya los veíamos como adversarios de la Revolución”
Consciente de que se trataba de un asunto de particular significado, añadió: “Quizás con la experiencia de hoy, las realidades de hoy y lo que aprendemos hoy, nosotros debimos haber hecho una clara diferenciación entre los que fueron emigrados --porque no eran exiliados, nadie los expulsaba-- por razones políticas y los que fueron emigrados por razones económicas. Puedo decirles que, incluso, conozco a muchos que emigraron por razones políticas que hoy tienen excelentes relaciones con la Revolución. Es decir, los tiempos cambian, la vida cambia, y les puedo asegurar que muchos de esos cubanos van cambiando y que pueden llegar a constituir, si no constituyen ya, una mayoría silenciosa que no tiene los recursos de otros, los medios de publicidad que tienen otros para hacer lobby. Se han especializado en lobby, y por eso son tan duras las batallas que tienen que librar Serrano y otros representantes en la Cámara y en el Senado, luchando contra esas medidas que son, realmente, crueles”.
Se refirió asimismo al “heroísmo” de las personas que promueven la solidaridad con Cuba, en un contexto signado por la presencia de grupos intolerantes con poder económico que emplean los métodos más inverosímiles para atemorizar a los que abogan por un cambio en la política estadounidense. 15
Explicó que embargo es “una palabra piadosa” para llamar al bloqueo, cuando “lo que ha habido con relación a Cuba es realmente una guerra económica, una guerra política”.
Jimmy, propietario de la instalación, le obsequió tres pelotas que para él entrañaban gran valor porque estaban firmadas por igual número de leyendas de las Grandes Ligas, todas ellas integrantes del Salón de la Fama: Mickey Mantle, de los Yanquis; Willy Mays, de los Gigantes y Duke Snider, de los Dodgers. También le entregó una camiseta blanca de los Bombarderos del Bronx, con en el rótulo en la espalda: “Castro 1”.
Fidel bromeó que todos los norteamericanos lo identificaban como pelotero, por ello cada visitante le regalaba implementos deportivos, biografías de grandes estrellas y anuarios estadísticos, o le pedía que le firmara alguna pelota.
Comentó que la prensa lo puso en el apuro de que expresara su preferencia por alguno de los conjuntos que intervenían en la llamada Serie Mundial, a lo que respondió -no sin antes aclarar que "me vas a pelear con la mitad de este país, ya no por razones políticas sino por razones deportivas"- , "Bueno, como soy amigo de Ted Turner, tengo que estar a favor de los Bravos de Atlanta.", aunque pidió que tuvieran “comprensión y perdón para mí”, porque luego le explicaron que la mayoría de los puertorriqueños simpatizaban con los Indios de Cleveland.
Ante la insistencia previa de Serrano y otros participantes de que Omar el “Niño” Linares jugara en algún momento la tercera base de los Yanquis de Nueva York, el líder cubano brindó una respuesta que confirma que Cuba en este asunto, al igual que en otros, tuvo la disposición de dialogar y encontrar soluciones desde el momento del triunfo revolucionario.
“Me hablaban de un buen atleta cubano, y ellos querían que un día viniera aquí a jugar con ustedes. Bueno, todo tiene remedio, ¿verdad? Habrá que buscar no se sabe cuántos permisos (RISAS), pero la buena voluntad nuestra no faltaría nunca en ese caso”. 16
En el epílogo de la visita se reunió con representantes de Pastores por la Paz, encabezados por el reverendo Lucius Walker, en la Misión Permanente de Cuba. En su intervención Fidel se refirió a diversos temas, entre ellos la manera en que se fueron mejorando las relaciones con las distintas denominaciones religiosas en nuestro país, y la posibilidad de que creyentes militaran en el Partido.
Trató igualmente diferentes asuntos históricos y del acontecer internacional, y realizó un balance de su visita a Nueva York, la que calificó de muy positiva por la oportunidad de llevar a cabo tantas actividades con diferentes sectores de la sociedad norteamericana. Condenó asimismo el bloqueo, por su carácter inhumano contra el pueblo, al que se le imponen todo tipo de privaciones, entre ellas las relacionadas con la adquisición en numerosas ocasiones de medicamentos vitales para salvar vidas.
Sobre Lucius confesó que: “siento un especialísimo cariño, una extraordinaria gratitud y un enorme afecto por él”. Resaltó, en esa línea, el honor que representaba intercambiar con personas como ellos.
“Nosotros vemos en ustedes y en sus acciones, realmente, la expresión de las mejores virtudes y de las mejores cualidades del pueblo norteamericano, y nos premia a nosotros, que nunca hemos culpado al pueblo norteamericano, ni aun aquellos que hayan estado confundidos o engañados, sabemos que el pueblo no tiene la culpa. Los norteamericanos que han visitado nuestro país saben que es el país donde más se les respeta, donde se les trata con más hospitalidad, es el país de donde nunca sale una palabra ofensiva contra un norteamericano. Esa es la educación, esa es la conciencia de nuestro pueblo y ustedes nos están demostrando que teníamos mucha razón”.
Como expresión de lo que significaba ese grupo, consagrado a la lucha por romper el bloqueo y cuyas imágenes en la frontera trasladando ayuda solidaria sobreponiéndose a los vejámenes policiales quedaron grabadas en nuestro pueblo, afirmó:
“Dicen que Cristo le dijo a Pedro: "Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia." Nosotros podemos decir de ustedes, de los amigos de Cuba, de los Pastores por la Paz, aquello que Cristo dijo: Ustedes son como piedras de hermandad, de solidaridad, de nobleza y sobre esas piedras se edificarán las eternas relaciones amistosas y fraternales entre los pueblos de Estados Unidos y de Cuba”. 17
De igual manera realizó una valoración muy positiva de su Santidad Juan Pablo II, a quien saludó en el Vaticano a finales de 1996, a propósito de su presencia en la Cumbre de la FAO celebrada en Roma. Fidel invitó al Sumo Pontífice a viajar a Cuba, hecho que se concretó en enero de 1998, convirtiéndose de esa manera en el primer Santo Padre en tocar suelo cubano.
El éxito de aquellos encuentros puede aquilatarse en toda su dimensión en las ulteriores visitas de Benedicto XVI, en marzo del 2012 y de Francisco, en septiembre del 2015, a lo que habría que añadir el intercambio en La Habana entre el Papa Francisco y Kirill, Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, el 12 de febrero de 2016, acontecimiento que no tenía parangón desde el año 1058, por lo que muchos denominaron a lo ocurrido en la capital antillana como el “encuentro del milenio”.
La intensa agenda cumplida incluyó, entre otras actividades, encuentros con Peggy Rockefeller, nieta de David, ex presidente del Chase Manhattan Bank y con varias de las más relevantes personalidades de la prensa de ese país, como Dan Rather, de la CBS; Mortimer B. Zuckerman, presidente y co-editor del Daily News; Diane Sawyer, Barbara Walters y Peter Jennings, de ABC; Mike Wallace y el productor ejecutivo de “60 Minutes”, Don Hewitt, de CBS; la editora de la revista New Yorker, Tina Brown; el entrevistador de PBS, Charlie Rose; Tom Johnson de CNN y William Safire, columnista del The New York Times.
Como cuestión que concitó el rechazo de muchos quedó el hecho de que Rudolf Giuliani, alcalde republicano de Nueva York, ofreció una cena de bienvenida a los mandatarios asistentes a la cumbre de la que excluyó a Fidel y al líder palestino Yaser Arafat. Los presidentes de Brasil y Chile, Fernando Henrique Cardoso y Eduardo Frei, respectivamente, declinaron la invitación al banquete, algo que no hicieron Carlos Menem, de Argentina, y Rafael Caldera, de Venezuela. 18
“La lucha por lo imposible debe ser el lema de esta institución que hoy nos reúne”
Cinco años más tarde, en septiembre del 2000, volvió a levantarse su voz, esta vez en las deliberaciones de la denominada Cumbre del Milenio. Como en las ocasiones anteriores Fidel cumplimentó un programa abarcador, que le permitió entrar en contacto con disimiles personalidades políticas y sociales.
El día 6 intervino en el plenario de la Asamblea General y, nuevamente en pocos minutos, fulminó a quienes eran los verdaderos responsables de los principales males que enfrenta la humanidad.
Sin perder un segundo, con un ritmo trepidante, desgranó cuestiones insoslayables en la aspiración de construir un mundo mejor. Sus reflexiones, el reconocimiento en ese sentido fue aplastante, devinieron en prolongación de lo que sentían millones en todo el orbe y que, desafortunadamente, no podían expresar.
Una síntesis de esas verdades, que se clavaron como dardos en el corazón de los promotores de la injusticia, la encontramos en estas ideas. Específicamente sobre las impostergables transformaciones a las que está abocada la ONU, señaló:
• Hay que reformar esta vetusta institución, y convertirla en un órgano que represente verdaderamente los intereses de todos los pueblos del mundo.
• No puede existir para nadie el irritante y antidemocrático derecho de veto.
• Debe iniciarse un sano proceso que implique la ampliación del número de miembros y la representatividad del Consejo de Seguridad.
• El Consejo de Seguridad debe ser un órgano ejecutivo subordinado a la Asamblea General, la cual debería tomar las decisiones en temas tan vitales como la intervención y el uso de la fuerza.
• El principio de la soberanía no puede ser sacrificado en aras de un orden explotador e injusto en el que, apoyada en el poder y su fuerza, una superpotencia hegemónica pretende decidirlo todo.
• El objetivo fundamental de las Naciones Unidas, en el siglo apremiante que comienza, es el de salvar al mundo no sólo de la guerra sino también del subdesarrollo, el hambre, las enfermedades, la pobreza y la destrucción de los medios naturales indispensables para la existencia humana.
• La lucha por lo imposible debe ser el lema de esta institución que hoy nos reúne.
Sobre problemas denunciados a lo largo del tiempo, ratificó que:
• Las causas fundamentales de los actuales conflictos están en la pobreza y el subdesarrollo que prevalecen en la inmensa mayoría de los países, y en la desigual distribución de las riquezas y los conocimientos que impera en el mundo.
• El subdesarrollo y la pobreza actuales son la consecuencia de la conquista, la colonización, la esclavización y el saqueo de la mayor parte de la Tierra por las potencias coloniales, el surgimiento del imperialismo y las guerras sangrientas por nuevos repartos del mundo.
• Esas potencias tienen la obligación moral de indemnizar a nuestros países por el daño que les hicieron durante siglos.
• Nada de lo que existe en el orden económico y político sirve a los intereses de la humanidad. No puede sostenerse. Hay que cambiarlo.
Un día después también habló en la Mesa Redonda No. 2 convocada durante la Cumbre. En sus palabras dejó claro que estaba “traumatizado” por el “desastroso estado de salud del mundo”, ilustrando con datos inapelables ese terrible panorama.
En otra demostración de la solidaridad practicada por nuestro país desde 1959, explicó que estábamos dispuesto a cooperar con el personal médico necesario, si lo decidía la Naciones Unidas, con la Organización Mundial de la Salud y los pueblos de África Subsahariana para organizar la manera de enfrentar la terrible epidemia provocada por el SIDA y otras enfermedades en esas naciones. Podemos hacerlo porque disponemos del capital humano y éste, expresó, es más importante aún que el capital financiero.
Sus palabras estremecieron aquella sala:
“Estamos proponiendo, en concreto, un programa para África. No estoy exagerando en lo más mínimo, y no estamos buscando nada. Nuestros médicos adonde van no hablan ni de religión, ni de política, ni de filosofía, llevan años cumpliendo misiones y han adquirido un gran respeto y un gran reconocimiento por parte de la población. Dejo esta proposición en manos de esta mesa redonda de las Naciones Unidas, y más nada”. 19
Esa propia jornada participó en la Mesa Redonda No. 3, "El papel de las Naciones Unidas en el Siglo XXI", en la que también analizó la compleja situación imperante. Esa Mesa fue presidida por el Comandante venezolano Hugo Chávez Frías, a quien Fidel le pidió trasmitiera a nombre de los participantes las preocupaciones allí expresadas, cuando hiciera uso de la palabra en la fecha siguiente.
Retomando lo urgente de transformar el funcionamiento de Naciones Unidas, comentó:
“Eso equivale a una especie de derecho divino, el veto, con un poder absoluto, al lado del cual aquel de Luis XIV no era nada. Si ese personaje histórico pudo decir: "El Estado soy yo", cualquiera de los que estaban en aquella mesa como miembros permanentes del Consejo de Seguridad podrían decir: "Las Naciones Unidas soy yo", en especial la superpotencia más poderosa en todos los terrenos. Esa es la realidad, lo cual no quiere decir, ni mucho menos, que eso pueda ser eterno; y no puede serlo, porque el actual orden político y económico que impera en el mundo es, sencillamente, insostenible, y conduce a la catástrofe”. 20
Hizo además un análisis profundo sobre la caótica situación imperante, al punto que calificó que estábamos en presencia de una economía virtual y especulativa que trastocaba cualquier evaluación. Criticó enérgicamente el robe de cerebros sufrido por América Latina en los últimos 40 años, perdiendo la región un millón de sus más destacado profesionales que pasaron a trabajar en Estados Unidos y Europa.
Explicó cómo, en la década reciente, 49 de los 67 Premios Nobel otorgados en Física, Medicina y Química fueron “robados” por los países desarrollados, los cuales disponen además del 97 % de las patentes.
Aprovechó la ocasión para saludar, entre muchas personalidades, a los presidentes Jiang Zemin, de China; Vladimir Putin, de Rusia; Mahatir Mohamed, de Malasia y Jerry Rawlings, de Ghana.
Al reencontrarse con sus amigos de Harlem, en la Iglesia Riverside, expresó: “Nosotros estamos bien informados de la tragedia que sufre el mundo, porque uno de nuestros principios más sagrados es la solidaridad. (…) Pienso algo más: La humanidad llegará al máximo de su conciencia y de sus cualidades potenciales cuando a una persona, la muerte del hijo de cualquier familia, le duela tanto como la muerte de su propio hijo o de cualquier otro familiar cercano (Aplausos)”. 21
Por cierto que luego de concluida la sesión inaugural de dicha reunión en Naciones Unidas, justo cuando se les indicaba a los mandatarios marchar hacia un local para tomarse la foto oficial del evento, el compañero Fidel y el presidente Clinton cruzaron un breve saludo, el único entre presidentes de ambas naciones antes de que Barack Obama y el General de Ejército Raúl Castro lo hicieran en Sudáfrica en diciembre del 2013, en ocasión de las honras fúnebres del inolvidable luchador anti apartheid y ex presidente Nelson Mandela. 22
Con independencia de la brevedad de este material queda clara la coherencia del pensamiento de Fidel, en cuanto a la necesidad de luchar en todos los escenarios internacionales para construir un mundo mejor, así como la especial significación que le concedió al alcance de la ONU, en el enfrentamiento a los principales problemas que padece la humanidad.
Si bien permeados de los imperativos de cada etapa en que se produjeron sus análisis en la Asamblea General, ellos son invariablemente el reflejo de una visión orgánica, acerca de los graves riesgos impuestos por un orden internacional injusto, en la misma medida que constituyen, esencialmente, un testimonio de honda significación dialéctica y creadora sobre cómo enfrentar esos desafíos.
Parafraseando la oncena tesis de Marx sobre Feuerbach, Fidel nunca se dedicó exclusivamente a interpretar el mundo sino que, desde su acendrada cosmovisión tercermundista, formuló propuestas como nadie en aras de su transformación revolucionaria. Sus exámenes críticos sobre el desarme, el caótico orden económico, las relaciones internacionales, el imperialismo, las guerras o la necesidad de refundar las Naciones Unidas representan puntos cardinales, a nivel global, para entender las grandes epopeyas libradas desde el Sur en la contemporaneidad.
No se puede prescindir, en otras palabras, de dichas valoraciones, por su extraordinaria universalidad y vigencia, a la hora de sentar las bases de un mundo mejor, que tendrá que estar signado por presupuestos diferentes a los entronizados durante décadas.
Cada una de las oportunidades en que intervino en la Asamblea General fue aprovechada, asimismo, para dar conocer la realidad cubana, en la medida que esos viajes propiciaron un intercambió directo con diversos sectores de la sociedad norteamericana, estableciendo senderos para desarrollar vínculos en múltiples ámbitos entre las dos naciones. 23
Desde esa óptica podemos afirmar, apoyados en disímiles tópicos, que los viajes de Fidel a las Naciones Unidas, y particularmente sus intervenciones en los debates en la Asamblea General, representaron, en todos los casos, genuina demostración de la política exterior de la Revolución Cubana, vertebrada sobre principios irrenunciables, y colosales victorias de los pueblos latinoamericanos y tercermundistas, que vieron reflejadas en su voz las aspiraciones más nobles de nuestros pueblos, históricamente preteridas en los escenarios internacionales.
*El autor es Licenciado en Historia; Especialista en Defensa y Seguridad Nacional y Profesor Auxiliar del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU) de la Universidad de La Habana.
Referencias:
2 Marylin Luis Grillo: “Cuba aboga por mayor democracia en la ONU”, Juventud Rebelde, sábado 25 de junio de 2016, p. 03.
3 Manuel Bisbé Alberni. Nació en la ciudad de Santiago de Cuba el 28 de diciembre de 1906 y falleció de un infarto cardíaco, el 20 de marzo de 1961, en el puesto de combate asignado en Naciones Unidas defendiendo, sin concesión alguna, la verdad de la naciente revolución.
4 Núñez Jiménez recogió un amplio testimonio de aquellas jornadas, documentado además con fotos de los maestros Alberto Korda, Raúl Corrales y de su propia autoría. Con relación al segundo momento en que se encontró Fidel con Krushohv, relató: “Salgo rápidamente hacia la residencia, situada en Park Avenue y Calle 86 y, al llegar, me sorprende ver la gran cantidad de fotógrafos, reporteros y público en general. (…) Saludo a Nikita, le explico y comprende –se refiere a que Fidel demoraría unos minutos por gestiones impostergables en el Theresa (HPC)-. Evidentemente siente una viva simpatía por Fidel y la Revolución Cubana. Un periodista, ante la larga espera, le pregunta: –Krushohv, ¿no se siente usted como una novia a la que han dejado plantada en la puerta de la iglesia? –Yo nunca he sido una novia –dice sonriente-. Fidel vendrá. –¿Es cierto que Castro es comunista? –pregunta otro periodista. –No lo sé, lo que sí sé es que yo soy fidelista– es la respuesta de Nikita”. Sobre la amena conversación con el estadista egipcio, reflejó: “El gobierno y el pueblo de la República Árabe Unida apoyamos solidariamente a la Revolución Cubana –expresa Nasser. (…) Nuestra amistad fue iniciada cuando el Comandante Raúl Castro visitó Alejandría, por los festejos del 26 de Julio. Esa fecha simboliza la victoria de las revoluciones egipcia y cubana. Raúl seguramente le habrá hablado a usted del entusiasmo desbordante con que fue recibido en el estadio de Alejandría. ¿Estaría usted dispuesto a visitar El Cairo?”. Curiosamente, 49 años después, en julio del 2009, el General de Ejército Raúl Castro sostuvo un emotivo encuentro en Egipto con Mona Abdel, hija de Nasser, luego de concluir la cumbre del Movimiento de Países No Alineados, donde nuestro país le entregó la presidencia a los anfitriones. Ver: Antonio Núñez Jiménez: En marcha con Fidel-1960, Ediciones Mec Graphic Ltd., La Habana, 1998, pp. 282-286.
5 Ídem, p. 300.
6 Varias de las intervenciones citadas de Fidel fueron tomadas del sitio digital del gobierno cubano que recoge íntegramente la mayor parte de sus discursos. La dirección genérica del mismo es www.cuba/gobierno/discursos y la descarga ocurrió a través de http//www/gobierno/discursos/2008/esp/f180208ehtml. En lo adelante, cuando solo se indique la fecha en que pronunció esas palabras, implica que fue tomada de dicha dirección. Fidel Castro Ruz: Discurso en la ONU, 26 de septiembre de 1960.
7 Ídem.
8 Antonio Núñez Jiménez: En marcha con Fidel…, p. 305.
9 Para que tengamos una idea más exacta del número de asuntos abordados esta vez, diremos que, haciendo conteo computadorizado, en septiembre de 1960 la versión impresa de su alocución consta de 21 897 palabras; 232 párrafos; 1933 líneas y 133 896 caracteres con espacio, mientras que la de 1979 dispones de 11 626 palabras; 179 párrafos; 1139 líneas y 73 182 caracteres con espacio.
10 Fidel Castro Ruz: Discurso en la ONU, 12 de octubre de 1979.
11 Ídem.
12 Fidel Castro Ruz: Discurso en la XI Cumbre del Movimiento de Países No Alineados, celebrada en Cartagena de Indias, Colombia, el 18 de octubre de 1995.
13 Fidel Castro Ruz: Discurso en la Sesión Conmemorativa Extraordinaria de la Asamblea General de las Naciones Unidas, por el Quincuagésimo Aniversario de la ONU, Nueva York, 22 de octubre de 1995.
14 Fidel Castro Ruz: Discurso en el acto de solidaridad con Cuba efectuado en la Iglesia Bautista Abisinia de Harlem, el 22 de octubre de 1995.
15 Sobre ello amplió el Comandante: “Conozco personas en Miami que tienen que vivir clandestinas, conozco personas en Miami que cuando me cuentan lo que les ha ocurrido, uno casi no puede creerlo, cosas de todo tipo: perseguirlas en el trabajo, perseguirlas en el club donde hacen ejercicios y hacen otras cosas, perseguirlas en la casa, lanzar amenazas por teléfono, y, sobre todo, un terror de tipo psicológico: la radio y la televisión, ataques, calumnias. (…) Algo más, tomar familias que han estado viajando en un carro con los hijos y agitarles el carro en la calle como venganza, o porque hayan ido a una reunión en La Habana, o porque sean contrarios a medidas hostiles como el bloqueo. Han llegado a amenazar los hijos, y yo me pregunto si esos son métodos democráticos, si son métodos humanos, o son métodos que merecen llamarse realmente como lo que son, métodos fascistas (APLAUSOS), y los han utilizado contra las personas, contra otros compatriotas. Esos métodos más tarde o más temprano tienen que fracasar”. Fidel Castro Ruz: Discurso en el encuentro con la comunidad puertorriqueña, en el distrito del Bronx, Nueva York, el 23 de octubre de 1995.
16 Ídem. También en la visita de 1979 le preguntaron a Fidel su preferencia por uno de los equipos participantes en la llamada Serie Mundial. Aquella vez se inclinó por los Piratas de Pittsburgh, sobre los Orioles de Baltimore, simplemente porque “es un equipo con mayor cantidad de jugadores negros”. Tanto los Piratas ese año, como los Bravos en 1995, ganaron el Clásico de Otoño, lo que hizo a muchos reverenciar la efectividad de Fidel a la hora de establecer sus simpatías deportivas.
17 Fidel Castro Ruz: Discurso en el encuentro con los Pastores por la Paz, celebrado en la Misión Permanente de Cuba, Nueva York, 25 de octubre de 1995.
18 Dijo al respecto: “Ayer hubo una comida (RISAS Y APLAUSOS); pero creo que el alcalde dijo que yo era un demonio y que a un demonio no se le podía invitar a una comida. Digo: "¡Caramba!, voy a pasar hambre el primer día en Nueva York" (EXCLAMACIONES Y RISAS). Después me dijeron que había un concierto, que invitaban las Naciones Unidas; pero la orquesta era de la alcaldía, y la alcaldía –o el alcalde– dijo que de ninguna manera aquella orquesta podía tocar donde estuviera el "demonio" aquel. ¡Lo insólito! (RISAS.) Una familia amistosa, rica, un grupo de empresarios me invitaron a cenar, invitaron al "demonio" (RISAS). Paradojas, y debemos alegrarnos, porque son muchos más los que comprenden que todas esas cosas del bloqueo son absurdas, son locas (APLAUSOS), y muchos hombres de empresa se oponen hoy al bloqueo y luchan contra el bloqueo”. Fidel Castro Ruz: Discurso en la Iglesia Bautista Abisinia de Harlem.
19 Fidel Castro Ruz: Intervención en la Mesa Redonda No. 2 de la Cumbre del Milenio, Nueva York, 7 de septiembre del 2000.
20 Fidel Castro Ruz: Intervención en la Mesa Redonda No. 3 de la Cumbre del Milenio, "El papel de las Naciones Unidas en el Siglo XXI", Naciones Unidas, Nueva York, 7 de septiembre del 2000.
21 Fidel Castro Ruz: “La especie humana alcanzará sus grado más alto cuando cada pueblo sea capaz de sufrir como propio el dolor de los demás pueblos del mundo”, Discurso pronunciado en el acto de solidaridad con Cuba efectuado en la Iglesia Riverside, Harlem, Nueva York, 8 de septiembre del 2000, Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, La Habana, 2000, p. 12.
22 Sobre el incidente el Comandante escribió una breve nota aclaratoria titulada “El saludo a Clinton”, que él mismo leyó en el acto celebrado en la Iglesia Riverside. En una parte de la misma apunta: “Apenas cuatro metros delante percibo a Clinton saludando a varios Jefes de Estado que por allí cruzaban. Por cortesía el Presidente iba dándole la mano a cada uno de ellos. No podía yo salir corriendo para evitar pasar por aquel punto –es más, no tenía hacia donde correr (Risas) -; él tampoco podía hacerlo. Habría sido vergonzosa cobardía de ambos. Proseguí detrás de los demás. En cuestión de dos minutos llegué al punto donde debía pasar delante de él. Igual que los demás me detuve unos segundos, y con toda dignidad y cortesía lo saludé (Aplausos); él hizo exactamente lo mismo, y seguí adelante. Habría sido extravagante y grosero hacer otra cosa. Todo duró menos de 20 segundos. (…) La mafia de Miami –no me refiero ni mucho menos a los muchos buenos cubanos que hay en Miami- se puso histérica. Según ellos, el Presidente había cometido un gran crimen. A tales extremos llega su fundamentalismo. Por mi parte, me siento satisfecho de mi comportamiento respetuoso y civilizado con el Presidente del país que ha sido anfitrión de la cumbre”. Con respecto al saludo entre Raúl y Obama, expresó Fidel: “El papel de la delegación de Cuba, con motivo del fallecimiento de nuestro hermano y amigo Nelson Mandela, será inolvidable. Felicito al compañero Raúl por su brillante desempeño y, en especial, por la firmeza y dignidad cuando con gesto amable pero firme saludó al jefe del gobierno de Estados Unidos y le dijo en inglés: "Señor presidente, yo soy Castro". Ver: Ídem, pp. 61-62., y “Mandela ha muerto ¿Por qué ocultar la verdad sobre el Apartheid?”, reflexión publicada en Cubadebate el 18 de diciembre del 2013.
23 Pese a que algunos sectores en Estados Unidos intentan desconocer las posiciones de la dirección revolucionaria en ese sentido, lo cierto es que en incontables ocasiones el compañero Fidel planteó, de manera pública y privada (como reconoció Raúl en sus palabras del 17 D) la voluntad de establecer relaciones normales, sobre el más profundo respeto a nuestra soberanía. Un ejemplo inequívoco de ello son sus valoraciones sobre el tema, a propósito del Primer Congreso del Partido, en diciembre de 1975. En esa ocasión, señaló el Comandante en Jefe: “…no fue Cuba la que rompió relaciones, ni inició la vía de las agresiones, que hemos derrotado... (…) Hemos hecho la historia resumida de tales ataques. Pero comprendemos que es un deber nuestro, como Estado en la comunidad internacional, estar abiertos al arreglo de un problema que en algún momento puso en peligro la paz en todo el mundo”, a lo que sumó la idea de que: “Pero lo que rige para nosotros en este importante problema es sobre todo nuestra política de principios” y “De lo que se trata es de negociar en condiciones de igualdad”. Ver: Informe Central al Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1978, pp. 242-243.