"Fidel Castro es el ser humano más humano que he conocido" fue la frase con la que Pascal Onguembi, embajador de la República Democrática del Congo, intentó resumir su admiración por el líder cubano.
Fue en uno de los eventos dedicados en esta ciudad a la huella africana y el decano del cuerpo diplomático en Cuba agradecía a la Isla la solidaridad de siempre y en particular el apoyo a esas tierras, principalmente en las esferas de la salud y la educación.
 
Con esas 11 palabras, el representante del continente dibujaba lo que quizás muchos de sus coterráneos piensan sobre el estadista y revolucionario, artífice de esa inmensa obra de amor y desinterés forjada durante décadas y puesta a prueba en más de una ocasión ante complejas situaciones en el mundo.
 
Imposible olvidar, al hacer un recuento somero del legado fidelista las múltiples ocasiones en las que Cuba fue la primera en llegar con su ayuda fraternal a pueblos que sufrían terremotos devastadores, fuertes huracanes y otros desastres naturales, al igual que ante tragedias nucleares como la de Chernobil.
 
Con la premisa de compartir lo que se tiene y no lo que les sobra, los cubanos aprendieron a tender la mano a los más necesitados en cualquier latitud y a estar allí donde más requerido ha sido su aliento.
 
El contingente médico Henry Reeve, una de las obras mayores de Fidel, es símbolo de esa noble capacidad de entrega que tuvo en el reciente combate contra el ébola en Africa una de sus expresiones cimeras. Sin pedir nada a cambio, la pequeña nación antillana ha ido sembrando así semillas de mejoramiento humano.
 
No ha bastado tampoco el envío de personal calificado para paliar esas desgracias, sino que se ha acompañado de la inteligente estrategia de formar aquí a personas de esas naciones más desfavorecidas para que retornen con el conocimiento y la disposición en pos de sacar adelante a sus hermanos.
 
La Escuela Latinoamericana de Medicina y la formación de esos profesionales y otros de diversas disciplinas en universidades cubanas a lo largo y ancho de la geografía nacional es otra de las realizaciones ideadas por el ex presidente.
 
Aunque la gratitud hacia Fidel puede anidar en múltiples y sorprendentes recodos del planeta, en su país brota desde lo más profundo del alma nacional. Ese sentimiento de muchos cubanos de origen humilde tiene su esencia en esta expresión: "Fidel fue el que nos hizo gentes".