Allocutions et interventions

Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en la Sesión Extraordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular, celebrada en el Palacio de Convenciones, el 20 de febrero de 1990

Date: 

20/02/1990

Bueno, compañeras y compañeros, realmente Juanito no me cedió los micrófonos, lo que hizo fue imponerme los micrófonos. Me preguntaban si iba a decir algo y dije: No sé, va a depender de lo que diga Juanito, si él va a hablar, no sabía la extensión, no sabía si él traía un papel, una guía o algo, y de eso dependía que yo viniera a decir algo aquí. Creí que iba a tener hasta más tiempo para revisar algunos datos o algunas cosas, por lo menos, algo de la prensa internacional, pero no tuve tiempo para nada de eso y lo que hemos tenido es un discurso realmente muy sustancioso, pero muy breve del compañero Escalona, que llegó con la carga de emoción lógica que, como él dice, nosotros podemos imaginar; no solo nos lo hemos imaginado, sino que lo hemos visto y lo hemos escuchado en las palabras del compañero Escalona.

Pienso que se ha hecho una buena elección, lo ha demostrado la Asamblea en el cúmulo de votos emitidos, votos en positivo, no era cuestión de echar un papelito en la urna, sino de votar directamente por el compañero en la soledad de nuestras conciencias y de nuestras urnas, hemos puesto allí la cruz y no hubo ni una sola boleta anulada, lo que da idea del nivel de instrucción que tenemos todos.

El Secretario repitió cómo se votaba, lo volvió a repetir y no hubo ninguna equivocación. Sí hubo algunas lógicas, necesarias e incluso convenientes discrepancias de puntos de vista, algunos compañeros que entendían que no era correcta, muy bien; 10 compañeros que no votaron por Juanito, muy bien; creo que como 17 que no votaron por la compañera Zoila, muy bien; han expresado sus puntos de vista, sus criterios.

Yo decía que la Asamblea demostraba, en la forma en que se expresó, el alto concepto que tiene de estos compañeros.

Estuve conversando con los miembros de la Comisión Electoral que, por cierto, ¿saben ustedes que cometimos una violación de la ley? ¿No lo saben? ¿Quién lo va a saber con tantas leyes que nosotros mismos hemos hecho y no hemos tenido tiempo suficiente de estudiar? Resulta que, según dice la ley, en la comisión tenían que ser 23, un diputado propuso que incluyeran dos más, el municipio especial Isla de la Juventud y también un compañero de Cienfuegos, y pusimos 25, pero como la Asamblea es soberana, pienso que ese error técnico la propia Asamblea, con su soberanía, lo ha subsanado; nadie, sin embargo, se acordó de que tenían que ser 23 y no 25, a pesar de que hay cantidad de abogados aquí. Me encontré con los miembros de la Comisión y estuvimos analizando la cuestión de la candidatura.

Les expliqué, en primer lugar, un principio, y dijimos: ¿Cuál es la opinión del Partido sobre esto? La opinión del Partido es esta, y nosotros no vamos a renunciar jamás al papel dirigente del Partido (APLAUSOS). Ya dije que eso no era cuestión constitucional, no lo voy a repetir, porque expresé en el congreso de los trabajadores nuestro criterio, si esto debe ser constitucional o no, pero que ahora no lo quitábamos, aunque solo fuera por una cuestión de elemental decoro, dijimos: bueno, la Constitución es hija de la Revolución y no la madre de la Revolución; la Constitución es hija del Partido y no la madre del Partido. El Partido existe per se, como instrumento de la Revolución, y mantendremos, además, inconmovible el principio del partido único, que no nos vino solo de Lenin, nos vino también de Martí cuando fundó el Partido Revolucionario para la independencia de Cuba, y no hizo tres ni diez, sino uno para dirigir la Revolución y la lucha por la independencia del país.

Nosotros al principio de la Revolución teníamos varios partidos y varias organizaciones y los unimos, porque descubrimos un día la conveniencia de luchar por la unidad de todas las fuerzas. Son principios sagrados para nosotros, martianos. Creo que Martí habló del Partido antes que Lenin, habría que revisar los libros de historia cuándo es que por primera vez Martí habla del Partido y de organizar el Partido, y después es cuando Lenin habla del Partido. De modo que esto para nosotros tiene una doble inspiración: una inspiración martiana y una inspiración leninista, pero, además, una inspiración revolucionaria que parte de una realidad y de una necesidad. Fue una gran victoria de la Revolución la unidad que logramos cuando se unieron todas las fuerzas revolucionarias y lo que contribuyó esto al avance de la Revolución, la fortaleza que le dio, cómo ayudó a defenderla de los ataques del enemigo, de todas las conspiraciones del enemigo: un bloqueo que lleva más de 30 años, una resistencia heroica a la hostilidad imperialista, una lealtad también heroica a los principios del internacionalismo revolucionario que ha escrito brillantes páginas, en las cuales ha participado una gran parte de nuestro pueblo. Por tanto, estos son principios, y lo decimos, para amigos, enemigos y neutrales.

Ahora, nuestro Partido lo que tiene es que perfeccionarse, él tiene que perfeccionarse, sus métodos de dirección, su trabajo, sus estructuras, incluso; o como decíamos recientemente, no solo el Partido, sino también las instituciones del Estado y las organizaciones de masas se cargaron de plantillas y se produjeron determinados problemas, a veces una dualidad de mando, que no es conveniente en ninguna circunstancia, una dualidad de funciones, nosotros todos estos aspectos tenemos que rectificarlos, tenemos que superarlos, y venimos librando una batalla que lleva tiempo.

También en las fábricas se inflaron las plantillas, en todos los centros de trabajo se inflaron las plantillas. Mas no venimos nosotros a decir de hoy para mañana que vamos a desinflar las plantillas, porque no tenemos por qué lastimar el honor o quizás el aprecio a sí mismos de miles, o decenas de miles, o cientos de miles de personas al decirles: tu trabajo es inútil, vete para tu casa aunque te vayas con sueldo. Un hombre se siente humillado, incluso, cuando aun pagándole el sueldo lo mandan para la casa. Nosotros sabemos cómo debemos hacer este esfuerzo, este trabajo, cómo aplicar el principio de la rectificación y el fortalecimiento del Partido, pero sin quitarle un ápice de la autoridad; al contrario, en todo el proceso de rectificación lo que hemos hecho es elevar el papel del Partido y la autoridad del Partido, el prestigio del Partido.

El Partido es nuestro instrumento fundamental, por excelencia, de la Revolución y de la construcción del socialismo, tarea histórica y extraordinariamente difícil cuando tiene que construirse en las condiciones en que lo ha tenido que construir nuestro país, a unas pocas millas del imperio reaccionario más poderoso de la Tierra y bajo su constante acecho, hostilidad, agresividad; es una tarea histórica, gigantesca. ¿Cuánto tiempo tendremos que trabajar en estas condiciones? Posiblemente mientras exista el imperialismo, ya después cuántas cosas no pudiera nuestro pueblo tomarse la libertad de hacer, pero ahora... La unidad del pueblo, ¡eso es lo más sagrado y el arma número uno de la Revolución!, requisito sine qua non para ganar la batalla de la construcción del socialismo en estas condiciones. ¿Qué quisieran los imperialistas? Que nos fragmentaran en 10 000 pedazos.

Por ahí hay países de Europa del este donde hay ya 80 partidos, ¡ochenta partidos! Defienda la Revolución con 80, o con 20, o con 10, o con 2, dividida aunque sea en dos partes.

Como les decía a unos diputados italianos no hace mucho, hablando de este tema: Miren, nuestra OTAN —y empecé a hablar de OTAN porque se trataba de italianos— es la unidad; nuestro Pacto de Varsovia, lo que nos defiende, es la unidad, y con esa arma, con esa fuerza, nosotros, que no pertenecemos a ningún pacto —y lo digo, además, ni queremos pertenecer a ningún pacto de tipo militar—, hace mucho tiempo que hemos vivido defendiéndonos por nuestra exclusiva cuenta, hace mucho tiempo que hicimos los cálculos correspondientes para tomar esta decisión. Pero nosotros tenemos una OTAN y un Pacto de Varsovia para defendernos, es nuestra unidad, y no admitiremos jamás nada que divida en lo más mínimo a nuestro pueblo, no admitiremos jamás nada que lesione en lo más mínimo esa fuerza fundamental de nuestro pueblo. Esto está tan clarísimo, que creo lo pueden entender hasta los niños del círculo; a los que están más o menos con dos o tres años de vida, creo que se les puede explicar por qué necesitamos la unidad, por qué tenemos un partido.

Ahora, dentro de las ventajas también hay inconvenientes y esos son los que nosotros debemos saber superar en nuestro proceso de rectificación, pero partiendo siempre de estos principios.

No es nuevo lo que voy a decir, lo expresé en el Comité Central cuando estábamos analizando las proposiciones del Buró Político, no piensen en cosas espectaculares; dejemos a un lado la espectacularidad, hagamos mucho, trabajemos mucho y prometamos poco. Y yo decía: es importante que los pasos que estamos dando no se malinterpreten, que no vayan a desatar un montón de expectativas dentro y fuera del país. Dentro fue totalmente comprendido nuestro documento explicando las decisiones del Comité Central; fuera no fue igualmente interpretado de una manera correcta.

Cuando leí el periódico, digo con franqueza, hubo un título que no me gustó: "Trascendentales acuerdos." No hacía falta usar la palabra trascendental. Importantes, importantísimos acuerdos. Pudiera parecer que el proceso de rectificación es nuevo y que por primera vez se habla de rectificación, porque nosotros somos un país pequeño y, como pequeños que somos, vaya usted a ver qué es lo que publican en el exterior de lo que Cuba hace, ¡muchas veces ni una palabra!

No podía ser más crítico de lo que fue, hoy sería más crítico todavía, porque sabemos más cosas, el informe al Tercer Congreso del Partido; ahí empezó el proceso de rectificación, cuando en ningún partido del campo socialista se hablaba de eso, ni se hablaba de reestructuración, ni se hablaba de nada, en el momento en que tiene lugar —véanse las fechas históricas, o la serie histórica— nuestro congreso, a principios de 1986, en febrero, que después se dilata o tiene una segunda sesión, a fines de año, y en el mes de abril de 1986 la clarinada contra una serie de fenómenos que estábamos observando y una lucha sostenida, tenaz, obstinada, para ir superando errores, deficiencias y tendencias negativas.

Para mucha gente en el mundo sería el viernes pasado que por primera vez se hablara en Cuba de rectificación, y la rectificación nuestra empezó primero que la de ningún otro partido. Pero hemos seguido nuestro camino, no lo hemos copiado de nadie, y una de las cosas en las cuales consistió la rectificación era barrer una serie de conceptos, o de ideas, o de formas de construir el socialismo que sí habíamos copiado. Nosotros descubrimos un montón de fenómenos con lo que teníamos, dijimos: esto no conduce a ninguna parte, esto hay que irlo superando y se ha trabajado duro en muchos campos, mucho se ha trabajado.

Pero en el mundo no saben que fuimos los primeros en plantear serios problemas, y ahora aparentemente no saben hacia dónde vamos, y debo decirlo con una frase que aquí se usó en algún tiempo: ¡Atrás ni para coger impulso!, es hacia adelante (APLAUSOS), o como les dije a los obreros: Cambios sí, pero cambios revolucionarios, para buscar más revolución, para hacer más sólida la Revolución. Que ni sueñe nadie que nosotros vamos a ir hacia el capitalismo o cosa que se parezca, a la propiedad privada de los medios de producción o cosa que se parezca. Nosotros, además, no tenemos que inventar, por ejemplo, al agricultor independiente, porque en todas las provincias tenemos productores independientes, campesinos individuales. ¿Cuántos quedan? Setenta mil, no son pocos, tienen hasta 65 hectáreas de tierra, y algunos son ricos.

En un principio de la Revolución se hicieron las dos reformas agrarias, y se les dijo: "Se les respetará a ustedes la voluntad, si quieren permanecer como propietarios independientes toda la vida."

Sabemos lo que es la propiedad independiente, y sabemos también lo que da y sabemos lo que no da; porque yo pudiera enumerar aquí qué sale de la producción estatal, y diría: esos 2 400 millones de huevos que consume la población los produce el Estado; y qué porcentaje del arroz y de la caña, y qué porcentaje de leche y de la carne de ganado bovino, casi el ciento por ciento; qué porcentaje de carne de ave, qué porcentaje de todos los alimentos fundamentales —de cerdo, por ejemplo, es casi también el ciento por ciento. Tanto que se habló del famosísimo mercado libre campesino y el mercado libre campesino nunca dio más del 2% de los abastecimientos, y muchas veces eran productos que se entregaban anteriormente al Estado; pero a partir de aquel momento los vendieron por la libre a cualquier precio.

Cuánta gente, incluso amiga nuestra, nos ha dicho: "¿Y ese mercado libre campesino por qué lo quitaron?" Y hay que hacerle la historia completa de lo que es el mercado libre campesino y de lo que es la producción en gran escala, y cómo no puede haber ningún porvenir en ninguna parte a base de pequeños agricultores independientes. Yo acepto, incluso, la agricultura capitalista en gran escala, usando la técnica, semillas enriquecidas, fertilizantes, máquinas, que es lo que nosotros hacemos en nuestras tierras, que hoy constituyen el 80% del fondo de tierras del país. Si no, ¿cómo se explica que de 350 000 macheteros hayamos reducido esa cifra en casi 300 000?, puesto que los que quedan cortando caña son unos 65 000. ¿Qué es eso sino mecanización? ¿Qué es eso si no productividad? ¿Qué es eso si no aplicación de la técnica?

¿Y por qué hoy tenemos tantos cientos de miles de constructores y de otros tipos de obreros en nuestras obras e industrias, si no porque mecanizamos la caña? Imagínense la caña sin mecanización en este momento, ¿qué sería del país? Y más un país que le ha dado oportunidad a todo el mundo de estudiar, y donde cientos de miles se hicieron maestros, profesores, profesionales universitarios, de todo. ¿Qué progreso podía haber en este país sin la mecanización de la caña? ¿Y qué mecanización de la caña habríamos podido hacer a base de minifundios? Las cooperativas usan sus combinadas, porque la cooperativa de producción agrícola es otra cosa, y la cooperativa no tiene el pedacito de tierra adentro —tiene el autoconsumo colectivo—: las combinadas se pueden mover libremente cortando la caña en una empresa estatal o en una cooperativa, los canales se pueden mover libremente llevando el agua hasta cualquier rincón, como una especie de arteria para la vida de las plantas. Pero nosotros hemos visto los trabajos que pasamos cuando en áreas de minifundio y de pequeños agricultores hay que hacer un plan de riego.

Y no hay que ir muy lejos, por allá por Camalote, en Camagüey, no se sabe el trabajo que hemos pasado para hacer un canal, y el canal tiene que dar la vuelta, hacer una curva, un rectángulo, una estrella completa: pasa por aquí, está este en el medio, el otro está allí, el desastre. Tenemos un plan con las Naciones Unidas y vamos trabajando allí; hicimos presas, micropresas, canales, ¡pero pasamos un trabajo colosal!, porque la pequeña propiedad choca hoy con la técnica, choca con la máquina, choca hoy con la ciencia.

Ustedes saben que nuestras esperanzas fundamentales en la caña están en el riego y el drenaje parcelario. Tenemos ya 121 brigadas trabajando en eso, y tendremos 200 a fin de año, y eso casi duplica los rendimientos de caña por hectárea. Nosotros en un futuro no lejano tendremos muchas áreas produciendo el doble, no todas, porque no a todas se les puede aplicar el riego y se les puede aplicar este sistema; pero tenemos 800 000 hectáreas a las que aplicarles el sistema.

Imagínense hacer eso en una economía de minifundios, con 100 000 propietarios, 200 000. Yo me rompo la cabeza y no veo cómo se puede aplicar esto, o un descubrimiento de la técnica; o en el arroz el sistema ingeniero, que casi duplica también los rendimientos; o el microjet y el riego por goteo, llevarlo en gran escala.

Nosotros sabemos lo que produce la economía estatal y la agricultura estatal en nuestro país, a pesar de deficiencias que pensamos superar por distintas vías; porque uno de los problemas de nuestros campos es que la gente ha buscado otros empleos que les resulten menos duros, o les agraden más, o más estables que el trabajo agrícola. Y nosotros sabemos bien las perspectivas que tiene nuestra economía agrícola, no podemos destruir eso.

Es decir que hay conceptos que para nosotros son muy sólidos, ¡muy sólidos!, y respetamos a ese agricultor independiente. Es verdad que el mercado libre frenó el movimiento cooperativo —hay que decir la verdad—, los campesinos empezaron a ganar un montón de dinero: si faltaba ajo y se vendía una cabeza de ajo, en un momento de escasez, a un peso, un individuo sembrando una hectárea de ajo no se sabe el dinero que recogía.

También tenemos algunos propietarios de camiones que, en una situación de gran demanda de transporte, se convierten en una fuente de ingresos tremenda. Muchas veces con simplemente pararse en una esquina y decir "voy para la playa", cargaba a no se sabe cuánta gente; o "voy para la escuela al campo", cargaba a no se sabe cuánta gente y cuánto dinero ganaba. No en balde ustedes ven por ahí muchos de esos cacharros viejos de la época prehistórica, de distintas marcas, caminando por carreteras y calles, casi todos están en manos de campesinos. Con el mercado libre: "15 000", "20 000", "25 000" pesos por un carro. "Ahí tiene." A veces uno pasa por las áreas campesinas y se encuentra tres carros de esos en una vivienda.

El mercado libre no dio nada, y les pongo un ejemplo: Solo nuestro plan porcino, el estatal, en tres años y medio debe incrementar en 100 000 toneladas de carne de cerdo, una sola de las carnes. Ya no hablo de los planes de producción ovina, o los planes de producción lechera, o los planes de la producción avícola, pues se están construyendo 600 naves por año hasta 1991 en un programa también de tres años, para incrementar la producción de huevos, para incrementar la producción de carne de ave. Pero cito un solo ejemplo, creo que todo el mercado libre campesino no llegaba a suministrar 4 000 toneladas de carne en total , que antes se acopiaba de una manera o de otra. El fertilizante para la caña, cultivo fundamental u otros, iba a parar a cualquier otra cosa. Esa es la realidad. Hemos vivido una experiencia práctica, real, de todo eso.

Nosotros sabemos cómo se incrementa la producción. Cómo 12 millones de quintales de arroz húmedo cosechado en el campo se pueden convertir en 24 millones, lo sabemos, con lo que estamos haciendo: con todos los planes de riego, con todos los canales, con todos los sistemas. Cómo convertir 12 millones de quintales en 20 millones, 22 millones y hasta 24 millones, lo sabemos y estamos trabajando para eso, haciendo las inversiones pertinentes para eso, aplicando la técnica pertinente para eso, que da lugar a un ahorro del 40% de agua, entre otras cosas; eleva de cuatro a cinco veces la productividad de los anegadores, ese hombre que anda con el azadón en las curvitas de nivel. Ese hombre lo más que atiende con el sistema tradicional son cuatro hectáreas, y con el otro sistema, abriendo y cerrando compuertas, puede atender 180 hectáreas, el hombre con una bicicleta por los caminos que van quedando entre los campos.

¡Vaya a hacer eso usted en una agricultura de minifundios!

Por eso nosotros tenemos ideas muy sólidas, realmente, y una convicción total de qué es lo que hay que hacer en la agricultura.

Si usted pasa del riego tradicional al microjet triplica en el plátano —lo sabe todo el mundo—, tienen que amarrar las matas y se pasan de 6 000 quintales en plátano fruta a 18 000 y a 20 000, y la plantación le dura 10 años y, realmente, no hay que renovarla completa, a no ser que venga un ciclón; ese es uno de los enemigos del plátano en nuestro país. Sabemos cómo se eleva la productividad con la aplicación consecuente y rigurosa de la técnica. En esto consiste también la rectificación de conceptos erróneos.

Hay cambios climáticos. Ustedes observan, por ejemplo, ahora mismo, lluvias que no son de un norte, sino del calentamiento de la atmósfera, en pleno mes de febrero; todo eso crea problemas. O a veces exceso de agua, y a veces sequía, que es otro de los fenómenos. Hay que agarrarse desesperadamente a los planes hidráulicos y disponer del agua necesaria donde esté, trasladarla y llevarla, que es lo que estamos haciendo, para llevar el riego y compensar lo más posible todos estos fenómenos de cambios climáticos. El hombre tiene que adaptarse a la naturaleza y tiene que usar la inteligencia para vencer los obstáculos de la naturaleza.

Traje a colación este ejemplo, ¿vamos a privatizar la agricultura? Y en América Latina, por indicación del Fondo Monetario, lo están privatizando todo; muchas de las industrias que tenía el Estado, incluso, muchas de las industrias básicas. Es toda la gran cruzada del imperialismo en el mundo de hoy por la privatización y nosotros estamos por la socialización.

¿Qué vamos a hacer nosotros, privatizar nuestro sistema médico, sanitario, con lo que tenemos? Ustedes saben bien lo que tenemos y lo que vamos teniendo cada vez más: nuestro sistema de hospitales especializados, con lo que se atiende, por ejemplo, a los niños en este país y con lo cual se ha reducido la mortalidad infantil a once y fracción, estamos entre los índices más bajos del mundo, y se ve claro que un poco más y bajamos de 10 en condiciones normales, no podría decir lo mismo si tenemos situaciones anormales. ¿En nuestro sistema qué vamos a hacer, el "Hermanos Ameijeiras" privatizarlo dentro de la ofensiva imperialista de privatización? ¿Qué vamos a hacer con nuestro médico de la familia, privatizarlo? ¿Ese médico de la familia que está en todos los rincones de nuestras montañas y que se extiende cada vez más por las ciudades, ese médico que está en la fábrica, que está en la escuela, qué vamos a hacer, privatizarlo?

Nosotros no podemos privatizar absolutamente nada, al contrario, tenemos que socializar progresivamente, porque no vamos a confiscar a nadie, a ninguno de esos campesinos los vamos a confiscar, a esos que nos han dado tantas lecciones sobre agricultura, a esos campesinos que nos han enseñado lo poco que se puede esperar de la agricultura minifundiaria, aunque son los campesinos más privilegiados del mundo: han recibido créditos de todas clases, se les ha perdonado montones de veces cada vez que ha ocurrido una situación adversa, no pagan virtualmente impuestos; son los únicos campesinos en el mundo que no pagan impuestos.

Nosotros queremos a nuestros campesinos, no les echamos en cara que tengan su propiedad privada; los respetamos, porque forman parte de nuestra Revolución, forman parte de nuestra historia y lo que hemos hecho con ellos no lo ha hecho ningún país del mundo: se les han dado todos los tractores que quieran, se ha mecanizado todo lo que se puede mecanizar, se les ha llevado el transporte, se les ha llevado la electricidad. Claro, al aislado ya es más difícil, tiene que ser a las cooperativas, y algunos aislados han recibido también electricidad.

Ayer leía que el 92% de la población recibe los servicios de la electricidad. Es impresionante esa cifra, y una gran parte de esa gente vive en los campos. Es decir, lo que ha hecho Cuba por los campesinos no lo ha hecho nadie y lo que han hecho ellos por nosotros tampoco lo ha hecho nadie, porque lucharon junto a nosotros y nos han enseñado que la agricultura debe ser socialista, y que lo que debe existir son las empresas estatales de la agricultura en gran escala, con la aplicación de la ciencia y la técnica, y las cooperativas de producción agropecuaria. Eso nos lo han enseñado los campesinos y estamos muy agradecidos por eso.

Ellos no tienen ninguna culpa, cuando nosotros mismos empezamos un proceso de corrupción de esos campesinos con la copia del famoso mercado libre campesino, creado en otros países y en otras condiciones históricas, ellos tienen el pedacito dentro de las tierras colectivas. Juegan un papel allí, no me meto, no critico a nadie, no tenemos por qué criticar a nadie, lo que tenemos es que saber qué debemos hacer nosotros. Y, por eso, una de las cuestiones básicas es esta: avanzar, avanzar sin injusticia, sin atropellar, sin violar el derecho de nadie.

A lo mejor hasta los tataranietos de cualesquiera de los que están aquí presentes conoce algún agricultor independiente, porque puede haberse encasquillado alguno, generación tras generación, en tener el pedazo aquel; que lo tenga. Nunca hemos forzado a nadie a entrar en una cooperativa o a entrar en una granja, únicamente aplicamos la ley o molestamos a alguien si hay que hacer una presa, porque no lo podemos dejar en el vaso de una presa; o cuando tenemos que hacer un canal grande, a veces, o cuando tenemos que hacer un ferrocarril de doble vía, o tenemos que hacer una autopista. A veces tenemos que molestar a los campesinos, porque ya eso se escapa a la voluntad, y eso está establecido en todas las constituciones del mundo: el derecho a expropiación por razones de interés público, o utilidad social.

Eso está en todas las leyes del mundo, y nosotros nunca ni la aplicamos, siempre hemos negociado con el afectado, bien sea en el campo o en la ciudad. Si hay que hacer una autopista: "Mire, por aquí va una autopista, esto es muy importante, nosotros le vamos a dar otra vivienda en otro lugar." Tratamos de satisfacer a la persona que afectamos, y no le decimos: "Mira, aquí te damos dinero", porque sabemos que con dinero no va a comprar otro apartamento. A todo el que le afectamos una vivienda le construimos su vivienda; a todo el que molestamos por alguna razón, involuntariamente, tratamos de ayudarlo y que quede complacido de la negociación con el Estado.

Ni en esos casos el Estado aplica la ley, creo que muy excepcionalmente, con alguna gente que se ha sentado a pedir el Capitolio a cambio de un apartamento. Le hemos dicho: "No puede ser, y aquí se va a construir esto, si ya no queda más remedio te vamos a aplicar la ley."

Por eso digo: no cometeremos ninguna injusticia y respetaremos eso, como es lógico. Nos apartaríamos de nuestra línea y nos apartaríamos de nuestras promesas, si nosotros intentáramos socializar o meter por la fuerza en una cooperativa a un campesino. Todo lo que se haga en ese terreno tiene que ser por persuasión con el campesino y no lo haríamos jamás usando el poder del Estado para lograr esos objetivos, ni lo necesitamos, si tenemos para trabajar un montón de años en las tierras de las empresas estatales y de las cooperativas. Este país, como dije, tiene el 80% de la tierra en manos de empresas estatales y otro 12% en las cooperativas de producción agrícola. Nuestro problema está en superar deficiencias, dificultades en el campo, y las estamos buscando, y les vamos a encontrar solución a esos problemas, para incrementar considerablemente la producción de alimentos para nuestra población e incrementar exportaciones, aplicando la técnica, lo más moderno que en el mundo exista y que nosotros conozcamos. Eso es lo que hacemos.

Pero es muy importante que se sepa el sentido de nuestro proceso de rectificación, es muy importante dentro y fuera.

Por ahí aparecieron —en España dicen que fue espectacular eso—unos cintillos enormes en toda la prensa, ya creían que aquí iba a pasar lo que pasó en otros países, que se iba a hacer lo que se hizo en otros países: "Purga Castro al Buró Político." Bueno, Pepe fue "purgado" del Buró Político, según la prensa; una purga. Cuando compañeros que tienen todo el respeto, todo el cariño de nuestro Partido y de nuestro pueblo, tienen que hacer otra tarea o ya no se justifica que estén desempeñando un cargo, una responsabilidad determinada, a eso le llaman purga.

Bueno, dos compañeros salieron y cuatro entraron —aquí está Veiga también, el otro compañero que salió—, luego, en vez de purga, debe haber sido una contrapurga, porque salieron dos y entraron cuatro.

Se imaginan que esto es el mundo que se está acabando, que hay una situación terrible. Situación terrible tiene todo el resto de América Latina, esa sí es terrible de verdad: países que tienen millones y millones de niños abandonados en las calles, sin padres y sin familias; un analfabetismo tremendo, donde ni la mitad, ni a veces el 40% de los muchachos llegan a sexto grado o terminan la primaria; prostitución, hambre, desnutrición, insalubridad.

Nos hablan allá del capitalismo desarrollado de Europa, pero nosotros lo que tenemos que mirar es el capitalismo subdesarrollado del Tercer Mundo. Ese es el que hay que mirar, lo que está pasando allí, y lo que allí está pasando no pasa aquí en absoluto; lo que ocurre es que hacen cálculos y hasta se afilan los dientes.

Allá en Miami ha habido gente haciendo maletas, comisiones para cuando se acabe la Revolución Cubana. Qué se hunda primero la isla en el mar, como se ha dicho. Creo que fue Martí el que dijo: Antes que cejar en el empeño de hacer libre y próspera a la patria, se unirá el mar del sur al mar del norte, y nacerá una serpiente de un huevo de águila. ¡Y aquí serpientes no van a nacer de huevos de águila! (APLAUSOS PROLONGADOS.)

¿Qué se creen, que van a venir aquí a buscar los edificios otra vez, a privatizarlo todo, a destruir todas las granjas y empresas estatales, a privatizar escuelas, a privatizar hospitales, a privatizarlo todo? Empezando porque necesitan un mapa nuevo, a ver dónde quedó el límite del latifundista tal y más cual.

¿Y qué se creen que somos nosotros? ¿Qué se creen que es nuestro pueblo? ¿Qué se creen de la historia de nuestra patria y de lo que es capaz nuestro pueblo y nuestra patria?

Creo que los del "Hermann" lo demostraron. Debieran aprender del "Hermann", de aquellos hombres sin armas, ¡sin armas!, y a ellos no les importaba si había uno o veinte guardacostas, o si detrás de los guardacostas estaba el portaavión, decían: "Aquí no entran, y se acabó."

El país es un gigantesco "Hermann", pero con hierros, con hierros suficientes para defendernos. Por eso digo que tenemos una OTAN y tenemos un Pacto de Varsovia, que es nuestro pueblo unido, armado y organizado, bajo la doctrina de la guerra de todo el pueblo.

¿Qué se creen por ahí en muchos de esos lugares? ¿De qué estirpe creen que somos nosotros? ¿De qué sangre creen que somos nosotros, esta maravillosa mezcla como he dicho otras veces? ¿Qué, van a venir aquí a coger mangos bajitos o qué? Que no se lo imagine nadie.

El sentido que tiene nuestro trabajo y el acuerdo del Comité Central del Partido está precisamente expresado en el lema: ¡El futuro de nuestra patria será un eterno Baraguá! (APLAUSOS.)

Algunos periodistas sagaces vieron eso y han enviado cables más realistas hacia el exterior, porque han captado el sentido que tiene esa frase, y no solo eso, sino que el 15 de marzo, el día de la protesta de Baraguá, será el llamamiento al Congreso. Por ahí todo el mundo sale corriendo a acelerar congresos, y nosotros no aceleramos nada, lo hacemos en su fecha adecuada, y puede ser que se tarde unos días por cuestión de los santiagueros, para darles tiempo de que terminen su teatro; pero si no lo terminan, lo damos en la carpa de un circo, en una carpa de circo damos el Congreso (APLAUSOS).

Ya parece que es inevitable darlo en Santiago, a lo mejor tienen el hotel; pero si no los edificios de viviendas que están haciendo los habilitamos para los delegados y para todo el mundo. Esperamos que esté el hotel, se está haciendo el esfuerzo.

Así que todo está presidido, inspirado en Baraguá, la más gloriosa página de nuestra historia, el más alto ejemplo de heroísmo en este hemisferio, frente a la claudicación, frente al Zanjón.

Cualquiera comprende el sentido del esfuerzo de nuestro Partido y de nuestro Estado, en qué dirección se dirige; qué significa el perfeccionamiento, para qué es el perfeccionamiento. Simplemente para fortalecer a la Revolución, para fortalecer el Partido, para fortalecer nuestras instituciones, para fortalecer la Asamblea Nacional, para fortalecer nuestras organizaciones de masas. ¡Es para ser más fuertes, no para rendirnos!

Hay algunos que creen que este pueblo se puede rendir, algunos lo creen, y esa palabra está borrada del diccionario cubano hace mucho rato; sí, desde la época de Maceo está borrada del diccionario. Maceo no pudo hacer todo lo que pudimos hacer nosotros, estaban luchando por la independencia, pero la Revolución tiene toda una obra gigantesca que defender y toda una página histórica extraordinaria que preservar, ¡y la va a defender en cualquier circunstancia, en medio de cualquier obstáculo y en medio de las más inconcebibles dificultades, si fuera necesario! Eso es lo que tiene que saber el mundo sobre nuestro país.

Y trabajamos todos. Qué podemos hacer y qué debemos hacer por perfeccionar nuestro Partido, su papel dirigente, cómo hacerlo; qué debemos hacer con el Estado, cómo perfeccionarlo, cómo deben trabajar nuestros órganos del Estado y del Partido, cada uno en sus funciones, cada uno en su tarea, cada uno con toda la autoridad y responsabilidad necesaria.

Hoy mismo les contaba a los compañeros de la Comisión Electoral que hay otras ideas en el pensamiento del Partido, en sus criterios relacionados con la elección de la dirección de la Asamblea Nacional. Habíamos tomado una serie de puntos de vista: primero que nada, a un compañero que reuniera todas las condiciones, incluida la de la edad, para el fuerte trabajo que tiene que hacer la Asamblea Nacional; el principio de que una mujer fuera vicepresidente. No fue fácil escoger entre tantas valiosas compañeras —algunas, desde luego, no están en la Asamblea, otras están en la Asamblea—; mientras más calidad tenemos en el colectivo, más difícil resulta, porque abundan cada vez más los cuadros preparados, los cuadros capaces para desempeñar una tarea.

En ese sentido les explicaba, entre otras cosas, que estamos analizando crear un vínculo más estrecho, más sistemático, entre Gobierno y Asamblea Nacional, y les planteaba nuestra idea de invitar al Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros al Presidente de la Asamblea Nacional, a las reuniones sistemáticas donde se analizan todos los problemas del Gobierno, para que la Asamblea Nacional se incorpore no solo a la tarea legislativa, sino que se incorpore, todo lo posible, a la ejecución de los planes de desarrollo del país; aprovechar los cuadros, la experiencia, los talentos de la Asamblea Nacional, las comisiones; es una de las cosas que estamos pensando también dentro del concepto de perfeccionamiento del Estado.

Aquí no vamos a reproducir la famosa división de poderes del famosísimo Montesquieu, que ahora está de moda otra vez —cosas de la prehistoria se están poniendo de moda—; aquí hay un poder, que es el poder del pueblo y el poder de la Revolución, que ejerce distintas funciones. Y esas funciones son independientes, no son órganos independientes del Estado, o libres, sino funciones independientes que tienen que realizar, de acuerdo con las leyes, y realizarlas de una manera cabal y competente: la tarea del Gobierno, la tarea de la Asamblea Nacional, la tarea de los tribunales, la tarea de la Fiscalía.

Aquí no participamos de la doctrina de la famosísima división de poderes, que es hipócrita, porque cuando hay un gobierno conservador, como por ejemplo en Estados Unidos, buscan a los jueces más recalcitrantes del país y los ponen allí para toda la vida. Son funcionarios del sistema capitalista y para defender el sistema capitalista, de su escuela, de su doctrina, de su pensamiento político. Una enorme hipocresía, realmente, detrás de la división de poderes.

Nosotros somos más francos y decimos: hay una unidad dentro del Estado, hay funciones independientes; pero no hay una división de poderes, división de poderes no hay dentro del Estado. Y es bueno recordar, por muchas de estas doctrinas que han estado dando vueltas, que el sentido de nuestra rectificación es, entre otros, fortalecer la Revolución, profundizar la Revolución. Ese es el objetivo. En las condiciones en que estamos actualmente viviendo, en el mundo en que estamos actualmente viviendo, es necesario más que nunca; y acelerar ese proceso de rectificación, en el cual no se ha dejado de trabajar, pero en el que queda todavía mucho por hacer.

Por eso aprovecho esta ocasión para aclarar las ideas. Creo que hay representantes de la prensa. Algunos de ellos captaron bien el sentido de nuestra reunión en el Comité Central; otros, a distancia, se confundieron y se imaginaron quién sabe cuántas cosas, por desconocimiento de nuestro país, qué vamos a hacer. Somos un pequeño país aquí en el Caribe y creo que tiene grandes méritos, enormes méritos, nuestro país, pero no es una gran potencia, y cuando nosotros hacemos algo muchas veces no se entera nadie, o tratan los monopolios de la información de que nadie se entere, aunque llevemos años haciendo las cosas, y cuando les da la gana les parece una cosa nueva. Este momento sí es muy importante, decisivo en la vida de nuestro país, en la historia de nuestro país, en la historia del mundo es importante este momento. Tenemos banderas muy sagradas que defender, ¡banderas muy sagradas que defender!, y las sabremos defender hasta las últimas consecuencias. ¡Que no confundan!, que aquí en el trópico, en esta isla caribeña, las cosas son diferentes. Y eso, los que no lo sepan, debieran saberlo.

Creo que hoy hemos dado un paso importante en este sentido, en la elección de la nueva dirección de la Asamblea Nacional. No voy a hacer los elogios del candidato después de que lo han elegido, pero creo que su biografía es, incluso, demasiado sintética, porque recuerdo cuando Juanito Escalona estaba en el Estado Mayor del MINFAR, cuando la guerra de Angola, en el año 1975; primero estaba Furry y fue para Angola; después estaba Acevedo y fue para Angola; después quedó Escalona allí, y yo soy testigo de cómo trabajó en ese momento complicado, en que había que hacer un esfuerzo enorme, en que decenas y decenas de miles de hombres se trasladaron en unas cuantas semanas. Su trabajo allí en el Estado Mayor, cuando vi la biografía, no estaba. Aquí ustedes lo han visto discutir.

Una compañera de la Comisión Electoral hablaba, con mucho entusiasmo y elogio, de su trabajo en el Ministerio de Justicia; otros hablaban de su prestigio, de su papel en el juicio de la Causa No.1, de lo conocido que era por la población, del respeto, el prestigio.

Estoy seguro de que esta elección, tanto de Juanito como de Zoila, va a ser muy bien recibida por todo el pueblo. Y esto no significa que no le tengamos un gran aprecio y una enorme estimación al compañero Severo, viejo militante.

Severo era ya militante comunista cuando muchos de los aquí presentes no habían nacido, y siguió leal y sirviendo a la Revolución. El dice que tiene 78 años, nadie se lo va a creer, porque se le ve fuerte, se le ve saludable. La naturaleza fue pródiga con él, fue generosa con él; pero él dijo: 78 años. Y ha sido toda una vida de revolucionario, cumpliendo las funciones que la Revolución le ha asignado en cargos administrativos, en cargos políticos, en cargos diplomáticos, y aquí en la Asamblea Nacional.

Ahora, ¿qué van a decir, que hemos purgado a Severo? Son capaces de sacar en un cintillo: "Purgado el presidente de la Asamblea Nacional por Castro." Porque, además, a Castro le echan toda la culpa. No me preocupa gran cosa, pero tienen el estilo y el concepto de individualizar todo lo que se hace.

También me atribuyen méritos, casi nunca, desde luego, pero vaya una cosa por la otra, que a veces les atribuyen a los individuos el mérito que es exclusivamente de todo un pueblo; tienen este hábito caudillista en la cabeza, como regla, los occidentales: Castro hizo y deshizo, purgó y despurgó. Pero aquí quiero decirlo delante de todos, de propios y de extraños: el gran aprecio, la gran consideración, el gran respeto que sentimos por el compañero Severo, que fue hasta hace un rato Presidente de la Asamblea Nacional (APLAUSOS).

Es un paso importante este que hemos dado hoy, nos fortalece, nos va preparando. Cómo me gustó eso que dijo Juanito, y la forma en que lo dijo, que si se producía la agresión, entonces estarán los diputados con el fusil en la mano hasta derrotar al enemigo. iCómo me gustó eso!, porque él dijo lo que sin duda va a ocurrir si nos agreden, que vamos a derrotar al enemigo, ¡de eso no habrá duda! (APLAUSOS), aunque emplearan toda su fuerza, aunque ocuparan el territorio nacional. En este avispero no podrá sostenerse nadie. Aquí sí que no habrá un solo frente, habrá miles de frentes, todo será frente de batalla si el enemigo nos agrede. Esa es la convicción y la seguridad que tenemos.

No suelo decirlo, me atengo más bien a la consigna. No digo "créannos", sino decimos: "Esperen a ver qué pasa." Como ahora los que están haciendo maletas: Esperen a ver qué pasa. Los que se creen que la Revolución se derrumba como un merengue: Esperen a ver qué pasa.

Nunca decimos, para que no parezca que nos jactamos, que vamos a aplastar como cucarachas, aunque sea uno a uno, a los agresores de nuestra patria; no lo decimos, sino decimos: Esperen a ver qué pasa. Y nosotros sí sabemos lo que va a pasar, de eso no tenemos ninguna duda.

Me gustaron mucho esas palabras breves, emotivas y optimistas que dijo el compañero Escalona, este concepto, porque él dijo: "Y volveremos otra vez a reunirnos en la Asamblea y seguiremos haciendo leyes." Es optimista, porque él cree que no le entran las balas, ¿o será que Juanito tiene un chaleco antibalas? (RISAS.)

¡Volveremos, o volverán ustedes, o volverá el pueblo, que es eterno e inmortal!

¡Socialismo o Muerte!

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

(OVACION)

VERSIONES TAQUIGRAFICAS