¿Y Fidel? Se escapó
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Anzoátegui, Venezuela.–La lógica indica que es improbable perder de vista a un hombre imponente, gigante, con aquel traje verde olivo que contrastaba con su «tez blanca y sus cachetes rosados». Sin embargo, cualquier cubano o persona que haya estado cerca de Fidel, sabe que con él no había imposibles.
«Esa alma de niño que nunca lo abandonó», unida a su preocupación constante por los hijos de la Isla, lo llevó –estando de visita en Venezuela– a escaparse ante los ojos de quienes le rodeaban. El líder se «escurrió» hasta la dirección estadual de la Misión Médica en Anzoátegui.
Así lo cuenta el doctor José Antonio Rubio Becerra, jefe de las Misiones Sociales Cubanas en ese estado. «Esta es una historia que ha pasado de una generación a otra de colaboradores, y que guardamos celosamente.
«Hace algunos años, encontramos en nuestros archivos varias imágenes en las que se puede ver la sonrisa del Comandante al saberse entre nuestros especialistas de la Salud. Hoy las atesoramos como una de las más valiosas posesiones de la dirección del estado».
En junio de 2005, Puerto la Cruz fue la sede del I Encuentro Energético de Jefes de Estado y/o Gobierno del Caribe. En el marco de esa cita, Fidel y Chávez se encontraban en la Casa Presidencial No. 101, en la urbanización Campos de Guaraguao.
«Allí se entera de que, cerca de la vivienda, estaba nuestra coordinación. Nadie sabe en qué momento salió hacia allí –explica Rubio Becerra–. Los colaboradores sabían que él estaba reunido. Y todos se encontraban aglomerados, con la vista fija en aquella casa. Cuando lo vieron bajar hacia ellos, hubo alguien que gritó: “¡Por allá viene Fidel!”. Entonces se armó la algarabía».
Yuli Gil, quien hoy suma 22 años de servicio en esa instalación, insiste en que «los cubanos estaban felices, lloraron al verlo». Ella, «orgullosa de haber sido testigo de un momento así de trascendental», dice que fue «inolvidable, emocionante tener cerca a dos personalidades como los comandantes Chávez y Fidel.
«El Jefe de Estado cubano se preocupó por nuestra salud, y nos inquirió respecto a los malos hábitos alimenticios que tenemos. Era muy simpático, en oposición a su físico, a como uno lo veía desde lejos».
Así lo confirmó cuando supo que había salido por la loma que separa las viviendas 101 y 102. «Era de noche. Cuando Chávez no lo encontró, se asustó, y preguntó: “¿Y Fidel?” “Se escapó”, le dijeron. Para eso debe haber tenido algún cómplice, pero, ¿quién le iba a decir que no a Fidel?».
La verdadera reunión se dio entre los Comandantes y los internacionalistas. Sin medias tintas, se habló sobre las condiciones de vida, los resultados de la labor médica y las proyecciones de trabajo para el futuro.
«Fue un susto que terminó en sonrisas», manifiesta Jim Salazar, supervisor de la casa 101, quien en ese entonces, y hasta hoy, se encarga de la logística allí. «Fueron cinco días de arduo trabajo, desde el corazón, que pasaron a la historia de ambos pueblos. El Comandante pedía mucho café, eso nos llamó la atención», señala.
Esta vivienda fue, además, el sitio en el que el líder histórico concedió la conocida entrevista a Walter Martínez, en su programa Dossier.