Su brazo sobre mi hombro
Cuando la invasión mercenaria por Playa Girón, en abril de 1961, yo estaba dirigiendo unos talleres automotores en Artemisa. Un grupo de obreros llegó y me dijo: «Comandante, estamos dispuestos a irnos con usted para el frente de combate».
Cogimos un camión y salimos por nuestra cuenta hacia el sur de Matanzas. Allí participé en la captura de importantes jefes de la brigada mercenaria 2506. El día 20, cuando ya las tropas enemigas se habían rendido, avancé de Playa Girón a Playa Larga y, antes de llegar, el capitán José Ramón Fernández, a quien encontré de casualidad, me dijo que del buque norteamericano Houston, encallado en la cercanía de la costa de Playa Larga, quedaban mercenarios.
Llegué a Buenaventura aquella tarde e intentamos acercarnos al buque en una lancha enemiga abandonada en la costa. Cuando tratábamos de arrancar los motores sentimos un disparo. Después se escucharon otros cañonazos y con algunos compañeros salí corriendo a pie en dirección de donde venían. Y, ¿sabes a quién me encontré? A Fidel que iba en un tanque. Tuve la impresión de que al verme se alegró, pues, como yo había ido por la libre, probablemente le sorprendió mi presencia.
Entonces le pregunté, aún sofocado por la carrera: «Comandante, ¿quién fue el cabrón que disparó, porque nosotros estábamos cerca y por poco nos dan?». Él comenzó a explicarme y yo le insistía en la pregunta, y me puso el brazo sobre mi hombro y me detalló la razón del disparo. Entonces no sabía dónde meterme. Imagínate, había sido él, pues le habían dicho que del Houston estaban tirando los invasores, habían causado la muerte al miliciano Cecilio Miranda y heridos a otros compañeros.
Por la historia se conoce que primero utilizó un T34, y después con el SAU100, pero en aquel momento yo no sabía quién había disparado, y le insistía en la pregunta. Fidel era tan grande que no se ofendió. Salió caminando conmigo por la costa, puso su mano en mi hombro y me dio todas las explicaciones. Finalmente monté en una lancha y llegué muy cerca del Houston, pero el fuego y las explosiones dentro del buque eran tantas que no pudimos subir. Ahí tengo la foto donde me veo con sombrero en la lancha.1
1- Anécdota narrada al autor. La Habana, 22 de febrero de 2019.