Antes de la pandemia, algunos colaboradores cubanos ya llevaban varios meses en Haití, portando esperanza, siendo luz entre los más necesitados. Luego, se incorporarían a esa misión otros integrantes del Contingente Internacional Henry Reeve, bajo la misma noble encomienda de salvar vidas, pero en un escenario más complejo, el  que impone un virus que no entiende de razas ni clases sociales.