Fidel
Soldado de las Ideas
A pesar de la amenaza, Susana sostiene, firme y en alto, el cuadro de Fidel. Está furiosa y no quiere abandonar la primera línea de defensa, allí en la sede del Comité Provincial del Partido Comunista de Cuba, en Holguín.
Minutos antes han tratado de arrebatarle la imagen y ha repelido, con energía, a quienes al inicio se presentaron con llamados a la calma, igual que los que llegan ahora.
La bandera cubana no se puede relegar a un sitio oculto. Por eso era visible en el pecho del joven. Estaba adosada a la chapilla de identificación que los combatientes llevan colgada del cuello durante las acciones combativas. Allí era barricada que amortiguaba, por instantes, las convulsiones del entorno bélico existente en el sur de Angola, en mayo de 1988.
Eternamente en el corazón de su pueblo, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz recibió en su 94 cumpleaños el cálido tributo de los santiagueros, quienes representando a los compatriotas que, a causa de la covid-19, no pudieron esta vez acudir, le dedicaron flores ante la roca monumento que atesora sus cenizas en el cementerio patrimonial Santa Ifigenia, de esta ciudad.
Tu cuerpo marcha a Santiago, hacia ese paraje imperecedero que tienen los grandes, los que burlan las campanadas del tiempo. Caminas sobre los hombros de ese mismo pueblo que ha llorado tanto, que sigue amándote más allá de lo posible y no deja de decir tu nombre. Revives esa ruta que hiciste memorable, como todo lo que tus manos cálidas han tocado.
El dulzor de las cañas y los bramidos de las reses que le acompañaron en la niñez, y en parte de la adolescencia y la juventud, fueron un recuerdo recurrente en Fidel Castro Ruz. Ese mundo rural lo había vivido en Birán, donde nació. No hay duda, como ocurre en todo proceso simbiótico, que contribuyó a esculpir la osadía de quien sería el líder máximo de la Revolución que reconfiguró, definitivamente, el tablero geopolítico en el entorno americano.
La dictadura de Fulgencio Batista no solo fue incondicional al Gobierno estadounidense, sino también la más cruel padecida por Cuba. Su maquinaria represiva –ejército y policía– derramó sangre popular sin reparo alguno.
La solidaridad y el cariño de quienes la rodean y la responsabilidad estatal hacia los más vulnerables han tejido una red suficientemente fuerte para contener los golpes que les ha propinado la vida a Georyana Cruz y su hija Elizabeth Calzadilla, residentes en el Consejo Popular El Sitio.
Fidel fue un iluminado. En eso coincide el pintor Cosme Proenza con otras personalidades de la cultura de Cuba y del mundo.
Estos días he visto a más de un hombre llorar. Una mujer caer de rodillas. He visto velas, altares, flores en tu nombre, Fidel. Te he visto, como las estampas de los santos, adherido a la puerta, justo en el umbral de una casa. Y es que, no sé si el paisano de otra isla o de otro mundo lo entienda, pero los de aquí, los de esta tierra, los de mi generación y los que me antecedieron, nacimos venerándote a ti, al hombre que con apenas 30 años se fue a la Sierra a hacer una Revolución.