Fidel
Soldado de las Ideas
Durante su misión internacionalista en Granada, el doctor villaclareño Omar Hernández Rivero, viajaba el primer viernes de cada mes a la isla granadina de Carriacou para cumplir sus funciones como único consultor de psiquiatría en el sistema de salud pública de ese país caribeño.
Hacía dos días, Fidel había hecho su primera y magistral alocución en las Naciones Unidas.
Con Chávez a muchos nos pasa como con el padre o el amigo que la vida nos arrebató, pero que no dejamos ir del todo de nuestras vidas, por el bien y la luz que nos dieron, que aún nos dan. Entonces lo traemos de vuelta una y otra vez, con cariño, en cuentos, imágenes, recuerdos…
Ya sabíamos de su enfermedad, pero por aquellos días corría desbocadamente el comentario de que había fallecido en Cuba, tras ser operado. Sus opositores, felices de no tener atravesado a tan grande contrincante. Sus amigos, que eran muchísimos más que sus detractores, tristes hasta las entrañas y con la esperanza de que solo fuera una mentira malintencionada.
Cuando Fidel le escuchó hablar aquella noche en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, hace hoy 27 años, reconoció en el joven, madera de revolucionario verdadero y creyó con vehemencia en la profecía que este anunciaba: “El siglo que viene, para nosotros, es el siglo de la esperanza; es nuestro siglo, es el siglo de la resurrección del sueño bolivariano, del sueño de Martí, del sueño latinoamericano”.
Mientras Gerardo hablaba, -como el habla: muy “campechano”, claro y ocurrente, un señor que pasaba por la acera frente a la sede de los CDR detuvo su marcha. No pidió pasar al lugar, no llamó la atención para que los lentes y las cámaras lo enfocaran, pero incluso a distancia y con un nasobuco de por medio, se le veía asentar con la cabeza y al final, vitorear.
Cuando Fidel, luego de minutos discursando exclamó: “¡Patria o muerte! ¡Venceremos!” y dio unos pasos de retirada, todos pensaron que había culminado su alocución, pero de pronto regresó a los micrófonos.
Estamos en el memorial José Martí de la Plaza de la Revolución, uno de los lugares más simbólicos de Cuba. Aquí se guarda mucho de historia y misticismo, hoy, además, decenas de fotografías: únicas, diversas, trascendentales.
Es 13 de agosto y en toda Cuba se rinde homenaje al Comandante en Jefe Fidel Castro. No podía ser diferente aquí, en el lugar que inauguró hace 25 años, en el que tantas veces estuvo.
Es 12 de agosto de 1996. Un pensamiento casi mágico se esparce entre los cubanos: “mañana es el cumpleaños de Fidel”, ¡¿qué hará Fidel en su cumple 70?!, preguntan otros.
Nada de ministro, comandante o jefe; a los más cercanos, Fidel los llamaba en confianza por el nombre y a algunos, hasta se los achicaba: Almeida, Ramirito, Camacho, Machadito, Che… También a su hermano: Raúl, porque creía que la valía de los hombres estaba en las virtudes de estos, y no en cargos o grados.
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