Fidel
Soldado de las Ideas
Rodríguez Guerrero, Lissy
A la doctora Yoandra Muro muchos la recuerdan por las noticias del secuestro del cual fue víctima en Bolivia, durante el golpe de Estado al presidente Evo Morales en noviembre de 2019.
Precisamente dicho acontecimiento cortó de cuajo la colaboración médica cubana en esa nación sudamericana.
Hubo una frase del Apóstol que Fidel nunca pudo olvidar, y que de alguna forma explica la esencia de un hombre en su constante bregar por la defensa de los pobres de la tierra, sin más retribución que la dicha por el bienestar de los demás: «Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz».
Hubo una vez una casa que se convirtió en escuela, unos desconocidos que mutaron en familia, cinco cubanos que aprendieron a leer y escribir. Corría el año 1961. En el poblado de Levisa, en Nicaro, una familia recibe la buena noticia, que se llamó Teresa Puig Banda, alfabetizadora Conrado Benítez de 14 años de edad.
Sobre el mapa de Cuba descansan fotos históricas de Fidel; algunas ubicadas en los sitios que visitó a lo largo de su vida; otras no. En medio del plano, se alza el grado de Comandante en Jefe con los colores de la bandera del 26 de Julio, y en relieve, dos palabras indisolublemente ligadas: Patria y Fidel
Es 2 de diciembre de 1956 y el expedicionario más joven del yate Granma, Arsenio García Dávila, comienza a desandar en una punta de mangle llamada Los Cayuelos, a dos kilómetros de la playa Las Coloradas.
A ambos lados de la calle la familia espera reunida. Hay niños con su uniforme muy cerca de sus padres, junto a sus maestros, esposos que se abrazan, madres e hijas que se besan, vecinos que el día anterior asistieron a la Plaza de la Revolución y sin quitarse el polvo del camino se arremolinan en las aceras para ver pasar al Comandante. Todos conversan, pero bajo.
Era el 28 de septiembre de 1960 en el antiguo Palacio Presidencial de Cuba, cuando varias detonaciones interrumpieron el discurso del líder revolucionario Fidel Castro, la noche que nació la mayor organización de masas del país.
En el sitio convertido hoy en Museo de la Revolución tenía lugar el acto de bienvenida del entonces primer ministro, que regresaba de participar en el XV Período de Sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas, en Estados Unidos.
Cuando el pasado mes de mayo fue adoptada la decisión de dedicar al líder de la Revolución Cubana la decimonovena edición del Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, precisamente en el año del aniversario 70 de estas fiestas de juventudes progresistas, y del centenario de la Gran Revolución Socialista de Octubre, se estaba coronando, así, la historia de larga data entre
Dos seres diferentes, pero con principios, sueños, proyectos semejantes, una época común signada por la injusticia, y el deseo impostergable de enfrentarla. Eso eran el Che y Fidel. Dos hombres que juntaron la hermandad de las ideas, conocimientos profundos, espíritu rebelde, y desazón ante la libertad cautiva de los pueblos de la Patria Grande.
Es 2 de diciembre de 1956 y el expedicionario más joven del yate Granma, Arsenio García Dávila, comienza a desandar en una punta de mangle llamada Los Cayuelos, a dos kilómetros de la playa Las Coloradas.
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