Viene al mundo en Leoganne bebé haitiano llamado Fidel
En la sala de parto del hospital cubano de campaña en la ciudad haitiana de Leoganne, se escuchó el llanto de un bebé, vino al mundo sano y salvo, y su madre no lo pensó dos veces: se llamará Fidel.
Y es que Clotilde, su progenitora, es una de las tantas personas que aquí expresa eterno agradecimiento por la ayuda recibida de la isla, la cual no se circunscribe a atajar las consecuencias del terremoto que devastó la capital y otras ciudades, sino que data de más de 10 años.
El bebé nació este 30 de enero, a manos del doctor Rodez Montumaire, médico haitiano graduado en la ínsula caribeña, y residente de tercer año de gineco-obstetricia en el hospital clínico quirúrgico de Santiago de Cuba.
Hace casi tres semanas, cuando el voraz terremoto desató una ola de pánico en el país, Clotilde estaba lejos de imaginar que el alumbramiento tendría lugar poco después en una de las tiendas de campaña llevadas por los cubanos para socorrer a las víctimas del sismo.
Mucho menos pasó por su mente que sería su coterráneo Montumaire quien recibiría a la criatura, un médico cuya vida estableció nexos con la isla que llegaron para quedarse.
En Santiago no sólo dejé lo que me falta para terminar la especialidad, allá tengo a mi esposa Idelis Machado, y a mis hijos Carlos y Liss Marian , comentó.
En la sala de partos del hospital de Leoganne nacen siete u ocho niños cada día, y no importa la hora, por la madrugada, por la noche, por el día, ahí estamos, narra Montumaire.
Cuenta que hace sólo unos días, mientras dormía en horas de la madrugada en su tienda de campaña, le avisaron que corriera, que era necesaria su presencia en el salón.
Al llegar, le esperaban dos personas, una mujer y su criatura, cuya cabeza ya estaba completamente afuera.
Pero la cogimos a tiempo y tuvo un parto normal , recordó.
A sólo unos metros de la camilla donde nació el pequeño Fidel la víspera, en la sala de terapia intensiva los médicos cubanos batallaban por salvar la vida de una señora, enferma de paludismo y meningo-encefalitis.
El caso no es resultado de la catástrofe, pero es una sepsis secundaria debido a las condiciones sociales y epidemiológicas que existen en el país, y le estamos brindando atención , señaló a Prensa Latina el doctor Leonardo Fernández, médico intensivista.
De acuerdo con el especialista, quien llegó a Haití cuatro días después del sismo procedente del hospital Saturnino Lora de Guantánamo, ya la paciente responde a llamados, reacciona ante el dolor y se trata de evitar un contagio con el tétano que abunda en estas tierras, que sería letal.
La sala de terapia es de campaña, pero tiene condiciones para brindar una medicina de excelencia. Dispone de equipos de ventilación, bombas perfusora y de infusión, y monitor para controlar diversos parámetros de los pacientes.
El hospital de Leoganne, a unos 30 kilómetros al suroeste de Puerto Príncipe, comenzó la atención el 16 de enero, con posibilidades limitadas en un inicio.
Sin embargo, además de las salas de parto y terapia intensiva, ya cuenta servicios de urgencia, radiología, ultrasonido, sala de esterilización, quirófano, cuidados de pre y pos operatorio, laboratorio clínico y una sala de hospitalización para adultos y niños, donde actualmente reciben atención unos 100 pacientes.
También tiene un salón de rehabilitación y un equipo de lucha antivectorial, cuya labor la complementan estudiantes de medicina y médicos haitianos graduados en Cuba.
En el hospital de Leoganne, una de las ciudades con las que más se ensañó el terremoto del 12 de julio, son atendidas diariamente una mil personas.
Según explicó a Prensa Latina su director, el doctor Jorge Balceiro, los médicos y estudiantes realizan trabajos en el terreno, que entre otras acciones permite identificar a enfermos. En algunos casos resuelven los problemas en la propia comunidad, y en otros facilitan su traslado al este centro de salud.
Eso ha representado que fluyan más pacientes hacia acá, y por ejemplo muchas personas que sufrieron amputaciones las hemos rescatado, ya que ahora tenemos el servicio de rehabilitación y las podemos tratar , expresó el galeno.
Y es que Clotilde, su progenitora, es una de las tantas personas que aquí expresa eterno agradecimiento por la ayuda recibida de la isla, la cual no se circunscribe a atajar las consecuencias del terremoto que devastó la capital y otras ciudades, sino que data de más de 10 años.
El bebé nació este 30 de enero, a manos del doctor Rodez Montumaire, médico haitiano graduado en la ínsula caribeña, y residente de tercer año de gineco-obstetricia en el hospital clínico quirúrgico de Santiago de Cuba.
Hace casi tres semanas, cuando el voraz terremoto desató una ola de pánico en el país, Clotilde estaba lejos de imaginar que el alumbramiento tendría lugar poco después en una de las tiendas de campaña llevadas por los cubanos para socorrer a las víctimas del sismo.
Mucho menos pasó por su mente que sería su coterráneo Montumaire quien recibiría a la criatura, un médico cuya vida estableció nexos con la isla que llegaron para quedarse.
En Santiago no sólo dejé lo que me falta para terminar la especialidad, allá tengo a mi esposa Idelis Machado, y a mis hijos Carlos y Liss Marian , comentó.
En la sala de partos del hospital de Leoganne nacen siete u ocho niños cada día, y no importa la hora, por la madrugada, por la noche, por el día, ahí estamos, narra Montumaire.
Cuenta que hace sólo unos días, mientras dormía en horas de la madrugada en su tienda de campaña, le avisaron que corriera, que era necesaria su presencia en el salón.
Al llegar, le esperaban dos personas, una mujer y su criatura, cuya cabeza ya estaba completamente afuera.
Pero la cogimos a tiempo y tuvo un parto normal , recordó.
A sólo unos metros de la camilla donde nació el pequeño Fidel la víspera, en la sala de terapia intensiva los médicos cubanos batallaban por salvar la vida de una señora, enferma de paludismo y meningo-encefalitis.
El caso no es resultado de la catástrofe, pero es una sepsis secundaria debido a las condiciones sociales y epidemiológicas que existen en el país, y le estamos brindando atención , señaló a Prensa Latina el doctor Leonardo Fernández, médico intensivista.
De acuerdo con el especialista, quien llegó a Haití cuatro días después del sismo procedente del hospital Saturnino Lora de Guantánamo, ya la paciente responde a llamados, reacciona ante el dolor y se trata de evitar un contagio con el tétano que abunda en estas tierras, que sería letal.
La sala de terapia es de campaña, pero tiene condiciones para brindar una medicina de excelencia. Dispone de equipos de ventilación, bombas perfusora y de infusión, y monitor para controlar diversos parámetros de los pacientes.
El hospital de Leoganne, a unos 30 kilómetros al suroeste de Puerto Príncipe, comenzó la atención el 16 de enero, con posibilidades limitadas en un inicio.
Sin embargo, además de las salas de parto y terapia intensiva, ya cuenta servicios de urgencia, radiología, ultrasonido, sala de esterilización, quirófano, cuidados de pre y pos operatorio, laboratorio clínico y una sala de hospitalización para adultos y niños, donde actualmente reciben atención unos 100 pacientes.
También tiene un salón de rehabilitación y un equipo de lucha antivectorial, cuya labor la complementan estudiantes de medicina y médicos haitianos graduados en Cuba.
En el hospital de Leoganne, una de las ciudades con las que más se ensañó el terremoto del 12 de julio, son atendidas diariamente una mil personas.
Según explicó a Prensa Latina su director, el doctor Jorge Balceiro, los médicos y estudiantes realizan trabajos en el terreno, que entre otras acciones permite identificar a enfermos. En algunos casos resuelven los problemas en la propia comunidad, y en otros facilitan su traslado al este centro de salud.
Eso ha representado que fluyan más pacientes hacia acá, y por ejemplo muchas personas que sufrieron amputaciones las hemos rescatado, ya que ahora tenemos el servicio de rehabilitación y las podemos tratar , expresó el galeno.
Fuente:
Cubadebate
Fecha:
31/01/2010