Una fiesta por la vida
El 31 de diciembre de 1989, cuando el Comandante en Jefe Fidel Castro inauguró la Escuela Solidaridad con Panamá, manifestó su certeza de que el centro sería una obra de infinito amor, donde prevalecería la solidaridad.
Y hasta esa casa grande, situada en el municipio habanero de Boyeros, donde reciben atención especial niños con limitaciones físico-motoras, llegaron en la noche de este jueves, el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, y el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel Bermúdez para asistir a la fiesta de cumpleaños de un grupo de adolescentes que arribaron a los quince años de edad.
En el 2018, también en el mes de abril, Raúl había participado en una celebración similar. Pero esta vez, fue invitado especialmente por Daylin, una joven que le escribió una carta donde expresa que la naturaleza no le dio brazos, pero las circunstancias le permitieron nacer en Cuba, con Fidel que no olvida a ninguno de sus hijos.
Raúl y Díaz-Canel junto a autoridades del Partido y el gobierno asistieron a una fiesta por la vida que comenzó con las emotivas palabras de la directora Esther La O Ochoa. Profundamente emocionada, recordó que Fidel fue y será el padre de la educación especial en Cuba.
Ocho niñas y tres varones arribaron a los quince años, la edad de los sueños y la esperanza. Muchos de ellos asistieron a su fiesta colectiva en su sillón de ruedas, pero con una buena parte de sus metas cumplidas y la satisfacción de haber nacido en un país donde la Revolución prioriza la atención a los niños discapacitados.
Fue hermoso escuchar la presentación de cada uno de ellos, con sus gustos, la música que prefieren, la comida favorita, sus aspiraciones. Y luego bailaron el vals quinceañero.
Y Raúl y Díaz-Canel saludaron a los niños, los besaron, cargaron a los más pequeños en sus brazos, se tomaron fotos con los homenajeados y Raúl evocó el legado inmenso de Fidel.
El General de Ejército Raúl Castro también saludó a los familiares de los muchachos y muchachos que estudian en la escuela. Una abuela emocionada agradeció tanto amor.
Raúl y Díaz-Canel también conversaron animadamente con los integrantes de la compañía infantil La Colmenita, quienes alegraron la noche especial de los quinceañeros.
El encuentro cargado de emociones mostró que probablemente lo más humano de la monumental obra educacional cubana es esta institución de probado reconocimiento nacional e internacional.
El sueño de Fidel Castro de crear otros centros como este en el país se hará realidad próximamente con la inauguración de dos escuelas similares en Santiago de Cuba y Villa Clara, como símbolo de la grandeza de una Revolución auténtica que, pese a las carencias materiales, preserva los derechos de su pueblo, especialmente de sus niños.