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Gail Walker, herencia solidaria

Granma conversó con Gail Walker, directora ejecutiva de la Fundación Interreligiosa por la Organización Comunitaria (IFCO), a la cual pertenece la Caravana Pastores por la Paz y quien ha seguido el ejemplo incansable de su padre Lucius, un gran amigo de Cuba.

Cuando la búsqueda de la justicia y la hermandad se llevan en la sangre, resulta difícil encontrar las palabras para describir a Gail Walker, quien ha seguido el ejemplo incansable de su padre Lucius, un gran amigo de Cuba.
 
En días recientes, en su corta visita a La Habana como directora ejecutiva de la Fundación Interreligiosa por la Organización Comunitaria (IFCO), a la cual pertenece la Caravana Pastores por la Paz, accedió a ser entrevistada por Granma sobre la conmemoración del séptimo aniversario de la muerte de Lucius Walker y el aniversario 50 de esta organización.
 
Su testimonio habla de la construcción de los puentes de solidaridad que más que nunca existen entre las 90 millas que separan a Cuba de Estados Unidos.
 
—¿Qué desafíos han tenido a partir de la toma de posesión de Donald Trump?
 
—Cada día se convierte en un reto ahora con Trump como presidente en la Casa Blanca, no solamente por el hecho de que trabajamos por la solidaridad con Cuba, sino por las acciones que él está tomando en contra de las mujeres, negros e inmigrantes. Es un desafío constante para todos aquellos que luchamos a favor de la justicia. Es importante ahora más que nunca poder mantener nuestra lucha.
 
—¿Qué alternativas han buscado para seguir construyendo puentes entre los dos países?
 
—Nosotros seguimos garantizando que las personas estén conscientes de que el bloqueo sigue en pie. A pesar de lo que se logró durante la administración de Barack Obama, el bloqueo continúa y nosotros seguimos organizando estos viajes como una forma que tenemos de expresar nuestra oposición.
 
—¿Qué motivó esta visita en específico?
 
–Esta fue una visita bien corta y difícil debido al huracán Irma, pero el propósito fue marcar el aniversario del fallecimiento de mi padre, celebrar el aniversario 50 de IFCO y hacer una visita a los estudiantes de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM).
 
—¿Cómo han continuado el legado de Lucius Walker de solidaridad con Cuba?
 
—Siguiendo la organización de caravanas y dándoles oportunidad a las personas que pueden venir de Estados Unidos para que vean Cuba con sus propios ojos; siguiendo la educación de las personas estadounidenses acerca de la realidad cubana; organizando oportunidades de hablar y de publicar digitalmente cartas todas las semanas relacionadas con Cuba y, por supuesto, continuando el apoyo de este programa de las becas que otorga la ELAM.
 
—¿Cómo reúnen  los recursos materiales que donan a nuestro país?
 
—Son donaciones de personas a título personal, por iglesias u organizaciones comunitarias como hospitales, escuelas, que son solidarias con Cuba; ellos son quienes envían los artículos  y nosotros tratamos de traerlos hacia acá.
 
«No pudiéramos haber hecho esta labor sin la red que tenemos de personas que nos apoyan en todo Estados Unidos y en otros países como México, Alemania, Canadá. En Europa también, por ejemplo, en Bélgica existe un programa de solidaridad con Cuba.
 
Es una oportunidad que tenemos para sostener un intercambio entre los esfuerzos de solidaridad en Estados Unidos y los que tienen lugar en diferentes partes de este continente».
 
—¿Han recibido multas por su trabajo?
 
—Nosotros no hemos sido multados, sencillamente hemos tenido conflictos con el Departamento del Tesoro debido al trabajo que sostenemos con Cuba. Seguimos el trabajo de solidaridad porque sabemos que es de gran importancia.
 
—¿Qué los inspira entonces a seguir su labor a pesar de las dificultades?
 
—Yo he seguido el ejemplo de mi mamá y mi papá. Mi madre era una enfermera comunitaria que trabajaba en el barrio. Mi padre, Lucius Walker, hacía mucho trabajo dentro de la comunidad en Estados Unidos y también en otros países, incluyendo por supuesto Cuba. Entonces haber nacido dentro de ese tipo de energía te ayuda a fortalecerte y a motivarte para continuar tu trabajo. Un pequeño ejemplo es cuando miras a tu alrededor y ves a tantos jóvenes que se van a hacer médicos y que nunca pudieron haberlo hecho en Estados Unidos y que van a regresar a sus comunidades pobres, fundamentalmente a comunidades negras. Yo me enriquezco solo de tener esa experiencia como parte de mi vida.

Fuente: 

Periódico Granma

Fecha: 

22/09/2017