Palabras de Nicolás Maduro Moros, Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, en el acto por el XII Aniversario de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos
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(Versiones Taquigráficas – Consejo de Estado)
Querido compañero General de Ejército, hermano mayor y Presidente del Consejo de Estado y de Gobierno de Cuba, Raúl Castro Ruz. Es mucho decir Castro Ruz, ¿verdad?, en la historia de esta América de fuerza y de dignidad.
Queridos compañeros de los gobiernos hermanos del ALBA, de PETROCARIBE;
Compañeros del gobierno cubano;
Estudiantes, profesionales;
Camarada Vicepresidente de gobierno de la República Bolivariana de Venezuela:
La partida de Fidel sigue siendo un hecho que nos conmueve y que nos trae y nos lleva a cuántas cosas, ¿verdad? Apenas hace 20 días que recibimos esa noticia y fue admirable —y así queremos expresarle al pueblo cubano— la forma en que el pueblo cubano lo acompañó en su caravana de partida, de cambio de paisaje hasta Santiago de Cuba (Aplausos). Y también fiel, siempre especial en todo, se fue dejándolo todo listo, todo preparado, se convirtió en Comandante “Roca Eterna”.
Tengo que compartir con ustedes los sentimientos de nuestra delegación y mis sentimientos personales, cuando vi a Raúl, con aquella firmeza de siempre, sembrar a Fidel en aquella roca y verlo convertirse en eternidad, sin fecha de llegada y sin fecha de partida: simplemente Fidel. Así fue, así es y así está aquí con nosotros Fidel, ¡simplemente Fidel! (Aplausos.) Nunca uno se imagina estar sin ellos.
Y cuando vimos el video con tantas imágenes de Fidel, de Chávez, jamás, jamás nos imaginamos, ni jamás nadie estuvo preparado —aquí está nuestro embajador, comandante Fausto, Alí Rodríguez Araque (Aplausos)—, ¡jamás!, porque son como padres, son padres que con sus brazos, con su mirada, con su mensaje lo pueden todo. Y uno va sobre sus hombros, sobre sus brazos soportando lo que haya que soportar, porque ellos van adelante siempre con su ejemplo, abriendo los caminos.
Cuando uno los ve al pasar del tiempo, dice: Valió la pena todo, ¿verdad?, ha valido la pena todo.
Cuando el Libertador Simón Bolívar, en días como hoy, diciembre —el próximo sábado 17 de diciembre conmemoramos un año más de la muerte del Libertador Simón Bolívar, el 17 de diciembre de 1830, en Santa Marta, lo que hoy es Colombia, en la Quinta San Pedro Alejandrino—, el Libertador, luego de haber recorrido América durante 20 años, de haber libertado lo que hoy es Panamá, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, de haber derrotado en Junín y luego con Sucre en Ayacucho, a ese imperio tan poderoso que dominó nuestras tierras y nuestras vidas durante 300 años, ya despidiéndose el Libertador, dijo: He arado en el mar. Todo se había perdido, no se podía ni siquiera volver a empezar, no había oportunidad de un nuevo comienzo, se había impuesto la traición de las oligarquías, la división, el desconocimiento de lo grande de la historia que se había construido, y el más grande de los grandes de la historia de esta tierra nuestramericana, como le dijera para siempre el Apóstol José Martí, se fue diciendo: He arado en el mar, sin pueblo, sin ejército, sin patria.
Nunca estamos preparados para despedir a nuestros fundadores y a nuestros gigantes, pero tenemos que sentirnos orgullos de que el día en que despedimos a Chávez y el día en que sembramos para hacer roca eterna a Fidel, ellos pudieron irse tranquilos porque sí dejaron tierra fértil, pueblo fértil, dejaron a un pueblo unido, un pueblo libre, ¡dejaron tierra fértil para seguir sembrando! ¡No araron en el mar! (Aplausos.)
Pasó mucho tiempo, mucho tiempo. Cuba fue la última colonia del viejo imperio español. Ya nadie en España sentía ni pensaba que podían tener colonias, los habían echado de todo el continente, y le tocó a Cuba, desde 1830 en que se liberaron nuestros hermanos allá en el continente, luchar hasta la victoria en 1898, y el primero de enero de 1899 no permitieron que las tropas mambisas entraran a Santiago victoriosas y le robaron el triunfo al pueblo cubano. Y el primero de enero de 1899 Cuba comenzó a ser un protectorado imperial estadounidense vía a la colonización, como Puerto Rico, Filipinas.
Lo único que impidió que en Cuba se impusiera un régimen colonial y pasara a ser una estrella más del imperio estadounidense de entonces fue la fuerza patriótica que cultivó en el espíritu de Martí y de Maceo, de los gigantes, este pueblo que resistió, a veces en silencio, y no permitió que se impusiera una colonia vulgar, tuvieron que imponerle y entregarle en 1902 con la Enmienda Platt, tuvieron que fundar una republiqueta, una república, una farsa de república neocolonial.
Y Cuba tuvo que esperar entonces 60 años, del primero de enero de 1899 al Primero de enero de 1959, para que estos héroes que están aquí, Raúl Castro Ruz, Machado Ventura, Fidel Castro Ruz le trajeran la victoria que les robaron a los mambises 60 años antes (Aplausos).
¡Vaya generación! A veces en vida nos cuesta reconocer la obra. Afortunadamente, no es el caso de Cuba ni de la Revolución Bolivariana; pero se han dado casos, como decimos por allá.
Verdad que la Generación del Centenario fue una bendición para toda América, porque cumplió con el mandato de Martí.
Nosotros somos cristianos, seguramente la mayoría de ustedes también, y cultivamos la profunda espiritualidad sincrética de América; lo que nos viene de África lo cultivamos también, y lo que nos viene de tierra indoamericana también. Por eso es que América Latina y el Caribe es la tierra del futuro, de la esperanza, porque aquí han llegado todas las espiritualidades y se han trasformado en una sola: nuestra identidad; ustedes la llaman cubanía y es cubanía.
Pero, de verdad, lo que ha hecho la Generación del Centenario ha sido un milagro, una generación que afortunadamente logró todos sus objetivos y que aún lleva encima de sus hombros la responsabilidad de proteger a Cuba y de protegernos a todos, porque yo veo en Raúl a un hermano mayor y a un líder protector también de todos nosotros los revolucionarios que nos estamos levantando en este siglo XXI (Aplausos), con una sabiduría también especial, digno Castro Ruz.
Y a la Generación del Centenario le correspondió hacer realidad la última carta de Martí a Manuel Mercado, evitar que con la caída de Cuba cayeran el resto de las Antillas y el resto de la América en las garras imperiales del monstruo que él conoció desde adentro.
No lo podía decir mejor, el mejor de todos los americanos de aquella época histórica y de muchas épocas, José Martí, con su sensibilidad para observar, para vivir, para padecer y para saber qué nos esperaba del proyecto imperial estadounidense.
Nosotros tuvimos que esperar mucho más. También se impuso la traición en 1859. El próximo 10 de enero conmemoraremos un año más del asesinato, el 10 de enero de 1860, del general del pueblo soberano Exequiel Zamora; el líder que levantó a las masas campesinas, construyó un ejército popular y tomó las banderas de Bolívar y triunfó, y cuando se dirigía ya a Caracas, a tomar el poder político, fue asesinado por la oligarquía que a su lado estaba, que lo traicionó.
Y pasó todo el siglo XIX, y luego vino el siglo XX y todas las oportunidades del siglo XX se perdieron: 1908, 19 de diciembre, se dio el primer golpe de Estado petrolero, dirigido por la embajada norteamericana en Caracas; hasta 1992, y con la misma fuerza que ustedes conocen tuvo el Moncada, un día, un 4 de febrero de 1992, amanecimos con olor a pólvora, y por primera vez vimos a ese hombre que se convirtió en el líder de la resurrección de todo un pueblo: Hugo Chávez Frías, nuestro Comandante (Aplausos).
Desde su primera palabra trajo el mensaje de Bolívar, ¡4 de febrero de 1992!, un día de despertares, donde comenzamos a retomar el camino; pero fue en 1998, luego de muchos caminos andados, que Venezuela comenzó a ver un tiempo de esperanza y de expectativa, como dice Fidel en sus palabras, cuando llegó a Caracas nuevamente, para la asunción del Presidente Hugo Chávez, en febrero de 1999, ¡ciento sesenta y ocho años!, después de la traición a Bolívar, le costó al pueblo venezolano retomar sus caminos auténticos de dignidad, de independencia, nuestra propia identidad, nuestro propio esfuerzo, el camino de Bolívar. Por eso es tan importante, como lo acaba de exponer el compañero Presidente Raúl Castro, y lo han expuesto nuestros dos profesionales de la medicina, la compañera venezolana y el compañero cubano que han hablado. Por eso es tan importante esta fecha de hoy.
Hoy estamos nosotros conmemorando 22 años. En 1994, como siempre decía el Comandante Chávez, todas las luces se habían apagado en el mundo, quedaba solo una luz, la dignidad de Cuba. Cuba estaba pasando por el momento más trágico y duro de los tiempos de revolución (Aplausos). Quizás muchos de los jóvenes que están aquí de preuniversitario —los llaman—, liceístas allá, ¿verdad?, o de universidades, muy jóvenes que se ven aquí, que grabaron con su teléfono las canciones, quizás ustedes conozcan de esta etapa por los libros, o por sus abuelas, o por sus padres, ¿verdad?; pero 1994 era un momento de dominio total y hegemonía de la unipolaridad de Estados Unidos.
El mundo bipolar y las fuerzas que compensaban el poder de ese imperio tan poderoso que ha sido Estados Unidos había desaparecido producto de sus propios errores, en primer lugar, y de manera determinante, por errores que fueron señalados muchas veces por Ernesto Che Guevara, allá en los años sesenta.
Mil novecientos noventa y cuatro, era la mitad de lo que después fue el Período Especial; 1994, acababa de salir de la cárcel el Comandante Hugo Chávez, luego de estar dos años y medio preso por la insurrección militar bolivariana del 4 de febrero de 1992. Y llega a Cuba una noche —a esa Cuba en resistencia—, la del 13 de diciembre, y desde su llegada es sorprendido en las escalerillas del avión por la presencia de quien él admiraba desde niño, pero que él sentía que no merecía conocer, no tenía todavía la posibilidad, el honor de conocer al Comandante Fidel Castro Ruz; 13 de diciembre, 9:30 de la noche, baja de las escalerillas de aquel avión el joven Comandante Hugo Chávez, lleno de esperanzas, de fuerza, apenas comenzando un camino y se encuentra con aquel gigante de la historia ya, Fidel Castro Ruz, y se dan el primer abrazo. Ese abrazo fraterno, sincero, comenzó un camino. Ese abrazo fraterno, solidario entre dos hijos auténticos del ideario de Bolívar y de Martí selló lo que espiritualmente fue la construcción del camino que nos llevó a la fundación de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América.
Aquel año 1994, en esos días, estaba cerrando la primera Cumbre llamada de Las Américas, una cumbre hecha para decretar el final de la Revolución Cubana. Así lo decretaron todos los discursos que dieron de rodillas los presidentes de entonces, pronosticando el final de la Revolución y sobre las ruinas —como cantara Silvio Rodríguez—, sobre las ruinas de la Revolución Cubana decretaban el inicio de lo que llamaron área de libre comercio, que no era otra cosa que la concreción del viejo proyecto de colonización económica, financiera, comercial y de dominio de nuestras riquezas por parte de las corporaciones y los poderes que dirigen el imperio estadounidense desde Washington.
Coincidió la fecha de los anuncios del fin de Fidel, de la Revolución, y los dos, un gigante, y un líder insurgente, el Comandante Hugo Chávez, se encontraron. Quedó siempre sorprendido el Comandante Chávez, porque, bueno, él se sentía —pudiéramos decir— intimidado —como lo recogen los buenos relatos del embajador Germán Sánchez Otero, en su extraordinario libro de biografía del Comandante Chávez, y lo recoge también el libro El Encuentro, de Rosa Miriam—, porque, bueno, Fidel lo interrogó durante la madrugada del 14 y en varias oportunidades todo el día 14 de diciembre, y lo escrutaba con la mirada de águila, cada respuesta casi con un poder de un polígrafo, cada pregunta, cada respuesta de lo que habían hecho, cómo lo habían hecho; de lo que pensaba él de la historia de nuestra América para los años que estaban por venir; de lo que era su proyecto, de lo que eran las opciones tácticas.
Para entonces nuestra opción táctica fundamental era la unión cívico militar, para una gran insurrección popular, y veíamos como una ventana lejana la posibilidad de una revolución por la vía electoral, por todas las razones que ustedes saben: lo tortuoso del camino pacífico electoral para hacer cambios profundos en nuestras sociedades, en América Latina y el Caribe.
Y en aquellas madrugadas, aquellos días y aquellas noches se selló algo maravilloso: los viejos caminos que anduvieron nuestros libertadores, Bolívar y el Apóstol Martí, encontraron dos grandes ejecutores, los viejos caminos, los viejos pregones de unión entre dos portentos de la dignidad, de la moral, del patriotismo latinoamericano, Cuba y Venezuela, encontraron sus dos grandes ejecutores: Fidel y Chávez, quienes asumieron, hermanaron el proyecto de Bolívar y Martí para llevarlo a la realidad de lo que ha sido el proyecto revolucionario de nuestra América, de nuestros pueblos (Aplausos).
Es mucho decir, queridos compatriotas, es mucho decir esto, es mucho decir lo que ha pasado en estos 22 años. Todas las inteligencias del mundo decían que había llegado el mundo unipolar para instalarse y, en definitiva, la única opción que quedaba era rendirse. Solo Fidel dijo: “¡Cuba no se rinde jamás!”
Nosotros no tuvimos mucho tiempo, les digo. Aquí está nuestro embajador, Alí Rodríguez Araque, admirado y querido por todos nosotros, también maestro nuestro y de varias generaciones, a quien le tocó participar en el derrocamiento de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, muy jovencito, casi niño, y luego le tocó caminar las sierras maestras de las montañas venezolanas con un fusil al hombro y le tocó acompañar a nuestro Comandante Chávez en varias responsabilidades: recuperar el petróleo venezolano, nacionalizar PDVSA, recuperar la Organización de Países Exportadores de Petróleo, ser el tercer secretario general fundador de UNASUR. Sabe muy bien Alí lo difícil que fueron aquellos tiempos. Año 1994 nadie, nadie en el mundo apostaba a una idea de cambio, y Cuba continuó su camino de resistencia, duro, complejo, rudo: 1995, 1996, 1997, 1998.
Y el Comandante Chávez se fue a enfrentar su propio reto, el propio reto de nuestro pueblo. Ya había despertado la llama, ya había despertado la fuerza original. Él decía siempre, él me decía que la fuerza de la historia forma parte como de los genes de los pueblos y que hay un botón, me decía: Nicolás, es como un botón en la vida, eventos históricos que se conjugan y es como que tocaran el botón del despertar colectivo de los genes que llevamos todos de rebeldía, de rebeldía mestiza, africana, indígena, europea. Así fue él, a despertar la rebeldía indómita de un pueblo, el pueblo de Venezuela.
No es poca cosa lo que se había hecho en Venezuela durante todo el siglo XX, dictaduras y democracias muy corrompidas, populistas, muchos recursos, mucha corrupción, mucha perversión, y sobre la base de la corrupción y la perversión, bueno, el atraso, la falta de conciencia, la falta de cultura política, la falta de valores y la dominación, las garras que dominan, las garras que dividen a los pueblos sobre sus necesidades y sobre falsas ofertas.
Así que el camino que le tocó al Comandante Chávez fue complejo, duro. El camino que nos llevó a la victoria electoral del 6 de diciembre y a la asunción de mando del 2 de febrero de 1999 y a la convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente y a los caminos de la revolución pacífica, democrática, protagónica de Venezuela fueron caminos creados y paridos por el propio genio, la voluntad, la inteligencia, la audacia, la sabiduría del Comandante Hugo Chávez Frías.
Así como lo primero que hizo al salir de la cárcel fue venir a Cuba a respirar el aire de la historia rebelde de este pueblo y abrazar a Fidel, casi lo primero que hizo el Comandante Hugo Chávez cuando tomó la presidencia de la República y cuando activó los botones del gen histórico revolucionario que Bolívar sembró para siempre en Venezuela fue abrir sus brazos y decir: Bueno, ahora llegó el momento Fidel, Cuba y Venezuela vamos juntos en la construcción de un solo proyecto, de una sola patria (Aplausos). Pero no solo para el discurso y la emoción, la emoción de la idea, como somos nosotros los latinoamericanos y caribeños que nos emocionamos con el canto, con el baile y con la palabra, sino de la realidad.
La firma del Convenio Cuba-Venezuela, Martí-Bolívar, de hace 16 años, significó el inicio de un camino.
La firma hace 12 años exactamente, un día como hoy, aquí en La Habana, del Acuerdo Cuba-Venezuela para fundar la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, el ALBA, en el año 2004, también fue un momento más elevado de ese camino de fundación; porque estamos en tiempo de fundación y la fuerza nuestra, el trabajo nuestro es crear, es fundar.
Ya nuestros fundadores padres, Fidel y Chávez, hicieron todo lo que tenían que hacer. Sin lugar a dudas tienen el reconocimiento de nuestros pueblos y de los pueblos del mundo, dos gigantes maravillosos que van a brillar para siempre en la constelación de la historia de Nuestra América y de la Humanidad: Fidel y Chávez (Aplausos).
Pero como decíamos en la Plaza hace dos semanas, como decíamos en la Plaza de la Revolución —no sé cuántos millones de personas llegaron con sus sentimientos a la Plaza de la Revolución aquí en La Habana—, a ellos les tocó duro y difícil y tuvieron el temple, la fortaleza moral, espiritual, la conciencia, la capacidad y la inteligencia para hacer realidad, concreción, carne y vida sus sueños, sus ideas y para unir la historia en una sola; convertir la historia pasada en historia viva, presente y proyectarla en la obra, en la idea, en la espiritualidad. Sin lugar a dudas ellos cumplieron y sobrecumplieron; ahora nos toca a nosotros; ahora les toca a ustedes, muchachas y muchachos; ahora nos toca a cada uno de nosotros echarnos encima el morral de Fidel y de Chávez.
Yo tomo esta Declaración extraordinaria, que tiene como título “El compromiso continúa”. Hoy, precisamente, 22 años del abrazo fundador de Fidel y Chávez en medio de la oscuridad y a 12 años de la fundación del ALBA como puerta de esperanzas, yo tomo esta Declaración extraordinaria, hecha por nuestros equipos del ALBA. La tomo, precisamente, como un nuevo comienzo, como una nueva etapa necesaria en el camino para enfrentar los retos presentes, las dificultades presentes, para enfrentar el tiempo presente.
Recojo una idea de Fidel, aquí mismo en esta sala fue leída hace siete años, cuando se cumplían cinco años del ALBA, en un acto que se hizo en diciembre del año 2009 y Fidel le enviaba una carta al Comandante Chávez, donde le decía —miren qué sabiduría en el pensamiento, en la prosa—: “Querido Hugo: [...] Ningún minuto de la historia es igual a otro; ninguna idea o acontecimiento humano puede ser juzgado fuera de su propia época. Tanto tú, como yo, partimos de conceptos que fueron evolucionando a lo largo de milenios, pero tienen mucho de común con la historia lejana o reciente.”
Más adelante le decía: “Tú partiste de los principios cristianos que te inculcaron y un carácter rebelde; yo, de las ideas de Marx y un carácter también rebelde.
“Hay principios éticos universalmente admitidos que son válidos tanto para un cristiano como para un marxista.
“Desde ese punto de partida, las ideas revolucionarias se enriquecen constantemente con el estudio y la experiencia.”
Creo que a partir del sentimiento profundo que nos ha invadido, de renacimiento de las ideas, del ejemplo de Fidel, el sentimiento profundo que ha surgido de la inmensa experiencia que nos dejó y de la inmensa responsabilidad que nos dejó a todos con su partida a los 90 años, luego de sobrecumplida su misión, creo que nos debe llevar a la reflexión. Las ideas revolucionarias siempre deben, de manera constante, como dice Fidel, enriquecerse con la experiencia y con el estudio.
Creo que hemos llegado a un momento especial de experiencia, de confianza, de hermandad: 22 años gestándola, 12 años concretándola; pero hoy tenemos nuevos retos. Este documento recoge parte de estos nuevos retos. Agradezco profundamente la solidaridad activa de la Revolución Cubana, del gobierno, del presidente Raúl Castro, que se ha expresado en este acto y en esta Declaración.
Hay muchas ideas que están ratificadas. Una de ellas: fortalecer PETROCARIBE. PETROCARIBE se fortalece y debe fortalecerse como columna vertebral de la seguridad y la estabilidad energética integral de todo el Caribe. Cuando surgió PETROCARIBE se dijo que era mentira, que eso era imposible, y se hizo una campaña brutal. Hoy nosotros podemos decir que si no hubiera existido PETROCARIBE, el Caribe ya no se llamara Caribe, sería un Mediterráneo más, sería también un mar santo como es el Mediterráneo, donde los pueblos de África tienen que ir por miles a huir de la miseria, del hambre. No, hoy los países de PETROCARIBE exhiben una extraordinaria estabilidad fiscal presupuestaria, social. Los índices de desarrollo humano de los países pertenecientes a PETROCARIBE son superiores sustantivamente de los países no pertenecientes a PETROCARIBE, así que PETROCARIBE ha sido un gran éxito del ALBA, de los grandes proyectos que lanzaron Fidel y Chávez (Aplausos).
Ahora, su fortalecimiento tiene que ver con la expansión de su acción en el campo económico. Poco hemos avanzado en eso, poco. A veces creo que pensamos que el desarrollo económico nos va a caer del cielo, las virtudes económicas, la capacidad productiva, la eficacia, la eficiencia. Es el gran reto que tenemos.
En lo social quizás es donde más asentado y exitoso es el proyecto de PETROCARIBE. Tiene que ser así, porque es la vocación natural de los revolucionarios, pero además tiene que ser así, porque el desarrollo de las grandes misiones educativas, de alfabetización, de posalfabetización, de las grandes misiones para el estudio y la formación de profesionales universitarios; de las grandes misiones de salud como Barrio Adentro en Venezuela, de la Misión Milagro, se han sustentado en el éxito, en la organización, en la moral, en la capacidad científica y profesional del pueblo cubano y la revolución de salud que hizo Fidel y la Revolución Cubana; ha sido el pívot por donde ha logrado expandirse la capacidad para hoy poder escuchar lo que acaba de decir el compañero Raúl: cuatro países que éramos muy atrasados en el campo educativo del ALBA, en tiempo récord, lograron declarar nuestros países territorios libres de analfabetismo y hoy tenemos nuevas metas para llevar a nuestros países a niveles superiores de educación.
¿Por qué los demás países en la órbita del neoliberalismo no pueden avanzar en lo social? Bueno, sencillamente, porque ven lo social como un gasto, no lo ven como la prioridad. Ahí quizás nosotros podemos reafirmar aún más como elemento diferenciador de los proyectos neoliberales que hoy se nos quieren imponer en el continente. En países como Brasil, ayer aprobaron una reforma constitucional —la gran prensa calla— donde prohíben el aumento de un solo peso, de un solo real en los presupuestos de educación, salud, salarios y pensiones durante 20 años. Ni Pinochet hizo eso cuando dio el golpe de Estado e impuso la dictadura sangrienta junto a Henry Kissinger. Y el gobierno de Brasil que derrocó a la presidenta Dilma Rousseff impuso ayer una reforma constitucional que es la más grave y retrógrada que se conozca en la historia de los últimos 100 años en América Latina.
El ALBA tiene suficiente fuerza, moral, para mostrar su obra social y debemos visibilizarla con orgullo, y debemos multiplicarla con orgullo, y debemos retomar las metas de la Misión Milagro, porque es un reto para nosotros retomar las metas de la Misión Milagro y llevarle la salud a los más humildes, a los indios, a los obreros, a los trabajadores, a los descendientes afroamericanos que están en los campos, en las fábricas (Aplausos), y así por el estilo este documento lo recoge junto al plan de desarrollo.
Próximamente en el mes de enero vamos a hacer la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno, y en esa Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno, vamos a ver las metas concretas de cada uno de los componentes del plan del ALBA: de educación, cultura, recreación, ciencia, salud, energía; y un elemento central, un elemento clave que, sin lugar a dudas, nos cruza a todos, el proyecto común de desarrollo económico. Nadie debe pensar, como muchas veces escuchamos decir a Lula, cuando era presidente de Brasil, no era cualquier voz, ¿verdad?, se levantaba a hablar en nombre del país continente, del gigante del sur, y Lula decía para sensibilizar aún más la conciencia sobre la necesaria integración y unión de América Latina en UNASUR, de América Latina y el Caribe en la CELAC, Lula decía: “Ni Brasil solo podrá transitar los caminos del desarrollo económico del siglo XXI.” ¡Ni Brasil solo!, y Brasil como ustedes saben es uno de los gigantes, es la décima economía del mundo, miembro de los BRICS, fundador de los BRICS.
Ese es un concepto que ya nuestros libertadores desarrollaron en su época, desde la época de Bolívar, de Martí, y Fidel lo tomó siempre, lo tuvo muy claro, y Chávez también en su doctrina bolivariana. Es la tarea central de nosotros. Es la tarea central, es el reto más grande que tienen nuestros pueblos: el desarrollo económico, el desarrollo de un modelo tecnológico, de un modelo financiero que permita la sostenibilidad de nuestro propio modelo económico de desarrollo, de nuestro modelo agrario, como siempre insiste el compañero Alí Rodríguez, ninguno de nosotros obtendrá el derecho a transitar el camino del desarrollo sostenido y sostenible sin desarrollar la tierra, el campo.
Y qué difícil es, ¿verdad?, qué difícil es un modelo tecnológico para sostener nuestro propio desarrollo industrial, para crear nuestras riquezas materiales, satisfacer las necesidades de nuestros pueblos en todos los sentidos, explotar de manera sostenida las riquezas que hay en las tierras. Si en algo nosotros debemos centrarnos en este tiempo, pudiéramos decir, de nuevo comienzo ya sin Fidel y Chávez físicamente entre nosotros, pero aquí en el alma los llevamos como compromiso irrenunciable, es plantearnos el camino del desarrollo económico común, conjuntos, unidos, integrados; plantearnos el camino del desarrollo interamericano, nuestroamericano. Y la única organización regional que puede asumir de manera concreta, eficaz, eficiente, inmediata los nuevos proyectos de desarrollo que eleven nuestros modelos aún más para la satisfacción de las necesidades es la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, no es ninguna otra.
Es vulgar preguntar lo que voy a preguntar, pero siempre es bueno para la reflexión. ¿Puede la OEA encarar aunque sea un solo objetivo del desarrollo económico y social de nuestro continente? (Exclamaciones de: “¡No!”) Si no lo ha hecho jamás. La OEA lo que es especialista en intervenciones, en persecuciones y en contar muertos en sus intervenciones militares. Y todavía las otras organizaciones son muy jóvenes, han tenido logros importantes, UNASUR.
La CELAC se abre camino, con una sola comunidad de 33 países; pero se abre camino en lo político, como bloque, quizás en lo social con grandes tareas que está asumiendo, en el tema del cambio climático, y quizás en algún momento podrá tomar este camino. Pero solo el ALBA puede tomar el camino de un proyecto común de desarrollo económico, de creación de riquezas para nuestros pueblos, ¡solo el ALBA!, si partimos de la idea bolivariana, martiana, fidelista y chavista de que solo juntos podremos. Nadie va a venir a hacer por nosotros lo que no hagamos nosotros por nuestra propia patria y nuestro propio pueblo. Como decía José Gervasio Artigas: No esperemos nada sino de nosotros mismos (Aplausos).
Lo sabe Raúl, que ha tomado como tema central el desarrollo de un modelo económico sustentable, ¿verdad?, y las tesis que debatieron y que están desarrollando desde el último Congreso del Partido Comunista de Cuba. Lo sabemos nosotros que padecemos una doble crisis: la crisis del modelo dependiente, rentista petrolero, de vivir de un chorro de petróleo durante 100 años y su agotamiento terminal, abrupto y trágico que nos ha tocado vivir y llevar y sufrir durante los años 2015 y 2016, y la crisis de la guerra económica, del modelo de guerra económica que nos han impuesto desde el Departamento del Tesoro de Estados Unidos y de todos los bloques; seguramente ustedes habrán escuchado por Telesur bastantes reflexiones sobre esta materia.
Pero las crisis son obligaciones. Las crisis lo obligan a pensar a uno en nuevas fórmulas, en nuevos mecanismos, en nuevos caminos, más aún cuando nosotros somos rebeldes y nos rebelamos contra la imposición, por la vía de los hechos, de un modelo capitalista neoliberal que entre silencioso, nos abrace y nos domine.
Cuántas fórmulas nos han propuesto a nosotros, amigos y no amigos, para supuestamente enfrentar la crisis del modelo rentista y la guerra económica y salir libres y felices si nos convertimos al capitalismo y asumimos su fórmula, ¿eh? Era el Che Guevara el que decía, ¿cómo es que decía el Che Guevara, Ricardo? (Le dicen: no se puede confiar ni un tantico así) No se puede confiar en el imperialismo ni un tantico así; pero no, esa no es la que yo quería citar. “No se puede pretender construir lo nuevo con las armas melladas del capitalismo.” Ese es un reto que nosotros hemos tenido, y nos hemos plantado, y estamos plantados, y estamos terminando un año 2016 duro, pero, les digo, victorioso, con un pueblo remoralizado (Aplausos), con un pueblo cada vez más consciente y despierto, y dispuestos a todo, caballeros, ¡dispuestos a todas las batallas que tengamos que dar! (Aplausos). Si uno aprende, es de las crisis.
¿Quién dijo que una revolución era un camino, una alfombra roja? Una revolución es un camino de retos permanentes, y más si esa revolución está en el objetivo primario, como lo denunció Fidel mil veces y lo acaba de decir Raúl, del imperio más poderoso del mundo, aunque esté en decadencia. Esas decadencias son las más peligrosas de los imperios.
Así que yo creo de verdad, queridos compañeros, que si algo nosotros podemos aportar en los próximos 10, 20 años a nuestros pueblos, al pueblo de Cuba, al pueblo de Venezuela, a los pueblos del ALBA, a los pueblos de la América Latina y el Caribe es encarar el camino común del desarrollo económico con nueva visión política, con una nueva visión empresarial del desarrollo real. Hemos tenido problemas como muchos proyectos, ¿por qué?, porque las culturas empresariales nuestras no se afinan. Tenemos que construir una cultura empresarial, de gestión, de desarrollo para buscar la eficiencia y la eficacia común también; para darles viabilidad a los proyectos económicos, para producir todo el arroz que necesitan nuestros pueblos, toda la carne, toda la leche, todos los productos industriales, todos los servicios públicos y toda la riqueza física, financiera.
Ahí tenemos el Banco del ALBA, un banco establecido. Decía un experto mundial que le hizo una auditoría al Banco del ALBA: He quedado impresionado —nos dijo hace unos años—, pero ustedes tienen un BMW en un garaje. Saquemos el BMW —para tomar el ejemplo de este amigo experto— del garaje, pongámoslo sobre la carretera y empecemos a andar los caminos con la velocidad y la fuerza que tiene ese BMW. Hay que desarrollar un proyecto común de financiamiento del desarrollo entre nosotros y que vaya creciendo, potenciándose.
¿Va a ser el mundo financiero capitalista el que va a financiar el desarrollo nuestro? En parte sí, porque ahí conseguimos platica aquí, aunque haya orden de no darnos un solo dólar, pero siempre arañamos por aquí y arañamos por allá, siempre conseguimos algo; pero esta juventud que se crece ahora y que se levanta con su sonrisa, con su mirada, cuando tengan 20, 30, 40 años, a esa juventud debemos dejarle un proyecto de desarrollo económico encaminado, avanzado y debemos dejarle una potencia financiera, monetaria que permita ser el pulmón del largo aliento de desarrollo que nos toca encarar. Si no, como decía el Libertador Simón Bolívar y Chávez siempre repetía, un nuevo coloniaje dejaremos como herencia. La independencia hoy tiene un solo nombre: desarrollo económico, independencia económica, nuevo modelo tecnológico sustentable, esa es la independencia hoy, esa es la justicia hoy, ese es el socialismo del futuro: nuestro propio desarrollo económico, nuestras propias riquezas (Aplausos).
Todos tenemos mucho que aprender, todos tenemos mucho que enseñar también. El ALBA tiene la facilidad de la confianza, de la hermandad para trabajar, el respeto entre iguales. En el ALBA no hay grandes ni pequeños, ricos ni pobres; en el ALBA solo hay compatriotas, hay hermanos, hay hermanas, esa es la espiritualidad nuestra, compartida y practicada. Eso es lo que nos hace invencibles, eso es lo que no entienden desde el Norte, ni los billetudos que manejan chequeras y van a tratar de comprar conciencias a hermanos que están en nuestra región y no pueden entender por qué la hermandad, a pesar de las dificultades, lo que hace es acrecentarse.
Así que el ALBA tiene todas las condiciones y a 22 años del abrazo fundador, histórico, milagroso de esos dos gigantes que están allí (Señala), milagroso, que abrió los caminos para que hace 12 años se fundara como alianza esta fuerza bolivariana de los pueblos de Nuestra América y luego se constituyera en esta realidad que hoy somos, a 22 años de ese encuentro, de ese abrazo, nosotros tenemos que decir que hoy más que nunca tiene vigencia la fuerza que emanó de ese abrazo de amor y de encuentro histórico, hoy más que nunca tiene vigencia la necesidad de cerrar nuestros caminos solidarios, de unirnos y de hacer realidad como prioridad de retomar el camino en muchos casos, de no dejarse derrotar por el fracaso, de no dejarse derrotar por no lograr un objetivo y de poder unir nuestra fuerza económica.
Es otro mundo, ya no es el año 1994, ni siquiera el 2004; hoy otro mundo se ha levantado. Grandes aliados tenemos en el mundo: la República Popular China, gigante que nos ve y nosotros los vemos a ellos también, y juntos estamos transitando cuántas cosas, ¿verdad?; la gran Rusia que se ha despertado, se ha levantado con aquella dignidad, trataron de arrodillarla y el presidente Vladimir Putin ha levantado con más fuerza al gran oso de Siberia, la Federación Rusa; India ha abierto los brazos al mundo, ahí está la base de apoyo del mundo del futuro para la tecnología, para las finanzas, para el desarrollo industrial, para obtener mercados para nuestros productos, etcétera, etcétera; el ALBA, fortalecida hacia adentro; PETROCARIBE, fortalecido hacia adentro, asumiendo lo económico y conjuntamente, por qué no, algún día tiene que llegar el momento 3n que juntos vayamos ante China a decirle aquí estamos con este proyecto y que juntos vayamos frente a Rusia también y frente a la India. Es el mundo de los bloques, y este bloque que se convierte en motor es el motor que permitió que naciera UNASUR y la CELAC.
La CELAC hubiera sido imposible, ¡imposible! sin la fuerza de cohesión, el imán que significó el Comandante Fidel, el Comandante Hugo Chávez y la existencia misma del ALBA. Hubiera sido imposible. Muchos compañeros de América Latina no querían nada con el Caribe por viejos racismos y la gran mayoría de nuestros hermanos del Caribe no querían nada con los países del continente por aprehensión y fue el ALBA que nos juntó y la palabra de confianza para poder avanzar juntos.
No son tiempos fáciles tampoco. Hoy nosotros fuimos víctimas de un signo de estos tiempos. Hoy nuestra canciller Delcy Rodríguez Gómez fue agredida por la policía del gobierno de Argentina, tiene una grave afectación, posiblemente una fractura de la clavícula, fue lanzada al piso en las puertas de la Cancillería argentina y al entrar, sin presencia de medios, fue agredida por los jefes de Seguridad de la Cancillería argentina en el edificio José de San Martín. Hemos emitido una protesta enérgica y total por la cobardía del gobierno argentino contra esta digna joven mujer que representa la voz del pueblo de Simón Bolívar (Aplausos).
Al vicecanciller de Bolivia también, tratando de salvar al canciller David Choquehuanca de la agresión de la policía, le fracturaron una mano. Nunca antes vista la violencia de una ultraderecha intolerante, que en vez de buscar que MERCOSUR se fortalezca como el MERCOSUR social de los pueblos que ya lo habíamos logrado, han impuesto un plan retrógrado de destrucción y división de MERCOSUR.
La presidencia Pro-Témpore que hemos ejercido y estamos ejerciendo ha sido desconocida por la Triple Alianza de gobiernos de ultraderecha que imponen la misma visión de odio y de intolerancia que llevó adelante el Plan Cóndor y las dictaduras que nosotros conocimos en Nuestra América. Esto a nosotros nos afecta, quizás nos entristece saber que el legado de Lula, de Dilma, de Kirchner, de Cristina, es pisoteado, porque no es el legado de ellos, es el legado histórico de los pueblos.
Sabemos que esto es temporal, pero lo que sí deben tener claro estas oligarquías que quieren desde la Triple Alianza imponerle un Plan Cóndor a Venezuela, es que a Venezuela no la va a detener nada ni nadie, y nosotros seguiremos dando la batalla en el MERCOSUR, con los movimientos sindicales, campesinos, juveniles, estudiantiles, el MERCOSUR social, el MERCOSUR de los pueblos (Aplausos). Nada ni nadie va a sacarnos de MERCOSUR, porque MERCOSUR les pertenece a los pueblos.
Estas oligarquías que han asaltado el poder son fugaces, no temporales, son fugaces; los que son permanentes son los sueños nuestros, de los trabajadores, de los que sí trabajamos y de los que sí amamos esta Patria Grande.
Por eso hoy más que nunca el ALBA adquiere vigencia, fuerza, grandeza y proyección.
Estamos ya finalizando el año 2016 y hemos establecido una hoja de ruta para que el año 2017 y el año 2018 el ALBA, con el recuerdo y el espíritu de Fidel, con el recuerdo y el espíritu de Chávez, el ALBA de sus sueños resurja, crezca y se expanda con cada vez más fuerza. Y esta ALBA que tiene grandes retos, sobre todo dotar a nuestros pueblos de una columna sólida de desarrollo económico, esta ALBA de los pueblos nos convoque a todos para el desarrollo, para el trabajo, para realizar y consolidar los sueños de quienes nos fundaron. Ellos están vivos hoy más que nunca, los llevamos en el cuerpo, en la piel, en el sueño. Hagamos realidad cada una de sus cosas, cada una de sus órdenes, para que podamos decir siempre, por todas las generaciones, que ellos no araron en el mar, sembraron tierra fértil por varios siglos.
¡Que viva el ejemplo y el legado eterno de Fidel y Chávez! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)
¡Que viva la Alianza Bolivariana para los Pueblos de la América! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)
¡Que viva la unión de Cuba y Venezuela! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)
¡Que viva la Revolución Latinoamericana y Caribeña! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)
¡Hasta la victoria siempre!
¡Venceremos!
Muchas gracias, camaradas (Ovación).