Un abrazo de pueblo a su líder
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Una larga fila de personas, en la que se mezclan el pueblo santiaguero y visitantes cubanos y foráneos, permanece a las afueras del cementerio de Santa Ifigenia, donde fueron inhumadas las cenizas de Fidel este domingo.
En silencio, esperan su turno para ofrendar al Comandante una flor, compartirle un juramento o simplemente murmurarle «Gracias».
Los estudiantes del preuniversitario Rafael María de Mendive estaban allí a las siete de la mañana del lunes. Muchos alzaron sus manos para saludarlo, otros tomaron fotos, todos se mostraron sobrecogidos por el halo sagrado que inunda el sitio.
Onel Alejandro Madruga Fernández, estudiante de noveno grado en la secundaria básica Hugo Chávez, en La Habana, viajó junto a su abuela y su tía, con quienes ha compartido el fuerte dolor de la pérdida.
«Vinimos para estar este último momento junto a Fidel, porque es como un padre para todos los cubanos y siento el compromiso de seguir su ejemplo», aseguró.
«Es mi deber; debo estar aquí, de lo contrario me sentiría incompleta», dijo Marlis Tabares, trabajadora de la Casa de cultura 28 de Enero, después de haberle dejado una flor al líder de la Revolución.
«El monumento está a la altura de su sensibilidad y sencillez. Junto a sus compañeros de lucha, un grano de maíz donde cabe toda la gloria del mundo, una piedra de la Sierra Maestra donde él hizo historia, y al lado el concepto de Revolución que juramos seguir», añadió la también directora del proyecto cultural Príncipe Enano.
Luis Cabrera, embajador de Nicaragua en Cuba, coincidió en que «es emocionante el lugar donde están sus cenizas, al que se llega con mucho recogimiento, porque somos Fidel y es deber de todo revolucionario, de todo hombre y mujer progresista en el mundo, acercársele.
«Él es Revolución, paz, solidaridad; es el amigo que merece el agradecimiento de todo el pueblo de Nicaragua por su apoyo incondicional. Su espíritu está desde aquí apoyando y guiando al continente por sendas de paz», agregó.
En Santa Ifigenia, museo a cielo abierto fundado en 1868, soldados, sargentos y oficiales de la Unidad de la Guardia de Honor emplazada en el camposanto, realizan cada 30 minutos el relevo en los monumentos consagrados a Fidel y al Apóstol, con la Elegía a José Martí —compuesta por Juan Almeida Bosque— de fondo.
Hasta las cinco de la tarde de cada día podrán rendir tributo quienes deseen visitar este lugar donde reposa un pedazo de Patria, simbolizado en los restos mortales de tantos insignes patriotas.