Fidel en Samarkanda
¡Oh, Samarkanda, vieja ciudad de Tamerlán!
Tú que viste la estampa de Alejandro Magno, dile a tu piedra más antigua
que no,
que el visitante no es el mismo Alejandro.
Tiene los ojos vivos y el perfil aguileño,
la voz estremecida, poderosos los brazos,
tiene el mismo valor del macedonio,
pero no es Alejandro.
Tiene el cabello espeso en caracoles
y cuando afirma el pie tiemblan hasta los astros.
Va conquistando pueblos por el Asia,
pero no es Alejandro.
Alejandro se entró en Turquistán,
quemó,
saqueó
bajo un ciclón de cascos.
Este Conquistador viene con la sonrisa,
con la mistad saltando de sus manos.
La seda, el algodón, los niños y la tierra
quieren acariciarlo.
Se deja conquistar por el cariño,
por el glorioso enjambre del trabajo.
Es recíprocamente
conquistador y conquistado.
Tiene las barbas como el árabe Samar,
pero es hijo de Cuba ... Se llama Fidel Castro.
La piedra más antigua de Samarkanda sabe
que el Comandante es un hermano.