Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz al recibir la Llave de la Ciudad, en el Palacio de la Intendencia, en Montevideo, Uruguay, el 14 de octubre de 1995
Fecha:
Estimadísimo señor Mariano Aranas, intendente de la ciudad de Montevideo;
Señor Presidente de la Junta de la Intendencia;
Distinguidas personalidades;
Hermanos uruguayos (APLAUSOS):
Me han entregado las llaves; yo lo interpreto como las llaves más que de la ciudad, del corazón de los uruguayos (APLAUSOS).
Me han entregado unos micrófonos; mi problema ahora, si tomamos en cuenta los deberes del visitante, la necesidad de mucha ecuanimidad, de no dejarme llevar por la emoción, de cumplir todas las normas que son mi obligación en una visita como esta, es qué hacer con estos micrófonos (RISAS) --si esto no se oye más fuerte no es mi culpa, es de los micrófonos (RISAS). ¡Ah!, bueno, quizás si los acerco--; de todas formas, va a ser una buena prueba atlética, y para desmentir la calumnia de que tengo casi 70 años (RISAS Y APLAUSOS), pasando por la prueba que es cosa de muchachos de 20.
Cuando vine la otra vez, hace exactamente 36 años, cinco meses y 11 días (APLAUSOS), tenía yo 32 años. Ya se imaginan ustedes mi caso, un guerrillero suelto por Buenos Aires primero y por Montevideo después, con todo el ímpetu ese con que uno baja de las montañas, después de una lucha que no fue muy larga pero fue dura, y la inexperiencia de un muchacho.
Ahora vengo con la experiencia de un joven adulto (RISAS), pero sin aquellas energías notables de los 32 años. De eso no se acordaron ninguno de los que organizaron el programa, en la conspiración organizada entre el protocolo y nuestro embajador (RISAS); claro, no hay más cosas en el programa, porque no hay más segundos en el reloj (RISAS). Ahora, los que crean de verdad que las competencias olímpicas son en Atlanta el próximo año, para mí no es así (RISAS); para mí la competencia olímpica es hoy, y de verdad que si llegamos a esas horas de la madrugada en que se supone que termine el programa de hoy, yo mismo, con el permiso del Intendente, me pondré una medalla de oro (RISAS Y APLAUSOS). El tiempo, por tanto, es verdaderamente escaso para nosotros.
Realmente me he emocionado mucho en este acto. Me han gustado las palabras del Intendente y del Presidente de la Junta, palabras bellas, poéticas, de alta literatura, como se corresponde a la alta cultura y, sobre todo, a los profundos sentimientos de los que las pronunciaron. Hablaron de varios temas, pero hablaron de un tema que para nosotros es muy sensible, que es el tema del bloqueo; los dos se refirieron a ello.
El bloqueo es realmente un acto cruel. No quiero decir palabras que lastimen a nadie, aquí está el cuerpo diplomático, aquí están todos y no es mi misión hurgar en cuestiones que nos duelen o puedan ser motivo para que alguien se lastime; pero voy a definir el concepto del bloqueo, simplemente, en breves palabras: es algo realmente muy cruel, porque va contra hombres y mujeres, contra niños y contra ancianos. Lleva ya 36 años por parte de la potencia más poderosa del mundo y de la historia, contra un país pequeño del Caribe que lleva mucho tiempo, desde el siglo pasado, tratando de preservar su independencia, porque su proximidad a las costas de Estados Unidos parecía indicarles a muchos políticos norteamericanos que el destino inevitable de Cuba era formar parte de aquel gran Estado que se gestaba.
De modo que desde los primeros presidentes de Estados Unidos hasta hoy, puede decirse, Cuba ha tenido que estar defendiendo su independencia, por no sufrir un destino como el que sufrió nuestro hermano pueblo puertorriqueño, que habla español, piensa como nosotros y ya próximo a llegar al año 2000 es todavía una posesión de Estados Unidos.
Yo lo decía hoy en el Congreso: No queremos vivir una situación como la de Puerto Rico, no queremos ser Miami (APLAUSOS); queremos ser Cuba, queremos ser La Habana. Y no fue una diferencia ideológica abierta lo que promovió el bloqueo y la hostilidad, fue simplemente una ley de reforma agraria, que no era una reforma agraria socialista --puede decirse que era, prácticamente, una reforma agraria capitalista--, pero como en realidad había empresas que poseían hasta 200 000 hectáreas de tierra, empresas norteamericanas, apenas se aprobó la ley un 17 de mayo, hace también 36 años, se empezaron a organizar los planes para la invasión de Playa Girón, algo parecido a lo que ocurrió con Guatemala en la época del gobierno de Arbenz.
¿Y qué nos habría costado a nosotros una invasión victoriosa en Girón? Pregúntenselo a los guatemaltecos, que tuvieron que soportar una invasión victoriosa. Derrotaron el gobierno, establecieron un régimen de fuerza, ¿y saben ustedes cuántos guatemaltecos han desaparecido desde entonces, en esos casi 50 años? Han desaparecido más de 100 000 guatemaltecos.
Guatemala es un país donde no se conocía la categoría de preso, no existe ni existió durante 50 años, todos eran desaparecidos. ¡Increíble historia; asombrosa por su magnitud, por su crueldad!, y todavía existe la guerra en Guatemala. Realmente, no queríamos nosotros sufrir un destino como el destino de Guatemala, y por eso luchamos y hemos luchado tanto, y tenemos que seguir luchando. ¿Cuánto tiempo? Todo el tiempo que sea necesario, no hay límite porque no somos nosotros los que le ponemos límite al tiempo, ni seremos jamás quienes le pongamos límite a nuestra libertad (APLAUSOS).
Decía que el bloqueo era duro, muy duro. De modo que si hace falta una aspirina para aliviar un dolor de cabeza, nosotros no podemos comprar una aspirina en Estados Unidos. ¿Sabían eso? Pero ya no pensemos en la aspirina, sino en tantas enfermedades, algunas de ellas duras, como el cáncer, que necesitan curas, necesitan alivio. ¡Nada! Nosotros no podemos comprar un citostático en Estados Unidos, nosotros no podemos comprar un grano de alimento en Estados Unidos. Ultimamente algunas organizaciones no gubernamentales han hecho donaciones de medicamentos, de alimentos, pero no son productos que nosotros podamos comprar. Les pongo ese ejemplo, ¡no se puede comprar nada! Pero no es solo esto, sino que cada actividad que nosotros realizamos en el mundo, es perseguida sistemáticamente por el gobierno de Estados Unidos.
Antes existía URSS, antes existía campo socialista, los golpes eran repartidos entre más; ahora los golpes nos tocan solo a nosotros. La propaganda, las estaciones de radio, televisión, todo eso --las del gobierno, no en general; las que controlan los elementos contrarrevolucionarios-- es contra nosotros. Más de mil horas semanales de radio promoviendo el sabotaje a la economía, a la subversión.
Antes también otros países grandes recibían golpes, como China, o Viet Nam, o Corea del Norte; ahora ya los norteamericanos hicieron las paces con esos países y los golpes que les tocaban a ellos nos tocan a nosotros. Nadie sabe por qué ese trato tan particular. Somos el único país bloqueado y totalmente bloqueado.
Ahora en el Congreso hay algunas tendencias fuertes que promueven leyes más duras, bloqueo más despiadado todavía, si fuera posible, contra Cuba; puede ser que a esta hora estén discutiendo allí aquellos señores. ¿Por qué? Eso no se hizo nunca contra Sudáfrica, en la época del apartheid, cuando nosotros derramábamos nuestra sangre luchando allí contra el racismo en la frontera de Sudáfrica; no se hizo nunca contra nadie ni estamos promoviendo que se haga contra nadie.
¿Por qué? ¿Castigo a qué? Somos el país del mundo --como resultado del esfuerzo revolucionario, con nuestro socialismo-- que tiene el menor índice de analfabetismo entre todos los países del Tercer Mundo (APLAUSOS); somos el país del mundo con más alto promedio de maestros y profesores per cápita (APLAUSOS); nuestra mortalidad infantil está por debajo de 10 aun en medio del bloqueo y del período especial, ¡menos de diez!, a pesar de las dificultades con las medicinas y con los alimentos, vean qué esfuerzo; el país del mundo con más alto per cápita de médicos por habitante, más que Noruega, que Suecia, que Suiza; el país del mundo con más alto índice de instructores de deporte y de educación física per cápita, elevadísimo nivel cultural y altísimo porcentaje de hombres y mujeres dedicados a la investigación científica, a pesar de todo eso, a pesar del bloqueo. Y eso lo mantenemos.
Cuando existía el campo socialista y la URSS, teníamos un buen comercio, precios justos por nuestros productos, créditos; estábamos protegidos contra el fenómeno del intercambio desigual, si lo que ellos nos vendían subía de precio, subía de precio lo que nosotros les vendíamos a ellos. Todo eso se perdió --como explicaba-- abruptamente; sin embargo, en nuestro país no se ha cerrado una sola escuela, un solo policlínico, un solo hospital, un solo círculo infantil (APLAUSOS). Repartimos lo que nos quedaba de una manera equitativa, y no quedó nadie absolutamente desamparado.
En nuestro país, en 36 años de Revolución, no ha habido un solo desaparecido, no ha habido un solo asesinado (APLAUSOS) y, a pesar de las campañas y las mentiras del enemigo, no ha habido un solo torturado. Ese no se conoce (APLAUSOS). Entonces, ¿qué se quiere castigar? El espíritu de independencia de un pueblo, la dignidad de un pueblo, su derecho a la autodeterminación.
No podemos pretender ir a la India y decirles en qué Dios tienen que creer, en qué iglesia tienen que orar; o ir al Medio Oriente o a Irán a decirles cuál debe ser su religión y su interpretación de la Biblia, ni qué modelos deben tener, o qué tipo de gobierno deben tener; no podemos ir a Roma a decirle a la Iglesia qué debe hacer dentro de sus principios y dentro de sus doctrinas. Entonces habría que bloquear al mundo entero, simplemente, porque no se piensa igual que un país poderoso como el de Estados Unidos.
En definitiva, en nuestro país siempre vota más del 90% de la población (APLAUSOS); en Estados Unidos vota el 50%. Al presidente ahora, con dos candidatos, lo eligen con alrededor del 25% de los votos. Hay que tener no sé cuántos millones, por ahí se dice que Perot puede hacer un partido independiente porque tiene como 5 000 millones. En nuestro país nadie absolutamente, ningún político, ningún cuadro, ni nadie necesita un solo centavo, eso no tiene nada que ver con nuestra política; pero nosotros no podríamos pretender decirle al gobierno de Estados Unidos que cambie su sistema y qué es lo que tiene que hacer.
En nuestro país todo el mundo se interesa por la política, tiene una elevada conciencia política, se interesa por los problemas. Las medidas que estamos haciendo para salir del período especial las tomamos discutiendo con cada ciudadano, no nos conformamos con decir: "Bueno, aquí hay tal idea, vamos a probarla." No, nosotros la discutimos con el pueblo, después la discutimos con el Parlamento, después la volvemos a discutir con el pueblo y buscamos el consenso de la población; creo que eso explica el milagro de que después de cinco años del derrumbe del campo socialista y la desintegración de la URSS, Cuba exista y Cuba siga existiendo (APLAUSOS PROLONGADOS).
Algún día la historia escribirá la proeza que nuestro pueblo está haciendo hoy, y ese día consignará, con letras de oro, el nombre de Uruguay y de los uruguayos (APLAUSOS). No importa que el tiempo pase, Artigas murió en 1850 y estuvo lejos del país durante mucho tiempo; pero un día vino la historia y reconoció los extraordinarios méritos de Artigas, lo trajo, y su figura, sus retratos, sus bustos y su nombre están en todas partes (APLAUSOS).
Algún día América toda, que ya empieza a reconocerlo, reconocerá también a Cuba y la traerá al seno de sus instituciones, y lo más importante todavía, al seno de sus corazones, en recuerdo de la resistencia que fue capaz de ofrecer durante tanto tiempo.
Nosotros, como latinoamericanos, al igual que admiramos la historia de nuestros países, la gloriosa historia de nuestros países, y admiramos a Artigas, y admiramos a San Martín, y admiramos a Sucre, a Bolívar, a Juárez, a Martí y a tantos próceres de nuestra independencia por lo que lucharon, por lo tenaces que fueron, porque se enfrentaron a una de las potencias más poderosas de aquella época, que era España, en todo un continente, también tuvimos que luchar contra esa potencia que reunió 300 000 soldados, reunió en la pequeña Cuba más soldados que todos los que se habían reunido en todo el continente durante la Guerra de Independencia.
Luchó nuestro pueblo. Después vinieron intervenciones, Enmienda Platt y otras cosas que sería largo de explicar y nos obligaron a seguir luchando por la independencia; cuando la logramos definitivamente en 1959, nos obligaron a seguir luchando por mantenerla, y cuando llevábamos a cabo un modelo social, del cual no nos arrepentimos ni nos arrepentiremos (APLAUSOS PROLONGADOS), y ese modelo desapareció en Europa y tuvimos que sufrir las consecuencias, lo hemos seguido defendiendo, como decimos hoy: defender la patria, la Revolución y las conquistas del socialismo (APLAUSOS PROLONGADOS).
No renunciamos ni renunciaremos a nuestras aspiraciones cualesquiera que sean las aperturas y las reformas que haya que hacer, porque lo importante por encima de todo es en nombre de quién se gobierna; lo importante es que el pueblo tenga el poder, como hemos planteado en nuestro país.
Si hacemos aperturas y reformas que resultan ineludibles, no solo para perfeccionar nuestro sistema, sino para enfrentar las circunstancias actuales, nosotros seguiremos defendiendo invariablemente nuestras aspiraciones y nuestros objetivos, aunque nos castiguen por eso.
Está demostrado que todo lo que hemos hecho para el pueblo y por el pueblo algunos lo entienden como razón de asfixia, razón de castigo. Nosotros lo entendemos de otra manera: razón para luchar, razón para resistir, razón para vencer (APLAUSOS PROLONGADOS), sin que olvidemos jamás a quienes fueron nuestros mejores amigos, sin olvidar jamás al pueblo de Uruguay que tan solidario ha sido con Cuba durante tanto tiempo.
Cuando éramos colonia nombraron a Martí cónsul en Nueva York, lo nombraron también representante de Uruguay en la Conferencia Monetaria de Washington, fueron solidarios con Martí. Cuando la patria de Martí al fin se hace enteramente libre, de pocos pueblos del mundo recibimos nosotros tanta amistad, tanto calor y tanta solidaridad como la que hemos recibido del pueblo uruguayo, esa misma que se manifestó hace 36 años y que a ojos vista se mantiene hoy; aun después de tanto tiempo de mentiras y de campañas fraudulentas contra nuestra patria, se mantiene. Eso solo tiene una respuesta, eso solo tiene una explicación, y es algo que comprenden muy bien los uruguayos: hemos sabido seguir siendo fieles, invariablemente fieles, a nuestros principios.
Muchas gracias (APLAUSOS PROLONGADOS).