LLEGAR A UN PUERTO GRANDE
Este encuentro con Fidel para mí desde el punto de vista sentimental, ha sido más emotivo que cuando lo recibí en Caracas. A la sazón tenía un poder político inmenso. Ahora, cuando llego aquí ese poder político ha desaparecido y ha sido tanto el cariño, el afecto con que me ha tratado, que estoy conmovido.
Al abrazarlo sentí como si estuviera llegando a un puerto grande donde el abrigo y el calor demuestran que el hombre necesita de eso en la vida para sentirse más humano.
Entre las cosas que tiene Fidel es su gran humanismo. Siente de veras el contacto humano. Mi reencuentro con él ha sido para mí motivo de intensa alegría. Parece que los años no le han pasado. Se ve joven, vigoroso, dinámico. Es un estadista que conoce con gran profundidad los problemas de Cuba y del mundo.