Carta y Mensaje

Al pueblo mexicano (26 de mayo de 2004)

Les pido excusas por mi ausencia a la llamada III Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de América Latina y el Caribe y la Unión Europea.

Durante varios días medité en la conveniencia o no de asistir.

Decidí finalmente no hacerlo por varios motivos. Los fundamentales son:

Primero: La complicidad de la Unión Europea con los crímenes y agresiones de Estados Unidos contra Cuba a través de su infame e hipócrita conducta en Ginebra y su bochornoso entendimiento y connivencia con la Ley Helms-Burton, de inaceptable e ignominioso carácter extraterritorial, la hacen indigna de ser tomada en serio por nuestro pueblo.

Del campo de concentración en la Base Naval ilegal de Guantánamo no se atrevieron a decir en Ginebra una sola palabra.

Ni soñar siquiera que en esa conferencia la Unión Europea acepte la denuncia de los asesinatos, maltratos y humillaciones que se cometen con el incontable número de mexicanos, latinoamericanos en general y caribeños que tratan de escapar del subdesarrollo y la miseria impuestos por el orden económico internacional, saqueador y genocida que hoy impera en el mundo, del cual ella también se beneficia.

Se trata, según todos los informes recibidos, de una conferencia carente de contenido alguno, de carácter puramente ceremonial, en la que la Unión Europea no se compromete absolutamente en nada, ni siquiera al respeto más elemental del principio de no intervención.

Segundo: La vergonzosa concertación y la traición a Cuba de varios gobiernos de América Latina, en su impúdico sometimiento a las órdenes de Estados Unidos, hieren sensiblemente a nuestro pueblo, y no es posible concederles la más mínima seriedad y respeto a sus criterios y decisiones.

Tercero: Todo ha sido organizado de forma que no pueda haber ningún verdadero debate libre, abierto y público sobre temas vitales que conciernen a los destinos de nuestro hemisferio y del mundo.

Cuarto: Nuestro Embajador ha sido expulsado injustamente de México hace varios días, y hay asuntos serios pendientes y no resueltos relacionados con la falsa y deshonesta acusación de que nuestro país ha intervenido en los asuntos internos de México.

Quinto: Dejando a un lado la amarga experiencia de lo ocurrido en Monterrey, no existen, a nuestro juicio, las más mínimas condiciones para que una visita mía a ese hermano y entrañable país con motivo de la mencionada reunión aporte resultado constructivo alguno.

Deseo dejar constancia de lo mucho que me duele perder la oportunidad de saludar a hombres como Chávez, Kirchner, Lula, Patterson, y otros brillantes luchadores por un destino mejor para nuestros pueblos de América. Ellos harán lo que puedan, y lo mucho que son capaces de hacer, en los cinco minutos que se les concede dentro de ese cónclave donde, según se afirma, no habrá prensa.

Tal vez en el banquete ceremonial inicial, con oradores muy seleccionados de antemano, entre exquisiteces culinarias, champán y vino que nada tienen que ver con los miles de millones de personas que en el mundo sufren hambre y miseria, se pueda escuchar el eco de las voces de algún verdadero disidente.

Cuba se siente honradísima y óptimamente representada por su brillante y joven Canciller, que en los pocos segundos que le otorguen en un rincón de esa reunión será capaz de expresar verdades imprescindibles.

Sigo creyendo con firmeza que un mundo mejor es posible.

Fraternalmente,

Fidel Castro Ruz (firmado)

Presidente del Consejo de Estado de Cuba
26/05/2004