Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en un mitin popular celebrado en el Estadio de Bratsk, en la Siberia, URSS, el 13 de mayo de 1963
Fecha:
Queridos compañeros de la dirección del Partido y de la dirección del Soviet de la región de Irkutsk;
Queridos constructores de la hidroeléctrica de Bratsk:
Hemos venido desde un país distante. Hemos recorrido un largo trecho para llegar hasta Bratsk.
Bratsk es nuestro encuentro con la avanzada del trabajo comunista de la URSS. Bratsk es el punto más oriental de este gran país donde llegamos en nuestro recorrido, y bien vale la pena haber andado tan largo trecho para conocer Bratsk (APLAUSOS).
Nosotros habíamos oído muchas cosas acerca del trabajo que ustedes están haciendo, pero de ninguna manera era igual que poder verlo con nuestros propios ojos.
Nosotros sabíamos que decenas de miles de hombres, de mujeres, de jóvenes, respondiendo al llamado del Partido y del Komsomol, habían acudido a esta región de Bratsk, donde no vivía una sola persona, para construir esta gigantesca obra.
Y a nosotros nos interesaba conocer a esos valerosos trabajadores y ver lo que estaban haciendo. En realidad, puede decirse que la obra que ustedes desarrollan es un legítimo orgullo, no solo de la URSS, sino de toda la humanidad progresista, de todos los simpatizantes de un mundo justo, sin explotación del hombre por el hombre.
Este esfuerzo que ustedes están realizando, es un monumento a las ideas, es un monumento a los fundadores del socialismo científico, a los fundadores del primer Estado socialista del mundo. Es un verdadero monumento a todos los hombres que han dado su sangre y su vida por el país soviético.
Cuando nosotros visitamos la ciudad de Volgogrado, tuvimos oportunidad de ver la obra que allí se erige en memoria de los caídos en aquella batalla. Vuestro Secretario General nos recordaba los siberianos que murieron combatiendo en Moscú y en Volgogrado, pero yo pienso que tanto allí como aquí se está construyendo un monumento, yo pienso que tanto allí los que murieron combatiendo, como aquí los que trabajan, son igualmente heroicos. Aquellos fueron los héroes de la defensa de la patria; ustedes son los héroes del trabajo creador y pacifico del pueblo soviético.
Pero, además, ¿qué nos dice a nosotros esta empresa, esta obra gigantesca casi terminada? Nos dice lo que es la URSS hoy, los extraordinarios adelantos que ha logrado, los problemas técnicos que ha resuelto. Se puede decir en dos palabras fácilmente: que hay una represa de 4,5 millones de kilovatios de potencia en Bratsk; y, sin embargo, una obra así no se hace fácilmente.
Esta obra a nosotros nos recuerda las grandes obras que han hecho los pueblos en distintos momentos de la historia. Muchos de esos pueblos son famosos por las obras que construyeron, grandes obras de ingeniería. Así, se habla de las Pirámides de Egipto y de otras grandes construcciones. Cuando nosotros veíamos la represa esta mañana, decíamos que ya solo por esta obra seria famoso el pueblo soviético, aparte de otras muchas razones que tiene para ser famoso (APLAUSOS), Pero si no hubieran hecho más que esa represa, ya serian acreedores a la fama los soviéticos.
Para construir esta obra fue necesario hacer una base económica, desarrollar una gran industria, una técnica muy avanzada.
Las cifras son en verdad impresionantes: 4 800 000 metros cúbicos de concreto.
Ese dato, del cual yo sé que solo faltan unas 400 000 toneladas para terminar la obra, es una cifra realmente increíble, pero no es solo el volumen del material que lleva la obra, el volumen del agua, la capacidad de producción de energía eléctrica. Ah, en esa obra, se ve sintetizado todo lo que la URSS ha avanzado en muchos años.
Por ejemplo, las máquinas que allí están instaladas proceden de los más distintos sitios de la URSS: enormes generadores de más de 200 000 voltios, enormes grúas capaces de levantar decenas y cientos de toneladas de peso, equipos electrónicos. Pero, sobre todo, la técnica de la construcción, la solución de todos los problemas, algunos de ellos muy serios, como el problema del clima, como el problema de los témpanos de hielo, el problema de cortar las aguas del río, calcularlo todo y resolverlo todo con exactitud, eso no lo puede lograr nadie que no haya logrado un desarrollo en muchos aspectos de la técnica, y eso era admirable.
Pero, además, eso todavía no era lo fundamental para construir la obra. No era suficiente la técnica ni las máquinas, no; aquí no había nadie, ni una sola persona. ¿Quién podía construir esa obra? Solo el pueblo soviético. ¿Quién podía desarrollar esas inmensas riquezas en una región tan apartada? Solo los comunistas soviéticos, los trabajadores soviéticos, los jóvenes soviéticos.
¿Y en qué condiciones trabajaron? ¿Había casas construidas en Bratsk? No. ¿Había comodidades en Bratsk? No. ¿Qué había en Bratsk? Mucho frío, ninguna comodidad, mucho trabajo que hacer por delante, un río poderoso que dominar, una obra histórica y gigantesca que construir. Mucho frío, 50 grados bajo cero, 55. Nosotros nunca hemos estado a 55 grados bajo cero, pero dicen que hoy había como dos grados sobre cero aquí y ya podemos hacer un cálculo más o menos. En realidad, a nosotros —que venimos de un país donde nunca hay nieve— nos parece que si salimos a la calle o nos asomamos a una ventana con 55 grados bajo cero, nos quedamos congelados. ¡Y aquí ustedes han tenido que trabajar a temperaturas a veces inferiores a los cincuenta grados bajo cero!
No solo el hombre ha tenido que vencer el frío, sino también los materiales, las máquinas, el concreto.
El ingeniero jefe nos explicaba cómo era necesario ir enfriando con un sistema especial el concreto para evitar que se agrietara.
¿Ha trabajado nunca el hombre en condiciones tan difíciles? ¿En toda la historia de la humanidad ha construido el hombre una obra mayor en las condiciones más duras? ¡No! ¿Ha tenido alguna vez que resolver tantos problemas? ¡No! Bien: si ustedes lo han podido hacer, si la ciencia y la técnica soviéticas lo han podido resolver, entonces, ¿qué hay que decir?, ¿qué puede decirse? ¡Oh, Lenin, oh, cuán genial eras, qué lejos viste en el tiempo!
Cuando nosotros vemos una estatua de Lenin, un retrato de Lenin de aquellos primeros años de la revolución, luchando contra mil dificultades, cuando en la URSS no había una sola hidroeléctrica, cuando en la URSS no había un solo tractor construido en la patria, cuando había hambre, faltaba la ropa, faltaba el carbón, faltaba el combustible, faltaban los alimentos, aquel genial guía de los proletarios soviéticos era como si penetrando a través de los años pudiera ver obras como esta.
¡Qué fe tenía en su pueblo! ¡Qué fe tenía en su partido! Tenía la seguridad de que vencería en las dificultades luchando solo, sin la ayuda de nadie, sin recibir nada de otros países; pero ahorrando de su propio trabajo pudo el pueblo soviético reunir los recursos que necesitaba para defenderse de las agresiones de los imperialistas y construir una economía tan sólida y formidable como esta.
¡Qué gran satisfacción nos produce a todos los visitantes, a todos los amigos de los soviéticos, contemplar estos triunfos y admirar la hermosa historia de este país, la voluntad, el valor, el tesón que han tenido! ¡Y cuánta satisfacción nos produce ver que han triunfado! Que han triunfado plenamente, que han creado las bases, bases sobre las cuales cada vez marcharán más prósperamente la vida y la economía del pueblo soviético.
Han creado las bases que les permiten, en primer lugar, ser fuertes, ser poderosos frente a los enemigos del socialismo, frente a las fuerzas agresivas y guerreristas. Han creado las bases para el mejoramiento constante de la vida del pueblo.
Las partes más difíciles de su trayectoria han sido recorridas. Eso no quiere decir —como aquí bien se señalaba— que todo está hecho; esto significa que los grandes éxitos alcanzados dan aliento para seguir luchando, para seguir ganando batallas pacíficas, para seguir desarrollando el trabajo creador. He aquí lo hermoso que es el trabajo, la grandeza que produce.
Esas son las glorias que quieren alcanzar los pueblos, las glorias que da el trabajo. No las glorias que da la guerra. Esas glorias las buscan los explotadores, las buscan los imperialistas, pero no solo buscan esas glorias, aun antes que eso buscan sus negocios.
Los pueblos pacíficos, los pueblos donde ha desaparecido la explotación, quieren la paz, luchan por la paz y aspiran a las grandes glorias que da el trabajo (APLAUSOS).
Vean ustedes: Nos cuentan que la primera represa tenia unos 50 000 kilovatios de potencia. Dícese que en aquel entonces el país soviético estaba muy orgulloso. Después vinieron otras represas de centenares de miles de kilovatios, ¡esta era la más grande de la URSS! Después vinieron otras, pasaron del millón de kilovatios, ¡esta era la más grande de la URSS y del mundo! Y así nosotros, hace unos días, estuvimos en la represa más grande de la URSS y del mundo, que produce 2,5 millones de kilovatios. Pero ellos nos decían: "Esta corona nos dura poco, porque cuando se termine la de Bratsk será la más grande de la URSS y del mundo."
Pero esto que les pasa a ellos, les pasará también a ustedes cuando la represa de Krasnoyarsk esté terminada; entonces les quitarán a ustedes el campeonato. Pero después vendrán otros.
Y eso es bueno: que las grandes obras, las mayores de la URSS y las mejores del mundo, lo sean por poco tiempo, porque inmediatamente vengan nuevas obras aun mayores.
¡Y ese es el trabajo creador, esas son las victorias que produce el trabajo!
Cuando visitamos Volgogrado vimos la casa del famoso Pavlov. Admirábamos su hazaña defendiendo la patria, pero al llegar aquí hemos conocido a otro gran héroe, en este caso un héroe del trabajo. Hemos tenido ya el honor de conocer a Boris, y hemos podido admirar con todo nuestro corazón lo que es un héroe del trabajo, un héroe de verdad, en todos los órdenes; su voluntad de hacer, su espíritu, su optimismo frente a las dificultades, frente a las adversidades, que le hacen vivir, que le hacen recuperarse, que le permiten mantenerse al frente de su Brigada de Trabajo Comunista.
En Volgogrado vimos una estatua que simbolizaba el soldado soviético que desafiaba la muerte, se encaraba a la muerte y vencía. De la misma manera, Boris es también como la estatua: el hombre que se encara a la muerte, vence a la muerte. Esas cosas han sido cosas inolvidables para nosotros, que hemos visto aquí en Bratsk.
Queridos constructores de Bratsk: en nombre de nuestro pueblo les agradecemos el calor con que nos han recibido. En nombre de nuestro pueblo les agradecemos la otra que han hecho, porque como dijo aquí el Héroe del Trabajo Comunista, la obra que ha hecho el pueblo soviético fortalece no solo a la URSS, fortalece a todo el campo socialista, a todos los pueblos que luchan por la paz y que luchan por una vida mejor. Por eso, todos los pueblos deben estar agradecidos al esfuerzo de ustedes. Ustedes son acreedores a la gratitud de todos los pueblos y, entre ellos, a la gratitud de nuestro pueblo (APLAUSOS).
Les deseamos que sigan obteniendo éxitos, que sigan ganando batallas como esta, que sigan construyendo hidroeléctricas como esta.
No me extraña toda esta agitación que veo en las masas de Bratsk, porque son gente fuerte. Lo que me ha extrañado es que haya podido reinar tanto orden, porque, ¿quién puede luchar contra esta fuerza que ha dominado al río Angará? (APLAUSOS.)
¡Que vivan los éxitos del trabajo comunista!
¡Que viva eternamente la obra que realiza aquí el pueblo soviético!
¡Que vivan los trabajadores de Bratsk, los gloriosos constructores del comunismo, los valerosos miembros del Partido y del Komsomol, que respondieron al llamado del Partido y de la patria!
¡Y que viva eternamente también la amistad entre el pueblo soviético y el pueblo cubano, entre los trabajadores de vanguardia de la Unión Soviética y los trabajadores cubanos! (APLAUSOS.)
Muchas gracias (OVACION).