Discurso pronunciado en la Comida Ofrecida en su honor por el CC del PCUS, el Presidium de la URSS y el Gobierno de la URSS, en la cámara de facetas del gran Palacio del Kremlin, Moscú, 5 de abril de 1977
Fecha:
Querido compañero Brezhnev;
Queridos compañeros soviéticos:
Quisiera expresar mi alegría por estar una vez más en esta heroica, fraternal y querida tierra soviética.
Acabo de recorrer una de las regiones del mundo que más ha sufrido la despiadada explotación colonialista e imperialista. De sus entrañas sustrajeron en los siglos pasados decenas de millones de sus hijos para trabajar como esclavos al otro lado del Atlántico.
Hasta fecha muy reciente los territorios del continente africano estuvieron ocupados por las potencias coloniales de Europa.
El inexorable curso de la historia contemporánea determinado por la gloriosa Revolución de Octubre, inspirada en las ideas geniales de Marx, Engels y Lenin, y la lucha abnegada y heroica de los pueblos, decidieron la desaparición del odioso sistema colonial, y con ello la inmensa mayoría de los pueblos de Africa pasaron a ser Estados independientes. Pero al colonialismo siguieron los intentos de neocolonialismo; es decir, el control de las riquezas naturales de los nuevos Estados por las potencias imperialistas y la absurda idea de que el inmenso atraso económico y social de Africa podían ser resueltos por la vía capitalista del desarrollo.
El compañero Podgorni al frente de una delegación soviética acaba de recorrer varios países de Africa. El es testigo, como nosotros, del espantoso estado sanitario, la ignorancia, el atraso técnico, la falta de cuadros calificados para la producción y la economía, la pobreza y el sufrimiento en que dejó el colonialismo a los pueblos de Africa. Decenas de años de intenso trabajo, y una importante colaboración técnica y económica internacional, serán indispensables para sacar a esos países del abismal atraso y el subdesarrollo en que están sumidos.
Además, en Africa subsisten todavía problemas tan graves e inhumanos como la discriminación racial, el apartheid y la explotación colonial en países como Zimbabwe, Namibia y Africa del Sur, donde incontables millones de africanos son oprimidos, esclavizados y humillados por un puñado de racistas de origen europeo, cuyas ideas no se diferencian en nada de las de los fascistas hitlerianos.
Existe también en Africa un grupo de gobiernos neocolonizados al servicio incondicional de los intereses imperialistas.
A los dirigentes imperialistas les ha dado ahora por la ridícula hipocresía de hablar sobre los derechos humanos. Claro que ellos se preocupan en primer término por el derecho burgués a la explotación del hombre por el hombre, el sistema de clase y la desigualdad social.
Nada hay más inhumano en la historia del mundo que el propio sistema capitalista e imperialista, que nació, como dijo Marx, chorreando sangre y lodo por todos sus poros. En nombre de ese sistema una gran parte de la humanidad vivió siglos de colonización, y se instauró en la edad moderna la esclavitud de los negros del Africa, los indios de América y los asiáticos; en nombre de esos intereses se desataron incontables guerras y perecieron cientos de millones de seres humanos, e incontables luchadores por el progreso humano fueron encarcelados, torturados y asesinados; en su nombre Hitler trató de dominar al mundo, y para impedirlo el pueblo soviético tuvo que sacrificar a 20 millones de sus mejores hijos.
El capitalismo discrimina a la mujer, discrimina al negro, explota al obrero, condena a millones de trabajadores al desempleo, está indisolublemente asociado al juego, las drogas heroicas, la prostitución y todas las formas de vicios corruptores de la conciencia y la salud del hombre.
Al sistema capitalista no le importa la educación del niño, como no sea para fines de explotación futura; ni la salud de sus ciudadanos ni la suerte de los individuos. La ganancia, el lucro, es el único fundamento de su filosofía.
Para defender ese sistema inmundo los imperialistas yankis lanzaron sobre Indochina más bombas que todas las que se usaron en la guerra mundial, y mataron a millones de vietnamitas, camboyanos y laosianos.
Los que hemos conocido el Africa y hemos visto la secuela del colonialismo, el capitalismo, el imperialismo y el racismo, sabemos qué derechos humanos defienden los imperialistas.
Para hablar de derechos humanos, sencillamente, hay que dejar de ser capitalistas (APLAUSOS).
Contra todos esos crímenes históricos, contra la explotación, la desigualdad, la discriminación y la injusticia, lucharon y luchan los comunistas; por la verdadera dignidad del ser humano, por el derecho al disfrute pleno de los frutos de su trabajo material e intelectual, por la fraternidad entre los hombres y los pueblos (APLAUSOS).
En nuestra visita al Africa hemos podido comprobar el descrédito total y la bancarrota de la ideología burguesa. Los pueblos se inclinan definitivamente hacia el socialismo y las banderas gloriosas e invencibles del marxismo-leninismo son enarboladas ya en numerosos países de Africa. Frente a las pretensiones neocoloniales del imperialismo un número cada vez mayor de gobiernos optan por la vía no capitalista del desarrollo y marchan hacia el socialismo, confirmando una vez más la genial idea y la visión de Lenin, que en los días posteriores a la Revolución de Octubre proclamó esta posibilidad (APLAUSOS).
Se justifica que esta lucha cuente no solo con nuestra simpatía, sino también con nuestra más plena solidaridad (APLAUSOS).
El prestigio del campo socialista, y muy especialmente el de la Unión Soviética, crece incesantemente en todos los pueblos del llamado Tercer Mundo, que ven en nuestra comunidad su más firme amigo en la lucha contra el colonialismo, el neocolonialismo, el racismo y el imperialismo. Si el imperialismo es el aliado natural de todos los regímenes reaccionarios, represivos y explotadores del mundo, el campo socialista es el baluarte donde se apoyan e inspiran la clase obrera y las fuerzas progresistas y revolucionarias que transformarán la humanidad.
Pronto se cumplirá el 60 aniversario de la Revolución de Octubre. ¡Cuántos cambios han ocurrido en el mundo durante estos años! Puede asegurarse que, como consecuencia de la Revolución de Octubre, el mundo ha avanzado más en estos seis decenios que en miles de años anteriores. Este es el mérito extraordinario del pueblo y de los comunistas soviéticos. Por ello, el próximo 7 de noviembre será celebrado con júbilo en todos los rincones del mundo (APLAUSOS).
Pero si grande ha sido la tarea realizada hasta hoy, es mucho mayor la que queda por delante a la actual y a las futuras generaciones.
Sé cuán grandes esfuerzos realizan el Partido, el pueblo soviético y sus dirigentes por cumplir las nobles y grandes responsabilidades que pesan sobre la URSS, tanto en la construcción del comunismo como en el campo internacional. De estas, la más importante y la más apreciada por todos los pueblos es la de preservar la paz y evitar al mundo los riesgos de un holocausto nuclear.
Deseamos expresarles el agradecimiento del pueblo cubano y su más profunda solidaridad con ese esfuerzo perseverante y justo. Estamos seguros de que esa política responsable y sabia triunfará con el apoyo decidido de los pueblos y de todos los hombres honestos y conscientes de la Tierra. La humanidad vivirá eternamente agradecida por todo lo que ha hecho la Unión Soviética, no solo en favor de un destino mejor para el hombre, sino para preservar su derecho a la seguridad y a la vida, el más humano de todos los derechos (APLAUSOS).
Por ser usted, compañero Brezhnev, el más esforzado luchador y paladín en favor de esa política, brindo esta noche por usted, por el Comité Central del glorioso Partido Comunista de la Unión Soviética, por todos los comunistas de la URSS y por el heroico y digno pueblo soviético.
Gracias (APLAUSOS).