Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en la Ciudad de Tome, Concepcion, Chile, 18 De Noviembre De 1971
Fecha:
Trabajadores y vecinos de Tomé:
En el día de hoy el tiempo estaba tan escaso, y teniendo en cuenta que tenemos que reunirnos con el Presidente dentro de unas horas y que hay que estar puntuales en el punto de partida, que los organizadores estaban tratando de ver qué hacían. Y yo oí decir que iba a ser necesario suspender el acto en Tomé. Entonces realmente yo dije que de ninguna manera, que teníamos que hacer un esfuerzo por llegar aquí, que no los podíamos dejar a ustedes esperándonos (APLAUSOS).
Ellos realmente lo hacían por tratar de ayudar, teniendo en cuenta la voz, el tiempo, y todo eso. Pero realmente nosotros preferimos pasar por alto todo y llegar aquí a saludarlos.
Ustedes nos han colmado de atenciones y nos han colmado de obsequios. Ahora mismo nos acaban de regalar tantas cosas que decía que íbamos a tener que cargar el barco Uvero con todos los regalos que ustedes tan cariñosamente nos han hecho.
El Ministro de Salud habló, y explicó con bellas palabras el trabajo y la historia de esta localidad. También hemos venido viendo las industrias que han pasado al área social, el entusiasmo de los trabajadores de esta comunidad. Y nosotros lo podemos apreciar aquí en este acto: vemos un espíritu de unidad, vemos entusiasmo, vemos deseos de salir adelante, de luchar, de vencer los obstáculos. Y cuando uno presencia eso siente optimismo y tiene la seguridad —esa seguridad que emana de nuestro encuentro con los obreros de Huachipato, con los obreros de Lota y Coronel, con los estudiantes de la Universidad de Concepción, y con los trabajadores de Tomé, con el pueblo de Concepción—, uno se lleva la impresión de que el pueblo chileno saldrá exitosamente hacia adelante, cualesquiera que sean las dificultades que se vea en la necesidad de vencer.
Nosotros estamos seguros de que los trabajadores chilenos y el pueblo chileno marcharán adelante. Y nada deseamos tanto nosotros como el que ustedes marchen hacia adelante, como el que ustedes tengan éxito.
Nuestro pueblo está tan agradecido de la solidaridad chilena; nuestro pueblo está tan contento de tener en los chilenos a un pueblo hermano, a un pueblo amigo —con el que mantiene relaciones estrechas, relaciones fraternales, relaciones indestructibles—, que nada desea más nuestro pueblo que el éxito del pueblo chileno en sus luchas por desarrollar el país, por recuperar sus riquezas, por levantar su economía y por establecer el socialismo en Chile (APLAUSOS).
Claro está que las circunstancias son diferentes. Los caminos son diferentes. Las aspiraciones son las mismas. El propósito es el mismo: luchar por la independencia del país, por consolidarla; luchar por la economía del país; luchar por la justicia; luchar por el bienestar del pueblo; luchar por poner fin a la explotación de la patria por los monopolios extranjeros; y luchar por poner fin a los privilegios y a las injusticias sociales (APLAUSOS); luchar por el futuro del país; luchar por los niños, por las mujeres, por los ancianos; luchar por las escuelas, por la educación; luchar por la salud pública. En fin: ¡luchar por el pueblo!
El objetivo de nuestra lucha es el hombre, es el pueblo. El objetivo de nuestra lucha no son intereses extranjeros, no son intereses particulares, no son intereses de minorías. El objetivo de nuestras luchas es el pueblo. Y no se puede luchar por una causa más justa, no se puede luchar por una causa más noble. Y en aras de esa causa, todos debemos estar dispuestos a dar nuestra energía, nuestro tiempo, nuestro sudor, y si es necesario también nuestras vidas (APLAUSOS).
Al llegar aquí a Concepción nos hemos encontrado que también se encontraba un barco cubano transportando azúcar a Chile. Y seguramente que cargará algunos productos de los que Chile vende a Cuba: o madera, o porotos, o vino, o cualquiera de las cosas que a ustedes les puedan sobrar aquí. Aunque en una revolución, advierto, casi nada sobra, porque cuando el pueblo empieza a consumir, cuando tiene trabajo, cuando compra ropas, zapatos, alimentos, entonces casi nada sobra. Pero bueno: a todo el mundo le sobra algo. Nosotros no podemos consumir todo el azúcar que producimos; y ustedes no pueden consumir toda la madera que producen aquí en Chile, ni pueden consumir todo el salitre, ni pueden consumir todo el petróleo, ni pueden consumir todo el vino —aunque no estoy muy seguro de eso ( RISAS) .
Nos alegramos mucho de ver que tienen ustedes magnificas industrias textiles que ahora son del pueblo, que están produciendo magníficos productos para el pueblo chileno; que tienen industrias madereras, y que tienen distintos tipos de industrias; y que aquí en esta ciudad hay importantes centros de producción social, que hay un importante núcleo obrero, que es un baluarte del movimiento popular chileno y que es un baluarte de la clase obrera chilena.
Ahora ustedes están en todas esas industrias trabajando para quién. ¿Para quién trabajan?
(DEL PUBLICO LE DICEN: "¡para Chile! ¡Para el pueblo! ¡Para nosotros!")
Trabajan para Chile, como dijo uno; para el pueblo, como dijo otro; para nosotros, como dijo otro.
Hoy ustedes no trabajan en esas industrias en beneficio de nadie. Hoy ustedes, al igual que los obreros de Lota y Coronel, y al igual que los obreros de Huachipato, trabajan para Chile, trabajan para el pueblo, trabajan para ustedes.
Y ese es en esencia el contenido moral del socialismo: trabajar para el pueblo, trabajar para la patria, trabajar para el hombre y, sobre todo, trabajar para el mañana.
Por eso a nosotros nos satisface mucho y nos llena de optimismo y de entusiasmo y de confianza en el futuro de Chile, el encuentro con ustedes, el entusiasmo de ustedes, la firmeza de ustedes, el espíritu de ustedes.
Y por eso creemos en el porvenir de Chile, creemos en la victoria del pueblo chileno. Y creemos que nuestra amistad, la amistad de Chile y Cuba, seguirá consolidándose. Y seguiremos marchando hacia adelante, mostrando a los pueblos de América el camino de la liberación, el camino de la plena independencia, el camino de la dignidad, el camino del futuro de los pueblos hermanos de América Latina.
Muchas gracias (APLAUSOS).
Ustedes —como les decía— nos tienen que excusar que el acto sea breve. Tenemos ya que marcharnos rápidamente, sin perder un segundo (APLAUSOS).
(EXCLAMACIONES DE: "¡Hasta pronto!")
¡Hasta pronto!, decimos nosotros también (APLAUSOS).