Discursos e Intervenciones

Discurso pronunciado en el acto homenaje al primer contingente de jóvenes de la Columna Juvenil del Centenario, el 12 de julio de 1971

Fecha: 

12/07/1971

Compañeros columnistas;

Camagüeyanos (EXCLAMACIONES).  ¡Es que en Camagüey también hay camagüeyanos!  (EXCLAMACIONES.)


Bien:  todos sabemos el motivo por el cual estamos reunidos aquí.  Es una despedida.  Y ustedes saben cómo son las despedidas:  tienen partes alegres y partes tristes.  Diríamos que hay alegría por el cumplimiento de los tres años, alegría por el cumplimiento del deber, una larga jornada que se escribió realmente con sudor, con sacrificio.  Hay alegría para los que regresan al seno de sus familias, sus provincias, a sus regiones.  Y hay tristeza, en primer lugar, por los camagüeyanos.  Los camagüeyanos se quedan muy tristes al ver marchar este primer contingente de la Columna.  

y seguramente que los propios que marchan, en medio de su sentimiento de satisfacción y de alegría, llevan también algo de tristeza, porque aquí fue el escenario donde escribieron su mejor página hasta hoy.  

Para estos miles y miles de jóvenes, sin duda que Camagüey tiene un significado histórico, porque aquí podríamos decir que se hicieron hombres, ¡se hicieron hombres en Camagüey!  

Espero que los orientales, a pesar de que yo sé que presumen mucho de ser una gente muy brava (EXCLAMACIONES), entiendan bien qué quiero decir yo cuando digo que se hicieron hombres aquí.  ¡Nacieron varones, pero se hicieron hombres aquí en Camagüey!  ¿Está claro?  (APLAUSOS.) Vinieron casi niños, vinieron casi niños, vinieron muy jóvenes, ¡y aquí se graduaron de hombres!  

No se ofendería ningún combatiente revolucionario si le dijeran que allá en las montañas se graduó de hombre.  Porque pasaron una prueba —sobre todo, me refiero a los que han cumplido sus tres años.  Cierto que los hay que no pudieron cumplir los tres años por razones ajenas a su voluntad:  cuestiones de salud, algunos problemas insuperables; como los hay también que no pudieron cumplir los tres años porque murieron en ese empeño, en accidentes de trabajo, de tránsito, en fin, que dieron su vida por el trabajo, dieron su vida en esta batalla.  

Pero también hay que referirse a los que no fueron capaces de soportar la prueba.  Y hay miles y miles de jóvenes que no fueron capaces de soportar la prueba.  La prueba para ellos era demasiado dura, demasiado difícil, y sencillamente desertaron de la Columna.  Eso no es nuevo, eso no es extraño.  Nosotros teníamos ya un antecedente durante la guerra:  que llegaban cientos, a veces eran decenas los que llegaban todos los días, y nosotros los hacíamos pasar pruebas duras.  Y recordamos que durante los períodos más difíciles, de cada 100 que llegaban, 80 se marchaban, y quedaban 20, ¡pero los que quedaban eran buenos!  

Debemos decir que quienes pasaron la prueba son buenos, los que permanecieron los tres años, los que trabajaron durante estos tres años en las duras condiciones de esta provincia, ¡son buenos!  Pasaron la prueba, y por ello es lógico que se sientan satisfechos, es lógico que se sientan moralmente estimulados por el logro que han alcanzado (APLAUSOS).  

y esa será una satisfacción moral que los acompañará toda la vida, y esa será una recomendación que los acompañará toda la vida, será un prestigio que los acompañará toda la vida, serán méritos en el concepto de la ciudadanía que los acompañarán toda la vida en el aprecio del pueblo y de la Revolución, en el aprecio de la presente generación y de las generaciones venideras.  Porque estos esfuerzos de hoy son esfuerzos de verdaderos pioneros, de hombres que tienen que poner las primeras piedras, que realizar el esfuerzo más difícil.

¿Qué será en el futuro, cuando toda esta tarea de la zafra se haga con máquinas, comparado con el esfuerzo que los hombres hoy, con su sudor y sus brazos, tuvieron que hacer?  

Yo les preguntaba a los compañeros si les iban a dar algún distintivo a los que cumplieron los tres años, y nos explicaron que les van a entregar un diploma a todos los columnistas que han cumplido los tres años.  Y yo creo que es muy justo.  Y nosotros estamos seguros de que la cosa que ustedes más apreciarán siempre, no importa lo que sean capaces de hacer después, aun cuando fueran capaces de hacer cosas mayores, la que resultó la prueba definitiva fue esta prueba, la que les dará a ustedes confianza y seguridad para realizar cualquier otra tarea, la que les da confianza de que resistirán y soportarán hasta el final, será precisamente lo que simboliza ese diploma:  los tres años en la provincia de Camagüey.  

Debemos señalar, además, que cada época tiene sus esfuerzos, sus grandes esfuerzos.  La juventud de nuestra época tuvo una oportunidad especial:  la de la lucha por la Revolución, la de la lucha armada, la lucha en la clandestinidad, la lucha en las montañas, las guerrillas.  

Cierto es que la juventud en esta época también ha tenido muchas tareas, muy importantes, muy nobles.  Están los jóvenes que han estado defendiendo al país durante estos años, están los jóvenes que han estado combatiendo frente a la contrarrevolución, están los jóvenes que han luchado en el Escambray, están los jóvenes que lucharon en Girón, están nuestros marineros mercantes, están nuestros pescadores (APLAUSOS), que prestan sus servicios a grandes distancias de nuestro país, que trabajan hasta tres o cuatro meses en alta mar y, en fin, muchos jóvenes.  Pero no hay duda de que este esfuerzo de la Columna Juvenil del Centenario ha sido una de las tareas más dignas de nuestra juventud en esta época.  

Ustedes se llaman la Columna Juvenil del Centenario.  Hace 100 años la juventud tuvo también una tarea muy digna y muy honrosa:  la primera guerra por nuestra independencia, que duró 10 años.  Posiblemente nadie ha sobrepasado todavía en esfuerzo lo que aquellos jóvenes tuvieron que realizar.  

Así que en cada fase de la historia de nuestro país nuestros jóvenes han tenido un gran trabajo.  Desde luego que la Revolución ha abierto un campo tan ancho y tan amplio a la juventud en todos los campos, en la defensa del país, en el estudio, en el trabajo, que —como decíamos— es una Revolución de jóvenes, es una Revolución para los jóvenes, es una Revolución en que los jóvenes tienen una posición que es fundamental.  Pero es que esta tarea del problema de Camagüey y estos servicios que han estado ustedes prestándole al país en la provincia de Camagüey, sin duda que es una de las tareas más trascendentes y más importantes de esta época.  En primer término, ¿qué otra solución puede tener el problema del país en Camagüey?  

En el pasado, cuando había medio millón de desempleados, los cortadores venían solos, por cualquier medio.  No se organizaba la salida en ningún tren, en ningún ómnibus, nadie siquiera les pagaba el pasaje para venir a Camagüey, ¡nadie!  Por los medios que tuvieran a su alcance, “boteando” en las carreteras o agarrando cualquier cosa, venían desde las distintas provincias a trabajar a Camagüey, porque era en Camagüey donde podían encontrar algún alivio al tiempo muerto.  Y venían solos.  Además, venían los hombres con lo que tenían, descalzos a veces, con una alpargata, una jaba y una mocha.  Es posible que en aquella época se cuidaran más las mochas.  Una mocha.  Se albergaban como podían, se cocinaban ellos.  

Hoy toda la organización de zafra requiere el transporte, transporte a las provincias, salidas periódicas, los aseguramientos de los albergues, el transporte al campo muchas veces cuando hay alguna distancia, la cocina y, en fin, todos esos recursos que hoy se emplean en la zafra, que la zafra no solo invierte una gran cantidad de recursos humanos, una gran cantidad de transporte, una gran cantidad de ropa, una gran cantidad de zapatos, una gran cantidad de materiales para crear un mínimo de condiciones.  

Desde luego que esas condiciones todavía son duras, pero son el mínimo de condiciones que se crean hoy, que requieren el empleo de muchos hombres y mujeres en el aseguramiento de ese trabajo.  

Las condiciones que obligaban a los hombres a venir a Camagüey de cualquier forma, para trabajar tres meses y medio o cuatro meses, han desaparecido hace ya algunos años.  Eran condiciones de trabajo virtualmente esclavo.  Los hombres eran obligados —como he explicado en otras ocasiones— por hambre, por miseria; so pena de morirse de hambre tenían que hacer todos aquellos esfuerzos para venir a Camagüey, y venían solos.  Esa es la realidad.  

Y aun así, en otros tiempos tuvieron que acudir a inmigraciones, pero ya en los últimos años no; eso fue más bien en las primeras décadas, después no, porque después había tantos cubanos sin trabajo que desde luego no hacía falta ninguna inmigración sino que venían de los distintos lugares.  Camagüey tenía poca población, pero venían de otras provincias a cortar caña, aparte de los camagüeyanos sin trabajo que se incorporaban también a la zafra.  

Al desaparecer el desempleo, era lógico que el problema fundamental lo íbamos a tener precisamente en la provincia de Camagüey, de menos densidad de población y un gran número de centrales, de condiciones sociales muy pobres.  Era lógico que la provincia que iba a tener la crisis principal para hacer la zafra era Camagüey.  Y el país no podía renunciar a la zafra, el país no podía renunciar a la zafra camagüeyana, tenía que encontrar una solución.  

Al principio se movían decenas de miles de obreros industriales, pero aparte del inmenso esfuerzo que significaba para el obrero —hubo obreros que cortaban caña en cinco y seis zafras y siete zafras en Camagüey, obreros industriales de la provincia de La Habana, por ejemplo—, era una situación que no se podía sostener así indefinidamente, aparte de lo que costaba al país en la producción industrial esa movilización de trabajadores industriales para los cortes de caña.  

Se habían ensayado distintos procedimientos hasta que surgió la idea de la Columna.  Y hay que decir que la Columna ha resuelto en lo fundamental el problema de Camagüey.  Y en estos tres años duros, difíciles, de mucho trabajo, el rol de la Columna ha sido decisivo.  

Vean ustedes:  en la zafra de 1970 algo más de 550 millones de arrobas de caña, y en esta zafra de 1971 sobrepasó los 500 millones de arrobas de caña aquí en la provincia de Camagüey (APLAUSOS).  Pero no solamente trabajó la Columna en la caña, sino que apoyó infinidad de otras actividades agrícolas y actividades industriales.  

De manera que jugó un papel decisivo en un punto estratégico fundamental para nuestro país.  

Es decir que desde el punto de vista económico, han hecho un aporte importante a la economía de nuestro país en estos años.  

Pero entendemos que la Columna no solo hay que medirla por sus resultados materiales.  Debemos señalar que estos jóvenes que en número de 16 000, algo más de 16 000, se desmovilizan ahora, y que en número de 9 000 se desmovilizarán aproximadamente en septiembre o en octubre —creo que es en octubre— y que hacen un total de 24 000, entre esos hay 6 000 operadores de equipos que aprendieron aquí en Camagüey, unos 800 trabajadores de la industria azucarera, 1 200 jóvenes que se desarrollaron como maestros de la educación obrero-campesina (APLAUSOS).  En total hay unos 10 000 jóvenes que han salido con alguna calificación.  Esto, aparte de los miles y miles de jóvenes que a pesar del trabajo, de la batalla diaria sobre todo de las zafras, cursaron estudios y pasaron a niveles superiores, es decir que se superaron culturalmente.  Y algo muy importante:  su superación política, la superación revolucionaria.  

De manera que las provincias que enviaron estos jóvenes aquí reciben ahora un contingente de 24 000 trabajadores probados, 24 000 que no desertaron, ¡que no desertaron! (APLAUSOS.)  Jóvenes probados y curtidos por el trabajo, con una conciencia política mucho más elevada, con hábitos de trabajo y de disciplina, con un muy superior nivel cultural y 10 000 de ellos con alguna calificación.  

Eso significa ahora una fuerza tremenda que se revierte hacia todas las provincias.  

De manera que el saldo que ha quedado, aparte del trabajo material en Camagüey, algo que va a tener una repercusión todavía mucho más duradera, es el desarrollo moral, el desarrollo cultural, el desarrollo técnico, el desarrollo político de estos jóvenes; esa fuerza que como una tremenda fuerza productiva, revolucionaria, moral y política regresa a las provincias de donde procedieron.  Nosotros entendemos que ese resultado de ahora en adelante va a ser a la larga todavía mucho más valioso que el inmenso esfuerzo material que ustedes han desplegado en esta misma provincia.  

Claro está que junto a estas maravillas vienen los nuevos problemas.  Viene ahora el problema del reemplazo de los 24 000 jóvenes que salen de Camagüey.  Y lógicamente, desde luego, será un reemplazo cuantitativo, pero en este primer año no podrá ser un reemplazo cualitativo.  Las ventajas que tenemos ahora es la experiencia de los cuadros de mando del Estado Mayor, la experiencia acumulada, la base material, el personal de dirección con que cuentan.  Esa es una ventaja ahora.  Pero, desde luego, toda la veteranía, toda la experiencia, todo lo que significan los jóvenes que parten después de tres años, no se puede comparar, desde luego, en calidad con los jóvenes que ingresan nuevos y que ahora tendrán que adquirir también los hábitos de trabajo, de disciplina, curtirse en el trabajo.  No se puede esperar que tengan un rendimiento exactamente igual.  

Hay otro problema:  el reclutamiento de los 26 000 que hay que reclutar, calculando algunas pérdidas siempre.  Es una tarea ardua, que requiere la cooperación de todo el país.  

Aquí tenemos los datos de los que salen en este período, que son  24 011, de los cuales para Pinar del Río regresan 708, para La Habana     1 501, para Matanzas 626, para Las Villas 4 023, para Camagüey 2 436  —esos al menos se quedan en Camagüey—, y para Oriente 14 717, ¡catorce mil setecientos diecisiete!  (APLAUSOS.)

Ahora el relevo.  De Pinar del Río ya están listos para venir 270, de La Habana 1 500, de Matanzas 230, de Las Villas 700 y de Oriente 7 600.  Hacen un total de 10 300.  

(DEL PUBLICO LE DICEN:  “¿Y Camagüey?”)  Hasta ahora está en cero.  

Ahora, ¿cuánto debe aportar cada provincia para completar los       16 500 necesarios para reintegrar a Camagüey su fuerza, las fuerzas prestadas?  La Habana 2 000 —2 000 adicionales.  Los anteriores que leí son los que ya hacen 10 300 listos para venir.  Estos se trata de los         16 500, cuánto debe aportar cada una.  La Habana 2 000, Matanzas 500, Las Villas 4 000, Camagüey 2 000, Oriente 8 000 (APLAUSOS).  

Esta es la fuerza de jóvenes que las provincias deben reintegrar o integrar a Camagüey.  

Se desmovilizan, por otra parte, 6 235, entre militantes del Partido y de la Juventud, que es una fuerza formidable.  Y Camagüey pide a cambio de este personal cualitativo que él envía, que le devuelvan por lo menos un militante cada dos que regresan, que le manden un militante.  Es decir, ellos devuelven 6 235 militantes y piden 3 000.  Ellos opinan que las provincias les mandaron las fuerzas.  Ellos han puesto algo:  han desarrollado muchos cuadros, muchos militantes, han desarrollado personal calificado.  Ellos dicen que la calificación la pusieron ellos.  

De manera que los camagüeyanos han puesto la calificación y la militancia, es decir que ellos devuelven con intereses.  Opinan que pagan con intereses.  Así que reciben cantidad y devuelven cantidad más calidad.  Ese es el punto de vista camagüeyano en este movimiento (APLAUSOS).  

Entendemos que lo que ellos plantean es justo, es muy justo.  Es una cuestión justa y, además, necesaria que las provincias deben apoyar.  Debemos tener en cuenta que las provincias reciben no solo desmovilizados de la Columna:  reciben un gran número de desmovilizados del MINFAR y del Ministerio del Interior.  De manera que el total ya este año de lo que reciben las provincias como desmovilizados de la Columna, del MINFAR y del Ministerio del Interior, es superior al total de jóvenes que ingresen en la Columna, o que ingresen en las Fuerzas Armadas y en el Ministerio del Interior.  

De manera que las provincias reciben ya este año un saldo neto de fuerzas, y entre ellas la provincia de Oriente, que ha sido abastecedora de recursos humanos, porque es una provincia grande y numerosa.  Además, con espíritu de invasores (APLAUSOS).  A los orientales los caracteriza un gran espíritu de invasores.  

Yo no me explico bien por qué cuentan que en la Guerra de Independencia los orientales no querían pasar de Camagüey.  Y cuentan que, no sé si fue en los límites de Camagüey y Oriente, la escolta de Máximo Gómez se sublevó, y creo que estuvo 10 días convenciéndolos para que siguieran.  Después ocurrieron otros problemas en Las Villas, y querían regresar.  Pero en Las Villas se juntaban dos cosas:  los orientales que no querían pasar, y los villareños que no querían a nadie allí.  

Esa es una vieja historia del regionalismo que había en las provincias.  

Después, en los finales de la Guerra de Independencia, vinieron las invasiones.  Y con las huestes invasoras de Maceo y de Máximo Gómez llegaron hasta Pinar del Río, y por fin apreciaron a aquellos bravos soldados de Oriente, de Camagüey, de Las Villas.  Y así la isla fue adquiriendo la integridad de hoy.  

Pero el problema de hoy, ¿cuál es?  ¿Acaso camagüeyanos que no quieren orientales?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡No!”) ¿Villareños que no quieren camagüeyanos u orientales?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡No!”)  ¡No!  No los quieren ahora porque no se los mandan.  Es la única razón.  Ya Las Villas no tiene ninguna esperanza de recibir camagüeyanos.  Y los camagüeyanos se ve que aprecian a los jóvenes de las distintas provincias y mucho, especialmente, a los orientales (APLAUSOS).  

Ahora, sin embargo, yo decía que no nos explicamos, porque a los orientales cada vez que les hablan de alguna movilización para algo...  Cuando nuestra guerra revolucionaria otra vez otra invasión.  Una iba para Las Villas, otra para Pinar del Río.  Y venían encantados y todos los orientales querían venir en la invasión.  

De la misma manera, cuando se habló de la organización de la Columna, un enorme número de orientales se ofreció para venir a Camagüey.  Por eso nosotros hemos sacado la conclusión de que los orientales tienen espíritu de invasores.  

Hay que decir, además, que se han destacado mucho los orientales también entre los macheteros decimillonarios.  Hay un buen número de orientales.  Porque tenemos entendido que “Mochita” es de por allá de Chivirico; Frómeta es también de por allá de la zona de Oriente; Torreblanca creo que es de Palma, y la compañera Francisca es de Guantánamo.  

Se están llevando todas las medallas los orientales (APLAUSOS).  Está bien.  No ganarán en pelota, pero lo que es en macheteros millonarios no hay quien les gane, ¡a decimillonarios no hay quien les gane.  Eso le debe haber picado a los orientales:  lo de la pelota...  

Así es que nosotros decimos que forma parte de las características, de la idiosincrasia del oriental, ese entusiasmo, ese espíritu de trabajo.  Y por eso, gracias a eso, a los recursos humanos abundantes de la provincia de Oriente...  Porque hay que tener en cuenta que Oriente tiene más de     3 millones de habitantes, y Camagüey apenas unos 800 000.  Es decir, Oriente tiene aproximadamente cuatro veces más habitantes que Camagüey, y sin embargo en capacidad de centrales azucareros se aproxima; Oriente tiene algo más.  En general tienen aproximadamente igual, un poquito menos Camagüey.  Pero tiene casi cuatro veces más población; y sobre todo tiene una abundante población joven.  

Ahora le toca a Oriente también, que recibe 14 717, hacer un aporte de estos 7 600 y reclutar 8 000 más.  

Si se tiene en cuenta los desmovilizados de las unidades militares, ellos van a recibir un saldo neto superior, independientemente de la calidad de los compañeros que regresan.  

De manera que ese es el problema fundamental ahora:  el reemplazo de los jóvenes que salen de Camagüey este año, y que requerirá el apoyo de todas las provincias, el máximo de ayuda de todas las provincias.  

Es muy importante, sumamente importante, la ubicación de los jóvenes que regresan, los desmovilizados de la Columna.  Es sumamente importante que en las provincias les sepan dar la utilización más correcta, la ubicación óptima a los compañeros desmovilizados.  De manera que todas estas aptitudes, todos esos conocimientos que han adquirido, toda esa calidad, se revierta en un aprovechamiento para el país, se revierta en un beneficio grande para el país.  

Nosotros creemos que es muy importante, muy importante, la ubicación de este personal que se desmoviliza.  

Entre otras cosas nosotros habíamos sugerido a los compañeros de la dirección de la Juventud la organización de una escuela, previa selección y consulta con los militantes de la Juventud y del Partido que desearan formar parte de esa escuela, de jóvenes que se han caracterizado por su actitud, por su espíritu; en fin, que son muchos, son miles y miles, no pueden ir todos a la escuela, y se les ha dado una posibilidad de optar para realizar estudios.  

Nosotros creemos que la Revolución tiene ahí una magnífica cantera de hombres para cualquier tarea, de hombres para las tareas revolucionarias.  Tiene una magnífica cantera que debe aprovecharse.  De manera que aproximadamente unos 1 000 jóvenes pasarán a estudiar y a prepararse, salidos de esta cantera de los 24 000 que se desmovilizan.  Y los compañeros de la Juventud han hecho una selección, y esta selección es muy importante.  Y buscar la oportunidad de seguir desarrollando a esos jóvenes es muy importante.  

Esa es una de las cosas que vamos a hacer.  

Y nosotros esperamos que en las provincias, siguiendo estos criterios, se tenga en cuenta la calidad y el valor de los jóvenes que regresan, al efecto de que los ubiquen y los empleen de la manera más útil; que no se desperdicie ni un átomo de esa energía, de esa experiencia que estos compañeros significan.  

Sobre todo hay que tener en cuenta los militantes, el gran número de militantes; miles de militantes de la Juventud y del Partido que han salido de la Columna.  

Nosotros decíamos, refiriéndonos al provecho que el país va a sacar de los jóvenes que regresan, cómo aparte del trabajo material en Camagüey, el valor en otros aspectos que ha tenido para la Revolución la Columna.  

Debemos señalar en adición a esto, en adición a las aptitudes desarrolladas, los conocimientos adquiridos, la superacción revolucionaria y política, lo que la Columna ha demostrado al país en el orden revolucionario, en el orden moral.  Nosotros podemos decir que la Columna ha constituido un verdadero triunfo moral, un verdadero triunfo ideológico de la Revolución.  Se ha demostrado lo que puede el trabajo organizativo, lo que puede el trabajo político.  ¿Y por qué?  Porque ya este año las fuerzas de más alta productividad en la zafra fueron los jóvenes de la Columna Juvenil del Centenario.  Fueron los de más elevada productividad (APLAUSOS).  

De manera que esta fuerza creció en productividad hasta convertirse en la más alta de Cuba.  La emulación, sobre todo esa emulación consigo mismo, que constituye una expresión superior de emulación, puesto que el hombre no se está midiendo con otro tanto como se está midiendo consigo mismo:  el hombre de mañana con el hombre de hoy, el hombre de hoy con el hombre de ayer.  Porque hay hombres que tienen más condiciones físicas, más facilidades para algo que otros.  Desde luego, debe existir la emulación entre compañeros, porque es una medida, porque es un estímulo, porque es una fuerza.  Pero esa emulación consigo mismo es una expresión del espíritu de superación del hombre.  Porque el hombre de hoy tiene que ser mejor que el de ayer; y el hombre de mañana tiene que ser mejor que el de hoy.  

Y cada ciudadano, cada obrero, cada trabajador, cada revolucionario, debe tener ese espíritu de superación, y tiene alguien con quien medirse, y ese alguien es él mismo, ¡ese alguien es él mismo!  (APLAUSOS.)

La emulación consigo mismo, la emulación entre compañeros, la emulación entre brigadas, el trabajo político, las fechas históricas, todos esos factores de orden moral han constituido una victoria ideológica de la Revolución desde el momento en que los macheteros de la Columna en número de más de 15 000, contabilizando la productividad promedio, comparando con la productividad de los demás macheteros, de las demás fuerzas, se ha convertido en la fuerza de la más alta productividad de Cuba (APLAUSOS).  

Poder afirmar esto constituye en realidad un triunfo ideológico de la Revolución.  ¿Cómo se ha logrado esto?  ¿Por qué se ha logrado esto, a pesar de que era una fuerza nueva, sin hábitos de trabajo?  Y esto es muy importante, muy importante.  ¿Por qué?  Porque en muchas ocasiones, en muchos centros de trabajo, los mejores no son siempre los jóvenes; en muchas ocasiones, en muchos centros de trabajo, principalmente en los centrales azucareros, la masa de mayor productividad, más seria, más cumplidora, en muchas ocasiones es el obrero más maduro, que tiene hábitos de disciplina y hábitos de trabajo.  Y los ausentismos y las irresponsabilidades y las debilidades se manifiestan en el contingente de trabajadores más jóvenes.  No todos, por supuesto, no todos, por supuesto; hay muchos con una magnífica actitud.  Pero en general, muchas de las fallas, falta de hábitos, de disciplina, se observan en los trabajadores jóvenes.  Y por eso es muy importante que nosotros veamos, estudiemos, analicemos mediante qué medios, qué resortes, qué factores, qué procedimientos han logrado llevar una masa juvenil a esos niveles de productividad.  

Claro, al lado de esto hay que tener la honradez de señalar que ya los que se fueron quedando aquí eran una cierta selección, porque ya se había autodepurado la Columna:  ya los débiles se habían marchado, los incapaces de resistir se habían marchado, y fueron quedando los de más voluntad, los de más tenacidad, los de más firmeza, los de más resistencia.  Hay que tener en cuenta ese factor, desde luego.  

En la industria por lo general no se produce esa autodepuración del personal joven, porque el trabajo no es un trabajo del tipo que tiene que realizar un joven durante estos años aquí en Camagüey y, lógicamente, hay menos depuración.  

Pero de todas formas es admirable y es interesante, muy interesante, considerar el hecho de que esos 16 000 jóvenes cortadores de caña —sin hablar aquí de los otros miles que estaban en otros trabajos— se convirtieron en la fuerza de más alta productividad de Cuba.  Nosotros creemos que este es un notable triunfo del movimiento juvenil, de la juventud revolucionaria, y un notable triunfo ideológico de la Revolución, de lo que se puede lograr, de lo lejos que se puede llegar, de lo mucho que se puede avanzar cuando vayamos dejando atrás los fallos y las debilidades de hoy.  

Claro está, todo el mundo comprende cuántas cosas necesitamos, de viviendas, de caminos, de sistemas de regadío, de industrias, de todo.  ¡Ah!, si todos fueran capaces de trabajar con esa alta productividad, si todos fueran capaces de trabajar con esa alta productividad, si todos pusieran el máximo de su esfuerzo, ¡qué rápido marcharía el país!  ¡Cómo avanzaría el país!  

Porque no hay duda de que uno de nuestros problemas es la lucha con nosotros mismos, por esa tendencia que tiene el hombre muchas veces al reblandecimiento, al debilitamiento.  Y la Revolución no habrá alcanzado sus más altos niveles morales hasta que los hombres sean capaces de hacer como hombres libres lo que en el pasado tenían que hacer como esclavos (APLAUSOS).  Cuando los hombres sean capaces de hacer como trabajadores libres mucho más de lo que en el pasado hacían amenazados por el hambre, por las miserias y las condiciones horribles de vida que pesaban, cuando no había ni escuelas para todos los niños, ni servicios médicos para todas las personas, ni jubilaciones para todos los viejos, ni aseguramiento frente a la enfermedad para todos los ciudadanos, aseguramiento frente a los accidentes para todos los ciudadanos, todas esas facilidades y seguridades sociales que hoy tiene todo trabajador en nuestro país (APLAUSOS); hasta que todos, no una minoría, hasta que todos, no una parte, sean capaces de hacer como hombres libres, como hombres dignos de una sociedad que les asegura a todos tales beneficios —que son muy pocos pueblos los que han podido alcanzarlo—, sean capaces de esforzarse y hacer más de lo que antes tenían que hacer como trabajadores esclavizados, sin ninguna de esas prerrogativas y ninguno de esos derechos (APLAUSOS); cuando hayamos logrado eso, habremos logrado un nivel superior de conciencia colectiva.  Y hoy lo hacen muchos, mas no lo hacen todos.  

Existe una vanguardia, una serie de hombres ejemplares, pero todos no lo son.  Todavía desgraciadamente unos hombres hacen una cuota de esfuerzo mayor que otros.  Y en definitiva esos trabajan para todos, trabajan para el bienestar de todo el pueblo.  Unos se sacrifican más que otros.  Y ahí está el ejemplo:  ¡La patria que están construyendo esos      24 000 jóvenes columnistas es una patria para todos (APLAUSOS), es un porvenir para todos, incluso para los que fueron débiles, los que no resistieron, los que desertaron!  

Y cuando llega la hora del esfuerzo, no están todos.  Ahora tiene que venir un reemplazo, y unos tendrán que sacrificarse más que los demás, por una razón o por otra.  En algunos casos porque hay jóvenes que están haciendo otras actividades muy importantes para el país, trabajos muy importantes, servicios muy importantes, o están estudiando, preparándose, que resulta también muy importante, esencial, fundamental para el país.  De manera que cuando se vea todos los que pueden venir ya habrá que descontar a muchos.  Pero entre los que pueden venir, cuando se hace el llamado para todos, ¿cuáles son los que responden?  Responde siempre una parte.  Y esa parece ser una ley de la historia, como en la lucha, como en las guerras.  

Ustedes recordarán en la historia de nuestras guerras de independencia:  mientras unos combatían, pasaban hambre y sacrificios en las filas del ejército libertador, los había que en la misma época y en el mismo tiempo combatían a favor de las fuerzas coloniales opresoras de nuestra patria.  También en las luchas ulteriores unos luchaban por la revolución, otros luchaban contra la revolución.  Y ahora también a una parte de los jóvenes hay que pedirles un gran esfuerzo, hay que pedirles una cuota de esfuerzo superior, en bien de todo el país.  De la misma manera en las fábricas se puede percibir eso, cómo hay obreros que hacen un esfuerzo muy superior a otros.  

Nosotros analizábamos por ejemplo el grupo de obreros que están construyendo sus viviendas, las viviendas para los trabajadores —obreros de las fábricas, en La Habana—, el esfuerzo que estaban haciendo:  los que menos trabajan, trabajan 11 horas; la mayoría trabaja 12, 13, y algunos hasta 15 horas resolviendo la cuestión de la vivienda, construyendo no las viviendas de ellos, porque eso es fácil en definitiva, que todo el que necesite una vivienda, si lo ponen a construirla...  Pero ellos están construyendo para las fábricas, independientemente de que ellos tengan o no viviendas.  Se les ve una impresionante productividad, se les ve cómo avanzan, cómo se elevan las edificaciones.  Y nosotros pensamos:  si se hiciera un esfuerzo así en toda la línea, ¡cuánto no avanzaría este país rápidamente!  

Porque el avance del país depende fundamentalmente del trabajo, esencialmente del trabajo.  Es el trabajo el que crea las riquezas materiales que el pueblo necesita.  Es el trabajo el que produce el azúcar, el tabaco, la carne, la leche, los materiales de construcción, la ropa, los zapatos, los alimentos, las medicinas, la educación, la salud.  En fin, solo es y puede ser fruto del trabajo, del trabajo presente o del trabajo acumulado.  El ingeniero que diseña una obra produce aquello por el trabajo acumulado estudiando durante muchos años; el médico que salva una vida, que realiza una dificilísima operación, es resultado del esfuerzo acumulado estudiando mientras llega ese momento; los técnicos también emplean el trabajo acumulado.  De esa forma, todo lo que tenemos, todo lo que podemos producir en un sentido u otro, solo sale y puede salir del trabajo.  

Y muchas veces tenemos una conciencia muy clara de lo que necesitamos.  Siempre alerta:  necesitamos esto, lo otro, las miles de cosas que necesitamos.  Pero muchas veces nos olvidamos de que todo eso sale del trabajo.  Si existiera una conciencia de trabajo pareja a la conciencia de las necesidades, nuestro país marcharía mucho más rápidamente y mejor (APLAUSOS).  

Y nosotros lo vemos.  En general podríamos decir:  muchos piden y pocos ofrecen.  Muchos piden esto y lo otro y lo otro y tal necesidad, una beca, y más acá y más allá, y pocos ofrecen.  Sin embargo, solo del trabajo pueden salir los bienes materiales que satisfagan nuestras necesidades.  Y hay que hacer avanzar esa conciencia del trabajo.  Y aquí, en la Columna Juvenil del Centenario, avanzó la conciencia del trabajo hasta convertirse —repito— en la fuerza de más alta productividad de Cuba en el corte de caña.  

Se están introduciendo nuevas técnicas productivas.  Con relación al propio corte de caña el sistema australiano de corte se tradujo en un notable incremento de la productividad.  Como sabemos, en el sistema australiano de corte los de la Columna alcanzaron rendimientos superiores a las 500 arrobas por jornada de trabajo; creo que fueron unas 509 arrobas por hombre al campo, si mal no recuerdo, ¡quinientas nueve arrobas!  ¿Qué quiere decir eso?  Con esa productividad, si lográramos aplicar el sistema ya a toda la caña de Camagüey —y el próximo año podremos aplicarla en una escala mayor por el número de centros de acopio que se están construyendo en esta provincia y que nos permitirá el próximo año tener ya todos los centros de acopio prácticamente, o casi todos los que podemos ubicar aquí—, cuando logremos aplicar este sistema aun sin la mecanización, 20 000 cortadores al campo del tipo de la Columna podrían promediar 10 millones de arrobas diarias, ¡diez millones!  Y como ustedes recordarán, las movilizaciones que había que hacer en Camagüey y los cálculos que había que hacer, eran del orden hace un año, hace dos años, de 60 000 macheteros, 70 000 macheteros, 80 000 macheteros en la zafra.  Calculen ustedes lo que cuesta movilizar 80 000 macheteros; las afectaciones a la economía, a la industria, para movilizar 80 000 macheteros.  Y pensar que con rendimientos de 500 arrobas, de 509 arrobas, con 20 000 hombres al campo podrían cortarse 10 millones de arrobas de caña diariamente y no harían falta prácticamente más para hacer la zafra en la provincia de Camagüey.  

El próximo año también ya vendrán un número de combinadas que se han adquirido, que se probaron este año en la provincia de La Habana y vendrán a Camagüey.  

Tendremos que seguir haciendo un esfuerzo máximo en la mecanización.  Pero el hecho de que podamos lograr con esos rendimientos hacer la zafra con 20 000 macheteros, cuando podamos aplicar ese sistema a todos los centrales, demuestra qué enorme avance con la organización y con la técnica.  De manera que si se movilizaban unos 80 000 ó 90 000 —o había que hablar de 80 000 ó 90 000 antes, ahora habría que hablar de unos 25 000 ó 30 000 macheteros en la zafra—, con esos rendimientos...  Estamos hablando de macheteros con rendimientos, con esos rendimientos de 509 arrobas.  Y es posible que esos rendimientos se puedan elevar con el sistema de corte australiano, trabajando no 15 horas ni 12 horas ni 10 horas; trabajando de siete a ocho horas diariamente.  Un cortador con ese sistema trabajando de siete a ocho horas diariamente puede sobrepasar perfectamente bien las 500 arrobas diarias.  

Ahora, para el país significa mucho desde el punto de vista económico, desde todos los puntos de vista, esta enorme reducción de la fuerza de trabajo para las zafras mientras se desarrolla el proceso de mecanización.  

Camagüey va a recibir una fuerza igual a la que se marcha en cantidad.  A los camagüeyanos será necesario pedirles también un máximo esfuerzo, ¡un máximo esfuerzo!  

Si se movilizan decenas de miles de jóvenes provenientes de otras provincias, concentrar fundamentalmente el esfuerzo de la Columna en las tareas de la zafra, el grueso de las fuerzas de la Columna en las tareas de la zafra.  Y lograr con los camagüeyanos la atención de las demás actividades en que también han estado participando los jóvenes de la Columna.  

Camagüey tiene que desarrollar la rama de las construcciones por la enorme necesidad de construcciones que tiene esta provincia.  Camagüey debe desarrollar las ramas agropecuarias, especialmente la ganadería; Camagüey debe desarrollar la producción de arroz, aunque lógicamente necesite algún apoyo de la Columna en estos años en el arroz; debe desarrollar la producción de cítricos, de piña, de viandas y de vegetales.  

Hay que hacer un estudio profundo —y ya los compañeros del Partido vienen reuniendo la información— para estudiar cómo está empleada la fuerza de trabajo camagüeyana.  Y nosotros estamos seguros de que dondequiera que se profundice, aplicando normas, se descubrirán grandes excedentes de fuerza de trabajo.  

Nosotros hemos conocido casos de excedentes de decenas y decenas de trabajadores en algunas actividades agrícolas en distintos lugares de la isla.  

En Oriente, en unas cuantas lecherías sobraban más de 100 personas.  Yo conozco muchos casos donde había 15 obreros y lo están haciendo con siete, con seis.  Apenas hay normas:  una buena organización.  Y yo estoy seguro, completamente seguro, de que si revisamos todas las actividades agrícolas ya establecidas nosotros encontramos grandes reservas de fuerza de trabajo subutilizadas.  Nosotros estamos seguros de que si analizamos profundamente todas las actividades industriales vamos a encontrar grandes recursos de fuerza de trabajo subutilizadas, incluso en los centrales azucareros de Camagüey e incluso, prácticamente en todas las industrias, en todos los servicios, con algunas excepciones.  

La provincia de Camagüey tiene 800 000 habitantes.  Es lógico que en la actividad cañera no mecanizada se reciba la ayuda de las otras provincias, sobre todo en lo relacionado con la zafra; aun cuando se haya reducido la necesidad de fuerza de trabajo mediante una mayor productividad por hombre debido a la alzadora, debido al sistema australiano de corte, debido a los centros de acopio, que a pesar de eso se reciba un esfuerzo.  

Ahora, nosotros debemos pedirles a los 800 000 camagüeyanos un esfuerzo más de normación, de organización, de racionalidad, para que las demás ramas de la agricultura y de la industria las puedan atender las propias fuerzas de Camagüey y puedan aportar los recursos necesarios para el desarrollo de las construcciones, para el funcionamiento de las industrias y para el desarrollo de las demás ramas agrícolas, no sea que Camagüey desarrolle el hábito de recibir la ayuda exterior, la ayuda exterior y un máximo esfuerzo camagüeyano.  No sé qué opinarán los camagüeyanos que están por aquella banda...  ¡Un máximo esfuerzo camagüeyano!

Nosotros estamos seguros de que hay grandes posibilidades de recursos humanos.  El país también está empleando recursos en Camagüey.  Por ejemplo, ya esta provincia tiene en este momento, con las últimas brigadas que se están organizando, creo que son 30 ó 31 brigadas de caminos y carreteras.  Había 21, y 10 nuevas que se están haciendo, que ustedes habrán visto ya los primeros vehículos por ahí, equipos modernos de gran capacidad, son 31 brigadas de caminos.  ¡Lo que significa eso para una provincia que creo que no tenía ninguna brigada de camino hace algunos años!  Cuando había que hacer un centro de acopio, se acumulaban unos cuantos camiones de aquí, corre para allá, haces el centro de acopio, haces el camino...  Para una provincia, naturalmente, muy incomunicada, que tiene además el inconveniente de que el material de mejoramiento hay que llevarlo de grandes distancias.  Y hay 31 brigadas de caminos.  

En esta provincia se están desarrollando algunos importantes planes, como el plan de Nuevitas, con una termoeléctrica grande, con una planta de cemento de capacidad de 600 000 toneladas por año, en construcción una importante industria de fertilizantes en esa misma región; se está desarrollando el plan del Triángulo Lechero, donde también se están aportando grandes recursos para el desarrollo de esa región; existe una brigada grande de construcción de presas, con la cual se está construyendo la presa de Jimaguayú en este momento; se están desarrollando grandes planes arroceros al sur de la provincia; hay grandes recursos involucrados en los planes de drenaje, que como provincia llana tenía muchos problemas esta provincia; se están organizando las primeras brigadas de construcción de viviendas en las distintas zonas.  Incluso se está organizando en la zona de Morón ya una fuerza suficiente para hacer los movimientos de tierra para la construcción de 20 ó 25 pueblos simultáneamente; se está organizando una fuerza similar de construcción de viviendas y de lecherías en el Triángulo; se va a organizar otra fuerza similar en la zona de Vertientes y Florida; se va a organizar otra fuerza similar en la zona de Nuevitas.  

Se están haciendo industrias de materiales para la construcción, molinos de piedra, lavadoras de arena, plantas de prefabricado de gran panel, plantas del sistema Sandino en todas las provincias.  

De manera que se va a disponer de los recursos materiales y de las máquinas para realmente transformar esta provincia.  

En esta provincia hay que construir decenas de miles de viviendas.  En este aspecto, desgraciadamente, hemos estado atrasados.  

La idea original era haber podido desarrollar las construcciones de viviendas durante estos tres años, darles un gran impulso.  Y en realidad ello no fue posible.  

Existía la idea de captar un número mayor de columnistas para que decidieran residir en Camagüey.  Eso, que no se hizo aquella vez; eso, que no se hizo en ocasión del primer contingente de la Columna, hay que hacerlo ahora, es obligado hacerlo ahora.  

Afortunadamente, en el segundo semestre de este año tendremos las condiciones para impulsar considerablemente los planes de construcción de viviendas.  Y vamos a darles prioridad a las áreas cañeras, puesto que nosotros con tanta caña en esta provincia, en esos lugares inhóspitos y apartados, tenemos que hacer decenas de pueblos y crear todas las condiciones para que residan allí los trabajadores cañeros.  Lo mismo tenemos que hacer en las áreas arroceras, que son inmensidades de tierras solitarias también.  ¡Hay que poblar esas regiones!  Y no se pueden poblar esas regiones si no se hacen casas, si no se hacen escuelas, si no se hacen caminos, si no se resuelven los problemas sociales.  

Con las 31 brigadas de caminos que ya va a disponer la provincia, con las plantas de construcción de viviendas, y con las máquinas que va a disponer la provincia, se puede dar un gran impulso al desarrollo social de la provincia de Camagüey.  

Pero no solo tenemos que construir en el campo.  Tenemos el área de Nuevitas, donde ha habido el gran desarrollo industrial que está teniendo lugar, y que sigue adelante, y que sin embargo hay atraso con relación a las viviendas.  

Ya es hora de organizar en la zona de Nuevitas las microbrigadas, igual que se están haciendo en otros lugares del país, para emprender las construcciones de viviendas con los obreros de las mismas fábricas que están funcionando allí, como se ha hecho en otros lugares, y tratar de lograr con ellos la organización y el espíritu de trabajo que se ha logrado en otros lugares, para resolver el problema de la vivienda.

Eso hay que hacerlo también en Camagüey, eso hay que hacerlo en los centrales azucareros.  

Pensamos que este año la zafra comience más temprano, y obligadamente para los primeros días de mayo de 1972 se haya concluido la zafra, al objeto de poder abordar todas las tareas que se producen con el final de zafra, de cultivo, al objeto de poder resolver los problemas de rendimiento de azúcar.  De manera que nosotros debemos adelantar la zafra este año además por otra razón:  por el déficit de azúcar proveniente de esta zafra, y que nos vemos en la necesidad de compensarlo en la zafra chica, antes de fin de año.  Pero, además, para evitar a toda costa que se produzcan zafras bajo las lluvias.  

Ya ustedes vieron qué magníficos rendimientos había en los meses de febrero, marzo y abril.  Habría sido preferible estar moliendo en diciembre, con ocho de rendimiento, ocho y medio o nueve, que estar moliendo en junio con cuatro y medio y cinco, en junio o en julio; de eso no hay discusión.  

Se ha mecanizado la agricultura, el transporte de la caña ya no se hace con bueyes, se hace con máquinas, hay que transitar por los campos, se emplea el sistema de la quema de caña que requiere mucha mayor rapidez entre el momento del corte y la molida.  Luego nosotros tenemos que hacer la zafra en los períodos secos.  Y cuando comiencen las lluvias, tenemos que hacer innumerables tareas:  reparación de los centrales, siembras, cultivo de las cañas, reparación de las maquinarias.  Es decir que nosotros tenemos que adelantar las zafras y evitar las zafras en períodos de lluvia.  

Este año, naturalmente, la reparación de los centrales se retardó, este año tenemos que hacer un gran esfuerzo:  comenzar la zafra temprano, la próxima zafra, y terminarla antes de las lluvias.  

Pero, además, el país emplea en los centrales azucareros, durante la zafra, aproximadamente 100 000 trabajadores.  Para la reparación de los centrales se necesitan muchos menos hombres.  Y tenemos que buscar un empleo organizado para los obreros azucareros cuando terminan las zafras.  Y hay que crear condiciones durante la seca, en las áreas cañeras y en los centrales, y reunir materiales, para con la fuerza de trabajo excedente, cuando finaliza la zafra, emplearla en construcción de viviendas e instalaciones sociales, en los centrales azucareros y en las áreas cañeras.  

De manera que tenemos un gran recurso, de miles y miles de obreros, para emplearlos también una parte del año en la solución del problema de las viviendas y las construcciones sociales.  

De manera que los camagüeyanos, junto con el esfuerzo que va a realizar el país para el reemplazo de la Columna, tienen que hacer un esfuerzo especial para que sea de ellos fundamentalmente la tarea de transformar la provincia de Camagüey.  

Actualmente se dispone de medios, de recursos, de equipos, de maquinaria de todo tipo para lograr eso, para lograr eso.  Jamás la provincia de Camagüey ha tenido tantos recursos, tantas máquinas agrícolas, constructivas y de todo tipo; jamás.  

Los camagüeyanos tienen eso en sus manos y deben adoptar la decisión y la voluntad de emplear esos recursos de manera adecuada y transformar esta provincia.  

Ahora se hizo un llamado, o más bien un llamado no, una proposición, a los jóvenes que querían permanecer, para que empezaran a construir sus propias viviendas.  Y hay 500 que después del descanso se van a incorporar a la provincia de Camagüey para construir sus viviendas en los lugares donde van a residir.  

Este es un esfuerzo que se hizo ahora, se pudo hacer al final.  Sin embargo, ya desde ahora, de los que vengan en la Columna tenemos que dedicar una parte a construir viviendas, a construir viviendas para darles oportunidad a los jóvenes de la Columna que quieran quedarse en Camagüey de encontrar un Camagüey mas desarrollado.  

Aquel se ríe.  Yo sé de qué se ríe.  El está pensando en esos lugares deshabitados, rodeados de marabú, sin una casa, sin agua, sin una escuela, sin un camino.  El Camagüey en que nosotros estamos pensando es un Camagüey diferente, un Camagüey transformado; porque si con esos recursos los camagüeyanos no transforman Camagüey entonces nosotros no sabremos qué fórmula sería posible, aunque nosotros creemos que los camagüeyanos van a transformar Camagüey.  Yo no sé si los camagüeyanos lo creen, pero nosotros lo creemos (APLAUSOS).  

Hay que hacer grandes trabajos:  construcción de lecherías, construcción de viviendas, construcciones de escuelas, construcciones de caminos, de presas, reconstrucciones de vías férreas que debemos hacer, obras portuarias, las industrias que se van desarrollando en el norte de la provincia.  Ya también se ha organizado la primera brigada para la construcción de secundarias en Camagüey.  Esta primera brigada viene para la zona de Ciego de Avila.  Son secundarias similares a las de Ceiba, de Isla de Pinos, de Guane, de Jagüey, que ustedes habrán visto que se han inaugurado recientemente.  

Habrá que hacer secundarias para todos los estudiantes de Camagüey.  Y ese es un sistema muy bueno porque combina el trabajo con el estudio, crea esos hábitos de que precisamente hablábamos de trabajo y de organización y los crea desde muy temprano, desde los 11 ó los 12 años en las secundarias básicas.  

Y ya viene para acá, se organizó la primera brigada, y antes de fin de año debemos tener por lo menos dos brigadas de construcción de secundarias básicas en las áreas de cítricos, de piñas.  

De manera que esa actividad en el futuro la pueden realizar los estudiantes de secundaria básica, como ya se empieza a hacer en otros lugares del país.  

Ustedes tienen grandes recursos, porque en 800 000 habitantes, de estudiantes de secundarias básicas, si las primarias funcionan bien, ustedes deben llegar a tener de 70 000 a 80 000 en el año 1980, no menos de 70 000 estudiantes de secundaria.  Si todos los muchachos que ustedes tienen hoy en primaria son capaces de llevarlos en una proporción alta a la secundaria básica, la provincia de Camagüey tendría unos 70 000 estudiantes de secundaria en el año 1980.  

¿Saben lo que son 70 000 estudiantes de secundaria bien instalados, bien organizados, bien instruidos, bien alimentados, produciendo?  

Baste decir que los compañeros de las secundarias básicas hacen la norma, hacen la norma de trabajo establecida por el Ministerio del Trabajo perfectamente bien.  

De manera que si ustedes piensan en perspectiva —y hay que mirar hacia el futuro— y desarrollan la educación y construyen las escuelas, ustedes todos esos planes —no digo caña, no digo arroz, no digo ganado, pero todas esas áreas de desarrollo de cítricos, de piñas, de vegetales— todo eso lo podrían atender con los estudiantes de secundaria básica.  

De la misma manera hay que decir lo que se puede hacer con el nivel superior:  los preuniversitarios y los tecnológicos.  

Hay que decir que ustedes tienen un enorme taller aquí en Camagüey de los ferrocarriles.  Eso puede irse desarrollando.  Ahí se puede llegar a establecer la posibilidad de algún instituto tecnológico en que puedan aprender la mecánica pesada, puedan participar en la producción.  

Se está construyendo hoy ya en Camagüey el tecnológico agropecuario, que está en construcción ya hace unos cuantos meses.  Ese será un avance importante, un instituto tecnológico de unos 1 200 estudiantes.  Esos 1 200 estudiantes mientras estudian pueden prestar sus servicios en todos esos planes ganaderos.  

Se está construyendo también o se va a construir el pedagógico de Camagüey.  Se empiezan a desarrollar ya las primeras facultades universitarias en Camagüey (APLAUSOS).  Tenemos ya la facultad de agronomía, que comenzó recientemente, y van a seguir desarrollándose otras facultades universitarias.  

Tendrán que desarrollar en el futuro la arquitectura.  Llegará el día en que la región de Camagüey tenga también una universidad, igual que hoy la tiene ya Santiago, la tiene Santa Clara y la tiene La Habana (APLAUSOS).  

Y eso significará mucho para Camagüey.  Ya los técnicos, los profesionales no tendrán que ir a formarse a otros lugares; se formarán aquí.  Y esos serán avances muy significativos:  la universidad, el pedagógico, el tecnológico agropecuario, las secundarias básicas en el campo, los institutos tecnológicos en las proximidades de las industrias.  

En industrias formidables como la de fertilizantes, en las proximidades puede haber un instituto tecnológico, es decir un centro de enseñanza de nivel medio superior; en los talleres de los ferrocarriles de Camagüey, en las industrias lácteas que habrá que establecer en esas regiones eminentemente ganaderas.  

De manera que si se analizan todas esas posibilidades y se aplican; si se analiza el futuro desarrollo rural, social, el futuro desarrollo de las ciudades, de Camagüey, de Nuevitas, de Ciego de Avila, Morón y las demás ciudades, sus instalaciones sociales, escolares de primaria, los institutos tecnológicos...  ¿Cuál más?  

(LE DICEN ALGO DEL PUBLICO)

¿En dónde?  ¿De qué está hablando él?  ¿Pero de qué está hablando?  Dime.  A ver, ¿qué tú quieres?  ¿Qué necesitan hacer?  

(LE DICEN ALGO DEL PUBLICO)

¡Ah!, ¿ustedes están dispuestos a hacer una escuela con trabajo voluntario allí?  ¿Están dispuestos a hacerla?  

(LE DICEN ALGO DEL PUBLICO)

Con todos los padres.  ¿Dónde está la escuela esa?  Seguro, vamos a estudiar el caso.  ¿En qué calle?  ¿En qué barrio es de Camagüey?  

Nosotros estamos alentando la cooperación y la participación de las masas.  

(LE DICEN ALGO DEL PUBLICO)

Bueno, tienen que cuidarlos para que no los maten, y tienen que hablar con los choferes para que no corran mucho allí también.  

Correcto.  Bueno, de acuerdo.  ¿Qué barrio es?  Dime el barrio.

(LE DICEN ALGO DEL PUBLICO)

No, no, la Columna no se la haga.  ¿Ustedes no ven?  Yo no dudo que ustedes la hacen, pero así no enseñan a que ellos desarrollen Camagüey.  Frente a la iniciativa del propio pueblo...  Queremos desarrollar la iniciativa camagüeyana (APLAUSOS).  

¿Qué barrio es?  

(LE DICEN ALGO DEL PUBLICO)

Previsor.  Entonces este es un hombre previsor que quiere promover un movimiento para construir una escuela.  ¡De acuerdo!  

Pero bien:  si me deja desarrollar o termina de desarrollar las ideas, pues creo que con ideas se pueden ir encontrando soluciones.  

Decíamos esto:  que Camagüey piense en futuro, que piense en futuro.  Ha costado trabajo resolver los recursos y los medios que hoy están a disposición de Camagüey, en todo sentido.  Ha costado trabajo.  Pero esos medios están aquí como no han existido nunca.  Y repito:  31 brigadas de camino.  

Yo creo que podrán resolver los problemas económicos y los problemas sociales de Camagüey.  Podrán llegar a la playita esa de Santa Lucía.  Ahora mismo había una fuerza que tiene que hacer la carretera por el norte, de Morón a Nuevitas.  El proyecto no está terminado.  Los compañeros estaban preguntando qué hacían.  Nosotros pensamos que pudieran darle, mientras tanto, un impulso y terminar esa carretera a la playa de Santa Lucía, tan apreciada por los camagüeyanos (APLAUSOS).  

De manera que ustedes tienen los medios y los recursos para desarrollar esta provincia, tienen la juventud.  

Si desarrollamos la escuela primaria, si construimos esa escuela secundaria, los jóvenes que ustedes tendrán ahí, solo en la secundaria, serán más del doble que todos los columnistas que tienen hoy aquí, ¡más del doble!  Si le añaden los tecnológicos y los centros de enseñanza media superior, tendrán ustedes no menos de 100 000 jóvenes.  Eso es casi el triple de lo que hoy tiene la Columna en Camagüey.  

Si un día se mecaniza el corte de caña, si al mismo tiempo logramos, con las facilidades de tipo social, que al final de cada promoción de la Columna una parte permanezca en Camagüey, nosotros pensamos que llegará el día en que Camagüey no necesite personal de otras provincias para atender sus actividades, para atender su economía, para realizar su trabajo.  Estamos seguros.  

Y yo creo que los camagüeyanos, como una cosa de honor, deben plantearse cuándo será ese día.  Cuándo llegará el día en que los camagüeyanos puedan hacer todo el trabajo.  

El país está dispuesto a ayudar a Camagüey, el país está dispuesto a darle prioridad en las cuestiones de las máquinas, de las cortadoras de caña.  En todo.  Lo estuvo en los centros de acopio.  El país está dispuesto a darle prioridad en la asignación de los recursos a Camagüey.  Pero durante estos 10 pasados años fue necesaria una gran movilización.  Debemos crear las condiciones para que por lo menos en una fecha más o menos lejana —más o menos lejana— los camagüeyanos puedan atender sus tareas.  

¿Qué dicen de esto los camagüeyanos?  ¿Y qué dicen los estudiantes?  Ah, ¿pero los estudiantes son los de aquella bandera?  ¿Por allí no fue por donde corrieron ahorita?  ¿Cómo fue?  

(DEL PUBLICO LE DICEN:  “¡No!”)

No.  Ellos dicen que no.  ¿Qué dice la bandera?  FEU.  La FEU de Camagüey.  

Así que, ¿qué dicen ustedes?  Creo que dicen que como siempre.  Fue lo que yo oí desde aquí.  

Ese es el compromiso, yo creo, que debemos hacer hoy.  Yo creo que el mejor homenaje que nosotros podemos hacerles hoy, en esta despedida a los jóvenes de la Columna, es ese:  planear, pensar en el futuro, profundizar, analizar, y ver como un gran honor de esta provincia el que llegue el día en que por sí sola maneje sus recursos naturales y sus industrias.  Esto requiere máquinas, productividad del trabajo, normación, organización.  Pero yo estoy seguro que pueden llegar a hacerla.  Yo estoy seguro de que le harán al país un gran servicio el día en que ya Camagüey, con sus propios recursos humanos...  Imaginamos que para esta fecha estén mucho más desarrollados ya todos estos planes de que estamos hablando.  

Tenemos estos recursos, y ustedes los tienen en sus manos.  Hay grandes necesidades de viviendas.  Ustedes tienen en sus manos resolver esos problemas de vivienda.  Por lo pronto tenemos una fábrica ya que podrá producir 600 000 toneladas de cemento.  

¿Cuándo llegará Camagüey a consumir todo ese cemento?  Nadie les está poniendo límites.  El límite se lo ponen ustedes mismos, en la medida en que sean capaces de organizarse para construir.  Tenemos recursos, tenemos medios.  Ya el límite se lo ponen ustedes, los camagüeyanos.  Esa es la realidad.  En la solución de los problemas de agua, la solución de los problemas de escuelas, de caminos, de alcantarillado, el límite se lo ponen ustedes, los camagüeyanos.  

Eso no tendrán que esperarlo de nadie sino de ustedes.  El resto del país coopera con Camagüey.  Hoy lo apoya con los recursos posibles.  El resto lo tienen que hacer los camagüeyanos.  Y eso es lo que nosotros esperamos de los camagüeyanos.  

Y eso es lo que esperamos hoy:  tomar conciencia de estos problemas, al despedir a los jóvenes de la Columna.  

Y en otra cosa no les ponemos límites a los camagüeyanos:  pueden conquistar todos los columnistas que quieran de los que vengan a Camagüey.  Pueden conquistar a todos los que quieran.  Nadie les pone límites.  Si conquistan a los 33 000, pueden conquistar a los 33 000.  Pero, óiganme, ¿cómo han tratado ustedes a los columnistas que nada más se van a quedar 500 de estos 24 000?  Hasta ahora han conquistado 500.  

(DEL PUBLICO LE DICEN ALGO)

¿Se llevan las camagüeyanas?  ¡Ah!...  Eso realmente es falta de poder persuasivo de las camagüeyanas, olvido de los intereses de Camagüey.  Así que hay que poner una condición.  A última hora hablamos con los compañeros del Ministerio de Justicia y ponemos una condición:  matrimonio con camagüeyana a condición de que se quede en Camagüey.  

(DEL PUBLICO LE DICEN ALGO)

Pero lo hacen al revés:  en vez de traer habaneras, orientales para acá, se llevan camagüeyanas.  Eso sí que no se lo agradecemos.  

Pero, bien, cuando yo digo conquistar es una conquista general, ¿no?, de todo tipo:  si les dan un buen trato, perfecto, sin matrimonio.  No me refiero solo a que camagüeyanas conquisten columnistas.  

En el desarrollo de esta provincia, en la solución de todos esos problemas sociales, ustedes tienen que brindar posibilidades estables, agradables, a muchos de los jóvenes que vienen aquí a Camagüey.  

Yo estoy seguro de que si muchos tuvieran hoy la vivienda aquí se quedaban en Camagüey.  Estoy seguro.  Porque ese es uno de los problemas que ellos tienen que resolver ahora.  Y llevará muchos años.  Pero apúrense los camagüeyanos, porque si no en la medida en que las demás provincias resuelven sus viviendas, no van a conquistar a nadie para que se quede porque le resuelvan lo del pueblo.  

Así que hay que pensar en tantas posibilidades que deben aprovecharlas ustedes.  

Es necesaria la cooperación máxima del pueblo de Camagüey con los compañeros del Partido.  Y nosotros sabemos que el compañero Acevedo está lleno del mayor amor por Camagüey.  A pesar de los dolores de cabeza que ha pasado aquí con la zafra, en Camagüey, está lleno de entusiasmo por Camagüey.  Ahora es necesario el máximo de cooperación con los compañeros de la dirección, con el compañero Acevedo y con los compañeros del Partido de la provincia.  

Y debemos decir una cosa:  la provincia cerró con broche de oro la siembra de caña de primavera y sobrecumplió el plan en 34 caballerías (APLAUSOS).  

Hay que decir que van bien en arroz, desarrollando los planes arroceros bastante bien.  Ya el año que viene tendrán una presa de 200 millones de metros cúbicos de agua; este año tienen 50 millones que ya los van a emplear en los planes arroceros.  Están marchando los planes ganaderos también, el plan del Rectángulo, el plan del Triángulo.  

Hay mucho por hacer, ¿no?  Cuando uno viene en el avión y mira para abajo es como ve el marabú que hay todavía en Camagüey, es como ve grandes áreas.  Pero poco a poco, poco a poco iremos venciendo la naturaleza y poco a poco iremos transformando y desarrollando esta provincia, de manera que sea una provincia digna de vivirse en ella.  

¿Usted es camagüeyano?  ¿Ustedes también?  ¿Están de acuerdo, verdad?  ¿Y qué creen?  Que hay recursos morales y de vergüenza en Camagüey para todo eso, ¿verdad?  

(EXCLAMACIONES DE:  “¡Sí!” Y APLAUSOS)

Yo creo que de lo que puede hacerse los jóvenes columnistas han dado buenos ejemplos.  El hecho de que tengamos más de 300 macheteros que hayan llegado a las 100 000 arrobas, el hecho de que tengamos nueve que hayan pasado de las 300 000 arrobas, eso ni soñarlo:  es una cosa verdaderamente extraordinaria.  El hecho de que tengamos unas 300 brigadas que hayan pasado del millón de arrobas y que algunas como la de Héroes de Bolivia hayan llegado a ocho millones, y la “Ignacio Agramonte” a siete millones (APLAUSOS), sin duda que son hechos muy alentadores.  

¿Cómo lo lograron estos jóvenes?  No hemos visto que sean mucho más fuertes que los demás.  Por lo menos Mochita no luce un Tarzán, y tiene 19 años (APLAUSOS).  

Y los demás compañeros como ustedes ven:  hombres de carne y hueso, 300 000 arrobas.  Desde luego, no hay duda de que se requiere resistencia física; pero algo más importante todavía:  la voluntad, la fuerza de voluntad, el valor, la vergüenza, la persistencia, la firmeza, la tenacidad, la conciencia.  

Se necesita resistencia física para cortar 100 000, 200 000, 300 000 arrobas.  Pero sobre todo se necesita conciencia revolucionaria para hacer eso.  

De manera que los columnistas nos dejan su ejemplo.  Y ejemplo verdaderamente extraordinario, ejemplo de historia.  Este machete sin duda es un machete histórico, porque en ninguna parte se cortó nunca  300 000 arrobas en el tiempo que ellos las cortaron.  De manera que este es posiblemente el primer machete que llega a 300 000 arrobas en la historia de las cañas.  Luego es un machete histórico, es verdaderamente digno del machete de los mambises, digno de los machetes del centenario.  

Entendemos que al cabo de 100 años, cuando hay hombres que han hecho ese esfuerzo, hemos visto representado aquel primer esfuerzo de los cubanos que emplearon el machete por arma, que emplearon la carga al machete como su principal maniobra contra el enemigo.  Y estos jóvenes cuando han logrado convertirse en la fuerza de más alta productividad de Cuba en el corte de caña hay que decir que han dado una carga al machete; una carga al machete digna de nuestros mambises, digna de nuestros 100 años de lucha, digna de nuestra Revolución.  

A nosotros todos nos satisface mucho poder hacer este recuento, poder ver estas cosas positivas, alentadoras.  

Y por ello podemos felicitar a nuestros jóvenes comunistas, a la juventud comunista, por este magnífico esfuerzo que ha realizado junto con ustedes.  

Felicitarlos a ustedes muy de corazón.  Expresarles el sentimiento de admiración de todo el pueblo, de reconocimiento de todo el pueblo; de admiración, respeto y reconocimiento de nuestro Partido.  

De todo corazón los felicitamos.  De todo corazón les expresamos nuestro agradecimiento.  Y de todo corazón los exhortamos a seguir siendo así, firmes, decididos, perseverantes, a hacer el máximo.  ¡No abandonar jamás el campo de batalla, no desertar jamás, no desistir jamás de los propósitos, porque esas son las virtudes que deben tener los revolucionarios!  (APLAUSOS.)  ¡Esas son las virtudes que hicieron posible la patria libre!  ¡Esas son las virtudes que hicieron posible la Revolución!  ¡Y esas son las virtudes que se necesitan para salir adelante, para vencer el subdesarrollo, para vencer el bloqueo, para hacer realidad la satisfacción de los sueños de nuestro pueblo, para hacer realidad los sueños y el programa de la Revolución!  (APLAUSOS.)

Es necesario que el ejemplo de ustedes sea divulgado.  Es necesario que el ejemplo de ustedes sea imitado.  ¡Así se hace revolución!  ¡Así se hace patria!  

¡Patria o Muerte!  

¡Venceremos!   

(OVACION)

versiones taquigraficas