7 de diciembre de 1956
- Junto a Faustino y Universo pasan el día sin moverse del cañaveral. Saben que mientras no delaten su presencia es muy improbable que los guardias se decidan a registrar el interior de los cañaverales. Fidel no ha disipado el regusto amargo que le ha dejado la dispersión y el revés sufrido hace dos días; pero su voluntad de seguir adelante, de llegar a la Sierra e iniciar la lucha siquiera con tres hombres, dos armas y menos de 150 balas, se reafirma a cada instante.
07/12/1956